una idea indómita
“Era una época desesperada. Doug nunca se repuso”.’
KRIS MCDIVITT TOMPKINS se sienta ante una mesa de centro cubierta de mapas de Chile y Argentina, y habla sobre la controversia de principios de los noventa que giró en torno a un lugar llamado Pumalín, al sur de Chile. Pumalín fue una experiencia aleccionadora que les mostró a ella y a su difunto marido, el empresario retirado y aventurero Doug Tompkins, lo difícil que podía ser en América del Sur convertir los dólares yanquis y las buenas intenciones en acciones de protección para el entorno. ¶ Más allá de la mesa, más allá de los mapas, más allá de las enormes ventanas de esta casa de huéspedes hecha de piedra, construida como un nido en la saliente de una pequeña colina, se extiende una vista de pastizales y arroyos, bosques de lengas y coihues y lagos de un azul de medianoche: las imponentes glorias naturales del Parque Nacional Patagonia de Chile, otro proyecto de los Tompkins. ¶ El parque comprende más de 300000 hectáreas, que incluyen el valle de Chacabuco, al oeste de los Andes. Junto con Pumalín, unos 500 kilómetros al norte, y otros seis parques –creados o ampliados por la persistencia de los Tompkins, en asociación con el gobierno chileno, y aprovechando las tierras donadas por ellos–, esta red de lugares silvestres suma un total de 4.5 millones de hectáreas. La amplitud y diversidad son vastas: se extienden a lo largo de la mitad sur de Chile, desde el bosque templado valdiviano de Hornopirén hasta las islas rocosas y glaciares de Kawésqar. Sin embargo, para entender el alcance de lo que Kris Tompkins y su marido han hecho, así como los obstáculos a los que se han enfrentado, es mejor empezar con Pumalín. Kris despliega los mapas y me cuenta la historia.
En 1991, Doug Tompkins compró un rancho en ruinas en la región de los lagos en Chile, un país que él conocía por sus visitas como esquiador y alpinista vagabundo a principio de los
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