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La construcción de una democracia subnacional en México
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La construcción de una democracia subnacional en México

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En este trabajo observamos a San Luis Potosí desde las disputas y contingencias que provocaron la emergencia y transformación institucional que dio lugar a la nación mexicana y a su sistema político, el régimen posrevolucionario y los días contemporáneos.
LanguageEspañol
Release dateSep 1, 2021
ISBN9786078666522
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    La construcción de una democracia subnacional en México - Javier Contreras Alcántara

    AGRADECIMIENTOS

    Todo trabajo reflexivo es una obra colaborativa a diversos niveles. En primer lugar, agradezco a Héctor Ramón Alonso Vázquez, quien como alumno —en la maestría y en el doctorado— y ahora como coautor ha compartido sus y mis inquietudes por la mirada a través del tiempo para interpretar y comprender al cambio político, en ocasiones con mayor claridad y disciplina que yo.

    A Edgar Buendía, Edgardo Leija y Jorge Zavala, mi reconocimiento y agradecimiento porque fueron piezas clave para la recolección de información valiosa para este trabajo. A Ivonne Rodríguez Azuara, Ezequiel Dávalos Faz, Antonio Kasis, Miguel Ángel Ramírez Hernández, Aracely Rodríguez Salazar y al mismo Héctor, alumnos de la MAPPP de El Colegio de San Luis, porque sus investigaciones inspiraron este trabajo.

    Agradezco también a quienes han aconsejado rutas a seguir para fortalecer la investigación: a Sergio Cañedo y Flor Salazar por la generosidad en sus conocimientos de la Historia, particularmente de la potosina y de quienes la han estudiado; a Julio César Contreras por las charlas y sus preguntas incisivas en los cubículos; a Zelen Borquez por facilitar con gran generosidad su recopilación de las leyes electorales estatales.

    A Rodolfo Flores porque sin sus esfuerzos por documentar y reflexionar el proceso de democratización estatal, en el momento en que acontecía, esta labor sería mucho más difícil. A mis colegas Hugo Borjas y Patricio Rubio, así como a quienes han estudiado el sistema político potosino, porque sus trabajos han sido insumos de la mayor importancia. A quienes desde la disciplina de la Historia han dado cuenta de los acontecimientos en San Luis Potosí y México, muchas gracias por ayudarnos a comprender.

    A Alberto Olvera, quien durante la Cátedra Institucional del Programa de Estudios Políticos e Internacionales a su cargo compartió reflexiones en los espacios formales e informales que inspiraron nuevas preguntas y pistas a seguir que han enriquecido este proyecto.

    A Santiago Carassale, quien sobrellevó las pausas al trabajo conjunto que permitieron terminar este libro, gracias por obsequiar ese tiempo. A la FLACSO México porque la libertad en la estancia sabática me abrió el tiempo para concluirlo. Al Conacyt por el apoyo a la estancia. A quienes quedan hoy como inspiraciones o colaboradores anónimos debido a mi falta de memoria: muchas gracias.

    Un agradecimiento especial a los dictaminadores de la obra que con sus comentarios orientaron nuestros esfuerzos para mejorarla sustancialmente. Muchas gracias.

    A El Colegio de San Luis y su comunidad por ser un espacio de libertad y apoyo para dar rienda suelta a las obsesiones de investigación. Al equipo de la Biblioteca Rafael Montejano y Aguiñaga, especialmente a Araceli y José Luis por su siempre sonriente disposición a brindar el apoyo para la consulta bibliográfica. Al equipo editorial por su trabajo de calidad y a sus correctores de estilo que nos hacen escribir mucho mejor de lo que en realidad lo hacemos.

    En el ámbito personal, agradezco a quienes soportan y comprenden las ausencias, el mal humor, la angustia y la ansiedad, y que son fuente de motivación y felicidad: a Paula y a Félix que están siempre conmigo, a mis padres y mis hermanos, a la familia de Paula, a mis amigos.

    Finalmente, en descargo de todos ellos, los errores y omisiones, las interpretaciones equívocas en este trabajo son responsabilidad mía.

