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Criaturas de la Noche: La Magia Ahora, #1
Criaturas de la Noche: La Magia Ahora, #1
Criaturas de la Noche: La Magia Ahora, #1
Ebook205 pages5 hours

Criaturas de la Noche: La Magia Ahora, #1

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About this ebook

Esta novela abarca varios siglos, siguiendo la relación entre los dos monstruos más emblemáticos de la historia literaria. Una vez tan cercanos como hermanos pero ahora enemigos acérrimos, Drácula, de Bram Stoker, y Frankenstein, de Mary Shelley se reúnen para su enfrentamiento final bajo las calles de la ciudad de Nueva York.

Criaturas de la Noche (Drácula versus Frankenstein) tiene lugar en un mundo como el tuyo pero con una diferencia sorprendente: ¡cada criatura legendaria ha salido de las sombras y ahora existe lado a lado con la humanidad! La ciudad de Nueva York se ha convertido en un crisol macabro. Vampiros, hombres lobo, zombis y ghouls son ahora los nuevos inmigrantes persiguiendo el sueño americano. Las Criaturas de la Noche se han convertido en parte del sistema. Pero muchos humanos sienten que las criaturas son peligrosas bombas de tiempo.

Drácula, considerado el mesías de las Criaturas de la Noche, construye un ejército imparable mientras planea borrar a la humanidad de la faz de la tierra. El misterioso jefe del crimen de Nueva York, Johnny Stücke (la creación de Frankenstein) quiere mantener la paz entre las Criaturas de la Noche y la humanidad. Stücke teme el exterminio total de su especie a consecuencia de que Drácula desate sus fuerzas en Nueva York.

La lucha por la noche comienza.

El autor de terror aclamado por los críticos, Terry M. West, continúa su serie La Magia Ahora con esta novela independiente que presenta un mundo un poco más oscuro que el nuestro.

LanguageEspañol
PublisherBadPress
Release dateAug 31, 2023
ISBN9781071527061
Criaturas de la Noche: La Magia Ahora, #1

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    Book preview

    Criaturas de la Noche - Terry M. West

    Bienvenido a La Magia Ahora...

    Imagina un mundo como el tuyo pero con una diferencia sorprendente: ¡cada criatura legendaria ha salido de las sombras y ahora existe lado a lado junto a la humanidad! ¡Bienvenido a La Magia Ahora! La ciudad de Nueva York se ha convertido en un crisol macabro. Vampiros, hombres lobo, zombis y ghouls son ahora los nuevos inmigrantes persiguiendo el sueño americano. Las Criaturas de la Noche se han convertido en parte del sistema. Actualmente no hay leyes que protejan sus derechos; no hay reglas en contra de exterminarlos. Hay muchas personas ansiosas en explotar a las Criaturas de la Noche para obtener ganancias y por lujuria.

    Johnny Stücke es una criatura legendaria que controla la mayoría de las actividades ilegales en las calles de la ciudad de Nueva York. Las Criaturas de la Noche temen a Stücke y es este miedo lo único que evita que la ciudad sea devorada. La principal pasión y el esfuerzo más lucrativo de Stücke es la producción de películas para adultos con énfasis en películas de fetichismo de monstruos; una forma de pornografía dirigida a humanos curiosos y a las Criaturas de la Noche. Stücke recluta a Gary Hack, un director de cine de explotación drogadicto, cansado del mundo y sin dinero, para dirigir su primera producción. Una película épica de fetichismo de zombis que infringe la Ley de la Horda, una regulación internacional que prohíbe la reunión de más de tres zombis en un solo lugar. La producción da como resultado bajas humanas, así como la masacre calculada de cien zombis.

    Pero la indiferencia y crueldad de Stücke hacia sus parientes sin vida no ha pasado desapercibida para su querido mentor ahora convertido en enemigo acérrimo. Una guerra que se ha estado gestando durante cientos de años está a punto de comenzar.

