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Causas y consecuencias geopolíticas de la Primavera Árabe
Causas y consecuencias geopolíticas de la Primavera Árabe
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Causas y consecuencias geopolíticas de la Primavera Árabe

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La Primavera Árabe indicó a los pueblos del Medio Oriente que si quieren progresar, deben hablar entre ellos, concretar pactos y acuerdos diplomáticos, comerciales militares y culturales; y aprender a actuar juntos con base en objetivos comunes, algo que nunca antes han hecho, como demuestran sus guerras perdidas contra Israel.
Se deduce así, que la crisis política desencadenada por las revueltas estimuló la acción multilateral y dio luces para reavivar instituciones y proyectos de cooperación e integración regional, aunque no todos en la dirección más conveniente, como demuestra la intervención militar en Bahréin de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) , encabezados por Arabia Saudita, para acallar protestas populares contra la dinastía Al Khalifa.
En este caso, las monarquías petroleras encabezadas por la casa Al Saud de Riad, actuaron en marzo del 2011 de manera similar a los soviéticos en la época de la guerra fría, a partir del Pacto de Varsovia, al incursionar en la limitada soberanía de los países bajo la sombra de su seguridad, que en este caso, es una extensión de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en la región.
Tal línea de conducta, aducida como respuesta a la amenaza nuclear iraní, era exigida por las bases militares estadounidenses asentadas en la región, incluido Bahréin, con la característica agravante de la negación de derechos civiles a la mayoría chiita en este pequeño Estado.
Las sangrientas guerras civiles en Libia y Siria, posteriores al complejo conflicto iraquí, proporcionaron las mayores oportunidades para la acción coordinada de los intereses geopolíticos en el Medio Oriente. En Libia, la Liga Árabe patrocinó activar una zona de prohibición de vuelos para proteger a los rebeldes de los ataques de Gadafi, aunque por claros intereses económicos de Italia, Francia e Inglaterra, este control, muy pronto pasó a manos europeas.
En Siria, la Liga Árabe ha liderado esfuerzos para la búsqueda pa-ra solucionar la crisis. Para el efecto, promueve la activación de una fuerza de Naciones Unidas que detenga la carnicería de Bashar El Assad contra su propio pueblo.
En contraste político, los principales impulsores de esta iniciativa son las petroleras monarquías contrarrevolucionarias, que apoyan la revolución siria como parte de su guerra fría contra Irán, con el fin primordial de bloquear la unión chiita Irak-Irán.
Sin proponérselo esta acción estimula la lucha independentista kurda, ayuda a Israel a combatir a los extremistas sunitas y coadyuva a la intención geopolítica de Estados Unidos y la Unión Europea sobre el Medio Oriente, pero pone a Turquía que es aliado de Occidente a actuar como un obstáculo a esta intención geopolítica y estratégica.
Entretanto, el Magreb parece estar empeñado en un multilateralismo constructivo, estimulado por Túnez, cuyo presidente saliente, Moncef Marzuki realizó una gira por Marruecos, Mauritania y Argelia, para promover la Cumbre de la Unión del Magreb Árabe, con el fin de resucitar esta organización nacida en 1988, pero sin efectividad hasta ahora. El objetivo inmediato es construir un espacio magrebí con cinco libertades: de circulación de personas, residencia, trabajo, inversión y participación electoral.
Este libro es un documento con amplia y suficiente información para expertos y legos en la materia, que por su contenido coadyuva a los lectores a comprender los fenómenos políticos, sociales, económicos y culturales derivados del terrorismo ilsámico y las condi9ciones internas de la vida en el enigmático mundo musulmán.
Sin lugar a duras el Medio Oriente y el Norte de Africa no volverán aser igaulaes después de las violentas protestas populares ocurridas en esa parte del planeta entre 2011 y 2013, cuando cayeron como castillos de naipes las dictaduras nacionalistas en Tunez, Libia y Egipto, y la juventud árabe exteriorizó su rechazo a la preminencia de la religión islamista sobre la vida política y soci

LanguageEspañol
Release dateOct 9, 2020
ISBN9780463104361
Causas y consecuencias geopolíticas de la Primavera Árabe
Author

Luis Alberto Villamarin Pulido

Luis Alberto Villamarín Pulido, natural de Fusagasugá - Cundinamarca, coronel retirado del Ejército colombiano, con 25 años de experiencia militar (1977-2002), más de la mitad de ellos dedicado a las operaciones de combate contra grupos narcoterroristas en Colombia, y después de su retiro del servicio activo, profuso investigador de temas relacionados con la geopolítica del Medio Oriente, el Asia Meridional y el continente americano; el terrorismo internacional islámico y comunista, historia y proyección estratégica de grupos islamistas como Al Qaeda, Isis, Hizbolá, el conflicto árabe israelí y la Primavera Árabe, así como la amenaza nuclear del régimen chiita de Teherán.Sus obras Narcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe: Radiografía geopolítica del Medio Oriente, ISIS: la máquina del terror yihadista, el Proyecto Nuclear de Irán y Martes de Horror (atentados terroristas del 9-11), son referentes para el estudio, conocimiento de la complejidad política, geopolítica y geoestratégica del convulso Medio Oriente.Algunas de sus obras han sido traducidas a inglés, francés, alemán, portugués y polaco. Su libro En el Infierno traducido a inglés como In Hell, es base para una película en Hollywood-California, y los demás textos son utilizados como material de estudio en diversas universidades del mundo.

