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Trotski y su tiempo (1879-1940).
Trotski y su tiempo (1879-1940).
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Trotski y su tiempo (1879-1940).

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La biografía Trotski y su tiempo (1879-1940), del historiador Antonio Liz, ha sido calificada de “guía para el planeta Trotski”. Si la actividad política de Trotski fue la de uno de los grandes revolucionarios marxistas de la Historia (el tribuno por excelencia de la Revolución rusa, el creador del Ejército Rojo, el compañero de Lenin: en la Revolución rusa se decía que el Partido Bolchevique era “el Partido de Lenin y Trotski”…) aquí está recogida de forma tan documentada y panorámica que la lectora o el lector tendrá al finalizar la lectura una rica visión general de la vida y obra de Trotski.
La biografía de Trotski atrapa porque fue un incansable luchador social. Nada tiene que ver este político revolucionario con los políticos de hoy en día, más atentos a mantener su status que a transformar la sociedad. En estos tiempos que vivimos de coronavirus, donde los privilegios para unos pocos y la precariedad para la gran mayoría saltan a la vista, conocer la esencia de la vida de Trotski revitaliza la pasión social porque nos acercamos a una indomable e incorruptible figura.
LanguageEspañol
PublisherEntimema
Release dateJul 27, 2020
ISBN9788417528461
Trotski y su tiempo (1879-1940).
Author

Antonio Liz

Antonio Liz (Casfigueiro, Ourense, 1957). Historiador marxista autor de A Emigración galega, unha aproximación desmitificadora (Artes Gráficas, 1991), Trótski e o seu tempo, 1879-1940 (Entinema, 2005), Trotski y su tiempo, 1879-1940 (Sepha, 2007), Octubre de 1934, insurrecciones y revolución (Espuela de Plata, 2009), Revolución y Contrarrevolución. La II República y la Guerra Civil española, 1931-1939 (HD, 2016 y Entinema, 2019), El cielo por asalto. La Revolución rusa, 1905-1917 (Espuela de Plata, 2017) y coordinador y coautor de la obra colectiva Barbarie fascista y Revolución social. La Guerra Civil española 75 años después (Sariñena, 2011). Columnista en la web alternativa Kaos en la Red. En su blog, antonioliz.wordpress.com, figuran sus artículos históricos y de actualidad, audios de charlas y entrevistas, sus libros digitalizados y folletos, sus vídeos sobre la Revolución española y la Revolución rusa y su vídeo Carta abierta a Felipe VI.

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    Book preview

    Trotski y su tiempo (1879-1940). - Antonio Liz

    memoriam.

    Presentación a la edición de 2020

    A Isaac Deustscher le corresponde el honor historiográfico de haber desenterrado a Trotski de la montaña de injurias y calumnias con que el stalinismo le había sepultado. Su trilogía de Trotski El profeta armado, El profeta desarmado y El profeta desterrado publicada en español por Ediciones Era en 1966, y reeditada infinidad de veces, fue un auténtico rescate e influyó en miles de lectores, entre los que me incluyo.

    Después vino la biografía de Pierre Broué, que yo leí en su versión en italiano, La Rivoluzione perduta. Vita di Trockij 1879-1940, publicada en 1991 por la editorial Bollati Boringhieri. Pierre Broué es el gran biógrafo de Trotski gracias al profundo conocimiento de su obra y de su vida. Fue el primer historiador que entró en los archivos que Trotski había depositado en la Houghton Library de Harvard. Para el estudio de este fondo contó con la ayuda de un secretario del propio Trotski durante años, Jean van Heijenoort, conocido públicamente por el breve libro en el que relató sus vivencias con el revolucionario marxista y que la Editorial Nueva Imagen publicó en español en 1979, Con Trotsky, de Prinkipo a Coyoacán. Testimonio de siete años de exilio.

    Al poco de la publicación en español de mi biografía panorámica Trotski y su tiempo (1879-1940) se publicaron las de dos autores conocidos para el gran público, Jean-Jacques Marie y Robert Service. La de Jean-Jacques Marie, Trotski, revolucionario sin fronteras, Fondo de Cultura Económica (México DF, 2009), es una excelente biografía, muy bien documentada. Este historiador con una obra extensa y sólida es ya un clásico. Un ejemplo de su rigor y erudición lo tenemos en su inigualable biografía de Stalin, publicada en español por Ediciones Palabra en 2003 y en la biografía de Lenin editada en español en 2008 por el POSI. Marie trabajó en más de una ocasión con Broué. Para mi, Pierre Broué y Jean-Jacques Marie son dos grandes historiadores, a los que yo les debo infinidad de información y horas y horas de estimulantes lecturas.

