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Historia de famosas canciones cubanas
Historia de famosas canciones cubanas
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Historia de famosas canciones cubanas

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About this ebook

La música es una de las artes más consumida por los pueblos desde la antigüedad hasta nuestros días y con ella también apareció la canción. Ambas
manifestaciones artísticas son un deleite para los oídos. Este libro trata de la historia de las canciones más emblemáticas y famosas de la música cubana, sobre todo de aquellas que han trascendido en el
LanguageEspañol
Release dateOct 21, 2020
ISBN9789593140577
Historia de famosas canciones cubanas
Author

Rafael Lam Marimón

RAFAEL LAM (La Habana, 1946). Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Es el cronista definitivo, de esos que ya no se fabrican. A sus pasmosos conocimientos teóricos sobre la música popular y acerca de la historia habanera, se unen los de la pequeña historia, esa que a veces no se escribe pero se trasmite a voces. Al rescatarla de la memoria de la gente y apresarlas en sus cuartillas apresuradas, Lam ayuda a que esa pequeña historia perviva para la posteridad. Él se define como un cronista de lo urbano, tanto de la música como de los lugares de la ciudad y de su gente. Entre sus libros se encuentra La Bodeguita del Medio, la historia de ese célebre restaurante habanero; y en Tropicana sintetiza la de uno de los cabarets más importantes del mundo, desde su apertura, en los años 30, hasta hoy. Está próximo a aparecer otro libro suyo: Van Van, la leyenda, recuento profusamente ilustrado, de las peripecias de esa orquesta insignia de la música cubana y de la vida de su director Juan Formell. Lam es un trabajador infatigable. Se preocupa más por el artículo periodístico o el comentario radial –lo inmediato– que por el libro, que podría perdurar. Así, casi todos sus títulos se mantienen inéditos o en proyecto. Entre ellos se destaca Benny Moré, el rey, sobre el legendario cantante y compositor cubano, en suma, dice Lam, el resumen del arte musical en la isla, símbolo de la música callejera y folclórica y de la descarga bohemia. Nadie que lo vio actuar quedó indiferente; lo llenaba y contagiaba todo: es el espejo musical de la música.

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    Book preview

    Historia de famosas canciones cubanas - Rafael Lam Marimón

    Edición y corrección: Neyda Izquierdo Ramos

    Diseño, ilustración y maquetación: Marcel Mazzorra Martínez

    Conversión a E-book: Rafael Lago Sarichev

    © Rafael Lam, 2020

    © Sobre la presente edición:

    Ediciones Cubanas, 2020

    ISBN: 978-959-314-056-0

    Sin la autorización de la editorial Ediciones Cubanas queda prohibido

    todo tipo de reproducción o distribución del contenido.

    Ediciones Cubanas Artex SA.

    5ta Ave. esq. a 94, Miramar, Playa, La Habana, Cuba.

    E-mail: editorialec@edicuba.artex.cu

    Tel.: 7204 5492, 7204 3585 y 7204 4132

    Sinopsis

    La música es una de las artes más consumida por los pueblos desde la antigüedad hasta nuestros días y con ella también apareció la canción. Ambas manifestaciones artísticas son un deleite para los oídos.

    Este libro trata de la historia de las canciones más emblemáticas y famosas de la música cubana, sobre todo de aquellas que han trascendido en el tiempo. Comienza con Siboney, creada sobre 1821, el Himno Nacional, comprendido dentro de las canciones patrióticas y así hace un recorrido por todos los géneros musicales como: la música campesina, el bolero, la Nueva Trova, el rock, la salsa. De cada una de las letras nos habla del autor, el intérprete, cuando se grabaron, en que disco están, además de contar anécdotas narradas por los protagonistas de esta suerte de historia musical.

    Las canciones dedicadas a La Habana tienen un capítulo especial, con algunas sus canciones de barrios habaneros y sociedades.

    En esta recopilación que nos ofrece el autor nos muestra las dotes de los creadores cubanos. Ellos exponen aquí el verdadero rostro de un país a través de sus canciones donde también están reflejados muchos de los acontecimientos importantes de la vida por medio de estas melodías y letras que expresan emociones, sentimientos, experiencias compartidas.

    Gracias a Lam por este regalo de la historia de las canciones cubanas más famosas.