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    Causas y consecuencias geopolíticas de la Primavera Árabe - Luis Alberto Villamarin Pulido

    NOTA INTRODUCTORIA

    Los crónicos problemas políticos, religiosos, ideológicos y de creciente mentalidad antioccidental, incubados en la comunidad musulmana del Medio Oriente, iniciaron a configurarse durante la etapa final de la Primera Guerra Mundial, debido a la caída del Imperio Otomano, la expoliación de los recursos petroleros de la región por parte de Reino Unido, Francia, Holanda y Estados Unidos, en contubernio con algunos dirigentes locales de esa región, y en particular, por la arbitraria división geográfica impuesta a partir de 1918.

    A los factores enunciados, se sumaron las promesas incumplidas a Palestina, Israel y los kurdos, hechas por los vencedores, producto de la mala fe inserta en el acuerdo secreto firmado el 16 de mayo de 1916, por Mark Sykes de Gran Bretaña y François Georges-Picot de Francia, en asocio con representantes de Rusia e Italia, para repartir los territorios del Medio Oriente, en caso de obtener la victoria, como en efecto ocurrió, en la guerra contra los denominados imperios centrales, dentro de los cuales estaba el Otomano liderado por Turquía.

    Para completar el infortunio del Medio Oriente, el Tratado de Versalles que avasalló a Alemania y se complementó con una serie de tratados anexos, dividió de manera irregular e inconveniente, a territorios que crearon nuevos países y por las connotaciones internas, edificaron la estructura de complejos problemas, que un siglo después, ponen en vilo la estabilidad internacional y detienen la posibilidad de desarrollo integral de la rica región.

    Como si esto ya fuera poco, el millonario armenio Calouste Gulbenkian a quien se le conoció con el mote del Señor del 5%, era un importante accionista del antiguo National Bank of Turkey, que obligó a los accionistas de Turkish Petroleum Company a concederle una participación del 5% sin derecho a voto, para facilitar la reorganización accionaria en el mercado bursátil, que en ese momento dio entrada a Anglo-Persian Oil Company, empresa que en la práctica sustituiría al Na-tional Bank of Turkey y más tarde se convertiría la British Petroleum Company.

    Dicha componenda, que legitimó la expoliación de recursos petroleros de los países del Medio Oriente y sembró las semillas del terrorismo nacido cinco décadas más tarde en la convulsa región, fue clave para satisfacer el deseo del gobierno británico de asegurar el control de eventuales descubrimientos de petróleo en toda la zona, y en contraste con el mal causado en Eurasia, financió actividades filantrópicas de la Fundación Gulbenkian en Portugal.

    1. ¿Qué es el llamado Medio Oriente?

    No hay consenso internacional para delimitar el área geográfica del Medio Oriente. En términos generales, la Organización de Naciones Unidas (ONU), los gobiernos latinoamericanos y el ministerio de Asuntos Exteriores de España, definen como Medio Oriente a la región situada al suroccidente de Asia. Este concepto incluye a Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Libia, El Líbano, Omán, Qatar, Siria, Sudán, Yemen, los territorios palestinos de la Franja de Gaza y parte de Cisjordania, Turquía, Chipre, Egipto e Irán.

    En los ámbitos de geopolítica y relaciones internacionales se popularizó la delimitación del Medio Oriente derivada de la definición inglesa Middle East, utilizada por las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, que incluyó bajo esa denominación a Egipto y Libia.

    Con el paso del tiempo se volvió común incluir como Medio Oriente, además de los países mencionados, a los territorios que con-forman el Norte de África, a Sudán y Somalia, razón por la cual el Departamento de Estado de Estados Unidos optó por denominar toda esa zona con el nombre de Gran Medio Oriente, e incorporó en ella a Irán y Afganistán, a su vez considerados en España como parte del Oriente Próximo.

    Debido a la expansión del islam en la región y los cambios surgidos de las revoluciones que articularon la Primavera Árabe, este libro asimila el concepto de Medio Oriente, al área geográfica compartida por el Norte del África, el Asia Menor y el Golfo Pérsico.

    2. Importancia geopolítica y geoestratégica del Medio Oriente

    Con base en la fascinación que causó el rápido crecimiento del poder soviético, el geógrafo inglés Sir Halford John Mckinder (1861-1947), formuló en 1919 la Teoría del Heartland, también conocida como Teoría de la Región Cardial, Teoría del Corazón Continental, Área Pivote o Isla Mundial, la cual sugiere que la nación que logre el dominio político, militar, económico, social y cultural del territorio integrado por Asia Central y Europa Oriental, será la potencia que dominará el mundo.

    Según Alfred Mckinder, esa área pivote o región cardial tendría mayor opción de dominar el mundo, debido a la inaccesibilidad por vía marítima, el aprovechamiento de los medios de comunicación terrestres y la explotación de los recursos naturales regionales. Dentro de la concepción de Mckinder, la superficie de la Tierra se divide en:

    (1) La Isla Mundial, que comprende los continentes de Europa, Asia, y África. Es el sector más grande, más poblado, y más rico, de to-das las combinaciones posibles en el planeta.

    (2) Creciente interior o marginal, incluye a las Islas Británicas y las islas de Japón.

    (3) Creciente exterior o insular, conformado por América del Norte, América Central, América del Sur y Australia.

    A partir de ese criterio, el Heartland o Área Pivote se encuentra ubicado en el centro de la Isla-Mundial, y se extiende desde el río Volga hasta el río Yangtzé y desde el Himalaya hasta el Océano Ártico.