    Héctor Ramón Alonso Vázquez

    En primer lugar, agradezco de corazón al Dr. Javier Contreras Alcántara por concederme su enorme confianza y generosidad, por permitirme participar en este gratificante trabajo de investigación y, sobre todo, por su disposición a construir juntos las ideas centrales y el espíritu de esta investigación.

    También agradezco a la comunidad de El Colegio de San Luis. El Colegio ha sido mi segunda casa a lo largo de estos inolvidables años. Mi vida académica y personal no sería comprensible sin él y la enorme calidez humana y generosidad que me ha brindado para completar mi formación hasta el día de hoy. De la misma forma, agradezco al Conacyt su apoyo, el cual hace posible que aportemos nuestra modesta parte a la construcción del conocimiento científico nacional.

    Javier Contreras Alcántara

    INTRODUCCIÓN

    LA DEMOCRACIA SUBNACIONAL

    UNA PROPUESTA PARA MIRAR HACIA LO LOCAL Y SU HISTORIA

    UNA REALIDAD DIFERENCIADA: LA VARIABILIDAD DE LA DEMOCRACIA A NIVEL SUBNACIONAL

    Una de las situaciones problemáticas que enfrenta la democracia mexicana es que, si bien el régimen político a nivel nacional se puede considerar una democracia, la organización y dinámica del sistema político en el nivel subnacional no necesariamente responde a las mismas características.

    Lo observado en México en pleno proceso de democratización marcó los antecedentes de esta dinámica diferenciada y paradójica, pues si bien durante la década de los noventa del siglo XX se señalaba que la democratización avanzaba de forma gradual e incremental de la periferia al centro1, al desarrollarse sistemas competitivos que cuestionaban los dominios locales del PRI, también se advertía que la arena de la política subnacional podría ser una fuente de inercia y resistencia a la democratización2.

    Hoy, se acepta que fue la interacción entre los contextos nacionales y locales lo que llevó al proceso de democratización3, pero también se reconoce que, en algunos casos, los espacios subnacionales y las dinámicas que ayudaron a la transición se han convertido en realidades paradójicas, huecos4, en los que aún conviven zonas autoritarias y espacios semiclientelares con espacios plenamente democráticos5.

    Las diferencias a nivel territorial6 en la competencia por hacerse de los puestos de elección, el ejercicio de gobierno, así como los valores de las élites locales dominantes y, sobre todo, los procesos de cambio y ajuste político locales, también cuentan en los procesos de democratización y pueden ser motores del cambio o resistencias que dificultan la plena instauración de la democracia —imperio de la ley y estado de derecho, rendición de cuentas, transparencia—, dando lugar a la aparición de zonas marrones7, autoritarismos subnacionales8, regímenes híbridos subnacionales9, regímenes no democráticos10, prácticas iliberales11 o patrimoniarquías12. Todas estas situaciones pueden desembocar en debilidad institucional, regresiones13, desdemocratizaciones14, o bien terminar por minar la confianza de los ciudadanos en la democracia al constatar en su vida cotidiana que, más que una democracia, se vive en la hibridez del régimen al entremezclarse funcionalmente instituciones democráticas con prácticas autoritarias15.

    Es así que en la segunda década del siglo XXI hemos visto un aumento en ejemplos que ilustran este panorama desigual, complejo, bajo el cual se desarrolla un régimen nacional que se precia de ser —en alguna medida— democrático16, y múltiples regímenes locales con variaciones importantes en cuanto a la calidad de las elecciones, deficiencias en el imperio de la ley, el respeto a los derechos humanos, la efectividad de los derechos políticos y las libertades civiles, baja calidad institucional, casos de corrupción en los gobiernos estatales, presencia e influencia del narcotráfico y control de municipios por éste, violencia generalizada, cacicazgos, amenazas a la libertad de expresión, y discrepancias entre las normativas federales y locales para el avance democrático.

    Nos encontramos ante una realidad en la que ni todos los espacios subnacionales son regímenes autoritarios, ni todos son espacios plenamente democráticos; lo que tenemos son desarrollos variados. Por ejemplo, de acuerdo con el Índice de Democracia Local de 200617 se situaba en muy alto a 5 estados; en alto a 8; en medio a 8; en bajo a 6 y en muy bajo a 5 (ver Tabla 1). A su vez, en el Índice de Desarrollo Democrático 201718, en la categoría de alto desarrollo aparecían 10 estados; en desarrollo medio 9; en bajo desarrollo 2; y finalmente, en desarrollo mínimo, 11 estados (ver Tabla 2). Y el Índice de Desarrollo Democrático de 201819 ubicaba en alto desarrollo a 9 estados; en desarrollo medio a 9 también; en bajo desarrollo a 6; y, en desarrollo mínimo a 8 (ver Tabla 3).

