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King Nº 3 El mundo de los vínculos personales: Herbert King
King Nº 3 El mundo de los vínculos personales: Herbert King
King Nº 3 El mundo de los vínculos personales: Herbert King
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King Nº 3 El mundo de los vínculos personales: Herbert King

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El Mundo de los vínculos personales, recoge valiosos textos del fundador de Schoenstatt, sobre un tema central de su pensamiento y
Propuesta pedagógica. El percibe con gran claridad que el tejido de vínculos a las personas, los lugares y a las cosas, cada día esta mas erosionado en nuestra cultura. Por eso habla de la necesidad de cultivar en forma consciente y sistemática el organismo de vínculos naturales y sobrenaturales, tanto en si mismo como en su mutua relación. “Creo poder decir, afirmar, que el organismo de vinculaciones será por siglos la preocupación que debemos mantener para comprender y sanar esta época y la que vendrá”.
Hoy se hace aun más claro su diagnóstico y pronostico. La disolución de los vínculos de amor personal es una realidad palpable. Se ha generado un tipo de hombre carente de raices, en medio de una cultura de lo desechable, donde reina el impersonalismo y la masificación. Urge redimir al hombre actual de la soledad, la angustia y del materialismo que lo consume.
LanguageEspañol
PublisherNueva Patris
Release dateAug 31, 2011
King Nº 3 El mundo de los vínculos personales: Herbert King

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    King Nº 3 El mundo de los vínculos personales - Herbert King

    P. Herbert King

    José Kentenich:

    Una presentación de su pensamiento en textos

    Tomo III

    El mundo de las Vínculos personales

    © 2002 by Patris Verlag GmbH,

    Vallendar-Schönstatt

    Título original:

    Joseph Kentenich - ein Durchblick in Texten

    In Gemeinschaft seelisch Verbunden

    Traducción:

    Roberto Bernet – P. Herbert King

    Editor Responsable:

    P. Herbert King

    © Editorial Nueva Patris S.A.

    José Manuel Infante 132

    Teléfono: 235 1343 - Fax: 235 8674

    Providencia, Santiago - Chile

    E-mail: gerencia@patris.cl

    www.patris.cl

    ISBN: 978-956-246-790-2

    eISBN: 978-956-246-795-7

    Nº Inscripción: 251662

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    José Kentenich

    Una presentación

    de su pensamiento

    en textos

    Tomo 3

    El mundo de los

    vínculos personales

    Cuarto eje temático:

    En comunidad, unidos desde el alma

    Índice

    Prefacio

    1. Comunidad Nueva

    2. Organismo de Vinculaciones

    3. Estudiar las Constantes de la Vida del Alma

    Prefacio

    El Tomo III de: José Kentenich. Una presentación de su pensamiento en textos, enfoca el concepto comunidad, segundo segmento del ideal kentenijiano del Hombre nuevo en la nueva comunidad.

    En el Tomo I se colocó su personalidad en primer plano: una personalidad libre y autónoma, desarrollada plenamente en sus dimensiones corporal, espiritual, intelectual y religiosa. En el presente tomo se le contemplará en su inserción al entramado social.

    El P. Kentenich solía decir a menudo que la comunidad es un estar espiritualmente en el otro, con el otro y para el otro. Esa comunión es sostenida por la fuerza fundamental del amor, tal como se expusiera en el Tomo II. Muy importante para la nueva comunidad es, asimismo, el espíritu de responsabilidad autónomo del individuo.

    Por lo tanto, nueva comunidad significa también una nueva concepción y cultivo de la conducción y una nueva interrelación entre obediencia y corresponsabilidad.

    El P. Kentenich enfoca las relaciones personales especialmente desde el punto de vista de las vinculaciones. Las relaciones son comparables a un organismo y se insertan en una polifacética trama espiritual de vinculaciones. Ésta incluye objetos, lugares, rituales, símbolos, leyes, costumbres, valores e ideas. En este punto es también característico considerar los elementos religiosos, humanos y cósmicos como realidades muy íntimamente entrelazadas.

    Los temas de los tres tomos se interrelacionan. Los diversos aspectos se exponen algunas veces desde un ángulo y otras desde otro, lo cual hace inevitable las repeticiones.