    En 1919 Alfred Mckinder resumió su teoría con esta frase:

    ─Quien gobierne en Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla Mundial; quien gobierne la Isla Mundial controlará el mundo─

    En síntesis, la potencia que controle la vida geopolítica de la IslaMundial, controlará más del 50% de los recursos naturales del mundo. Por lo tanto, el tamaño del Heartland y su posición central, lo con-vierten en la clave para controlar la Isla Mundial.

    Años después, otros geopolitólogos denominaron a ese pivote, la Eurasia que por extensión afecta al Medio Oriente, como se infiere del concepto de Adolfo Koutoudjian, catedrático de la Escuela de Defensa Nacional de la Universidad de Buenos Aires-Argentina:

    ─Eurasia representa una zona rica en recursos petrolíferos y gasíferos. El 64% de las reservas mundiales de petróleo están en el Medio Oriente y 38 % de ellas en Asia Central. El control del abastecimiento regular de esos hidrocarburos asiáticos y de los países que atraviesen sus oleoductos así como los mares circundantes, estructuran la llave estratégica del dominio de la Isla Mundial─

    ─Por medio de esos hidrocarburos se puede llegar a regular el ritmo de crecimiento económico de Europa Occidental y Asia Oriental, principales bloques políticos y económicos que disputan la hegemonía durante el presente siglo─

    A lo largo de la historia de la humanidad el Medio Oriente ha sido la zona más conflictiva del planeta, debido a su privilegiada posición geoestratégica, la riqueza de sus recursos naturales, el poder regional de algunos de sus Estados, e influyentes intereses de potencias mundiales, que lo convirtieron en una zona volátil, donde cualquier demostración de fuerza o intento de desarrollo con fines bélicos, produce una crisis, en la que por efecto espejo, intervienen todos quienes tienen intereses geopolíticos o económicos en esa región.

    Además de ser cuna de las tres grandes religiones monoteístas, el Medio Oriente es el corazón del mundo musulmán y de los pueblos árabes, kurdos y persas. Dadas las anteriores consideraciones, desde la perspectiva académica española en esta convulsa región, coexisten tres conjuntos geopolíticos específicos:

    (1). Creciente Fértil: Integrado por la Autonomía Palestina, Irak, Israel, Jordania, El Líbano y Siria.

    (2). La Península Arábiga (Golfo Pérsico) integrada por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar y Yemen.

    (3). Próximo Oriente integrado por Afganistán, Irán y Pakistán.

    a. Factores geopolíticos

    En los tres conjuntos geopolíticos enunciados, coexisten la riqueza gasífera y petrolera, que en conjunto constituye la mitad de las reservas de hidrocarburos del planeta; los símbolos político-religiosos divisionistas, la escasa densidad de población, y la atracción que produce la posesión del agua, en especial a lo largo del río Indo en Pakistán; y, el Tigris y Éufrates en Turquía, Siria e Irak. Además en el Medio Oriente hay grandes ciudades como Teherán que alberga nueve millones de habitantes y Karachi en Pakistán con trece millones. Al mismo tiempo, incluye ciudades antiguas como Alepo, El Cairo, Damasco o Bagdad que es la remembranza de la antigua Babilonia.

    Otras ciudades del Medio Oriente concentran simbolismo religioso, como Jerusalén donde están el Muro de las Lamentaciones para los judíos, el Santo Sepulcro para los cristianos, y el Domo de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa para los musulmanes. También está ubicada en esta región, La Meca en Arabia Saudita, ciudad natal de Mahoma, y la más importante de los lugares santos del islam, que la cataloga la casa de Dios, donde lo divino se une con lo terrenal.

    a. Situación general en los países del Medio Oriente

    Aunque la ubicación geográfica de los países del Medio0 Oriente parecería ser homogénea, hay significativas diferencias entre ellos, en torno al tamaño, cantidad de pobladores y densidad demográfica por kilómetro cuadrado, Índice de Desarrollo Humano, Producto Interno Bruto, Ingreso bruto per cápita, Sistemas de gobierno, Etnias y ramas del islam.

    Respecto al tamaño del territorio se evidencia que mientras Bahréin y El Líbano apenas poseen 760 y 10.400 km2 respectivamente, Arabia Saudita ocupa más de dos millones de km2 e Irán abarca 1.648.195 km2.

    En términos de cantidad de pobladores, hay más de un millón de habitantes en Bahréin en comparación con 173 millones en Pakistán. Y los extremos de densidad poblacional presentan a Bahréin con 1.600 habitantes por km2, y a Omán con solo 9,78 habitantes por km².

    Otra variable diferenciadora es el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que mide niveles de salud, educación y riqueza. Afganistán Pakistán y Yemen cuyas poblaciones totalizan más de 230 millones de habitantes, se ubican entre los Estados con más bajo IDH entre 193 países reconocidos por la ONU, en contraste con Israel, Emiratos Árabes Unidos y Qatar habitados por menos de 17 millones de seres humanos, que están a la cabeza de la misma medición internacional.

    En contraste, estas diferencias no se relacionan con el nivel de riqueza de los países. Mientras Pakistán posee un importante Producto Interno Bruto en el entorno mundial, su índice de desarrollo lo sitúa en los niveles más bajos, entre otras razones, porque la alfabetización de su población es cercana al 50%, que equivale a decir, que más de 90 millones de pakistaníes son analfabetos.

