Ryker: Caballeros Siniestros, #1

RYKER

Caballeros Siniestros #1

Aria Cole

SINOPSIS:

Correr. Proteger. Defender.

Anna Kloss creció como una chica lista  en el club de moteros Caballeros Siniestros, un grupo de inadaptados por encima de la ley que pelea para proteger a las mujeres en su propia comunidad. Dividida entre dos mundos, ella vivió los últimos años en una residencia universitaria, aferrándose a lo prometedor de su futuro y tratando de olvidar el fantasma de su pasado.

Como Vicepresidente de los Caballeros Siniestros, Ryker Beckett ha probado su dedicación y lealtad permaneciendo en una prisión estatal por tres años por salvar a una mujer de un espantoso asalto. La mujer. La única que importa. La joven, inocente y virginal hija del Presidente del club, Anna.

Pero ahora Ryker está de vuelta, y su mirada está puesta en reconectar con la mujer que ocupó cada minuto de sus pensamientos mientras estuvo encerrado. Anna ha crecido, pero sigue siendo la única que no puede tener, la única que él desea... ¿Estará lista para que este gigante y tosco motero la proteja y defienda para siempre?

Advertencia: Ryker está duro en todos los sitios correctos. Un alto y tatuado vaso de agua montado sobre una potente máquina. El tiene su mente puesta en una sola mujer,  cuando la ve otra vez se empeña en marcarla y montarla en su moto para un sensual paseo hacia el atardecer.

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Anna 

—Entonces, ¿cuándo crees que llegará el tío buenorro? —Mi mejor amiga, Piper, se lanzó sobre mi edredón morado.

—El no está buenorro —me alejé de ella, mi corazón cayendo dentro mi pecho de solo pensar en él.

—Tonterías —Piper rompió su goma de mascar—. Has estado obsesionada con él desde que se fue.

—No es cierto —protesté.

—Otra vez, tengo que decir que estás mintiendo. Entonces ¿cuándo es que regresa?

—No lo sé. Escuché a papá decir que la fiesta empieza esta noche, así que creo que en algún momento entre ahora y entonces —Papá me mataría si supiera que estaba espiando fuera de su oficina mientras él estaba al teléfono, pero el viejo se niega a darme información sobre Ryker, y yo estaba desesperada.

—Entre entonces y ahora ¿no? —Piper me miró con curiosidad—. ¿Y qué vas a decirle al idiota?

—Él no es un idiota, Piper.

—Bueno, no te ha escrito en los dos años y medio que estuvo fuera.

—Tal vez no podía —lo defendí débilmente.

—¿Pero sí pudo estar en contacto con tu papá?

—Papá iba a visitarlo cada semana, para mantenerlo informado de todo. Pero yo no tenía permiso para hacerlo.

Piper frunció el ceño.

—Debiste reclamarle esa estupidez. Es tu vida, y tienes que derecho a conseguir a tu hombre.

—Él no es mi hombre —pero solía serlo.

—Lo era cuando fue a la prisión del condado. Apuesto a que todavía él te ve de ese modo.

—Treinta y seis meses es bastante tiempo estando... —me costó encontrar las palabras. En el club no se decían cosas como ir a prisión, estar en una celda o encarcelado. Ellos decían—. Apartados —era más seguro de ese modo.

—Te debe una explicación —Piper dijo finalmente.

—Él no me debe nada. Creo que ya me ha dado suficiente —sentí las un nudo lágrimas cerrando mi garganta.

—Eso no fue tu culpa, Anna. Tú no eres la razón por la que él estuvo ahí.

Me detuve, sosteniendo la mirada de la chica que había sido mi amiga desde que tenía tres años.

—Pero se siente de ese modo.

Sus ojos recorrieron mi cara antes de que colapsara con una rara emoción y tiró de mí en un abrazo.

—Sé que se siente así, Anna. Pero no lo es. Te aseguro que no lo es.

Limpié las lágrimas que habían empezado a derramarse por mi cara. Cada día. Cada día sin Ryker en mi vida se sentía como una bala fracturando mi alma.

¿Me desearía todavía? ¿Seguía siendo yo la misma chica que él dejó?

No estaba segura de que lo fuera, y en algún lugar en lo profundo de mí sentía culpa por cambiarlo a él también.

En las semanas que siguieron al arresto y sentencia de Ryker, papá me envió para una admisión temprana en un programa de la universidad que podría aventajarme en la carrera de sociología.

Yo estaba medio convencida de ir antes de aquel evento que cambió nuestras vidas. Y cuando le dije a papá que planeaba quedarme en Falcon’s Nest y esperar a que Ryker regresara a casa, él me echó a la calle más rápido de lo que podía parpadear.

Era lo mejor, había dicho.

Me tomó dos largos años en ver la sabiduría en esa frase.

Ahora solo faltaban seis meses para conseguir mi título y regresar a casa a pasar el verano. De regreso a donde todo empezó.

—Y bueno... ¿a qué hora empieza la fiesta? No