    El P. José Kentenich presta mucha atención a la investigación de los fundamentos psicológicos de las vinculaciones: las leyes de vida del alma; del ser; del orden de ser de los procesos de vida del alma. Este tema, elemento fundamental de la teoría kentenijiana del organismo, conforma la tercera área temática del presente tomo.

    Aquí encontramos un P. Kentenich que indaga, observa y encuentra constantes de validez general. En la actualidad, lo espontáneo y vital ha cobrado una gran relevancia, debido, entre otras cosas, al prestigio y difusión de la psicología. Por eso es importante abordar responsablemente el tema de la psiquis humana. Un aspecto importante es el aporte de maestros competentes en este campo. En este sentido, existe en el P. Kentenich un tesoro que aprovechar.

    Vuelvo a llamar la atención sobre las dificultades de la exposición kentenijiana. Su pensamiento se expresa en forma de contrapunto: normalmente cada enunciado suscita el enunciado opuesto, y sin embargo tiene un perfil unívoco. A ello se suma el que a menudo haga formulaciones tajantes y que recurra a superlativos. Por último, las dificultades también surgen del hecho de que todas sus afirmaciones se enmarcan en la vida concreta; de que en cada caso se destaca un aspecto y se presuponen los demás. Para una presentación de su pensamiento que prescinda de su trabazón concreta, es necesario decir expresamente la mayor cantidad posible de cosas no enunciadas y, naturalmente, presupuestas.

    También habría que decir muchas otras cosas en una secuencia lógica. ¿Dónde establecer las cesuras? ¿Cómo ordenar la secuencia de los temas? Para ello se hará a menudo referencia a otros ejes temáticos. El intento de exponer conceptualmente el pensamiento del P. Kentenich es comparable al trabajo de dibujar un círculo mediante el trazado de tangentes: para completar el círculo habría que trazar infinidad de tangentes.

    Herbert King

    Stuttgart, 30 de Agosto de 2002.

    Introducción

    1. Punto de partida en la disposición y talentos originales del P. Kentenich

    La idea de la comunidad nueva tiene sus raíces en la disposición y talentos originales del P. Kentenich. Desde el principio tuvo el concepto de un nuevo tipo de comunidad; naturalmente, con una claridad que se fue volviendo cada vez mayor. Afirmó que tanto esa idea como aquella otra, la del hombre nuevo, habían sido innatas en él.

    Ya siendo estudiante, se ocupó de las características que tendrían esas nuevas formas de comunidad¹.

    En sus primeros años de sacerdote fue nombrado acompañante espiritual en su comunidad religiosa, en el Seminario Menor. El 27 de octubre de 1912, con motivo de la toma de posesión de su cargo, pronunció una conferencia conocida como Acta de Prefundación. A lo largo de toda su vida, el P. Kentenich la consideró como un documento fundamental, también respecto a su idea de una comunidad nueva. Abordó enseguida la labor de hacerla realidad. Para ello fundó una Sociedad Misionera, la que dos años más tarde se transformaría en Congregación Mariana.

    El P. Kentenich afirmó que la mencionada conferencia Por primera vez y con cierta solemnidad, presentó en líneas generales mi sentido de la vida personal y original. Tal afirmación vale también para la comunidad nueva. Esto se elaboró en el TOMO 1 en el texto sobre hombre nuevo. ²

    2. La comunidad nueva surge en el tiempo

    La declaración que hiciera el P. Kentenich respecto a que la idea de comunidad nueva estaba ya arraigada en su disposición innata, no excluye un rico y hondo diálogo con las corrientes ideológicas de su tiempo. A la vez, el P. Kentenich se inspira en la época para concebir la comunidad nueva porque ella está sacada al vivo de la época.³ El PUNTO 2 del EJE TEMÁTICO 1, se titula: El hombre nuevo en la comunidad nueva nace en el tiempo

    ⁴.

    Schoenstatt y la época están ligados por una secreta simpatía en razón de la semejanza de sus ideales, escribe el P. Kentenich en 1949.

    El P. Kentenich observó tempranamente el proceso de una nueva visión del tú y del nosotros, tal como se fue actualizando en la cultura de su época y como continúa hasta hoy⁶. No sólo la imagen del hombre (EJE TEMÁTICO 2) experimenta una transformación, sino también la imagen de comunidad.⁷ El término nuevo se entiende aquí como renovación no sólo en el área religiosa y ética, sino también:

    (…) en el sentido de los tiempos novísimos. (…) Y en los tiempos novísimos (en el sentido) de la Iglesia novísima. (…) Por lo tanto, el hombre nuevo en la comunidad nueva no debe ser entendido desde un punto de vista puramente bíblico, sino también desde el punto de vista de la historia, en el sentido de la época presente, pero también en su capacidad de futuro.