    El ingreso bruto per cápita en la región, es otra variable con amplios extremos, por lo tanto, excluyente o disociadora. Qatar y los Emiratos Árabes tienen un ingreso per cápita de 73.000 y 58.999 dólares respectivamente, mientras Afganistán y Yemen poseen un ingreso de 909 y 2.500 dólares respectivamente. La forma de gobierno es otra característica divergente complementada por diferentes etnias y ramas del islam.

    En esta región hay estados monárquicos, sistemas presidencialistas y parlamentaristas, teocracias y repúblicas islamistas. El papel unificador del islam, las lenguas y culturas árabes al occidente de la extensa región, así como las persas al oriente demuestran la heterogeneidad etnolingüística y religiosa del Medio Oriente.

    El islam sunita practicado en Pakistán o Irak difiere del wahabismo de Arabia Saudita. Los chiitas son numerosos en El Líbano, mayoritarios en Irak, Bahréin y el norte de Arabia, y además constituyen el 89% de la población de Irán.

    La coincidente llegada al poder de la mayoría chiita en Irak después de la caída de Saddam Husein en 2003, el refuerzo político y militar de los chiitas de Hizbolá en el Líbano y la alianza entre Siria alauita con la República Islámica de Irán, se percibe en el entorno sunita que lo ha denominado el arco chiita, como un factor político nuevo y perturbador de la paz y la estabilidad en el volátil Medio Oriente.

    Tan conflictiva diversidad religiosa, es evidente en Jerusalén, y en las peregrinaciones sunitas a La Meca, ciudad que atrae a cinco millones de musulmanes durante el Ramadán, o las peregrinaciones chiitas a Nayaf y a Mashhad con cerca de 15 millones de visitantes cada año.

    Los conflictos político-religiosos en la región se reflejan en la disputa territorial palestino-israelí, o en el ascenso del islam político con la victoria de la revolución islámica de Irán de 1979, y en el refuerzo del islam radical sunita, cuya notoriedad ha superado a la de los Hermanos Musulmanes de Egipto.

    Las poblaciones árabe, persa y urdú son predominantes en el ámbito político-organizativo, mientras gobiernan en esos Estados y marginan a otros grupos etnolingüísticos que con frecuencia son transfronterizos, como los kurdos, los pashtunes, los azeríes o los palestinos. Sin embargo, las divisiones étnicas han evolucionado demográficamente y en el futuro podrían influir en la paulatina unificación del Medio Oriente.

    b. Gas y petróleo

    A principios del siglo XX fue descubierto en Irán el primer yacimiento de petróleo, pero solamente siete décadas después, la región comenzó a beneficiarse de la producción y demanda mundial, producto de la crisis petrolera de 1974, ocasionada por el apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra del Yom Kippur, lanzada por algunos países árabes contra Israel.

    Dubái, la capital de los Emiratos Árabes, es la ciudad que más se ha beneficiado de esa bonanza, en un área geográfica que es foco de atención geopolítica mundial y epicentro de rivalidades internacionales, que traspasan las relaciones comerciales e industriales a partir de la producción de petróleo o de gas.

    Los intereses nacionales, regionales y mundiales, convierten al Medio Oriente en una región crítica, máxime que desde la década de 1960, es la zona del planeta donde han sucedido el mayor número de guerras, con la circunstancia agravante, que estos conflictos afectan los intereses geoestratégicos de las grandes potencias, verbigracia la disputa Israel-Palestina, las ambiciones nucleares de Irán, o el ansia de predominio regional por parte de Irán, Arabia Saudita y Turquía.

    Para complicar más el asunto, Afganistán se convirtió en el primer productor mundial de opio, y en consonancia, el narcotráfico emergió como el segundo renglón del flujo económico regional.

    c. Israel: epicentro de tensiones regionales

    Desde su nacimiento como Estado soberano en 1948 en el territorio árabe de la Palestina, Israel ha sido el foco de las tensiones del mundo islámico contra Occidente, máxime que Israel es el principal aliado estadounidense en el Medio Oriente. Al mismo tiempo, Alemania, Reino Unido e India son los aliados del gobierno judío.

    Durante el lapso 1979-1999, Egipto, Jordania y Mauritania, tres Estados miembros de la Liga Árabe (1) establecieron relaciones con Israel. Entre tanto, las relaciones de Israel con Marruecos han mejorado en forma pausada, pero hay escasos avances para intercambios diplomáticos, culturales y comerciales con El Líbano, Siria, Arabia Saudita, Irak y Yemen.

    (1) Organización multilateral que agrupa a los Estados árabes del Medio Oriente y el Magreb, fundada el 22 de marzo de 1945, con el objetivo de servir al bien común, asegurar mejores condiciones de vida a los Estados asociados, garantizar el futuro y cumplir los deseos y expectativas de todos los países árabes.

    Las relaciones de Israel con Irán son más tensas desde 1979, cuando la revolución de los ayatolás derrocó el gobierno del sha Mohammed Reza Pahlevi. En 2020, el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu sostiene la continuidad diplomática, que se soporta en un proceso de contención y negociación con los palestinos y de enfriamiento prolongado de las relaciones con Turquía, debido a la injerencia de ese país en el asunto palestino, situación que hizo metástasis, cuando murieron nueve ciudadanos turcos en un barco que llevaba apoyo humanitario a la Franja de Gaza.

    Producto de rápidas transformaciones en Egipto, la incertidumbre se apropió de las relaciones diplomáticas de Israel con los egipcios. La caída de Mubarak obligó a Israel a expresar deseos de paz en el vecindario, a sabiendas de la vulnerabilidad que significa para su seguridad nacional que los Hermanos Musulmanes se fortalezcan en Egipto, o que los militares egipcios no puedan gobernar a su país, y opten por desatar una guerra contra Israel, con el fin de desviar la conflictiva atención interna.