    Prólogo

    Hielo del Norte

    Hace mucho, mucho tiempo

    La criatura buscaba calor cerca del fuego. La noche había caído sobre el hielo y esta cueva en la montaña congelada le serviría al monstruo como su nuevo santuario. Su antigua cueva había sido enterrada por una avalancha ese mismo día. No perdió mucho; una cama que había construido con ramas y hojas muertas, y una desgastada lanza para pescar. Mientras se sentaba cerca de la fogata, usaba una roca para afilar la punta de una rama gruesa y hacer una nueva lanza. La había cortado de un árbol grande cerca de la tundra. El demonio sin nombre también había traído leña del límite del bosque para hacer fuego y calentar su nuevo hogar.

    Tenía hambre, pero el fuerte viento a esta hora de la noche cortaría incluso su resistente piel. Pescaría en hielo al amanecer.

    Este infierno congelado continuaba poniéndolo a prueba y el frio siempre le llegaba hasta los huesos; incluso cerca del calor de una fogata. No tenía la menor idea de cuánto tiempo había vivido en este lugar deprimente. Podían haber sido semanas, años, o incluso siglos por lo que sabía. Pero aquí era un lugar silencioso. Silencioso y demasiado peligroso como para ser molestado por el hombre.

    Se veía las manos mientras llevaban a cabo su tarea. Ambas habían sido cosechadas de extraños y cocidas a unos brazos que eran meramente prestados. Su cuerpo estaba hecho de partes sin dueño y con frecuencia se preguntaba sus orígenes. La lanza estaba lo suficientemente afilada como para perforar escamas así que la puso a un lado y acerco sus desiguales manos al fuego.

    Cuando pudo sentirlas de nuevo, las recorrió gentilmente por su cara, sintiendo las cicatrices que ya no tenían costuras. El hilo se les había caído hace mucho tiempo, pero él todavía lo sentía, enterrado bajo la piel. Llevaba puesto el pelaje de un oso polar por encima de su ropa, la cual estaba irremediablemente sucia. Al menos su reanimada carne no promovía el crecimiento de barba, así que esa era una tarea menos de la cual hacerse cargo, aunque le hubiera ayudado a mantener su barbilla y mejillas un poco más cálidas.

    Estando aquí se le había olvidado lo horrendo que era, que tan mal olía su ropa y lo aterradoramente diabólico que lucía su rostro con el resplandor del fuego. Aquí él era un hombre de interminables días viviendo en paz.

    –Te he buscado por meses–, dijo una voz desde la oscuridad detrás de él.

    La criatura gruñó, tomó un madero ardiendo de la fogata y se apresuró a ponerse de pie. Jadeó con enojo.

    –Sería prudente que dejes esta cueva–, advirtió. –Soy un asesino cosido de hombres muertos y te agregaré a mis víctimas si no te vas de inmediato.

    El intruso se acercó lentamente a la luz del fuego. Era un hombre atractivo y pálido con cabello y rasgos oscuros. Su altura rivalizaba con la de la criatura. Aunque hacía suficiente frío como para matar a un hombre envuelto en varias capas de ropa, el extraño solo usaba un abrigo oscuro, pantalones que sugerían que era un aristócrata, y su aliento era invisible en el aire helado. El hombre debería de haber muerto, vestido como estaba y a esta temperatura.

    –¿Como te llaman? – dijo el hombre, con una sonrisa tranquila. –Merezco saber el nombre de mi verdugo, ¿no es así?

    –No tengo nombre–, dijo la criatura. –Me han etiquetado como demonio o monstruo. Quédate y te mostraré por qué.

    –¿Por qué buscas aislarte en este lugar abandonado por Dios?

    –Porque ya me harté del hombre–, dijo la criatura. –Ese es su mundo, así que se lo pueden quedar. Ahora vete, mortal. Esta es la última advertencia.

    –Pero yo no soy un mortal, mi buen amigo–, insistió el desconocido.

    –Entonces, ¿qué eres, además de alguien quien le da poco valor a su vida? – preguntó la criatura.

    Los ojos del hombre brillaron repentinamente, le crecieron colmillos de la boca y siseó

    La criatura retrocedió. –¿Qué eres? – Preguntó de nuevo, con voz temerosa.