    Índice

    Sinopsis / 4

    Introducción / 9

    La canción popular / 13

    Valoraciones sobre la canción / 15

    La canción cubana / 17

    ¡Cuba qué linda es Cuba! / 18

    Canciones patrióticas / 23

    Definiciones / 24

    Himno Nacional de Cuba. La bayamesa / 26

    El Himno Nacional / 29

    La bayamesa de Céspedes, Castillo y Fornaris (1851) / 30

    La bayamesa de Sindo Garay (1918) / 33

    La bella cubana / 36

    Himno invasor / 37

    Historia / 38

    General Enrique Loynaz del Castillo / 39

    El mambí / 42

    Canción del siglo XX / 50

    Corazón / 50

    El manisero / 51

    Sobre El manisero / 54

    ¿Quién era Moisés Simons? / 55

    Marta / 56

    Quiéreme mucho / 57

    Cecilia Valdés / 59

    Siboney / 60

    La comparsa / 63

    Como el arrullo de palma / 65

    Estás en mi corazón / 66

    Babalú / 67

    Guajira guantanamera / 68

    Tropicana / 72

    Música campesina / 75

    Junto a un cañaveral / 75

    Un paraíso es mi Cuba / 77

    La sitiera / 78

    El amor de mi bohío / 79

    Nuestras hermosas campiñas / 80

    El madrugador / 81

    Al vaivén de mi carreta / 81

    Amorosa guajira / 84

    El arroyo que murmura / 85

    Yo soy el punto cubano / 86

    A Santa Bárbara / 88

    Habanera ven / 90

    Tiene sabor / 93

    Canta la vueltabajera / 95

    Tristezas / 96

    Una rosa de Francia / 97

    Boleros / 100

    ¿Y tú qué has hecho? / 101

    Pensamiento / 102

    Aquellos ojos verdes / 103

    Longina / 105

    Mamá Inés / 107

    Las perlas de tu boca / 109

    Lágrimas negras / 110

    Uno, dos y tres / 112

    Échale salsita / 113

    Un brujo en Guanabacoa / 116

    En Guantánamo / 118

    Mata Siguaraya / 120

    ¿Dónde están los cubanos? / 121

    Los muñequitos / 122

    La gozadera / 123

    Dos gardrenias / 124

    Nosotros / 125

    Quizás, quizás, quizás / 128

    La vida es un sueño / 129

    No puedo ser feliz / 132

    Esperanza / 134

    Tu voz / 136

    Si te contara / 136

    Buscando la melodía / 138

    Llanto de luna / 139

    Inolvidable / 139

    La rosa roja / 140

    A mi manera / 141

    Veinte años / 142

    Vivir de los recuerdos / 143

    La última noche / 144

    La noche de anoche / 146

    Si me pudieras querer / 148

    Contigo en la distancia/ 148

    La gloria eres tú / 150

    Hasta mañana vida mía / 150

    No serás de mi / 151

    Humo y espuma / 152

    Total / 153

    Mil congojas / 154

    Comprensión / 155

    El amor se acaba / 156

    Deuda / 157

    Los aretes de la luna / 158

    Vendaval sin rumbo / 159

    No te burles / 160

    Con mi corazón te espero / 160

    Tú me acostumbraste / 162

    Cómo fue / 163

    Cosas del alma / 164

    Mentiras tuyas / 165

    Tú me sabes comprender / 166

    Palabras / 167

    Añorado encuentro / 168

    Ya no alumbra tu estrella / 171

    Aquí de pie / 172

    Canta lo sentimental / 173

    En el balcón aquel / 174

    Nuestras vidas / 175

    Frutas del Caney / 176

    Cuando calienta el sol / 177

    Otro amanecer / 179

    Pensar en ti / 180

    Chan chan / 183

    María Cristina / 185

    La engañadora / 187

    El bodeguero / 188

    El baile suavito / 189

    Reina rumba / 191

    La esquina del movimiento / 192

    El himno de la Revolución / 194

    Hasta siempre Comandante / 197

    La Lupe / 198

    Cuba, que linda es Cuba / 200

    Bachiana / 201

    Cuando el sol / 202

    Espontáneamente / 204

    El yerbero moderno / 205

    Rumba como quiera / 206

    La caminadora / 207

    Tabaco verde / 209

    Habano / 211

    La Nueva Trova / 213

    Pequeña serenata diurna / 213

    Pablo Milanés / 215

    Para vivir / 216

    Cuba va / 218

    Acuérdate de abril / 219

    Mariposa / 221

    Diálogo con un ave / 222

    No olvides que una vez tu fuiste sol / 223