    Consecuencia obvia del inestable contexto regional y de la evidente inseguridad, Israel reforzó su capacidad defensiva con la creación del sistema antimisiles Cúpula de hierro, que permite interceptar cohetes que tienen entre 5 y 70 kilómetros de alcance, lanzados por terroristas de Hamás.

    La prueba de fuego de este dispositivo para la defensa, fue la operación Plomo Fundido, con especial énfasis en el incremento de operaciones aeroterrestres en la Franja de Gaza a finales de marzo del 2011.

    La ambición iraní de llegar a ser potencia nuclear ha centrado la atención en sus relaciones internacionales, razón por la cual, en 2009, no aceptó la imposición de enriquecer su uranio en Rusia y Francia para alimentar su reactor de Teherán, al argumentar que Irán no dependería de reservas de uranio de otros países.

    En respuesta, los países occidentales han endurecido sus puntos de vista ante el peligro del desarrollo nuclear de Irán, mediante sanciones económicas y presiones políticas o diplomáticas de la Unión Europea y Estados Unidos.

    El círculo de tensiones se estrechó y mutuas agresiones verbales entre Irán e Israel, amenazaron con la inminencia de otra guerra en la región. Sin embargo, en una reunión en Estambul, el 14 de abril 2012 el Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, acordaron con Irán la reanudación de las conversaciones. No obstante, la situación interna en Irán es compleja. El Movimiento Verde se presenta como una fuerza alternativa que además promueve masivas manifestaciones contra el gobierno teocrático, en el preciso momento en no son armoniosas las relaciones tripartitas entre el parlamento, el presidente y el líder espiritual Ali Jamenei.

    d. Áreas y puntos críticos de alto valor estratégico

    En términos de geopolítica, táctica y estrategia se define como punto o zona crítica, a aquella parte del terreno que ofrece ventajas significativas a quien la posea. Dentro de esa concepción, estos lugares reúnen dichas condiciones en el Medio Oriente: (1) Costa oriental del Mar Mediterráneo entre Adana (Turquía) y Puerto Said (Egipto). (2) Golfos de Aqaba y Suez. (3) Estrecho de Bab el-Mandeb o Bandim y Golfo de Adén. (4) Estrecho de Hormuz y Golfo de Omán. (5) Golfo Pérsico, (6) Mar Caspio. (7) Canal de Suez (8) Golfo de Omán

    La costa oriental del mar Mediterráneo entre de Adana (Turquía) y Said (Egipto) incluye diversos puertos de importancia comercial, militar y turística en Egipto, La Franja de Gaza, Israel, El Líbano, Siria y Turquía, verbigracia Puerto Saíd, Gaza, Haifa, Jaffa, Ashdod, Netanya, Beirut, Jounieh Trípoli, Latakia y Tartus en Siria, donde funciona una base militar de Rusia, construida por la Unión Soviética durante la Guerra Fría y que sirve como punto de abastecimiento para los buques de la flota del Mar Negro y otras unidades rusas que realicen travesías por el Mar Mediterráneo.

    A la importancia tanto geopolítica como estratégica de estos puertos sobre el mar Mediterráneo, se agrega la base Aérea de la OTAN de Incirlik en Turquía, que se encuentra en la ciudad del mismo nombre, a 12 kilómetros al oriente de Adana.

    El Golfo de Aqaba separa la península del Sinaí de la península arábiga, y sus aguas llegan al Mar Rojo. Sus costas pertenecen a Israel, Egipto, Arabia Saudita y Jordania, y los puertos principales son Taba de Egipto, Eilat de Israel y Aqaba en Jordania.

    El Golfo de Suez conforma el otro brazo del Mar Rojo sobre la margen occidental de la Península de Sinaí, y al mismo tiempo la separa del continente africano. El Golfo de Aqaba ocupa 175 millas hasta la ciudad egipcia de Suez, en la entrada del Canal de Suez, donde hay ricos yacimientos de hidrocarburos.

    El Canal de Suez mide 163 kilómetros de longitud y facilita el paso de embarcaciones de hasta 20 metros de calado o 240.000 toneladas de peso y altura máxima de 68 metros por encima del nivel del agua. Este canal artificial une el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo, entre África y Asia en territorio de Egipto y facilita la entrada de embarcaciones provenientes del oriente de Asia o del sur del África hacia Europa, con lo cual les ayuda a ganar tiempo sin tener que rodear el continente africano.

    El Estrecho de Mandeb o Bab el-Mandeb que mide 115 km de longitud, une el Mar Rojo con el Golfo de Adén en el océano Índico. Igualmente, separa el área denominada Cuerno de África, ubicada al occidente de la península arábiga. La margen africana pertenece a Eritrea y Yibuti y la costa asiática a Yemen.

    Es una vía importante por su ubicación estratégica cerca de grandes pozos petroleros, y es en una de las rutas marítimas más transitadas. Por allí transitan cada día, 4 millones de barriles de petróleo, equivalentes a más o menos el 10% de los 43 millones de barriles que a diario circulan por el planeta. Cruzar el estrecho, permite llegar al Golfo de Aden, cuya importancia radica en el tránsito del petróleo embarcado en los puertos de Adén en Yemen y Berbera en Somalia.

