LA VICTORIA DE SALVADOR ALLENDE
DOCTOR EN HISTORIA Y PERIODISTA
En enero de 1970, después de varios meses de incertidumbre, Salvador Allende fue designado candidato de la Unidad Popular (una coalición de seis partidos encabezada por comunistas y socialistas) para la elección del 4 de septiembre de aquel año. Desde entonces recorrió sin descanso la geografía nacional, en la que fue la más breve de sus cuatro campañas presidenciales. Rompieron la parsimonia del verano austral las brigadas muralistas Ramona Parra (de las Juventudes Comunistas) y Elmo Catalán (de la Juventud Socialista), que pintaron su nombre de manera colorista e imaginativa en las paredes de todo el país. Los acordes de la Nueva Canción Chilena, con Víctor Jara, Ángel e Isabel Parra, Inti-Illimani, Quilapayún…, llenaron de música la infinidad de actividades que la izquierda organizó a lo largo de aquellos siete meses.
La periodista Virginia Vidal le acompañó en una jornada en la que Allende, con guayabera y sombrero de paja, recorrió una de las zonas más humildes del área metropolitana de Santiago: “Fuimos a una localidad muy pobre, Barrancas; era un día de semana después del almuerzo, hacía mucho calor, el terreno era muy árido, pura tierra. No se asomaba un alma. Allende iba con un megáfono, tocando puerta por puerta, era muy entusiasta”. En una de las casas pidió un vaso de agua a la mujer que le abrió, y ella, sin excesivo entusiasmo, regresó con una jarra “bien pobre”, de la que el candidato se sirvió. Después empezó a preguntarle por sus hijos y a explicarle su trabajo como parlamentario
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