    Como una campana / 225

    Regrésamelo todo 225

    Sembrando para ti / 227

    Guillermo tell / 228

    Canciones a La Habana / 231

    Habana / 231

    Hoy mi Habana / 232

    Hermosa Habana / 233

    Sábanas blancas / 235

    Habaname / 236

    Havanization / 238

    Buena vista en guaguancó / 240

    Rock. Nueva canción. Canción alternativa / 241

    No me quieres / 241

    Gato / 243

    Ese hombre está loco / 243

    La evolución / 245

    Bailando / 246

    Habana abierta / 249

    Cuando salí de La Habana / 254

    Salsa bailable / 255

    Soy todo / 256

    Esto te pone la cabeza mala / 257

    Somos lo que hay / 257

    El tren se va / 259

    Azúcar / 261

    Yo se que tu sabes que yo se / 263

    La expresiva / 264

    Córranse ahí caballeros / 266

    Mi salsa tiene sandunga / 267

    La celosa / 269

    Ya no hace falta / Tú eres un barco / 270

    El son de la madrugada / 272

    ¿Y qué tu quieres que te den? / 273

    Llegó la música cubana / 275

    Locos por mi Habana / 277

    La bola / 279

    Somos lo que hay / 280

    La especulación de La Habana / 283

    Gozando en La Habana / 285

    Esto si sabe a Cuba / 287

    Guajiro natural/ 289

    Me dicen Cuba/ 291

    Con mi ron Havana Club / 293

    La pachanga / 294

    Yiriyiribón / 295

    Palabras finales / 298

    Sobre el autor / 300

    A mis hijos, Zenia Alarcón, Fania y Daniel,

    junto a su mamá Llamely González Quesada.

    Introducción

    Las canciones, son un verdadero espejo de la vida del pueblo cubano; llena de máximas y de recuerdos, es como un bajo cifrado de la identidad cubana.

    Este libro de famosas y antológicas canciones fue una idea que siempre tuve en mis planes, muchas historias de estas las he publicado ya. En la década del noventa, la especialista Rosa Marrero de la editora José Martí, me pidió un cancionero dedicado a la música bailable, que incluyera canciones del boom de la salsa cubana, al final no pudo concretarse el proyecto.

    El impulso final para que escribiera este libro, fueron unas viñetas tituladas Presencia, que escribía, en la década del noventa la compositora Marta Valdés en la revista Cuba Internacional. Ella dejó de escribir esta sección y entonces me dirigí al editor de cultura de la revista, el periodista Ciro Bianchi, quien no se interesó en continuar esa sección, prefirió que me encargara de preparar trabajos completos de música (artículos, entrevistas, crónicas).

    De todas maneras continué difundiendo la historia de las canciones en la emisora Radio Ciudad de La Habana, en el programa Espacio abierto de Armantina Almiñaque. Ahora lo estamos haciendo todos los lunes, en el espacio Puente musical del programa A buena hora, conducido por el diligente Manolo Luis, en Radio Taíno.

    Hacer la historia de las canciones no es nada fácil, las canciones son obras de arte en miniaturas, historias o crónicas facturadas en tres minutos. En realidad no encuentro muchos investigadores que hayan escrito trabajos sobre las canciones cubanas.

    Han escrito Guillermo Rodríguez Rivera, Frank Padrón Nodarse, Margarita Mateo y Joaquín Borges Triana y en el exterior el también cubano Cristóbal Díaz Ayala. Es una lástima que muchos especialistas literarios y musicales no hayan dedicado espacio a tan importante arte de la nación cubana.

    La canción es una de las artes más consumidas y apreciadas por los pueblos; muchas de esas canciones resultan como verdaderos himnos y, en su difusión llegan a determinar mucho en la vida de millones de personas, son incontables las parejas que se han unido al compás de una melodía. Algunas de esas canciones a veces son muy sencillas, pero poseen un encanto, una gracia y un ingenio casi inexplicable. Más que una valoración estética, a veces se necesita un sentido común y una apreciación socioantropológica del arte.