    Hormuz es un angosto estrecho ubicado entre el Golfo de Omán, y el Golfo Pérsico. En la costa norte se localiza Irán y en la costa sur el enclave omaní de Musandam o Sultanato de Omán. Se calcula que el 40% de la producción petrolífera mundial es exportada por las aguas de este estrecho. Su anchura oscila entre 60 y 100 kilómetros, razón por lo que se le considera un punto clave para la economía del planeta.

    El Golfo de Omán está localizado entre Emiratos Árabes Unidos, Omán, Irán y Pakistán. Sus aguas superan profundidades de tres mil metros y en sus costas se ubican los puertos de Sohar, Mascate en la costa de Omán, y los de Jask y Chahbahar, en la costa de Irán.

    El Golfo Pérsico o Golfo de Arabia está situado entre Irán y la península arábiga. Su longitud es de 990 km. Su profundidad promedio es de 50 metros. El Golfo Pérsico conecta el delta del río Shatt al-Arab (Irán-Irak), el cual transporta agua de los ríos Éufrates y Tigris hacia el estrecho de Ormuz y el golfo de Omán.

    El Golfo Pérsico rico en vida marina, pero su fauna y flora corren peligro de extinción, dados los continuos derramamientos de petróleo y las guerras. El Golfo Pérsico tiene mucha importancia estratégica debido a que por sus aguas circulan los buques que transportan hidrocarburos provenientes de Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita, Bahréin, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y el enclave Musandam de Omán.

    Ubicado entre Europa y Asia, con una superficie de 371.000 km², y como receptor de las aguas de los ríos Volga, Ural, Emba y Kura el lago más extenso del mundo es denominado el Mar Caspio. Por su privilegiada posición geográfica, el Mar Caspio sirve como frontera natural de Rusia, Azerbaiyán, Irán Turkmenistán y Kazajistán, con las estepas de Asia Central. Su profundidad media es de 170 metros, la máxima es de 995 metros. Además de constituir un espacio de convergencia de las comunicaciones, para varias ciudades de diferentes países, la importancia estratégica del Mar Caspio reside en que la zona es rica en yacimientos petrolíferos y reservas de gas natural aún sin cuantificar. La región todavía no ha llegado al máximo nivel de su productividad de petróleo, que se estima en más de dos millones de barriles diarios en una zona, en la cual las reservas superan los 150 mil millones de barriles.

    e. Objetivos geopolíticos en Medio Oriente

    En términos generales, los objetivos geopolíticos predominantes para los países del Medio Oriente y para las grandes potencias con intereses en la región, son: (1) acceso al petróleo, gas y derivados; (2) libre acceso a las vías de tráfico y comercio mundiales; (3) integración interna y consolidación de espacios nacionales; y (4) convergencia del es-fuerzo internacional hacia la unidad regional.

    Debido al alto consumo mundial de hidrocarburos, la importancia geopolítica del Medio Oriente, región que posee dos terceras partes de las reservas mundiales de petróleo, hace que esta área del mundo, situada en la confluencia de Asia, Europa y África, sea un objetivo geo-político esencial para la subsistencia del planeta.

    Des de esta región, Arabia Saudita es el mayor productor de petróleo del mundo; seguido por Irán en el cuarto lugar, Emiratos Árabes Unidos en el noveno puesto y Kuwait en el décimo lugar. Algo similar sucede con el gas. Irán y Arabia Saudita están ubicadas entre los diez mayores productores de gas natural en el planeta. Por ende, los flujos petroleros y de gas que gravitan en los cinco continentes aportan alto valor geopolítico a cada una de las áreas estratégicas descritas.

    3. Trascendencia geopolítica de la Primavera Árabe

    En ninguna otra región del mundo como sucede en el Medio Oriente, se ha idealizado con tanta esperanza la posibilidad de eliminarlas fronteras nacionales, para fundar una unidad geopolítica que sea monolítica, grande y auténtica.

    A diferencia del sueño integrador de la Unión Europea, materializado como respuesta geopolítica a los perfiles de un continente dividido por dos grandes guerras mundiales, y las ambiciones geoestratégicas acordes con el momento histórico; el proyecto de unidad panárabe surgió como racional reacción nacionalista, frente a la centenaria dominación colonial europea y a la imposición de fronteras arbitrarias.

    En ese escenario geopolítico regional, surgió la efímera República Árabe Unida, que articuló a Egipto y Siria desde 1958 hasta 1961 bajo la dirección de Gamal Abdel Nasser, y se reprodujo en fracasados intentos de emulación, abanderados por el dictador libio Muammar Gadafi, que a partir de las teorías consignadas en el Libro Verde de su autoría, intentó articular islam, marxismo y nacionalismo en un solo bloque de acción política, religiosa y cultural, contra el poder geopolítico y económico de Occidente.

    Sin embargo, las idealizaciones en ambientes de intereses particulares excluyentes, contrastan

    con las realidades sociopolíticas y geo-políticas: Pocas regiones del mundo como el Medio Oriente, están tan desintegradas en el campo económico y tan fisuradas en el ámbito político.

    Un examen puntual geopolítico sobre el Medio Oriente demuestra que además de la disputa territorial entre israelíes y palestinos, entre el Mediterráneo y el Jordán, se cultivan odios e injerencias ambiciosas sin ningún asomo de unidad, debido a la existencia de divisiones de todo tipo, controles mutuos, muros y bloqueos.

