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Escribir un blog y que te lean
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Escribir un blog y que te lean

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Escribir un blog es una tarea ardua pero fascinante. Te obliga a explorar tus capacidades e intereses. Te permite iniciar un diálogo con los lectores y, si tienes éxito, conseguirás que sean los propios lectores quienes dialoguen unos con otros. En esta guía te acompañaré en el proceso de fijar tus metas como bloguero, definir un tema, redactar tus entradas, darte a conocer, crear una comunidad... En definitiva, voy a compartir contigo lo que sé sobre cómo escribir un blog para que puedas crear el tuyo y darlo a conocer o llevar al siguiente nivel uno que ya has creado.

LanguageEspañol
Release dateJan 8, 2021
ISBN9781005337810
Escribir un blog y que te lean
Author

Alberto Bustos

Alberto Bustos es profesor titular de Didáctica de la Lengua en la Universidad de Extremadura y doctor por la Universidad Carlos III de Madrid. Publica desde 2007 el Blog de Lengua con el objetivo de hacer accesible el conocimiento lingüístico. Está convencido de que el conocimiento es una fuerza capaz de cambiar el mundo.

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    Book preview

    Escribir un blog y que te lean - Alberto Bustos

    Introducción

    Este libro es una guía con la que te voy a acompañar en la ardua tarea de publicar un blog. Está escrito para que hable de manera diferente a diversos tipos de lectores.

    Si estás a punto de dar el salto, voy a estar a tu lado durante todo el proceso. Me vas a tener ahí alentándote y ofreciéndote el apoyo más urgente para poner en marcha la maquinaria. Si tu blog ya está funcionando, te voy a aportar información práctica, basada en la experiencia, que a mí me ha servido a lo largo de los años para publicar el Blog de Lengua. Espero que te ayude a llevar el tuyo al siguiente nivel. Créeme: hay mucho que puedes hacer para darle un impulso. Y si ya eres un bloguero experimentado, tu lectura se convertirá en un diálogo de tú a tú con el que verás confirmadas algunas de tus intuiciones, pero que también te servirá para descubrir que la perspectiva que aportan los ojos de otra persona puede ser una ayuda inestimable: todos tenemos puntos ciegos, pero los de cada uno son diferentes.

    Como lingüista me he dedicado durante décadas a observar las palabras desde todos los ángulos, a formarme una idea cabal de su origen, de su significado, de cómo encadenarlas para formar frases con sentido y cómo organizar esas frases en textos que sean capaces de decirle algo al lector. Como profesor de Didáctica de la Lengua mi tarea consiste en enseñar cosas tan básicas como la manera más efectiva de escribir. Todo esto me ha ayudado sin duda a la hora de dar forma a este libro. Sin embargo, si algo me ha servido de verdad en este intento es mi condición de bloguero. Solo me siento autorizado para escribir sobre cómo sacar adelante un blog porque he vivido en mis propias carnes las dificultades que encierra este reto y porque también he descubierto los placeres y las recompensas que aguardan a quien se atreve a dar el paso.

    En el verano de 2007 me surgió la idea de hacer algo diferente. Quería compartir mi conocimiento lingüístico más allá de las aulas. Durante mi trayectoria como profesor había ido generando toda una serie de materiales didácticos que se apilaban en carpetas de papel y en sus equivalentes electrónicos. Sin embargo, cuando me paraba a pensar en ello, me sentía insatisfecho. No conseguía sacudirme la molesta sensación de que aquella forma de hacer las cosas no estaba a la altura de los tiempos. Me parecía que a todo aquello se le podría sacar mucho más provecho si estuviera a disposición de la gente, si yo fuera capaz de hacerlo llegar a quienes lo necesitaban y se interesaban por ello. Así empezaron a surgir, un poco a trompicones, los primeros artículos del Blog de Lengua.

    Para mi sorpresa, estos encontraron una magnífica acogida entre un público bastante más amplio de lo que me había atrevido a imaginar. Con los años el número de lectores ha ido creciendo sin parar. Y sin embargo, no es esto lo más valioso, sino el entusiasmo de la gente con la que he ido entrando en contacto a través del blog, del correo electrónico y también de las redes sociales.