    Se debe señalar, sin embargo, que depende de la metodología de construcción de los índices, y de las variables consideradas, que la ubicación de los estados en las clasificaciones varíe, pero se enuncian estas tres mediciones como ejemplos de los esfuerzos comparativos para valorar el desarrollo democrático subnacional y explicitar su ubicación en estadios distintos. Esta situación destaca la importancia de enfocarse en la observación de los sistemas políticos subnacionales para conocer sus dinámicas y estar conscientes de los diversos retos que se enfrentan en el proceso de desarrollo democrático20.

    Para comprender estas diferenciaciones se debe tener presente que la democracia no sucede en el vacío; es parte de un proceso de cambio y adaptación del régimen político en sociedades localizadas en el tiempo y el espacio. Los espacios subnacionales no son la excepción a ello ni sus dinámicas se explican por las dinámicas centrales.

    Esto debe tomarse en cuenta para comprender las causas posibles de las disparidades en la profundización y calidad de la democracia entre las entidades subnacionales de un país concreto. Y si, a su vez, se revisaran los espacios municipales, las variaciones también estarían presentes.

    De ahí la relevancia de preguntarse, a profundidad, por los procesos históricos de construcción de la democracia a nivel subnacional, considerando que éstos acontecen en disputas por el poder y por la (re)construcción o (re)diseño de las instituciones que le dan vida y sostenibilidad a nuestro régimen político, de manera que las dinámicas políticas subnacionales dejen de ser puntos ciegos21, un misterio22, o vacíos23 en la comprensión del funcionamiento real de la democracia mexicana.

    NUESTRA PERSPECTIVA

    Hacemos propia, para el ámbito subnacional, y en particular para las instituciones democráticas, la tarea de realizar una arqueología del Estado y dar cuenta del:

    modo en que las instituciones estatales se han formado en distintos ciclos o periodos políticos, superponiéndose estructuras e instituciones, aprobando leyes contradictorias o paralelas, abriéndose espacios novedosos en ciertas áreas mientras que en otras subsisten prácticas nítidamente autoritarias. De esta manera, es necesario entender el fenómeno de la heterogeneidad del Estado en América Latina como un proceso histórico y como una condición que compone el escenario en que se libra la disputa por la construcción de la democracia24.

    Consideramos que, en tanto la democracia es la respuesta que se da a un problema sin resolver en una temporalidad específica25, y que el horizonte de la democracia está en constante movimiento dado su componente idealizado como horizonte de expectativa26, es importante recuperar y comprender el o los problemas particulares y concretos a los que dio respuesta la democratización, así como los conflictos que dieron lugar a las configuraciones actuales de los regímenes políticos subnacionales.

    Asumimos que el resultado específico de los procesos de democratización es producto de una disputa por la definición de una nueva forma de organizar políticamente a la sociedad, y que las huellas de esa disputa quedan en las formaciones institucionales, por lo que es rastreable.

    Consideramos que el proceso de democratización en México dista de ser homogéneo y se basa en procesos heterogéneos cimentados en los conflictos y disputas locales por alcanzar o mantener el poder. Si bien se reconoce una relación estrecha de interacción y de isomorfismos institucionales, los procesos de democratización locales poseen actores, factores, momentos de crisis, cambio y estabilidad que otorgan una dinámica y características propias a estos sistemas políticos, mismas que hoy resaltan en las paradojas que caracterizan al sistema político mexicano.

    Por tanto, desde nuestra perspectiva, la democracia realmente existente en la dimensión nacional ha sido posible por el encuentro de diversas rutas, quizá paralelas, de cambio o reordenamiento político, que han sido invisibilizadas u obviadas por el enfoque en lo nacional. De ahí la relevancia de preguntarse ¿cómo se ha construido la institucionalidad y la práctica democrática en contextos subnacionales, localizados, en el transcurso del tiempo?