    En la subregión denominada el Magreb, Marruecos y Argelia se desarrollan cada uno por su lado con las fronteras cerradas, por intereses mutuos, para sacar ventajas geopolíticas, geoestratégicas y geoeconómicas del conflicto por la independencia del Sáhara Occidental. Sin embargo, la capacidad de contagio de las revueltas internas en diferentes países desatadas con el advenimiento de la Primavera Árabe, revivió afinidades culturales y sentimientos político-religiosos compartidos por los ciudadanos del entorno geopolítico árabe.

    Han surgido rasgos geopolíticos en la región, que vislumbran las primeras posibilidades de construir el panarabismo, implícito y ajeno a anteriores proyectos ya derrotados, alentadas por las redes sociales, y los medios de comunicación con cadenas de televisión transmitidas vía satélite, encabezadas la qatarí por Al Jazzira.

    Con defectos y virtudes, con aciertos y desaciertos, la Primavera Árabe estimuló mucha acción política internacional, que a pesar de obvios intereses de todo tipo sobre la rica e importante región, pretende recuperar la normalidad sociopolítica y económica de vida interior de los países en transición y persistente conflictividad interna.

    Antes de la Primavera Árabe, estos países a duras penas se relacionaban entre sí y preferían coexistir divididos. Su interacción era individualista y de mutua protección, mediante cuestionadas cesiones de las soberanías nacionales a potencias occidentales, situaciones de las que los autócratas extrajeron beneficios personales a costa del sacrificio de sus pueblos, causa y razón de las revueltas del despertar árabe, iniciadas en 2011.

    La Primavera Árabe, indicó a los pueblos del Medio Oriente que si quieren progresar, deben hablar entre ellos, concretar pactos y acuerdos diplomáticos, comerciales militares y culturales; y aprender a actuar juntos con base en objetivos comunes, algo que nunca antes han hecho, como demuestran sus guerras perdidas contra Israel.

    Se deduce así, que la crisis política desencadenada por las revueltas estimuló la acción multilateral y dio luces para reavivar instituciones y proyectos de cooperación e integración regional, aunque no todos en la dirección más conveniente, como demuestra la intervención militar en Bahréin de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) (2), encabezados por Arabia Saudita, para acallar protestas populares contra la dinastía Al Khalifa.

    (2) El Consejo de Cooperación del Golfo fue creado a comienzos de la década de 1980, por insinuación del rey de Arabia Saudita, con el fin de detener el crecimiento geopolítico de la revolución iraní.

    En este caso, las monarquías petroleras encabezadas por la casa Al Saud de Riad, actuaron en marzo del 2011 de manera similar a los soviéticos en la época de la guerra fría, a partir del Pacto de Varsovia, al incursionar en la limitada soberanía de los países bajo la sombra de su seguridad, que en este caso, es una extensión de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en la región.

    Tal línea de conducta, aducida como respuesta a la amenaza nuclear iraní, era exigida por las bases militares estadounidenses asentadas en la región, incluido Bahréin, con la característica agravante de la negación de derechos civiles a la mayoría chiita en este pequeño Estado.

    Las sangrientas guerras civiles en Libia y Siria, posteriores al complejo conflicto iraquí, proporcionaron las mayores oportunidades para la acción coordinada de los intereses geopolíticos en el Medio Oriente. En Libia, la Liga Árabe patrocinó activar una zona de prohibición de vuelos para proteger a los rebeldes de los ataques de Gadafi, aunque por claros intereses económicos de Italia, Francia e Inglaterra, este control, muy pronto pasó a manos europeas.

    En Siria, la Liga Árabe ha liderado esfuerzos para la búsqueda para solucionar la crisis. Para el efecto, promueve la activación de una fuerza de Naciones Unidas que detenga la carnicería de Bashar El Assad contra su propio pueblo.

    En contraste político, los principales impulsores de esta iniciativa son las petroleras monarquías contrarrevolucionarias, que apoyan la revolución siria como parte de su guerra fría contra Irán, con el fin primordial de bloquear la unión chiita Irak-Irán.

    Sin proponérselo esta acción estimula la lucha independentista kurda, ayuda a Israel a combatir a los extremistas sunitas y coadyuva a la intención geopolítica de Estados Unidos y la Unión Europea sobre el Medio Oriente, pero pone a Turquía que es aliado de Occidente a actuar como un obstáculo a esta intención geopolítica y estratégica.

    Entretanto, el Magreb parece estar empeñado en un multilateralismo constructivo, estimulado por Túnez, cuyo presidente saliente, Moncef Marzuki realizó una gira por Marruecos, Mauritania y Argelia, para promover la Cumbre de la Unión del Magreb Árabe, con el fin de resucitar esta organización nacida en 1988, pero sin efectividad hasta ahora. El objetivo inmediato es construir un espacio magrebí con cinco libertades: de circulación de personas, residencia, trabajo, inversión y participación electoral en los municipios.

    4. Incidencia de la Primavera Árabe en Israel

    Tras lo sucedido en la Primavera Árabe, Israel encara la mayor erosión política ocurrida en su entorno estratégico desde 1948. Se le complicaron las relaciones con Turquía que era su antiguo aliado, en el mismo momento que su archienemigo Irán desarrolla una bomba nuclear. Siria y Egipto, los dos Estados más fuertes en las fronteras israelíes quedaron convulsionados por revoluciones, mientras que Gaza y Líbano los más débiles en su frontera, son controlados por los grupos terroristas Hamas y Hizbolá.