    Es el hombre nuevo en la comunidad nueva, en una época de radical transformación y en un orden social pluralista.

    Se trata de:

    La formación de un hombre nuevo y de una comunidad nueva en el sentido de la ribera novísima de los tiempos.¹⁰

    La comunidad nueva, como el hombre nuevo, surgen, por un lado, positivamente en el tiempo. Pero el tiempo es también el telón de fondo negativo de ese proceso. Por eso en el P. Kentenich la imagen de la comunidad nueva surge igualmente como proyecto opuesto y respuesta a los fenómenos del colectivismo y del bolchevismo, de la sociedad pluralista y de la disolución del entramado social tradicional.¹¹ Su visión constituye asimismo una respuesta al individualismo de la Modernidad, y a la vez una elaboración del mismo (texto 2.4).

    Bibliografía:

    Herbert King: Alte und neue Gemeinschaft nach Pater, Joseph Kentenich. Was ist neu an der neuen Gemeinschaft? (Comunidad vieja y nueva según el P. José Kentenich. ¿Qué es lo nuevo de la comunidad nueva?) En: Gerwing/King (eds.): Gruppe und Gemeinschaft (Grupo y comunidad), 27 – 51.

    3. Puntos de vista centrales de la comunidad nueva

    De acuerdo con las cuatro distinciones antropológicas fundamentales, en la temática de la comunidad nueva se distingue cuatro puntos de vista fundamentales:

    • Lo concerniente al alma, a la vida y al amor.

    • La personalidad autónoma y su responsabilidad (subordinada a la dimensión intelectual y volitiva).

    • El punto de vista espíritu/forma (en consonancia con la estructura corporal del ser humano).

    • La interrelación de aspectos naturales y sobrenaturales.

    3.1. Estar desde el alma el uno en el otro, con el otro y para el otro

    En primer lugar, los aspectos que tienen que ver más con el alma. Se trata de la formación de un ser humano con alma, animado de espíritu en una correspondiente comunidad. Y ello sobre el trasfondo de un mundo sin alma. Es central la definición de la comunidad nueva como estar desde el alma el uno en el otro, con el otro y para el otro. El P. Kentenich aspira a superar un estar uno junto al otro de modo meramente externo, mecánico y formal. Préstese atención al término desde el alma: es empleado con extraordinaria frecuencia. Para el P. Kentenich el aspecto del alma se fue haciendo cada vez más importante.

    Y correspondientemente, el término comunidad de corazones.

    Íntimamente ligado a lo anterior, se halla el aspecto de lo vital. La comunidad aparece entonces como un organismo vivo capaz de crecimiento (véase PUNTO 3 de este EJE TEMÁTICO).

    Con alma:

    Aquí se integra el elemento fuerza fundamental del amor. Sostenido por la fuerza fundamental del amor es igualmente uno de los elementos centrales de la definición del hombre nuevo en la comunidad nueva. Aquí se encuadran los temas de la magnanimidad y de la vinculación a ideales. Al tema del amor se le dedica todo un tomo (TOMO 2) en esta colección de textos. Allí se hace patente cómo, para el P. Kentenich, el tema del amor se amplía de una concepción unilateralmente ético-volitiva a una más afectivo-espiritual. También en relación con el amor aflora, a modo de rasgo definitorio del hombre nuevo y de la comunidad nueva, el término alma: con alma.

    3.2. La persona autónoma y su responsabilidad

    De entre los aspectos espirituales y vitales se distinguen aquellos subordinados a lo intelectual y volitivo: pasa al primer plano lo que se planifica, ejecuta y configura conscientemente. En consonancia con la originalidad del P. Kentenich, en las primeras décadas de su actividad este aspecto se hallaba con particular claridad en el primer plano de su visión de la comunidad nueva. Y así, el P. Kentenich habla sobre comunidad de tareas y objetivos, comunidad unida en una voluntad común, comunidad de trabajo.

