Sus estrellas, los Windsor
Si hubiera que señalar los acontecimientos de la familia real británica con mayor impacto mediático de los últimos 100 años, dos bodas ocuparían el lugar de honor: la del príncipe Carlos de Inglaterra con Diana de Gales, el 29 de julio de 1981; y la otra, que no sería el enlace de su madre, la entonces princesa Isabel, que no fue televisada por la radical oposición del padre de la novia, Jorge VI, ni las de sus hermanos… ni siquiera la de su hijo mayor, Guillermo, con Kate Middleton, sino la segunda boda del propio Carlos con Camilla Parker Bowles, celebrada el 9 de abril de 2005. La primera consiguió reunir frente al televisor a uno de cada ocho telespectadores del planeta, pero la segunda, aunque más discreta, plasmó la reivindicación de la imagen de los Windsor tras años de escándalos y controversias de intensidad casi sísmica y logró ahuyentar el insistente fantasma de Diana y devolverles el favor del público.
Y es que ninguna “primera familia” ha concentrado tanta atención como ellos; incluso los Grimaldi se quedan muy atrás en cuanto a generación de titulares, libros, filmes, rumores o comentarios en redes sociales. John Pearson, autor de The Ultimate Family. The Making of the Royal House of Windsor, lo dejó muy claro en dicho libro, sobrepasado hoy por los sucesos posteriores —se publicó en 1986— pero todavía muy valioso como investigación histórica: “Son únicos en ser noticia de primera plana desde el momento en el que nacen, o incluso antes”.
Discreción victoriana
Ya en las épocas anteriores a la aparición de la prensa popular —o al
