Cincuentenario del tratado bilateral de cooperación México-Estados Unidos Primera parte
En mayo de 1973 Joseph Rodriguez, un residente de Calexico, California, se hospedó en un motel de Dallas, Texas, con una importante colección de bienes culturales precolombinos, provenientes del tráfico ilícito, para usufructuar con ella. Luego de iniciar las ventas en el mercado local, Rodriguez se trasladó a un motel de San Antonio, en el mismo estado, donde le ofreció parte del pillaje a Alberto Mijangos, quien en la época era director del Instituto Cultural Mexicano en esa ciudad. Para infortunio del segundo personaje, la institución que encabezaba pertenecía al gobierno de México.
Sin mencionar su cargo, Mijangos se hizo acompañar de Adelina Díaz-Zambrano, responsable de la biblioteca del instituto, para cerciorase de la existencia y las características del lote, muchas de cuyas piezas de alto valor estaban protegidas con légamo y paja.A pregunta expresa de Mijangos, Rodriguez contestó sin sonrojo que provenían del contrabando; la colección mayor estaba resguarda en Calexico, sede de las operaciones ilícitas. Más aún, narró que tenía cinco brigadas ubicadas en las zonas arqueológicas mexicanas.
Los precios asignados por Rodriguez a las figurillas ofertadas oscilaban entre 5 mil y 20 mil dólares, y éste argüía que el precio se había incrementado en razón de los efectos del Tratado de Cooperación entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados.
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