    Este libro no es un simple cancionero, es una recopilación de importantes composiciones que son una muestra de las dotes de los creadores cubanos. Ellos exponen aquí el verdadero rostro de un país en sus canciones, a través de diversos acontecimientos de la vida cubana, están reflejadas en las miles de composiciones. Por medio de estas melodías y letras se expresan emociones, sentimientos, experiencias; muchas veces acontecimientos internacionales como parte de la época en que se concibieron.

    El libro inicial era de 600 páginas con 300 canciones, difícil de publicar por su volumen tan grande, por tal motivo decidí simplificarlo.

    Se han escrito canciones dedicadas a los indígenas cubanos, al siboneísmo, al Indio Hatuey, a la Anacaona, a los negros esclavos, las cofradías, el campo y los campesinos, las décimas, los invasores y colonizadores, los mayorales, emigrantes, criollos, forasteros, visitantes, guerreros mambises, patriotas, próceres, comparsas de carnavales, funerales, bufos, tabaqueros, cañeros, cafeteros, barrenderos, serenos, peloteros, políticos, curas, personajes nativos, forasteros, al café con leche, el arroz frito que se come con palitos chinos, al arroz con frijoles negros, a lo humano y lo divino.

    Mi amigo y mecenas el investigador Ned Sublette escribe en su libro Cuba and his music (Chicago Review Press, 2004, p. 299): En cierto sentido, la historia de la música empieza solamente con la invención del sonido grabado. Todo lo anterior es prehistoria: tenemos evidencia –descripciones, anotaciones, documentos–, pero no sabemos cómo la música sonaba.

    Por tanto, abarcar todas las canciones de Cuba, sería imposible, necesitaría muchos tomos de libros. Para bien de la canción cubana Cristóbal Díaz Ayala publicó dos tomos, una obra descomunal de la canción cubana (877 páginas) con el título de ¡Oh Cuba Hermosa¡ El Cancionero Político Social en Cuba hasta 1958. Los libros recopilan, en bloque, capítulos especializados de algunos géneros musicales, instrumentos, ambiente guajiro, negritud, teatro lírico, lo económico-político-social. Las marchas, himnos, las costumbres, los ­personajes nacionales, las fiestas, carnavales, tradiciones, los avatares de la nación en general.

    También publicó una recopilación titulada: 100 canciones cubanas del milenio, el libro lo conforman cuatro discos con las cien canciones seleccionadas y, se incluyen las letras de las canciones en un pequeño libro donde encontramos algunos datos y unas notas escritas por algún estudioso o personalidad de la música o de la cultura. Afortunadamente fui uno de esos seleccionados, me encargué del comentario sobre el bolero Los aretes de la luna de mi amigo José Dolores Quiñones.

    En Cuba se han publicado cancioneros, por lo general de boleros o de la trova (bastante relacionados con el bolero). Helio Orovio escribió el libro 300 boleros de oro (UNEAC, 1991). Solamente es un cancionero con obras bien seleccionadas, le incluyó algunos datos del compositor y nada más.

    También se han publicado un Cancionero de la Nueva Trova (prólogo de Leonardo Acosta, selección de Jorge Gómez, Colección Saeta de Letras Cubanas, 1981) y otro de Élcida González, Cancionero de la trova cuba­na (editora Andante, 2001). En los segmentos dedicados al rock, la Nueva Canción, Habana Abierta y la música alternativa utilizo datos y orientaciones de Joaquín Borges Triana, Iván Fariñas, Carlos Fornés, Dagoberto Pedraja, Humberto Manduley, Élcida González, estudiosos de la canción.

    Antes de 1959 hay que mencionar el cancionero de Emilio Grenet, otros que aparecieron en Bohemia, donde se halla un gran tesoro que se pudiera analizar. En la década del sesenta se publicaron algunos cancioneros dedicados a composiciones, por lo general, comerciales de la farándula.

    En este libro mencionamos cantantes que grabaron las canciones, opiniones, conceptos, anécdotas, trayectoria, datos que demuestren el valor de esa canción. La mayoría de estas las he seleccionados por haber pasado la prueba del tiempo y del juicio, por la huella que han dejado sobre la tierra. En el caso de las canciones más recientes, me guío por su trayectoria, éxitos nacionales e internacionales, como es el caso de Descemer Bueno, que ha despuntado como uno de los grandes creadores de nuestro tiempo y ya no hay quien dude de sus cualidades.

