Quirino Cristiani: Dibujos animados bajo la Cruz del Sur
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Durante muchísimos años a la mayoría de las obras dedicadas a reseñar la historia del cine, y más concretamente el cine de animación, ignoraron que los primeros largometrajes de animación, tanto mudos como sonoros, se realizaron en Argentina, y gracias a una misma persona: el ítalo-argentino Quirino Cristiani.
Cristiani fue una figura relevante, aunque desconocida para el gran público, en el cine de animación, ya que en 1917 realiza "El apóstol" el primer largometraje con dibujos animados de la historia donde se satirizaba al presidente argentino de la época, Hipólito Yrigoyen.
En 1931, logra otro hito en el cine de animación mundial, también desconocido por la mayoría, al estrenar "Peludópolis", un largometraje de animación sonoro, el primero en el mundo. Su labor fue reconocida por Walt Disney quien quiso contratarlo para sus estudios.
Estos hechos, durante mucho tiempo ignorados por los grandes centros difusores de cultura, cobran una dimensión realmente notable si se tiene en cuenta que Argentina no fue un país pionero en materia cinematográfica y menos aún en animación. Este trabajo es una aproximación a la labor de Cristiani y sus esfuerzos por construir una industria de animación nacional.
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Book preview
Quirino Cristiani - Daniel Marcelo Sierra
Quirino Cristiani
Dibujos animados bajo la Cruz del Sur
Daniel Marcelo Sierra
Contenido
Introducción
1. Llegada a la Argentina
2. Inicios en la ilustración
3. El apóstol
4. Sin dejar rastros
5. Surgen competidores
6. Cristiani el ilustrador.
7. Cristiani publicista
8. Heliópolis
9. MGM y expansión de negocios
10. Peludópolis
11. El mono relojero
12. Disney conoce a Cristiani
13. Últimos trabajos
14. Sus últimos tiempos
15. Conclusiones
Bibliografía
Introducción
El cine de animación se ha transformado en una lucrativa rama dentro de la poderosa industria cinematográfica. Pero generalmente se desconoce el origen de los primeros largometrajes de este género. Dada la trascendencia e impronta cultural de las producciones estadounidenses (y en menor medida de las europeas) se supone que los primeros largometrajes animados son de ese origen.
La historia del cine, al igual que muchos otros aspectos de nuestra cultura, es escrita por los países culturalmente hegemónicos, es decir Estados Unidos y Europa. Por eso muchas realizaciones, filmes y logros que no pertenecen a esos ámbitos geográficos son prácticamente desconocidos o ignorados. Uno de los tantos ejemplos de etnocentrismo cultural.
Durante décadas la mayoría de las obras dedicadas a reseñar la historia del cine, y más concretamente el cine de animación, ignoraron que los primeros largometrajes de animación, tanto mudos como sonoros, se realizaron en Argentina y además gracias a una misma persona: el ítalo-argentino Quirino Cristiani.
Este hecho, por mucho tiempo ignorado por los grandes centros difusores de cultura, cobra una dimensión realmente notable si se tiene en cuenta que Argentina no fue un país pionero en materia cinematográfica y menos aún en animación, ya que los méritos de los primeros rudimentos en esta técnica le corresponden al francés Emile Cohl y a algunos dibujantes estadounidenses, como John R. Bray.
Cristiani fue una figura relevante, aunque desconocida para el gran público, en el cine de animación, ya que en 1917 dirige El apóstol el primer largometraje con dibujos animados de la historia donde se satirizaba al presidente argentino de la época, Hipólito Yrigoyen. El mérito de Cristiani no es solamente el de haber comandado la realización de este filme, sino el de ser también el creador de una novedosa técnica de animación: la de figuras de cartón articuladas que se fotografiaban cuadro por cuadro.
No contento con su trascendental aporte a la cinematografía mundial, en 1931, logra otro hito en el cine de animación mundial, lamentablemente también desconocido por la mayoría, al estrenar Peludópolis, un largometraje de animación sonoro, el primero en el mundo. Su labor fue reconocida por Walt Disney quien quiso contratarlo para sus estudios.
Este trabajo es una aproximación a la labor de Cristiani y a sus esfuerzos por construir una industria de animación nacional. Pero también es una invitación a la reflexión sobre como conservamos nuestros bienes culturales y las dificultades para establecer una industria cinematográfica de características nacionales en países periféricos.
1. Llegada a la Argentina
La historia de Quirino Cristiani se inicia un 2 de julio de 1896 en el apacible pueblo de Santa Giulietta ubicado al norte de Italia. El lugar era conocido por sus vinos. Nació en la casa municipal donde Luigi Cristiani, su padre, ejercía como secretario del comunal. Tras divergencias por unas obras públicas con el alcalde de Santa Giulietta, el conde Felloni, Luigi Cristiani decide abandonar el pueblo junto a su esposa y cuatro hijos (Quirino era el menor) y establecerse en Pavia donde se instalaron cerca de la basílica de San Michele.
Como muchos de sus compatriotas Luigi se vio tentado de hacer fortuna en la por aquel entonces promisoria América, e invirtió sus ahorros en un pasaje hacia Argentina. Partió solo prometiendo a su familia que una vez establecido les enviaría los pasajes para reunirse en aquel lejano país de Sudamérica. En efecto, en la primavera italiana de 1900 envió los pasajes en barco a su familia para que se reuniesen todos en Buenos Aires. La familia partió el 8 de abril de ese año