    Para responder esta pregunta consideramos pertinente analizar desde el contexto subnacional los procesos de emergencia y transformación institucional para dar cauce al orden político. Para ello nos parece clave observar las interacciones entre los procesos políticos de cambio nacional con los procesos de cambio y ajuste en el contexto subnacional a través de las disposiciones legales, la relación centro-estado, la disputa electoral con el partido hegemónico, y también las prácticas del régimen previo, es decir, las herencias o tradiciones institucionales27, sin olvidar los alineamientos y realineamientos electorales.

    En este trabajo buscamos dar el paso del recuento o análisis sobre el cambio político en México28, al análisis —o quizá inclusive a las historias analíticas— del cambio político a nivel subnacional, y al análisis de la política en contexto29, donde el eje no sean solamente los resultados electorales, sino que se rescaten y se pongan a la luz las dinámicas y tiempos distintos donde el contexto moldea las configuraciones específicas que toman los sistemas políticos locales, de manera que podamos observar, de manera transversal y en la interacción entre dinámica nacional y subnacional, la construcción de la estructura, los procesos y los resultados del quehacer político.

    CONSIDERACIONES ANALÍTICAS Y METODOLÓGICAS DEL DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN30

    Cuando pensamos en los procesos de construcción institucional, particularmente en situaciones de cambio de régimen, la pregunta que aparece inmediatamente es ¿qué se construye/cambia?31 Esta pregunta se responde inicialmente, para el México de finales del siglo XX, con el proceso de transición de un régimen político centrado en un partido hegemónico a uno multipartidista y, por tanto, hacia lo nuevo que emerge.

    Sin embargo, al replantear la pregunta hacia ¿qué permanece?, movemos el foco hacia la caracterización del régimen previo y las disposiciones institucionales que lo conformaban y que se mantienen constantes pese al cambio de régimen. Este cambio de foco trae consigo más preguntas: ¿permanecen o cambian los actores?, ¿quién sí y quién no?, ¿cuáles son las causas posibles?, ¿se mantienen o cambian las reglas?, ¿todas o sólo algunas?, ¿por qué sucede así?, ¿cuáles son las situaciones que, en un momento determinado, posibilitan la permanencia o el cambio?

    Así, al preguntarnos por las características del régimen de partido hegemónico y su funcionamiento, nos vimos en la inquietud por reiterar las preguntas con respecto al régimen que éste sustituyó, lo que, en la temporalidad inicial del estudio, de las primeras décadas del siglo XXI a inicios del siglo XX, nos llevó, a la vez, hacia la exploración del siglo XIX hasta llegar al surgimiento de lo que hoy conocemos como la República Mexicana.

    Si bien se puede replicar la pregunta para ir aún más atrás en el tiempo, habría un problema de consistencia en la lógica territorial, pues la unidad subnacional de estudio no existiría en su misma forma más allá de 1824; inclusive la misma unidad nacional, la República Mexicana, no existiría más allá. Aun así, retomaremos algunos elementos relativos a la formación territorial antecedente, por ser pertinente a la investigación, en tanto nuestro caso de estudio no es en sí la unidad subnacional, sino los procesos de emergencia y transformación de las instituciones representativas y democráticas en la unidad.

    Ahora bien, debemos especificar a qué nos referimos cuando decimos instituciones representativas y democráticas, de manera que podamos establecer un marco común de entendimiento respecto de instituciones, instituciones representativas, democracia representativa y democracia liberal procedimental o poliarquía.

    Entendemos el término institución como toda regla del juego que sirve para regular la conducta humana en sociedad. Esta definición va en tono con la que propuso Douglas North32 (1990) y la empleamos porque permite viajar a lo largo de la transversalidad histórica que aquí tratamos.

    Por representación, siguiendo a Pitkin33, entendemos hacer presente en algún sentido algo que está ausente y que, sin embargo, no está presente de hecho; y por representación política entendemos actuar por otro en cuestiones sustantivas. Dejamos abierta la definición porque se puede aplicar a diversas formas de integrar un sistema representativo.