    Mientras que los aspectos espirituales acentúan más la cohesión de los miembros de la comunidad, los intelectual-volitivos destacan más la independencia de la persona en la comunidad. La comunidad nueva se genera a partir de personalidades perfectas¹². A partir de individuos autónomos hasta la médula.¹³

    Estrechamente ligado a esto se halla el concepto responsabilidad, que constituye igualmente un término clave. El individuo autónomo hasta la médula (= hombre nuevo) debe tener una conciencia extraordinariamente fuerte de su responsabilidad.¹⁴ Una conciencia de su responsabilidad por el otro anclada en Dios y siempre activa.¹⁵

    Naturalmente, ambos aspectos, el intelectual-volitivo y el espiritual, van juntos. En la concepción kentenijiana del organismo de vinculaciones se hallan ligados muy estrechamente, aunque también allí representen dos planos distintos. Como en el caso del individuo, también en la comunidad puede distinguirse el elemento espiritual y el intelectual- volitivo.

    Más sobre el tema en PUNTO 2 (organismo de vinculaciones).

    3.3. Minimización de los vínculos institucionales en favor de la libertad y del espíritu (vida)

    En el ideal de la comunidad nueva, el P. Kentenich resume su deseo de superar el formalismo sin alma. Su camino de despliega entre dos extremos: esclavitud de las formas y ausencia de formas. La relación de espíritu (vida) y forma es parte de los principios centrales, no sólo del hombre nuevo sino también de la comunidad nueva.¹⁶

    A ello se asocia también, muy estrechamente, el aspecto institucional, estructural, jurídico y organizativo. Así se lo puede apreciar en la ley de construcción observada en la conformación de sus comunidades.

    Vínculo (hacia abajo) sólo y en la medida en que sea necesario; libertad cuanta sea posible; cultivo del espíritu (motivación, trabajo con las corrientes de vida), de manera plena y garantizada.¹⁷

    Estos puntos se relacionan con lo ya expuesto en el PUNTO 1 y 2 en el EJE TEMÁTICO 2. Allí se han señalado ya los contextos sociológicos. Aquí también cabe citar los textos 1.3 (libertad, vinculación, cultivo del espíritu) y 1.4 (acto simbólico, ausencia de votos) del EJE TEMÁTICO 2. En el lenguaje de J. Kentenich, ellos constituyen simplemente la otra cara de un único proceso de vida.¹⁸

    3.4. Interrelación de lo natural y lo sobrenatural

    Como en el caso del proyecto del hombre nuevo, también el proyecto de una comunidad nueva se aborda desde dos puntos de partida: el moral-religioso y el de la naturaleza humana¹⁹. La interrelación de ambos elementos se refleja claramente en los textos.

    4. Cuatro formas de la comunidad nueva

    4.1. Primera forma:

    En virtud de esta nueva visión, hay que llenar de un nuevo espíritu comunitario las comunidades y asociaciones existentes. Ello se expresa con los términos clave infundir alma, responsabilidad y primacía del espíritu. Y fundamentalmente en el principio de construcción y en el principio rector.

    4.2. Segunda forma:

    El P. Kentenich habla de una segunda forma cuando se trata de sus fundaciones. A menudo abreviada simbólicamente en el término clave sin votos, como símbolo de un nuevo tipo de comunidad. J. Kentenich fundó una serie de comunidades de un nuevo tipo. En ellas encarnó creativamente, y con creciente claridad, su idea de la comunidad nueva. Habría que mencionar aquí las comunidades de las diferentes federaciones e institutos seculares. Y, en éstas, la estructura de la comunidad oficial y de la comunidad libre. (Textos 1.5-1.7 de este EJE TEMÁTICO).

    4.3. Tercera y cuarta forma:

    Hacia el final de su vida, el P. Kentenich hablaba ocasionalmente sobre una tercera y cuarta forma del hombre nuevo y de la comunidad nueva. Y se refería expresamente a la Iglesia (tercera forma) y a la sociedad (cuarta forma) como a comunidades que debían ser remodeladas. Así concibe Kentenich también la formulación: El hombre nuevo en la comunidad nueva.

    El trasfondo de estas dos formas son, de modo aun más nítido, los tiempos más nuevos (cf. las definiciones en TOMO 1,54).