    Profesionalmente, lo más importante ha sido cómo el Blog de Lengua me ha obligado a cambiar de perspectiva. El diálogo con los lectores me ha llevado a reconsiderar qué es lo verdaderamente relevante en mi disciplina. Cualquiera que comparta sus conocimientos o creaciones a través de un blog va a vivir esta experiencia. El contacto con personas que comparten la pasión por un tema le va a cambiar.

    Antes de ponernos en marcha, me gustaría hacerte una confesión. Lo que cuento en estas páginas es sobre todo la historia de mis errores. Mi esperanza es que tú no tengas que tropezar donde lo hice yo. Lo que vas a leer es la historia de un lento aprendizaje, frustrante a veces, pero que no deja de sorprenderme y enriquecerme a diario. Precisamente en las equivocaciones y en la toma de conciencia que provocan es donde reside el valor del proceso.

    No te lo pienses más. Si aún no lo has hecho, lánzate hoy mismo. Empieza a publicar. Me tendrás a tu lado.

    PARTE I

    ESCRIBIR

    ¿Quién se puede llamar escritor?

    Escritor es quien escribe. ¿De qué? ¿Dónde? ¿Cómo? Eso ya tiene menos importancia.

    Si te interesa esto de escribir, habrás oído hablar de un tal Cervantes. Cervantes llevó una vida más bien desdichada. Todo lo que intentaba le salía mal, incluida la literatura. Se pasó años y años corriendo en pos del éxito, pero el éxito se mostraba esquivo. Lo intentó con La Galatea, una novela pastoril. No lo consiguió. Probó suerte con el teatro, pero sus entremeses pasaron por los escenarios sin pena ni gloria. Tampoco su poesía logró el eco que él esperaba.

    Cuando por fin logró tocar el éxito, ya con 57 años, fue gracias al Quijote y eso fue el colmo. El Quijote no se sabía muy bien lo que era. Literariamente no era nada. No encajaba en ninguno de los géneros conocidos y apreciados en su época. Para que nos hagamos una idea, era una especie de charlotada, una obra ridícula que entretenía a la gente y poco más. El sueño de Cervantes era conquistar la fama haciendo literatura con mayúsculas; por ejemplo, con una novela bizantina como el Persiles, obra publicada después de su muerte y hoy ya prácticamente olvidada.

    Y, sin embargo, el público adoraba el Quijote. Hoy sabemos que esa ocurrencia de Cervantes es la primera novela moderna y se considera a su autor uno de los mayores genios literarios de su tiempo. Creó un molde nuevo que se iba a convertir en un cauce privilegiado de expresión para las inquietudes del hombre moderno. Pero eso Cervantes no lo sabía en 1605 y se tenía que conformar con un triunfo sin prestigio, que le daba la fama, pero le quitaba la gloria.

    Hoy todo lo que se publica en Internet, empezando por los blogs, se encuentra en una zona de sombra comparable a la del Quijote en su día, pero probablemente esa es la penumbra que precede al amanecer. Esas publicaciones todavía no cuentan porque no han encontrado acomodo en la estimativa, porque no han tenido tiempo para hacerse su lugar en el canon. Pero lo que hoy no es nada mañana será algo. Y entonces serán muchos los que lamentarán no haberse lanzado en su momento a experimentar con esta nueva forma de escribir y publicar.

    Lo importante es escribir textos que merezcan la pena. Lo que hoy es inclasificable puede convertirse algún día en la medida de todas las cosas. Quien hoy es bloguero mañana será escritor.

    Si hay algo dentro de ti que te empuja a escribir, si no tienes más remedio que escribir, escribe. Escribe guiándote por lo que piensas tú, por lo que te dicen tu cabeza y tu corazón, no por lo que va a pensar la gente ni por el soporte en que se va a publicar. Y si quieres, para confirmar o desechar tus dudas y tus esperanzas, pregunta a un puñado de personas con nombres y apellidos. Dales tu texto y pídeles opinión.

    No pienses que esto va solamente con quienes se sientan delante del ordenador con aspiraciones más o menos literarias. Escritor es quien escribe. De qué, dónde y cómo es secundario.

    El éxito de un escritor

    El éxito de un escritor no se mide por el número de lectores. De hecho, el éxito resulta, cuando menos, difícil de cuantificar.