    No vamos a comparar las canciones de Sindo Garay con un trovador de hoy, ni a Ernesto Lecuona con un músico de estos tiempos, la cultura y la vida ya es otra.

    A la música popular bailable de nuestro tiempo no se le había dedicado ninguna antología de canciones; solamente existe el libro Los reyes de la salsa (2011) de Rafael Lam, pero no hubo espacio para incluir las canciones de los compositores de la llamada salsa o la timba.

    Las canciones de música bailable poseen frases, estribillos, coros que dicen muchas cosas. Argeliers León lo escribe de esta manera: "El pueblo se ve colectivamente en los estribillos sentenciosos, a coro, precisamente, y le bastó con pocas palabras para condensar su pensamiento, y lo intercaló en lo que quedaba de relato, de exposición, de descripción, le importara o no le importara, por lo que muchos estribillos llegan a hacerse incongruentes con lo relatado en las coplas. Y lo fue intercalando como apostilla a lo dicho, y fue creando complejas estructuras para su comunicación, evolucionando ante el choque con otros modos de expresión y ante las modificaciones acumuladas cualitativamente en su propio ­de­sarrollo". (Del germen al retorno, pp. 175-182).

    Si conformáramos un popurrit con los estribillos de una etapa, nos darían muchas informaciones de la vida del pueblo: No es fácil, La jugada está apretá, !Eso no es ná, prepárate pa´lo que viene!, Averigua, camina La Habana, pregunta en los Pocitos, Buena Vista y Luyanó, quién es el tipo, Somos lo que hay, Me dicen Cuba, No me cojan para eso, La Habana no aguanta más.

    En esta antología, no podían faltar esas composiciones de ritmo trepidante que marcaron una época, impusieron una huella muy restauradora. Un verdadero boom que nos dejó renovados como si asistiésemos a una auténtica revolución musical.

    A finales del siglo xx no podían faltar las canciones del movimiento de Habana Abierta, las fusiones contemporáneas, las nuevas generaciones del rock, del mencionado interactivo y la más moderna música de nuestro tiempo. Algunas de estas canciones son muy atrevidas, pero es el eco del nuevo siglo.

    Cristóbal Díaz Ayala recordaba en su prólogo del libro 100 canciones cubanas del milenio, que en 1939 el compositor cubano Emilio Grenet escribió el libro Música popular cubana, que contiene un ensayo sobre nuestra música y la partitura de 80 números musicales, que obviamente eran para el autor las más representativas de nuestra música en aquel momento. Sin embargo, cerca de una cuarta parte de ellas no se grabaron ni se escucharon con frecuencia en lo que restó del siglo xx; y otra cuarta parte se grabaron en colecciones especializadas, pero no fueron escuchadas con frecuencia como parte del cancionero popular. O sea, que solo la mitad resistieron el embate del tiempo y siguen vigente en nuestros días. Y es que los gustos del público varían con el tiempo.

    Este libro tiene ventajas que no tuvo la obra de Emilio Grenet, es una antología que traspasa el siglo xx, concluida en 2016. Es un verdadero resumen inclusivo, en el que he abarcado la mayor cantidad de estilos, sin discriminación alguna. Lo queramos o no, la canción cubana es todo.

    Cuando concluya este siglo, otros escribirán nuevas antologías del siglo xxi, seguro van a seleccionar nuevas canciones y, con otra visión. El tiempo, el implacable, siempre pone cada cosa en su lugar. Por eso este libro, en el siglo xxi servirá de referencia a los estudiosos e investigadores de la música, periodistas, diletantes, antologadores, amantes de la canción cubana. Como regalo les ofrezco un capítulo inicial dedicado a la historia de la canción internacional y otro a la canción cubana.

    Me estimuló y alegraron mucho las palabras de Argelio Santiesteban al conocer del proyecto de este libro. El vate dijo: Muchos no podrán imaginar la importancia que reviste este libro para la cultura nacional cubana.

    Los músicos y los cantantes llevaron nuestros ritmos a la cima de la música mundial, nos pusieron en el mapa del mundo. Y, como decían nuestros abuelos. Esto es un mantecao a quilo. Entonces me despido diciendo como la gente de Puerto Rico: Los de atrás vienen conmigo.