    Y ello trae aparejado el desarrollo expreso del agregado que muy a menudo se adjunta al ideal del hombre nuevo en la comunidad nueva: con impronta apostólica universal. En lugar de con impronta apostólica podemos decir también: Signado por el universalismo y por la proyección creativa de lo que se ha realizado en pequeño. Más detalles en el EJE TEMÁTICO 13 (sociedad) y 14 (Iglesia).

    Bibliografía:

    Cox, C., Analyse des Strukturprinzips der Schönstätter Säkularinstitute und sein Beitrag für einen dynamischen Aufbau der Kirche (Análisis del principio estructural de los institutos seculares schoenstatianos y su aporte para un desarrollo dinámico de la Iglesia). Tesis de licenciatura en teología católica. Universidad de Münster 1980. No publicado.

    Frömbgen, M. E., Neuer Mensch in neuer Gemeinschaft. Zur Geschichte und Systematik der pädagogischen Konzeption Schönstatts (El hombre nuevo en la comunidad nueva. Sobre la historia y sistematización de la concepción pedagógica de Schoenstatt). Vallendar - Schoenstatt 1973.

    Gerwing/King (eds.), Gruppe und Gemeinschaft. Prozess und Gestalt (El grupo y la comunidad. Proceso y Figura) (= Schönstatt - Studien). Editorial Patris.Vallendar- Schoenstatt 1991.

    King, Herbert, Artículo Neue Gemeinschaft (Comunidad nueva) en: Schönstatt-Lexikon (Enciclopedia de Schoenstatt).

    Kolberg, M. A., Die Schönstatt - Bewegung. Zum Wechselspiel zwischen Ideen und Strukturen (El Movimiento de Schoenstatt. Sobre la interrelación entre ideas y estructuras). Tesis de licenciatura en teología católica. Universidad de Bamberg 1990. No publicado.

    Schlosser, M.W., Der neue Mensch - Die neue Gesellschaftsordnung. Mit Originaltexten von Pater Josef Kentenich im zweiten Teil (El hombre nuevo. El nuevo orden social. Con textos originales del P. José Kentenich en la segunda parte). Vallendar - Schoenstatt 1971.

    Schlosser, M. W., Zum Begriff der neuen Gemeinschaft in Schönstatt (Sobre el concepto comunidad nueva en Schoenstatt). En: Regnum 5 (1970) 49 - 56.

    5. Conducción / Autoridad:

    Típico de la comunidad nueva es también un estilo nuevo de conducción. Y ello en virtud de la fuerte acentuación de la independencia de la persona y de su responsabilidad por la totalidad. Ese estilo nuevo de conducción no sólo incluye elementos autoritativos sino también democráticos. La acentuación de la vinculación espiritual trae aparejado una determinada concepción de conducción y la condiciona haciendo que ésta ponga énfasis en el vínculo personal entre dirigentes y dirigidos.

    6. Obediencia con responsabilidad solidaria:

    A la nueva concepción de conducción y al nuevo estilo de conducción corresponde asimismo una nueva manera de obedecer. En este punto el P. Kentenich se halla, por un lado, profundamente arraigado en la tradición cristiana de la obediencia, pero a la vez le interesa un renacimiento y reformulación de la obediencia. Dedicó mucha atención y trabajo a este tema.

    No debería tratarse sólo de un renacimiento sino también de un nuevo nacimiento de la obediencia, sobre todo que se adecue a la concepción moderna que la Iglesia tiene de su propia vida.²⁰

    En el caso de el P. Kentenich, ese renacimiento estaba ligado a la renovación del ejercicio de la autoridad. Él mismo había tenido experiencias muy dolorosas con la autoridad, que le permitieron discernir muchas cosas con gran claridad. Y precisamente en este punto sostuvo un diálogo interior con las señales que Dios daba en la época en la cual vivía.

    En este EJE TEMÁTICO 4 se enfoca la conducción y la obediencia desde el punto de vista sociológico, como algo que reviste importancia para todo tipo de comunidad y no sólo para las comunidades religiosas. En el EJE TEMÁTICO 13, y en relación con el tema de los institutos seculares, se trata con mayor detalle la obediencia en cuanto consejo evangélico. En el EJE TEMÁTICO 14 se aborda la obediencia en cuanto obediencia específicamente eclesial.