    Como en este trabajo nos enfocamos en concreto en las instituciones políticas representativas, entonces, a la par de nuestra definición básica de instituciones, entendemos a las instituciones políticas como toda regla del juego que regula el conflicto público, la gestión del poder político y el acceso de múltiples actores al poder institucional para actuar en representación de alguien más.

    Nada social o político sucede en el vacío. La democracia, tal y como la conocemos hoy, evolucionó a partir de ciertas instituciones existentes bajo otros ordenamientos o regímenes políticos, en particular de la monarquía absolutista. Las instituciones representativas (asambleas estamentales, y posteriormente los cuerpos legislativos, así como la separación de poderes y sus procesos de elección) fueron su antecedente.

    El cambio de las monarquías a gobiernos republicanos representativos se dio principalmente entre los siglos XVIII y XIX, y se caracterizó por la elección de representantes (ejecutivo y/o legisladores —Congreso—) en intervalos regulares, la independencia parcial de los representantes, la libertad de opinión pública y la toma de decisiones después de someterse a discusiones34.

    Hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX surgió la democracia representativa, teniendo como componentes centrales a los partidos políticos de masas y a las elecciones con sufragio universal —acotado a adultos varones—. Para esto seguimos de cerca la definición de democracia representativa35 como una forma de gobierno en la que las decisiones son hechas por representantes electos e implementadas por oficiales designados a quienes los representados delegan algunas de las tareas de gobierno36.

    Y para el cambio hacia mediados y finales del siglo XX, así como el siglo XXI, consideramos también una definición de democracia correspondiente a la vertiente liberal procedimental, que la entiende como

    un conjunto de reglas e instituciones que permiten la más amplia participación de la mayoría de los ciudadanos en la selección de sus representantes, los únicos que pueden tomar decisiones políticas. Dicho conjunto incluye un gobierno electo; elecciones libres en las que los votos de todos los ciudadanos tienen el mismo valor; un sufragio que abarca a todos los ciudadanos independientemente de su raza, su religión, su clase social, su sexo, etc.; libertad de pensamiento, información y expresión en todos los asuntos públicos; el derecho de todos los adultos a oponerse a su gobierno y presentarse a las elecciones; y la autonomía asociativa37.

    Optamos por seguir estas definiciones, en sentido de incremento de complejidad, para distinguir el paso de las instituciones representativas no democráticas a la adopción de un régimen representativo que no observa la centralidad de las condiciones electorales; y el paso, a finales del siglo XX, hacia la democracia liberal procedimental contemporánea o poliarquía38.

    De esta forma nos concentramos no sólo en las coyunturas históricas que moldean y hacen cambiar a las reglas del juego político en el nivel subnacional, sino en reglas políticas concretas como las reglas que regulan el cierre o apertura a la inclusión y participación política, es decir, el entramado institucional que regula la competencia por el poder político institucional entre actores a lo largo del periodo de estudio.

    Por otra parte, analíticamente, al incorporar el factor tiempo en el estudio de los procesos de cambio político reconocemos que la historia importa —al igual que importa el territorio, tiempo y espacio—. Pierson39 indica tres giros históricos en las ciencias sociales y, en particular, en la ciencia política: el primero sería el que encuentra en la historia política una forma de dar cuenta de sucesos políticos del pasado; el segundo sería el que descubre en la historia una fuente de material ilustrativo para los modelos teóricos; y el tercero es el que ve a la historia como una fuente para generar más casos para el análisis comparativo. La propuesta a la que adscribimos incorpora e intenta sobrepasar a estos tres giros para dilucidar las conexiones temporales entre eventos y explicitar los mecanismos que hacen posible el cambio y/o la permanencia de instituciones, prácticas y actores en la conformación del sistema y régimen político concreto, pero de manera que puedan ser contrastados con otros casos40.