    La biografía de Robert Service, Trotski, una biografía, Ediciones B, S.A (Barcelona 2010), es, sencillamente, un insulto al rigor historiográfico, además de un cínico ataque a la persona de Trotski. Ya en su día a este autor le puntualicé su verborrea anticomunista y su metodología de la confusión a base de un amasijo de medias verdades, mentiras rotundas y cínicos comentarios en una extensa crítica de su voluminosa obra Camaradas, breve historia del comunismo. Como hasta el título era absolutamente engañoso ya que no se historiaba nada titulé mi paciente crítica Camaradas, un alegato anticomunista.

    La vida de Trotski, que resumo de forma panorámica en mi biografía, es un estímulo para las generaciones jóvenes. La biografía de Trotski atrapa porque fue un incansable luchador social. Nada tiene que ver este político revolucionario con los políticos de hoy en día, más atentos a mantener su status que a transformar la sociedad. En estos tiempos que vivimos de coronavirus, donde los privilegios para unos pocos y la precariedad para la gran mayoría saltan a la vista, conocer la esencia de la vida de Trotski revitaliza la pasión social porque nos acercamos a una indomable e incorruptible figura.

    Madrid, 30, junio, 2020

    Índice

    Presentación a la edición de 2020

    Introducción

    Prólogo a la edición en español

    I. EL AMANECER

    1. Los años de formación

    2. En la primera revolución: 1905

    3. Diagnosticando el futuro

    4. Rusia en revolución: 1917

    5. Brest-Litovsk

    6. Guerra civil

    7. La III Internacional

    8. El comunismo de guerra

    9. Del X Congreso a Kronstadt

    10. Rapallo

    11. Arte y revolución

    II. LA REVOLUCIÓN TRAICIONADA

    12. La naciente burocracia

    13. Lenin, la última batalla

    14. Alemania, la revolución fracasada

    15. La troika, una dirección fraccional

    16. La muerte de Lenin

    17. Individuo e Historia

    18. Un camino diferente

    19. Socialismo en un solo país

    20. La Oposición de Izquierda

    21. Stalin, sepulturero de la revolución

    22. La revolución china

    III. LUCHANDO PARA EL PORVENIR

    23. El programa de la Oposición

    24. La eliminación de la izquierda

    25. En el destierro: Almá-Atá

    26. Prinkipo, comienza el exilio

    27. Viaje de ida y vuelta

    28. Contra el nazismo

    29. En Francia

    30. El asesinato de Kírov

    31. Noruega

    32. La revolución española

    33. Trotski, Nin y el POUM

    34. El Primer Proceso de Moscú

    IV. EL FINAL DEL CAMINO

    35. México

    36. Más horror stalinista

    37. La IV Internacional

    38. Tambores de guerra

    39. El Pacto nazi-soviético

    40. Comienza la guerra

    41. La naturaleza del Estado soviético

    42. El método marxista

    43. Una biografía inconclusa

    44. Testamento político

    45. El asesinato de Trotski

    Apéndices

    I) Congresos del Partido Bolchevique

    II) Congresos de la Internacional Comunista

    III) Cronología (1879-1940)

    Bibliografía

    Tres páginas web

    Películas y documentales

    Introducción

    ¿Por qué hoy una biografía sobre Trotski?

    El historiador no escoge casualmente su objeto de estudio. Entonces, ¿es posible que el historiador sea objetivo? Sí, si lo que pretende es acercarse a la causalidad de los fenómenos sociales. Sí, si el historiador pretende descubrir, comprender y no justificar. Su grado de objetividad dependerá de su nivel de aproximación a la realidad histórica.

    ¿Por qué hemos tomado a Trotski como objeto de estudio, de reflexión? Por dos razones completamente interrelacionadas. Una, porque su quehacer intelectual y político nos da la posibilidad de exponer lo íntimo de la vida de un hombre cuyo objeto existencial fue emancipar a la humanidad a través de la lucha política de la clase trabajadora. Otra, porque le tocó vivir un tiempo histórico donde se dieron las primeras revoluciones y contrarrevoluciones del siglo XX por lo que su vida transcurre en un periodo que es sumamente rico en enseñanzas políticas.