    El extraño volvió a poner un semblante amistoso. –Soy un vampiro. El más viejo de mi clase. Y, como usted, he sido perseguido injustamente por mortales supersticiosos. Somos de la misma clase, mi amigo. Y hay muchos más como nosotros ahí afuera, escondidos en las sombras.

    El vampiro se acercó lentamente.

    –He escuchado la historia de tu creación–, dijo el vampiro con empatía. –Tu padre, él te abandonó. Te dejó solo el mismo día de tu nacimiento para que perecieras en la noche. Llegaste desnudo y sin amor, ninguna criatura debería tener que soportar tal cosa. Pero sobreviviste. Porque eres superior. Como yo. Nos merecemos algo mejor que cuevas, ataúdes, o castillos tristes asaltados por turbas enojadas. Nos merecemos un lugar propio. Un mundo propio.

    –Mi padre murió. Lo odiaba. Pero aun así me lamenté–, dijo la criatura. –Ya no tengo nada. Mi venganza se ha agotado, esa era mi única motivación en esta vida.

    La criatura no sabía por qué, pero su temor hacia este invitado inesperado comenzaba a desaparecer. La humanidad era su enemigo y él se había considerado como una tribu de un solo miembro. Pero ahora aquí se encontraba un primo; y él, que era una creación de la ciencia desquiciada, comenzaba a contemplar la idea de pertenencia. Era un sueño que no se había atrevido a considerar antes de ese momento. Era una aspiración que lo habría vuelto loco en el frío solitario.

    –Déjame ser el patriarca que mereces. Confía en mí y conocerás la felicidad. No necesitas estar solo. Puedo guiarte hacia un destino glorioso.

    La criatura devolvió el madero al fuego y se acercó al vampiro. –¿Qué quieres de mí?

    –Quiero que te me unas. Podemos construir un mundo pacífico que acepte a los de nuestra clase. Pero necesito soldados que estén dispuestos a luchar por ello. Tú eres el primero al que quiero enlistar. Tengo un lugar para ti en lo más alto de nuestra nueva sociedad. Pero la liberación, la verdadera liberación, rara vez se obtiene con las manos limpias.

    –La sangre se lava–, aseguró la criatura a su visitante. –Y estas manos la conocen.

    El vampiro se acercó y lo tomó del hombro. El monstruo sintió frio. Pero no fue un escalofrío, en realidad; todo lo contrario. Fue el primer contacto amable que la criatura podía recordar y su ternura casi hizo que se le nublaran los ojos. Era increíble que experimentar una sensación tan trivial en el hombro le provocara tal respuesta. Ignoraba cuál era la reacción apropiada, así que simplemente se quedó allí, sin hacer ruido.

    El vampiro sonrió y retiró la mano, rompiendo el corazón de la criatura. –Entonces, te contaré como el primero. Pero necesito llamarte de otra forma que no sea demonio.

    El vampiro pensó en ello, y luego asintió. –Sí, ya sé. Te llamaré Primul. Veo que no tienes posesiones que llevar, así que puedo llevarte fácilmente con el viento de este lugar. Júrame tu lealtad y permítenos comenzar nuestro viaje de conquista, Primul.

    La criatura tomó la mano fría del hermoso vampiro. Sintió el poder y el destino en ese gesto. Él no quería soltar nunca ese agarre helado. –Entonces yo, Primul, juro por las extremidades de este desgraciado cuerpo y mi alma negra, si es que alguna reside dentro, que te serviré.

    –Entonces ven, mi hermano, mi hijo, mi amigo–, dijo el vampiro. –Nuestro futuro nos está esperando.

    1.

    ––––––––

    New York

    Presente

    ––––––––

    La oscuridad caía sobre la ciudad. Las Criaturas de la Noche emergían de sus paraísos en la sombra. El hombre que los gobernaba, y la mayor parte del crimen organizado de variedad humana y de no-muertos de Nueva York, miraban hacia la metrópolis. Él miraba por la ventana desde un pent-house que pocos podían costear.