    Ahora bien, en tanto nos interesa dar cuenta de la emergencia, persistencia y transformación institucional, nos resulta conveniente asumir una serie de principios, que retomamos del Institucionalismo Histórico, particularmente de Goodin41, Hall42, Collier y Collier43, Mahoney y Thelen44, Streeck y Thelen45, Thelen y Conran46, que utilizaremos como clave analítica para procesar la información:

    a) Existen tres formas básicas en las que las instituciones pueden surgir y transformarse en el tiempo: contingencia, evolución e intervención intencional. En todo caso real encontraremos estas tres formas en interacción.

    b) Las transformaciones producto de la intervención intencional de los agentes pueden corresponder o no con los propósitos que dieron lugar a la intervención. Así, las transformaciones pueden beneficiar a todos o a ninguno de los agentes que intervienen intencionalmente.

    c) En muchos casos, las instituciones son el resultado de actividades intencionales bajo condiciones de contingencia, intencionalidades superpuestas y errores, lo que puede dar lugar a resultados imprevistos.

    d) Las instituciones son producto de materiales heredados del pasado, por lo que son moldeadas por éste.

    e) Las instituciones son producto de coaliciones sociales o políticas compuestas de actores poderosos en la arena relevante y persisten en tanto se pueda mantener una amplia coalición de apoyo, aun si sus integrantes cambian.

    f) Las instituciones introducen y refuerzan tendencias que favorecen a determinados agentes e interacciones y que perjudican a otros, por lo que pueden preservar los desequilibrios de poder y las asimetrías incorporadas en el inicio del diseño institucional 47.

    g) La estabilidad institucional puede alcanzarse cuando: 1 ) los beneficios que provee la nueva disposición institucional pueden ser considerados como derechos; 2 ) hay una alta incertidumbre ante los efectos resultantes de una posible reforma a la institución; 3 ) la distribución del poder, producto de los resultados de la institución, privilegian a la coalición social que la creó y la sostiene, a la vez que limita el acceso a recursos de otros actores que pueden disputar el poder; 4 ) el costo de cambiar los comportamientos o arreglos derivados de la institución es muy alto; y 5 ) la complementariedad institucional hace que modificar una institución implique modificar otras instituciones y el costo se eleve. Por supuesto, en la realidad no son excluyentes unos de otros.

    h) A su vez, el cambio puede ser producido por: a) un shock exógeno que interrumpe el equilibrio; b) difusión, que lleva al isomorfismo o la convergencia institucional; c) por la entrada de nuevos actores con lógicas diferentes; d) por cambios en la distribución del poder; e) por problemas de interpretación de las reglas y su aplicación, lo que abre espacio para que los actores implementen las reglas en formas nuevas. Esto puede llevar al cambio lento y gradual o incremental, que se puede dar de cinco formas: i) desplazamiento, ii) sobreposición o adición, iii) deriva, iv) conversión y v) agotamiento.

    Estos principios orientarán nuestra observación hacia: cuándo y cómo surgen las instituciones democráticas representativas, quiénes conforman las coaliciones que las apoyan, contra qué opciones compiten, cómo alcanzan estabilidad, en qué momentos enfrentan crisis y si logran o no sobrepasarla, cuándo cambian, cómo cambian, y cómo se conforman nuevas coaliciones que apoyan el cambio.

    Para hacer posible estas observaciones, y en consistencia con el Institucionalismo Histórico, recurriremos al rastreo de procesos48 en tanto es el análisis de la evidencia sobre procesos, secuencias y coyunturas de eventos al interior de un caso con el propósito de desarrollar o comprobar hipótesis acerca de mecanismos causales que podrían explicar el caso49.

    Así, a partir de una narrativa descriptiva a profundidad se puede establecer una secuencia de los procesos de cambio e identificar actores y causas, además de generar o contrastar hipótesis y teorías. Esta decisión metodológica de privilegiar la descripción a profundidad, nos lleva a optar por el estudio de caso50.

    Para ello, el rastreo de procesos considera la revisión de la Historia, documentos de archivo, entrevistas y otras fuentes para ver si el proceso causal hipotetizado o implicado es realmente evidente en la secuencia. En el trabajo que presentamos buscamos dar cuenta no sólo de qué sucedió, sino de cómo sucedió51; para ello hacemos uso tanto de fuentes históricas primarias disponibles —leyes y documentos oficiales—, como de fuentes secundarias —bibliografía histórica para episodios institucionales y políticos específicos, periódicos y revistas locales, páginas web—, además de las estadísticas y bases de datos electorales52.