    La cuestión no es si te leen cincuenta, mil o doscientas mil personas. Lo importante es congregar una comunidad, un núcleo que se interese por lo que escribes, un grupo de personas con las que puedas entablar un diálogo. Si consigues que se acerquen a ti doscientos, cien o cincuenta seres humanos con quienes puedas hablar de manera sincera y personal, ya habrás logrado tu objetivo como escritor y te sentirás satisfecho. Y más importante todavía: si consigues que el diálogo se mantenga en tu ausencia, que esas personas establezcan una conversación las unas con las otras y que salgan a buscar más seres humanos con los que prolongar el intercambio, habrás conseguido que tus ideas sean mayores de edad.

    Internet es un gigantesco ingenio creado para conectar. En apariencia conecta ordenadores, pero en realidad lo que vincula son mentes. Conecta a tus lectores contigo y los conecta a ellos unos con otros. De esta forma, nos devuelve a los tiempos anteriores a la imprenta, a las conversaciones que mantenía Platón con Aristóteles en la Academia, a las que este sostuvo después con sus propios discípulos en el Liceo.

    El éxito no va a consistir en que alguien te señale con el dedo y diga que eres muy bueno. Eso nunca fue verdadero éxito. En el mundo de comunidades distribuidas por todo el planeta que se va configurando gracias a Internet cada vez va a costar más trabajo mantener esa ficción. Los señaladores van perdiendo la credibilidad y los señalados, si no tienen otra cosa que ponerse, se quedan vestidos con el traje nuevo del emperador.

    Cuidado, me refiero a un señalar interesado, el que tiene por objetivo engrasar las maquinarias de la industria, mantener en marcha las cadenas logísticas, el que sirve para impulsar las ventas de un producto. No estoy hablando de quien señala desinteresadamente, sobre todo si se hace con conocimiento, con causa y por convicción. Ese va a ser más necesario que nunca, pero habría que estudiar más despacio dónde se tocan y dónde se separan éxito y reconocimiento.

    Por supuesto, el éxito tampoco se mide en dinero. Eso, si llega y para quien llega, es una recompensa, pero no es el éxito.

    Al final, Internet hace posible un éxito más cercano que el de la imprenta y lo pone al alcance de más personas, aunque quizás sea al precio de alejar las recompensas.

    Ser el mejor

    Sí, pero ¿en qué?

    El camino más directo para que tu mensaje se difunda en Internet es ser el mejor. Puede parecer complicado, pero todo depende de cómo lo miremos. ¿Podrías ser la mejor bloguera del mundo? Difícil, difícil... ¿Podrías ser la mejor bloguera del mundo en lengua española? Sigue estando complicado. ¿Te ves en condiciones de crear el mejor blog de literatura del mundo escrito en español? El nivel sigue estando alto, pero ya va habiendo posibilidades. ¿Y qué me dices del mejor blog de literatura infantil escrito en español? A lo mejor por ahí empezamos a ver la luz.

    De lo que se trata es de encontrar una parcela donde no tengas rival. Hay una forma de hacerlo que te garantiza el fracaso y otra que no te garantiza nada. La forma que no lleva a ninguna parte es preguntarte qué le puede gustar a la gente o, peor todavía, con qué puedes ganar dinero. Si lo haces así, te acabarás quemando y no llegarás a ninguna parte.

    La forma que no te lleva de cabeza al fracaso, aunque tampoco te garantiza nada, insisto, consiste en preguntarte qué es lo que te gusta a ti o, más que eso, qué hace latir tu corazón, a qué te puedes dedicar horas y horas sin sentir cansancio, qué es lo que verdaderamente te apasiona en esta vida. Si tienes un tema así, lánzate de cabeza; lo demás vendrá por añadidura.

    Voy a poner un ejemplo concreto y real, que es la mejor forma de que se entienda esto. Hay un blog divertidísimo que se titula Yo Fui a EGB. La EGB era la Educación General Básica, el sistema de escuela primaria que estuvo en vigor en España en los años setenta y ochenta. El blog está escrito por dos amigos, Javier Ikaz y Jorge Díaz, que reviven los juegos, películas, canciones, etc., que despertaban su pasión cuando eran niños y que los unen con quienes fueron niños en este país al mismo tiempo que ellos.

    Para escribir este blog no son necesarios grandes conocimientos técnicos, pero sí haber nacido en el momento adecuado. Si un mozalbete de 18 años quisiese

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