    ¿Hacemos política al escoger como objeto de estudio a Trotski? Por supuesto. El historiador puede ser objetivo pero nunca es imparcial, algo absolutamente imposible en una sociedad clasista. No podemos ser imparciales sino que queremos presentar el epicentro de la vida de un hombre que obró, conjuntamente con muchos otros, para la mayoría de la especie humana, que reflexionó y militó con el único objetivo de conquistar un mundo armonioso en lo social y en lo internacional. Como este mundo aún no está sustentado sobre esas bases, una reflexión sobre su vida y su obra no es un mero ejercicio académico sino un ejercicio social.

    La biografía

    Esta biografía comenzó cuando nos pusimos a elaborar un artículo sobre Trotski en el sesenta aniversario de su muerte. El conjunto de artículos que vinieron a continuación constituyeron el borrador de esta biografía. Biografía confeccionada sin prisas para poder acoplar los años de lectura y relectura de las principales obras conocidas del biografiado y la reflexión sobre el caminar de la Historia. Así, su elaboración se realizó con calma, en un tejer sereno en lo narrativo aunque apasionado en lo intelectual.

    Bibliografía

    En la bibliografía están citadas tanto las obras más importantes de Trotski, pacientemente trabajadas por nosotros, como sobre él. También hay textos generales tanto de carácter teórico como histórico. Decir aquí que a nosotros la mayoría de las obras recogidas en la bibliografía nos parecen aprovechables, algunas sublimes y más de una deleznable. Mas todo esto le compete descubrirlo al propio lector ya que el objeto de este libro no es hacer un análisis de dichas obras aunque es obvio que cuando nuestro discurso histórico diverge del de los autores anotados en la bibliografía es porque no estamos de acuerdo con su línea interpretativa.

    Advertencia

    Esta obra no recibió apoyo económico de ninguna institución, asociación o grupo político. Por lo tanto, es el producto de un quehacer intelectual absolutamente independiente. Ahora bien, anotar que nadie puede estar en el limbo de los justos, por encima de las clases sociales; quien pretenda tal o es un tonto o un demagogo. No se puede ser imparcial pero sí libre si entendemos que el compromiso intelectual y político conscientemente adquirido es la esencia de la libertad.

    Madrid, 11, septiembre, 2004

    Prólogo a la edición en español

    Al pasar esta biografía del gallego al español no hice sólo un ejercicio de traductor. El pesado privilegio de traducirse a uno mismo posee la ventaja, eso sí, de no tener que seguir la traducción lo más posible al pie de la letra para no traicionar el espíritu del autor. Así fue. Al hilo de la traducción he ido retocando el texto allí donde consideré que debía hacerlo. Esto no quiere decir que la versión gallega y la española de la biografía sean textos diferentes. No, su estructura y su línea argumental son exactamente las mismas. Lo que sí varía son contadas matizaciones que estimé que mejoraban la comprensión del discurso histórico, matizaciones que basé en la relectura de la obra y de todos los textos citados y en el estudio de nueva bibliografía. En este ejercicio de traducción/concreción tuve también en cuenta comentarios de compañeros y amigos que leyeron con detenimiento mi obra. Escuchar a cercanos lectores de mi libro me recordó algo que ya sabía, que aún el más honesto de los textos, es decir, aquel que se asienta en lo que el autor considera íntimamente como cierto, es una pálida aproximación a la realidad histórica. Pero también las diversas opiniones de estos cariñosos pero críticos lectores me han hecho ver que acerté en el objetivo narrativo que me había propuesto: describir el hilo conductor del proceder de Trotski en el proceso histórico. Ahora sólo resta conseguir lo más importante, que esta obra sirva para ayudar a comprender el auténtico significado del quehacer de Trotski y de sus camaradas y que, por añadidura, estimule el interés reflexivo por un tiempo histórico tan colmado de enseñanzas políticas para aquellos que no se conforman con el pesimista y alienador discurso del Fin de la Historia.