    LA CANCIÓN POPULAR

    Las composiciones deben llevar un estilo de ermitaño y gente retirada y espontánea. Pueden ser ricas en su habla de modismos y giros populares, una flexibilidad peculiar, apta para toda suerte de expresiones.

    Ella es portadora de ideas y fantasías, puede ser llana, intuitiva, risueña, ingeniosa como inventario del habla familiar. Que pueda fascinar por igual a cultos y gente de pueblo. Debe tener densidad interior, un toque de locura y arrebato, espesura y fibra humana, como me dijo en una ocasión Alejo Carpentier en una de sus conferencias sobre la música cubana.

    El autor de la canción es el portavoz de una comunidad, el corifeo de la tribu, el mensajero de un país. En la Grecia antigua esa tarea la efectuaban los rapsodas, aedas y bardos. En el África, los griot, que, además eran como bibliotecas ambulantes, de una memoria asombrosa.

    Tanto la música y las canciones de tabernas, como la más banal de las músicas y canciones, que para algunos es motivo de encantamiento y para otros causa de exasperación, infunden en mí, una profunda devoción y una contemplación ferviente por el primer compositor. Hay algo de divino que va más allá de la simple percepción; es una enseñanza jeroglífica y esotérica de todo el universo.¹

    Esas palabras salidas de la pluma de sir Tomas Brouwne (1605) indican que desde el siglo xvii ya había personas y especialistas que se preguntaban si en esta música de tabernas no había algo más de lo que un esteta culto quiere admitir. El número de personas que hoy se hacen esta misma pregunta parecen ser considerablemente mucho más elevado, y por muchas razones. Ante todo el mundo de la música popular o de divertimento se ha amplificado mucho, nos envuelve y nos agrede a cada paso gracias a los medios de difusión masiva.

    La canción popular es un arte prehistórico, el especialista Francisco Rives, escribió que quizás la canción popular, entre todas las manifestaciones colectivas sea la que mejor refleja el modo de ser de un pueblo. No solo porque ha salido de él, sino porque, aun ciñéndose a los cambios históricos, nunca perdió su esencia.²

    Como bien escribió el maestro Pedrell, al hombre le fue dada la intuición de todas las artes; pero es la música –una música natural– la que primero le sirvió para expresar las emociones que le conmovían. Al margen de la otra, que llama artificial, por estar sujeta a reglas muy intelectuales. La música popular ha permanecido fiel a sí misma durante cientos de generaciones. Fidelidad obligada, porque son los cantos propios, y no los ajenos quienes reflejan mejor las aspiraciones profundas de un pueblo; al cantarlos, dice Pedrell, todos sus hijos sentían que era su alma la que hablaba. surgiendo del último repliegue de su entraña.³

    Ramón Menéndez Pidal refrenda esta conclusión al escribir que …la lírica popular brota como expresión espontanea. Posee una amplia variedad de motivos, esa mayor sensibilidad, es una de las riquezas principales de la música popular y justifica que sea ella la tradicional de un pueblo. Como contrapartida está la lírica demasiado intelectual rígida, indiferente.

    Ciertamente la canción popular brota del pueblo o recogida de otras fuentes, él es quien la conserva y la pule, y por eso le corresponde la mayor gloria. Los cantos se trasmiten de generación en generación a través de siglos.

    Friedrich Hersfeld en su libro Tú y la música, dedica unas letras a los lied populares y considera que …ofrecen una descripción musical pródiga en idilios. El mozo que va de viaje. Los temas de amor. Los cantos populares en lejanos tiempos giraban en torno a estas cosas. Esas canciones no deben ser criticadas. En muchas late una cálida y auténtica sensibilidad, por más que nos dejen de conmover las muchas lágrimas que hicieron derramar. Esas canciones, las más de las veces, presentan sufrimientos y tristezas que dejan en el hombre una huella muy honda… Con destino a las serenatas de la feliz Viena del rococó Haydn y Mozart compusieron a finales del siglo xviii canciones y divertimentos que hoy calificaríamos de música de salón o recreativa.

