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Bariloche, 1972 y otros cuentos
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Bariloche, 1972 y otros cuentos
Ebook103 pages1 hour

Bariloche, 1972 y otros cuentos

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"Bariloche 1972 y otros cuentos" es el nuevo libro de Martín Venialgo, publicado exclusivamente en formato digital y que reúne doce cuentos inéditos, escritos en los últimos años, tras la aparición de "Mundo Marvilloso y otros cuentos" (2017) y el primer tomo de "Cuentos completos" (2019), obra recopilatoria de toda la narrativa breve de este prolífico autor, cuyo segundo tomo se prevé para el 2021.

La cuentística de Martín Venialgo se caracteriza por el amplio rango de intereses que apasionan a su autor y su acabado conocimiento sobre ellos, los cuales se ven plasmados en cuentos ágiles y directos que tienen lugar en distintas épocas y escenarios, protagonizados siempre por personajes sólidos y bien humanos, con una actitud decidida ante las circunstancias que les tocan en suerte.

Martín Venialgo se presenta así, sin artificios y como una voz única y característica dentro de la literatura paraguaya.

LanguageEspañol
Release dateSep 1, 2020
ISBN9781393257943
Bariloche, 1972 y otros cuentos
Author

Martin Venialgo

Martín Venialgo nació en Encarnación, Paraguay, en 1954. A temprana edad acompañó a su familia al exilio en la Argentina, debido a la persecución política sufrida por su padre como consecuencia de haber luchado contra la tiranía de Alfredo Stroessner y el régimen despótico y corrupto instalado por décadas en el Paraguay. En Argentina realizó sus estudios primarios y secundarios y se dedicó a actividades agropecuarias. Reestablecida la democracia en el Paraguay, regresó al país a mediados de los años noventa, retomó los estudios terciarios y se recibió de abogado. Actualmente se dedica a emprendimientos comerciales y culturales.

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    Bariloche, 1972 y otros cuentos - Martin Venialgo

    BARILOCHE, 1972

    …oh, we won’t give in,

    let’s go living in the past…

    Jethro Tull, Living In The Past

    Esta ciudad es agobiante: va cambiado de ocre a sepia según la intensidad de la lluvia y, afuera, mil dialectos se entremezclan, algunos coherentes y la mayoría incoherentes, las palabras dando esperanzas vanas y decepciones ciertas. Caminé por el amplio living de aquella vivienda, me fijé en aquella fotografía en blanco y negro colgada por la pared que retrataba a todo mi curso de quinto año en el Bosque de Arrayanes. Fue el viaje de fin de curso de 1972 a Bariloche. Con una franela fui sacando el polvillo. Éramos un curso donde predominaban las mujeres; por suerte, pensé y sonreí. Mientras iba limpiando el marco veía los rostros de todos ellos; me pregunté qué habría pasado si la vida de algunos hubiese sido distinta. De seguro era la lluvia, que iba alimentando mi delirio. Me serví un whisky y prendí un habano, como corresponde a un buen burgués como yo. A través del ventanal, vi cómo la lluvia seguía cayendo, hasta que el timbre de un mensaje de WhatsApp me sacó de mi abstracción. Tomé mi celular y leí el mensaje:

    "SI QUIERE VOLVER A SU PASADO,

    COMUNÍQUESE CON NOSOTROS.

    ZODIAC."

    Una sonrisa me nació al ver el mensaje; evidentemente la gente ya no sabía qué inventar. Seguí con mis pensamientos, sabía cómo les había ido a la mayoría de mis compañeros del último año del secundario. Me volvía la imagen de aquel viaje de fin de curso y miré mi celular varias veces, hasta que, luego de otro sorbo de whisky, me decidí. Tomé el móvil y marqué el número que figuraba como remitente del mensaje. El teléfono sonó hasta que por fin me contestó una voz femenina en perfecto castellano, pero con tonada extranjera.

    —Buen día, señor Martín, me alegra que haya llamado. Soy la ingeniera Cosmina Cel Tradat.

    Le pregunté de dónde había conseguido mi número y ella me contestó que tenían una base de datos de todo el país. Luego quise saber de dónde sacó la idea de que quería ir al pasado.

    —Somos una empresa rumana de inteligencia artificial y tenemos un software sofisticado y único que capta el estado de ánimo de todas las personas que están en nuestros archivos —respondió.

    —¿Eso no sería una grave intromisión en mi vida particular?

    —No, señor Martín. Por eso mandamos un mensaje, en vez de hacer una llamada. Dejamos sometida al libre albedrío de las personas la decisión de comunicarse.