    Madrid, 7, julio, 2007

    I. EL AMANECER

    1. Los años de formación

    Lev Davídovich Bronstein nacía, según el calendario Juliano imperante en la Rusia Zarista, que, ironías de la Historia, será derogado en 1918 por la revolución de la que el propio Trotski será uno de sus líderes, el 26 de octubre del año 1879 en una aldea del sur de Ucrania, Ianovka, en la provincia de Jerson, en el seno de una familia judía de pequeños agricultores. Cuando el niño vino al mundo el Imperio Ruso estaba regido por el zar Alexander II, que gobernaba desde el año 1855 y que murió en un atentado con bomba el 1 de marzo de 1881 en San Petersburgo. Lo sucedió Alexander III (1881-1894), que va a fenecer en la cama por culpa de una enfermedad renal a los cuarenta y nueve años. Su hijo, Nicolai II, el que iba a ser el último monarca de la Dinastía de los Románov, accedió a la jefatura de la autocracia en 1894, tiempo en el que nuestro biografiado ya era un adolescente que concluía sus estudios en el instituto y que estaba a piques de iniciarse en la política revolucionaria. Nicolai II, zar en el periodo 1894-1917, estaba completamente imbuido de la idea de que tenía que seguir siendo un autócrata porque se sentia un monarca absoluto elegido por la gracia de Dios. Así, estimaba que no tenía que ceder ningún poder ya no a una Duma (Parlamento), lo que él consideraba sencillamente un ultraje para su regia persona, sino ni tan siquiera a un gobierno operativo que aun dependiendo de él tuviera autonomía suficiente para dirigir aquel inmenso y plurinacional imperio. Nicolai II nada quería saber de la realidad, ni tan siquiera se percataba que la industrialización que venía posibilitando el propio Estado zarista estaba dinamizando al campesinado y pariendo un proletariado concentrado. Pero la realidad caminaba a pesar de la absoluta incomprensión del zar. Efectivamente, en una sociedad de 130 millones de personas, mayoritariamente campesina, se estaban dando unas concentraciones industriales y obreras desconocidas en los propios países capitalistas desarrollados. Unos pocos datos ilustran esto, en 1890 el 46 por 100 de los obreros fabriles trabajaban en fábricas de al menos mil obreros; en el mismo año, en Ucrania siete grandes fábricas empleaban los dos tercios de todos los obreros metalúrgicos de la Rusia zarista y, por la misma fecha, las minas de carbón del Donetz juntaban los 3/5 de los trabajadores del carbón y generaban el 70% de la producción carbonífera. No era difícil colegir que esta dinámica socioeconómica traería implicaciones políticas.

    Retrocedamos un instante a la aldea de Ianovka, allí pasará el futuro Trotski parte de su infancia. Vivirá al ritmo del campo, marcado por las cuatro estaciones. Será un tiempo sin lujos pero sin apreturas. A los nueve años ya va a estudiar a Odesa, ciudad en la que residirá con unos parientes que estaban empezando a montar una editorial, lo que le posibilitará corregir pruebas de imprenta convirtiéndose en el pasatiempo favorito del chaval. Estudiará en el Instituto San Pablo, destacando como buen alumno en materias tan diversas como matemáticas y lengua y literatura rusas, entre otras. Aprende los rudimentos del alemán y del francés y también los de la rebeldía ya que por participar en una protesta escolar tarareando con la boca cerrada lo van a expulsar temporalmente del colegio.

    Concluidos los cursos en el instituto marcha, en 1896, a Nikolaiev. Allí el contacto premilitante con la realidad política y social lo pondrá en la primera encrucijada de su vida: ¿universidad o revolución? Un hecho vendrá a ayudarle en su decisión: en febrero de 1897 una estudiante presa en la fortaleza petersburguesa de San Pedro y San Pablo se prende fuego. Bajo el impacto de aquel acto comienza su camino de revolucionario. Empieza a ejercer de escritor y agitador político. Eran los primeros pasos. En este círculo conoció a Aleksandra Sokolovskaia, revolucionaria que será su primera compañera y con la que tendrá dos hijas, Zina y Nina. Los contactos políticos se van acrecentando. Las relaciones con trabajadores y estudiantes dan nacimiento a la Unión de Obreros del Sur de Rusia, en la que Lev Davídovich, que tiene 18 años, va a cumplir un papel político importante. Los miembros de la Unión llegan a 200. Editan un modesto periódico intitulado Nashe Delo (Nuestra Causa).

    Por su proceder agitativo es detenido por la policía a comienzos de 1898. Llevado a la prisión de Nikoláiev y luego a la de Jerson. De allí fue enviado al centro penitenciario de Odesa, donde se enterará del Congreso Fundacional del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que se había celebrado del 13 al 15 de marzo de 1898 en Minsk. En la prisión acometerá un sinfín de lecturas.