    En este contexto, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, afirmó ante los parlamentarios del Knesset (3) que el mundo árabe se mueve hacia atrás y se convierte en un ola islámica, anti-occidental, anti-liberal, anti-israelí y antidemocrática, por lo tanto para conveniencia de su nación, sería equivocado ceder territorio a los palestinos, porque:

    ─No podemos saber quién va a terminar con cualquier porción de territorio, en que nos demos por vencidos. Cuando millones de egipcios se agolpaban a las calles de El Cairo, analistas políticos y muchos opositores israelíes dijeron que nos enfrentamos a una nueva era de liberalismo y progreso…Dijeron que yo estaba tratando de asustar al público y estaba en el lado equivocado de la historia, por no ver hacia donde se dirigen las cosas. Pero. los acontecimientos demostraron que yo estaba en lo correcto─

    (3) Parlamento israelí

    El análisis de Benjamín Netanyahu acerca de los peligros que enfrenta Israel es válido para los intereses judíos, pues la situación podría empeorar. En el año 2010 Mubarak convocó a amañadas elecciones en Egipto. Su partido ganó 209 de 211 escaños. Por esa sola razón, es increíble que la Primavera Árabe no hubiera ocurrido antes en Egipto.

    Es acertado el temor de Israel de que los islamistas tomen el poder a su alrededor, luego de 50 años de dictaduras árabes, en que sólo se permitió asistir a las mezquitas para tratar asuntos religiosos, pues tenían prohibido crear partidos independientes, o seculares democráticos para desarrollarse en el ámbito político.

    Desde esta perspectiva, los dictadores árabes eran convenientes para Israel y para la justificación moralista de los islamistas, pero a la vez, mortales para el desarrollo y la educación de los pueblos árabes. Sin embargo, ahora los islamistas tendrán que competir con los partidos seculares legítimos y con jóvenes afines a la tecnología, que buscan salidas amplias a la vida normal de los árabes, alejados del conservadurismo religioso, que los ha separado de otras culturas.

    La propuesta de Netanyahu es no ceder territorio a un movimiento

    palestino dividido. Durante este periodo de incertidumbre, en que Israel no puede quedarse de brazos cruzados, pues la Primavera Árabe está en su propio patio, con la alta influencia política del ex primer ministro Salam Fayyad de la Autoridad Nacional Palestina, catalogado como el líder árabe más radical de todos los que han tenido los palestinos.

    Por ejemplo, Fayyad fue el primero que afirmó: ─Que se juzgue mi rendimiento en la mejoría de la vida de mis pueblos, no en mi retórica─

    Su atención se centró en la creación en Palestina de instituciones, incluyendo la que los israelíes admiten, es una fuerza de seguridad que ha ayudado a mantener a Israel pacífica, en aras de que los palestinos estén listos para iniciar una solución entre dos Estados. Pero en lugar de estimular esa idea, Israel retuvo 100 millones de dólares correspondientes a ingresos fiscales palestinos que necesitaba Fayyad.

    Ese fue el castigo a los palestinos que presionan ante la ONU, la creación de un Estado, pero que si quieren sobrevivir como embrión de Estado, deben pagar salarios a las fuerzas de seguridad palestinas, que como ya se anotó, con su trabajo en Gaza y Cisjordania, ayudan a proteger a Israel.

    La mejor defensa para Israel sería fortalecer el Fayyadismo, incluida la dotación controlada de armas y equipo a los servicios de seguridad palestinos en más áreas de responsabilidad, con el fin de incrementar su legitimidad, pero a la vez, dejar claro que no son custodios permanentes de Israel en sus territorios. Esto ayudaría a estabilizar el patio trasero de Israel, prevenir otro levantamiento como el que se extendió como un reguero de pólvora en el mundo árabe sin los viejos dictadores, y sentaría las bases para una solución de dos Estados y mejoraría las relaciones con los pueblos árabes. En ese contexto, Israel estará mejor si se fortalecen líderes palestinos responsables y democráticos.

    Es un momento muy delicado. El despertar árabe coincide con las esperanzas de una solución de dos Estados entre israelíes y palestinos.

    Los derechistas israelíes tendrán la tentación de no hacer nada, para insistir que no es adecuado el momento histórico para asumir riesgos, por que Israel necesita ocupar a Cisjordania para garantizar su propia seguridad. En contraste, ese podría ser un contrasentido para Israel, pues al responder de esa manera al desordenado y turbulento despertar democrático árabe, el Estado judío sacrificaría su propio carácter democrático.

    5. Incidencia del esplendor de Dubai en la primavera árabe

    Según Thomas Friedman, analista geopolítico internacional y columnista de The New York Times, desde cuando inició la Primavera Árabe Estados Unidos ha ido como péndulo de una respuesta política a otra. Falló al intentar derrocar al régimen libio sin complementar los bombardeos con una invasión terrestre. Falló al promover la abdicación de Bashar Al Assad en Siria. Falló cuando trató de democratizar a Egipto, con la elección de los Hermanos Musulmanes. Falló al invadir, ocupar, salir, buscar la abdicación y luego volver a intervenir en Irak.

    A juicio de este analista de temas geopolíticos mundiales:

    ─Tal vez el principio de la sabiduría es admitir que no sabemos lo que estamos haciendo en el Medio Oriente, pero lo más importante es que no tenemos la voluntad de invertir en una fuerza abrumadora, debido al tiempo que tomaría remodelar alguno de estos países, pero lo que es peor, si lo hiciéramos, no está claro si funcionaría─

    Según Friedman una posible solución sería:

    ─En Irak, Siria, Yemen y Libia, donde hay desorden colaborar con las fuerzas regionales

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