Empresario mexicano encabeza megaproyecto deportivo en Verona
ROMA.– En un barrio populoso del oeste de la rica Vero-na, una urbe mediana italiana que la gente conoce sobre todo por la tragedia de Romeo y Julieta y los espectáculos de la Arena, se alza un enorme edificio, avejentado y desangelado: es el estadio Marcantonio Bentegodi.
Hoy, ese gigantesco monstruo de cemento inaugurado en 1963 está en la mira del exbutbolista alemán Thomas Berthold, de la Roma y campeón del Mundial de 1990, y de César Octavio Esparza Portillo, un empresario mexicano afincado en Nueva York.
Desde hace poco más de dos años, ambos promueven un arriesgado megaproyecto –primero en su género– que incluye la construcción de un nuevo estadio para esa ciudad. Todo comenzó en México, cuando el veterano jugador de futbol reconvertido en consultor deportivo puso en marcha el engranaje.
Cuenta Berthold: “En 2017 me encontraba en México porque el cineasta Fernando Calif me había invitado a participar en (un documental que repasa la historia de los campeones mundiales
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