    A finales de 1899 Lev y sus camaradas son condenados al destierro siberiano. De camino a Siberia pasan por Moscú. Conoce allí a revolucionarios experimentados, oye hablar de Lenin por primera vez y lee El desarrollo del capitalismo en Rusia. Escribe ensayos y panfletos. En la misma prisión de Moscú se casa con su compañera Sokolovskaia. Marchan juntos al destierro, ya que las parejas casadas tenían ese derecho. Llegan a la aldea siberiana de Ust-Kut. Allí empezará a leer El Capital. Lev y Aleksandra tienen una niña, Zina. Se Instalan en Verjolensk, en el este de Siberia. Aquí la actividad política es frenética: estudios, debates, artículos. Se va consolidando su formación marxista. Ya se auto-identifica como socialdemócrata, que es como se denominaban por entonces los comunistas. Se convierte en uno de los líderes de la Unión Socialdemócrata Siberiana. Escribe infinidad de textos y los firma con el sobrenombre La Pluma (Piró, como se dice en ruso), pseudónimo que se hará muy conocido entre los revolucionarios rusos.

    En el verano de 1902 el correo clandestino le trajo el ¿Qué hacer? de Lenin y una serie de números de Iskra (La Chispa) que Lenin, Mártov, Plejánov y otros socialdemócratas habían fundado y cuyo primer número había salido a la luz el 24 de diciembre de 1900.

    Lev decide huir de Siberia. Así lo acuerda con su compañera que quedará al cargo de las dos hijas, ya que había nacido otra niña, Nina. En este verano del 1902 se da a la fuga, primero en un carro y después en tren. Llega a Irkutsk. Allí unos camaradas le proporcionan un pasaporte falso al que había que ponerle un nombre inmediatamente. Lev escoge el nombre de un ex carcelero suyo: Trotski. Con este nombre pasará a la Historia.

    En octubre del mismo 1902 llega a Londres y va directamente al apartamento donde vivían Lenin y Krupskaia, que se trasladaran a la capital inglesa para poder imprimir Iskra. Cuando Krupskaia abre la puerta Trotski se presenta con su pseudónimo siberiano: La Pluma. Lenin y Trotski se conocen personalmente. Hablan. Caminan. La Historia acaba de reunir por vez primera a los futuros líderes de la venidera Revolución de Octubre.

    El mismo día de su llegada se instalará en una casa contigua a la de Lenin, que compartirá con Mártov y Vera Zasúlich, que junto con Lenin, Plejánov, Áxelrod y Potrésov componían la redacción de Iskra. Precisamente, al poco de su llegada, Lenin propondrá a Trotski como nuevo redactor de Iskra. Plejánov se opondrá rotundamente. No obstante, Trotski se convierte en colaborador del periódico y en conferenciante político entre la colonia de emigrados rusos. Así viaja a Suiza, Bélgica, Francia. En un viaje a París conocerá a Natalia Sedova quien será su definitiva compañera, con la que tendrá dos hijos, Lev y Sergei.

    En julio-agosto de 1903 se celebra el II Congreso del POSDR, primero en Bruselas y después, por razones policiales, en Londres. El congreso había sido organizado por la redacción de Iskra, que era en la práctica el órgano teórico del partido. En el congreso los iskristas formaban la mayoría lo que posibilitó que se rechazara considerar al Bund como la organización exclusiva de los trabajadores de origen judío, derrotar a los economicistas, que proponían que los trabajadores pasasen de la política y se dedicasen exclusivamente a reivindicaciones económicas, y aprobar el programa teórico y reivindicativo del partido. Las disensiones entre los iskristas comenzaron con la discusión del artículo primero de los estatutos del partido. En esencia, los iskristas liderados por Mártov, los blandos, proponían un partido de meros afiliados, donde pudiesen convivir tanto los militantes revolucionarios como los colaboradores y simpatizantes. Los duros, liderados por Lenin, proponían un partido formado exclusivamente por militantes revolucionarios. Se produjo la votación y se aprobó la propuesta de Mártov por 28 votos a favor y 23 en contra. Posteriormente se efectuó el debate para elegir el Consejo de Redacción de Iskra. Como se habían retirado del congreso los bundistas y los economicistas, que antes habían votado a favor de los blandos, ahora tenían mayoría en el congreso los duros. Así, cuando se presentó la propuesta de Lenin para que la redacción de Iskra estuviera compuesta por Plejánov, Mártov y el propio Lenin, retirando de ella a dos viejas glorias de la socialdemocracia rusa, Zasúlich y Axelrod, el congreso la aprobó por 25 votos a favor, 2 en contra y 17 abstenciones. Esta votación es la que da nacimiento a la famosa división entre bolcheviques (mayoría), los iskristas duros, y mencheviques (minoría), los iskristas blandos. No obstante las votaciones, Mártov rechazó participar en el Consejo de Redacción y los mencheviques se retiraron del Congreso lo que llevó a reuniones por separado de las dos nacientes fracciones del POSDR. Así, los bolcheviques contaban con la mayoría en el Consejo de Redacción de Iskra y en el Comité Central del partido. Pero Plejánov, que había defendido en el congreso las tesis de Lenin, no supo soportar la presión que para él significó dejar a un lado del camino a sus viejos compañeros de armas, se reconcilió con ellos y con los mencheviques lo que posibilitó que fuera Lenin el que tuvo que terminar por dimitir de la redacción de Iskra, aunque su propuesta sobre la organización del periódico había sido votada mayoritariamente en el congreso.