    Miraba su reflejo gris y disfrutaba cómo su rostro brillaba en el cielo púrpura y negro sobre las calles. La cara que lo miraba fijamente era una de las varias máscaras que había usado. Esta había pertenecido a un notable enemigo que había encontrado en Budapest unos cincuenta o sesenta años atrás. Ya había olvidado cómo se veía su original rostro cosido cuando fue imbuido con vida por los químicos y rayos. Había nacido sin nombre; creado por un Dios indiferente que rechazó al monstruo cuando su primer lloriqueo todavía sonaba en su garganta. Así, el ser había creado sus propias identidades a lo largo de los años; un interminable desfile de caras, nombres y otras partes nuevas que obtenía a medida que las necesitaba.

    En estos días, se hacía pasar por el nombre de Johnny Stücke. Era una broma, por supuesto, y aunque solo unos pocos la entendían, seguía siendo un nombre que provocaba mucho miedo en la ciudad, tanto a las Criaturas de la Noche como a los criminales humanos. Para los habitantes del día que respetaban la ley, era en gran parte desconocido. Pero todo el que conspiraba y se alimentaba de la noche sabía quién era Johnny Stücke.

    La Sinfonía No. 6 de Tchaikovsky se escuchaba en un fonógrafo en la habitación detrás de Johnny. La música lo bañaba. Era su pieza favorita y todo su personal estaba sujeto a escucharla cada noche a esta hora.

    Glass, un hombre afroamericano musculoso y tranquilo quien actualmente era la mano derecha de Johnny, apareció en el reflejo junto a él.

    –¿Podría recordarme de quién es esa música? – Glass preguntó, habiendo recientemente tomado interés en la música de su jefe.

    –Tchaikovsky–, respondió Johnny. –Sinfonía No. 6 en si menor, Pathétique. Esta parte es Adagio lamentoso, el final. Si es que esto no te conmueve, no tienes alma. Fue tocada por primera vez en 1893. El mismo año del juicio de Lizzie Borden. Fue una época oscura e interesante. ¿Qué dice tu oído de esta música?

    Glass absorbió la melodía melancólica. –Triste, pero poética–, dijo. –Agridulce, supongo.

    –Bueno, esta pieza fue escrita poco antes de la muerte de Tchaikovsky, y muchos piensan que fue su despedida del mundo–, explicó Johnny.

    –¿Cómo murió? – Preguntó Glass.

    –En los libros, fue el cólera. Pero algunos dicen que se suicidó y esta sinfonía fue una translucida nota de suicidio. Era homosexual y propenso a la depresión. El mundo tiene una peculiar manera de hacer que los que son diferentes crean que son monstruos.

    –Mi primo trabaja para una cadena de equipos electrónicos. Podría actualizar su sistema de audio, para que no se escuche todo ese ruido de la aguja–, dijo Glass.

    –No, me gusta más así. Las imperfecciones le dan carácter. No respeto a alguien que no reconoce el valor de una cicatriz–, dijo Johnny.

    –Estamos listos para llevarnos a Sheila–, informó Glass, como si la música lo hubiera distraído de la razón por la que había entrado a la habitación, pero ahora volvía a estar en curso. Johnny sabía cómo la música podía absorber a alguien.

    Sheila Gillings era una huérfana adulta a quien Johnny había tomado bajo su protección. Ella era la hija de Félix Gillings, un asistente de cámara que había perecido en el set de una película sobre una orgía de zombis. Era una pieza artística del porno de monstruos que había reclamado algunas víctimas, pero era su película con más ganancias hasta la fecha. Incluso si era altamente ilegal y peligrosa.

    Así que había cuidado de la niña, ya que no era alguien sin corazón y ¿quién más cuidaría de ella? Sheila tenía síndrome de Down, pero era una flor brillante y Johnny adoraba tenerla cerca.

    –Tráela para que pueda despedirme–, ordenó Johnny.

    El reflejo de Glass se encogió y Johnny lo siguió. Fue al

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