    Quedé pensativo e indeciso por un instante.

    —Si usted desea, le reservo un turno sin cargo para esta tarde, a las cinco. Puede venir y despejar todas sus dudas.

    —Una última consulta: ¿por qué el nombre de su firma está en inglés y no en castellano?

    —No es inglés, es rumano. Aunque se escribe de la misma manera y significa lo mismo que en inglés.

    Por la tarde caminé hasta la esquina para tomar el subterráneo, en medio de una procesión de gente que usaba paraguas amarillos para protegerse de la garua; una metamorfosis, quizás, de las hojas que caían de los plátanos en el otoño. Al llegar al sector corporativo de la ciudad, me encaminé hacia la dirección indicada y tomé el ascensor externo. Mientras subía hasta el piso 27 pude ver la avenida de plátanos amarillentos que contrastaban con esa ciudad de edificios color sepia. Al llegar a la recepción le di mi nombre a la secretaria, quien me invitó a sentarme un momento. Había un gran mural con la imagen de Los Noctámbulos de Edward Hopper. Al instante apareció otra secretaria que me pidió que la acompañara; cruzamos un pasillo interminable hasta llegar a un despacho ostentoso, lleno de pantallas y equipos electrónicos extraños para mí. La secretaria me indicó que tomara asiento en un mullido sillón y abandonó el lugar. Instantes después, hizo su entrada la ingeniera Cosmina; era alta, de cutis blanco y cabellera azabache como la mayoría de las rumanas y tenía un físico envidiable.

    —Señor Martín, es un placer tenerlo en nuestra empresa. Por favor, póngase cómodo.

    Le pregunté de qué se trataba todo esto.

    —Mire, entre otros servicios, brindamos la posibilidad de hacer un viaje a través del tiempo, a una fecha y lugar determinado. El viaje dura cinco días en el pasado pero, en tiempo real, es solo una hora.

    Cosmina Cel Tradat extrajo un habano Romeo & Julieta para damas y me invitó uno, pero desistí. Me comentó que no había prohibición para fumar, mientras encendía su habano con un Dupont de oro. Luego prosiguió:

    —Si usted quiere, podemos hacerle una pequeña demostración de nuestro sistema, para ver si lo convence.

    Dudé un instante pero di mi conformidad. Mediante un intercomunicador llamó a una secretaria. Me pusieron un apósito en la frente, con un cable que conectaba a un equipo. Me indicó que mirara a la pantalla principal, en ella apareció mi imagen a la edad de tres años. Era el día del nacimiento de mi hermano: subía con mi padre al auto que nos llevaba al sanatorio y una polvareda roja acompañaba la marcha.

    —Este es el primer recuerdo nítido que tiene en su vida. Eso lo sabe solo usted y ahora nosotros.

    Quedé petrificado. Me acomodé en el sillón sin saber qué decir. La ingeniera tecleó algo y en la pantalla apareció la fecha 17 de agosto de 1972. Era un jueves y el lugar era Posadas, Misiones.

    —Ese día, según el sistema, usted fue de viaje de fin curso con sus compañeros de la Escuela Normal a Bariloche. Por algún motivo usted quiere volver a hacer ese viaje.

    —¿Y eso se puede? —consulté, ya completamente entregado.

    —Por supuesto, si usted nos autoriza.

    Asentí con un gesto y ella me trajo una planilla para firmar. En ese documento yo me hacía responsable de cualquier acción que cambiara el pasado. Firmé sin leer mucho.

    —Vamos a las indicaciones. Cualquier duda la tenemos que esclarecer ahora.

    Dio una nueva pitada y luego hizo un cruce de piernas que me convenció de que yo estaba muy bien del corazón, porque fue un movimiento capaz de mandar al foso a cualquier hombre.

    —Usted va a salir en este viaje al pasado el 17 de agosto de 1972 a la madrugada, desde Posadas, y volverá el 22 de agosto a las 11:36 de la mañana. Le recuerdo que esto es un viaje de placer y no tiene que convertirse en algo distinto; sucederán las cosas que simplemente ocurrieron en ese viaje y si usted quiere cambiar algo vamos a estar en problemas.

    —¿Qué me puede suceder?

    —Tal vez no pueda volver y se quede en el pasado, lo que determinará que tenga una vida diferente a la que vivió.

    Asentí nuevamente.

    —Además debe tener en cuenta que va a estar con personas de entre 17 y 18 años, y usted les lleva una gran ventaja. Su cuerpo va a ser de 1972 pero su mente y conocimientos son del 2020. Otra cosa: deme su

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