    Por ese mismo motivo, un intelectual cubano llamado Pablo Lafargue dijo en una ocasión que "… los hermanos Grimm no han podido ­descubrir una sola mentira en los cantos populares, y Víctor Hugo pudo declarar que en la Ilíada no hay una sola imagen que sea falsa. La poesía popular adquiere, por ese carácter de veracidad y exactitud, un valor histórico que ninguna otra obra individual puede poseer".

    El oficio de escribir canciones populares maravillosas tiene su misterio. Alejo Carpentier contaba de George Aurie (compositor de la melodía de Moulin rouge, famosa canción con la que obtuvo una verdadera fortuna): Sin embargo, el mérito de Aurie está en haber compuesto espontáneamente, sin tanto afán de elaboraciones complejas que le quitaran el carácter. Aurie desconfiaba de la canción intelectual, sabía que lo importante de una canción consistía en la excelencia de la factura y la gracia del contenido, como las creaciones de George Gershwin.

    Valoraciones sobre la canción

    Precisamente es en la espontaneidad donde está el encanto de la música popular. El inmenso valor de la música y la canción popular reside en su sinceridad, sencillez y profunda creación, (Leopoldo Stokowski, musicólogo).

    Lo que necesito es que me adormezcan, que me arrullen, y en mi Homero los he encontrado en abundancia. (Las cuitas del joven Werter/ Goethe).

    Entre gente que canta, siéntate con confianza, porque los malvados no tienen canciones. (Goethe).

    Una canción profundamente sentida y ejecutada, conmueve el ánimo infaliblemente y posee, sin comparación, muchos más influjos que un libro moralizador, pues éste persuade a la razón sin ejercer una influencia de las costumbres. (Napoleón Bonaparte).

    Quizás la canción popular, entre todas las manifestaciones colectivas, sea la que mejor refleja el modo de ser de un pueblo. No solo porque ha salido de él, sino porque, ciñéndose a los cambios históricos, nunca pedió su esencia. (Francisco Rives, investigador musical).

    Toda canción es popular cuando se puede comprobar que ha sido aceptada por el coro del pueblo, cualquiera que sea su origen y la capa del pueblo a la que pertenezca su autor. (Bruinier, estudioso de la canción popular).

    La canción popular vive; y siempre es manifestación cabal de la participación subjetiva y arbitraria del pueblo en los acontecimientos y en los destinos de los personajes de que hablan sus canciones. (A. Doruhein, investigador y escritor de la canción popular a través de los siglos).

    Así sea la poesía que buscamos, gastada como un ácido por los deberes de la mano, penetrada por el sudor y el humo, oliente a orina y azucena, salpicada por las diversas profesiones que se ejercen en diversos momentos de la vida…y no olvidemos nunca la melancolía, el gastado sentimentalismo perfectos frutos impuros de maravillosa calidad olvidada, dejados atrás por el frenético libresco: la luz de la luna, del cisne del amanecer, corazón mío son sin duda la poética elemental e imprescindible. Quien huye del mal gusto cae en el hielo. (Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, 1971).

    Toda canción es popular cuando se puede comprobar que ha sido aceptada por el coro del pueblo, cualquiera que sea su origen y la capa del pueblo a que pertenece su autor. (Brudnier).

    Pues ahí tienes en la música española esas baladas de amor, de la década de 1960, esa música sentimental hecha inclusive a la medida para determinados cantantes…las cuales se las sueltas a cualquier intelectual y no tiene la menor idea de quienes son… si esa música le gusta a uno, le satisface estéticamente, no va a ser música aceptable. No es aceptable cuando sea mala, cuando no te llena, cuando es vulgar, ramplona, cuando no hay un mínimo de esfuerzo poético… El bolero expresa sentimientos y situaciones que a mí me conmueven y que sé que a muchísima gente de mi generación la conmovió. Un bolero puede hacer que los enamorados se quieran más y a mí eso me basta para querer hacer un bolero. Lograr que los enamorados se quieran más, aunque sea un momentico, es culturalmente importante, y si es culturalmente importante es revolucionario…Es tarde supe que si no fuera escritor, hubiese querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, solo para que los enamorados se quieran. (Premio Nobel de Literatura, 1982, Gabriel García Márquez, entrevista de Armando López en Revista Opina, oct. 1985, pp. 2-3).

    "En una zona tan particular de las letras Hispanoamericanas como el amor en verso, es poco menos que inevitable, rescatar la poesía de una peligrosa

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