    Para guiar el rastreo de procesos a través de estas fuentes prestamos especial atención a las coyunturas críticas y al path dependence, o dependencia de camino. Las coyunturas críticas son periodos de cambio significativo que producen legados concretos53, o si se prefiere, puntos de elección donde una opción particular es adoptada entre varias alternativas54; es posible identificar cinco elementos que las componen: 1) condiciones antecedentes; 2) crisis; 3) coyuntura crítica; 4) legado, con i) mecanismos de producción, ii) mecanismos de reproducción y iii) atributos centrales del legado; 5) explicaciones rivales y 6) fin del legado.

    A su vez, el path dependence refiere a la dinámica que se genera a partir de que se toma una dirección determinada; así, con los pasos iniciales —coyuntura crítica— queda establecida una alta probabilidad de que cada paso que se da sea en la misma dirección, pues con el tiempo se hace cada vez más difícil tomar otro camino. Los procesos que permiten que exista una dependencia del camino55 son: 1) las secuencias de auto-refuerzo y las dinámicas de retorno incremental; y 2) secuencias reactivas, donde cada evento es causa de otro evento subsecuente y permite que existan procesos de reversión.

    Así, con estas herramientas hacemos el recorrido de la emergencia institucional de la representación en los finales del dominio español sobre el territorio de la Nueva España, las adaptaciones realizadas al contexto local en su operación, la dinámica seguida como república independiente para darse gobierno y, posteriormente, la organización surgida tras la Revolución y los cambios hacia finales del siglo XX; estas herramientas, en síntesis, nos permiten hacer el recorrido de la emergencia de las instituciones representativas a la transformación de éstas hacia el régimen de partido hegemónico y a la democracia representativa contemporánea.

    Todo lo anterior nos lleva a elegir observar la emergencia y transformación de la institucionalidad representativa y democrática electoral en una unidad subnacional, como estudio de caso, en una entidad que: 1) nos permita hacer el recorrido desde la conformación de México como nación independiente hasta la actualidad; 2) observe una variabilidad constante, pero con cierta estabilidad intermedia en su valoración como democracia; 3) tenga antecedentes destacados en el proceso de transición a la democracia y, no menos importante, 4) sea accesible en elementos de información a los investigadores en el estudio de caso. Con estos criterios elegimos observar la emergencia y transformación de la institucionalidad representativa y democrática electoral en el estado de San Luis Potosí.

    Este estado es uno de los que se integró en el Acta Constitutiva de la Federación en 182456, momento de constitución como nación independiente de México. A la vez, cuenta con antecedentes importantes en el periodo colonial al ser reconocido, en 1786, como Intendencia y posteriormente como Provincia57 y, por tanto, participar de la convocatoria a elegir diputado que la representase en la convocatoria a Cortes que elaboraría la Constitución de Cádiz de 1812. Ésta sería la primera experiencia de representación real en el territorio de la Nueva España.

    San Luis Potosí ha variado constantemente su ubicación en el Índice de Desarrollo Democrático. De acuerdo con el Índice de Democracia Local58 de 2006, el estado se encontraba clasificado en alto; para el IDD 2011 se ubicaba en bajo desarrollo; para 2013 lo hacía en bajo desarrollo también; para 2015 se clasificaba en desarrollo medio, lo mismo que para 2017, y en bajo desarrollo para 201859. A su vez, de acuerdo con el indicador de calidad de los órganos de administración electoral60, se encontraba para 2009 en media calidad; y, en cuanto a la percepción de calidad de las elecciones en 2009, se encontraba cerca de la media nacional, con 45.8, siendo la media de 47.461.

    En cuanto al proceso de transición a la democracia, destacan varios asuntos que permiten reconocer la relevancia de la unidad territorial: periodos de inestabilidad política relacionada con las elecciones; es el único estado donde se utiliza la segunda vuelta electoral; primer estado con un organismo local electoral ciudadanizado completamente previo a la experiencia del IFE; colonización del organismo electoral; y, finalmente, la información sobre el caso es accesible a los investigadores, además de que cuentan con un cierto conocimiento previo del mismo.

    Trabajaremos entonces a tres niveles: en un primer nivel tendremos presente la historia de la representación política en México y su correlato en San Luis Potosí; en un segundo nivel observaremos el cambio político en México en el siglo XX vinculado al cambio político en el estado, particularmente la relación centro-estados; y en el tercer nivel intentaremos generar hipótesis para comprender y explicar el cambio político en San Luis Potosí.