    La desavenencia sobre el primer artículo de los estatutos, y el clima de enfrentamiento político que generó, era realmente un choque primerizo de principios entre las dos emergentes grandes fracciones del POSDR, bolcheviques y mencheviques. En el fondo era la cuestión de optar por un partido reformista o por un partido revolucionario. Ahora bien, la inmensa mayoría de los implicados aún no lo veían así de claro. Como siempre ocurre, será el proceso histórico el que dé y quite razones. De momento, Lenin hará una reflexión post-congresual en su extenso e intenso folleto Un paso adelante, dos pasos atrás que le llevará a insistir en la imperiosa necesidad de crear el partido de la clase trabajadora, la palanca que permitirá que los trabajadores hagan rodar cuesta abajo, hacia el basurero de la Historia, a la clase dominante. Trotski, que aún no tenía la conciencia organizativa de Lenin y, además, impresionado con la rotundidad de éste para librarse del peso muerto a nivel político-organizativo de las viejas glorias de la socialdemocracia rusa, votó en contra de las tesis de Lenin. Eso sí, pasada la fiebre congresual se apartará políticamente de los mencheviques, como él mismo nos lo explica: En el año 1904 (...) rompí con la minoría del segundo congreso (los mencheviques), y durante los siguientes trece años no pertenecí a ninguna facción (V.123, p.155). No obstante, en el terreno organizativo fue, como muchos otros, un conciliador hasta la revolución del diecisiete ya que intentó casar a bolcheviques y mencheviques, lo que le valió en ocasiones la dura crítica de Lenin. Trotski reconocerá que en la construcción del Partido Lenin tenía toda la razón. La revolución de 1917 solucionará esta divergencia. Desde entonces, para Trotski la primera exigencia para enfrentar las tareas políticas tiene tres condiciones: el partido, el partido y una vez más el partido (V.103, p.48).

    2. En la primera revolución: 1905

    A comienzos de 1904 va a estallar la guerra ruso-japonesa. Los imperialistas rusos y japoneses competían por Manchuria y Corea. Cuando tropas y colonos rusos cruzaron, en 1903, el río Yalu, que hace frontera hoy entre Corea del Norte y la República Popular China, el gobierno japonés rompió las relaciones diplomáticas y organizó un ataque contra la base naval de Port Arthur, en la península de Liaodong. Port Arthur era una de las dos bases navales que tenía la Rusia zarista en el Océano Pacífico, la otra estaba en Vladivostok. El ataque se llevó a cabo, sin previa declaración de guerra, el 8 de enero de 1904; con este proceder el ejército japonés hirió a la flota rusa y le puso cerco a la base naval que capituló el 2 de enero de 1905. Era el comienzo del fin en Asia frente al emergente imperialismo japonés. Las derrotas se sucedieron una tras otra en el río Yalu (abril, 1904), Mukden (marzo, 1905) para concluir en el desastre naval de la Batalla de Tsushima (27, mayo, 1905), que llevaría a la Rusia zarista a la mesa de negociaciones y a reconocer en el Tratado de Portsmouth, firmado en los EEUU el 23 de agosto de 1905, los intereses japoneses en el Extremo Oriente. Mas no fue la derrota ante el competidor japonés el único efecto ya que la pérdida de esta guerra tendrá consecuencias internas, tantas que, en palabras de Trotski, la revolución de 1905 surgió directamente de la guerra ruso-japonesa (V.111, p.11). Efectivamente, una semana después de la caída de Port Arthur se daba el "Domingo

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