    El resultado se presenta en una narrativa analítica que discurre a lo largo de los seis capítulos del libro. El estudio de caso —la construcción institucional y democrática potosina de 1824 a 2018— engloba, a su vez, a dos sub casos específicos: el primero es el origen histórico e institucional del sistema político potosino hasta la ruptura hegemónica del PRI, el cual abarca del primero al tercer capítulo; el segundo versa, en términos generales, de la transformación y posterior desarrollo del sistema político potosino a partir del surgimiento de la competencia electoral efectiva, luego de la ruptura hegemónica del entonces partido en el poder.

    En síntesis, esta obra adscribe la importancia de los estudios subnacionales para comprender y explicar la emergencia y transformación institucional de la democracia en México, y para ello tomamos como unidad subnacional de estudio al estado de San Luis Potosí entre 1824 y 2018, enmarcando el análisis desde el Institucionalismo Histórico, aplicando una metodología de rastreo de procesos y prestando especial atención a coyunturas críticas y dependencia del camino. Esta pretensión integral es lo que distingue a nuestro trabajo de otros que ya han sido realizados para dar cuenta de la evolución del sistema político potosino y que se centran casi exclusivamente en los resultados electorales a partir de 1991, trabajos a los cuales les reconocemos su valor y de los que retomamos algunos elementos62.

    LA ESTRUCTURA DEL LIBRO

    El propósito de la investigación es dar cuenta de la emergencia y transformación de los rasgos institucionales, los actores y las dinámicas electorales de un sistema político subnacional a través del tiempo. Si bien nuestra pregunta central es ¿cómo se ha construido la institucionalidad y la práctica democrática en un contexto subnacional concreto en el transcurso del tiempo?, debemos señalar que las preguntas específicas que guían la estructura de este trabajo son: ¿bajo qué condiciones emergieron las disposiciones institucionales de la organización política en San Luis Potosí al surgimiento de la nación mexicana?, ¿cuáles eran y cómo se transformaron las disposiciones legales y las condiciones políticas que regían el ámbito político-electoral previo al inicio de la transformación del sistema político a finales de los años ochenta y principios de los noventa?, ¿cuáles fueron los procesos bajo los que se conformaron las autoridades electorales que llevaron ese proceso de cambio y su diseño a partir de la legislación electoral?, ¿cuáles son los resultados, en términos electorales, de esas transformaciones?, y ¿cómo se da la dinámica electoral?

    Para dar respuesta a nuestras interrogantes y cumplir con los principios expuestos en la sección anterior para el estudio de la construcción de la democracia a nivel subnacional, nos hemos dado a la tarea de reconstruir, a veces a grandes trazos, y a veces con mayor finura, la trayectoria política histórica y contemporánea de San Luis Potosí. Nuestra pretensión no es hacer historia política en sí, sino tener una cierta claridad sobre lo acontecido en el pasado reciente pero con atención a procesos de más largo aliento; es decir, recurrimos a la narración histórica como una herramienta a partir de la cual podremos estar en condiciones de realizar un análisis politológico que dé cuenta de los momentos fundacionales, los legados y las transformaciones que moldean los procesos de cambio político e institucional y sus potenciales factores causantes o concomitantes63.

    La estructura del libro responde al intento por distinguir con claridad los distintos momentos en que surgen los diversos componentes institucionales de la democracia local; aunque consideramos que estos componentes surgen en temporalidades coincidentes con algunos de los procesos nacionales, nos interesa destacar la temporalidad específica local y la lógica a la que responden, ya que son retomados para crear o fortalecer ciertas estructuras o distribuciones en el campo de poder.

    Así, en el primer capítulo nos centramos en hacer una revisión histórica de las disposiciones constitucionales y legales que rigieron la organización política y electoral durante el siglo XIX, enfocando el proceso desde el territorio del estado de San Luis Potosí; lo mismo sucede con el proceso de constitución de la nación mexicana y hasta la revolución. Es un capítulo que nos permite visibilizar, desde lo subnacional, las disputas nacionales sobre la forma del régimen político, el carácter representativo y

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