    Finalmente, permítanme señalar que la concepción kentenijiana de obediencia y autoridad debe ser vista en el contexto de toda su espiritualidad. En el P. Kentenich existe una teoría y práctica de la paternidad y maternidad espirituales muy desarrolladas y de nítido perfil. Éstas forman parte de la comunidad nueva en cuanto comunidad espiritual, y del tema vinculación y organismo de vinculaciones. Las mismas podrían o deberían haber sido tratadas en este EJE TEMÁTICO 4, pero serán abordadas expresamente en el EJE TEMÁTICO 9 (paternidad humana y divina) y en el EJE TEMÁTICO 10 (la mujer/ la Santísima Virgen María). También el EJE TEMÁTICO 1 (filialidad) volverá sobre este tema. También ocupa un lugar importante en la fe práctica en la divina Providencia (EJE TEMÁTICO 8) y la teoría de las causas segundas (EJE TEMÁTICO 4, PUNTO 6 (= TOMO cuarto).

    Bibliografía:

    Herbert King: Artikel Gehorsam (Artículo Obediencia) en: Schönstatt – Lexikon (Enciclopedia de Schoenstatt).

    Herbert King: Leitungs- und Gehorsamsstil nach Pater Joseph Kentenich (Estilo de dirección y de obediencia según el P. Kentenich). In: Gerwing/King (eds.): Gruppe und Gemeinschaft (Grupos y comunidad), 246 - 287.

    a. Fundamentación

    1.1 Origen de la comunidad nueva en el espíritu y alma del P. Kentenich

    No sólo el hombre nuevo sino también la comunidad nueva tienen su origen en la disposición y talentos originales del P. Kentenich. A propósito, vuelvo a citar, por segunda vez, dos textos breves²¹. Léaselos ahora cuidadosamente en el contexto del tema Comunidad nueva.

    De: Ensayo, 1964, 131.

    Es sabido que ya en mi niñez yo había concebido el ideal del hombre nuevo en la nueva comunidad, ideal que se orientó siempre por la ribera de los tiempos más nuevos, sin cortar por ello el contacto con el pasado. Al comienzo esta idea vivía en mi interior más bien en sus contornos generales. Pero año tras año fue tomando forma concreta, profundizándose con fuerza extraordinaria a través de las circunstancias históricas. Cuando recibí el encargo de dedicarme a la educación (fue en 1912), pude comenzar mi tarea con planes ya elaborados. Como era de esperar, pronto encontré una fuerte resistencia en mi entorno. Todos, sin excepción, eran hombres de la ribera de los viejos tiempos, a la que no pocas veces se aferraban con suma tenacidad.

    Texto tomado de: Apuntes a modo de crónicas, 1957/58; 396.

    Más tarde las denominé ideas innatas (…). Innatas: por supuesto, no en el sentido filosófico corriente sino en sentido pedagógico. Es decir, no había tomado esas ideas de otra persona, las había madurado en mí a partir de la observación de mí mismo y de los demás, y con independencia de los maestros y sus sistemas. Siempre se trató del ideal del hombre nuevo en la comunidad nueva con su cuño apostólico universal. En esta tarea, también las tentativas pedagógicas de la época influyeron en mí. Ellas confirmaron e inspiraron mis concepciones en muchos sentidos.

    Yo vivía en mi propio mundo espiritual de una manera como muy raras veces se observa a esa edad, y por eso lo que acontecía a mi alrededor en la Sociedad²² me impactaba muy poco.

    (Más al respecto en Llave para entender Schoenstatt)²³.

    1.2. Señal divina para la realización de la idea de la nueva comunidad

    De: Schlüssel zum Verständnis Schönstatt (Llave para entender Schoenstatt)

    En: Text zum Verständnis Schönstatt (Texto para entender Schoenstatt),186.190- 191.

    Cada rasgo, cada pliegue, cada trocito tiene grabado la siguiente inscripción: Esto se ha gestado respetando la ley de la puerta abierta. Y esa puerta se abrió por primera vez en aquella época cuando el acompañante espiritual del nuevo Schoenstatt pronunció su conferencia inaugural: una conferencia programática que entró en la historia con el nombre de "Acta de Prefundación". (…)

    Volvamos a octubre de 1912. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera por segunda vez: esta vez en beneficio de la comunidad nueva.

    En esa época los seminaristas fundaban en todas partes asociaciones misioneras… Vox temporis est vox Dei.²⁴ A ello se sumó el hecho de que los seminaristas palotinos estuvieran llamados a ser misioneros en el futuro. Nada más obvio, entonces, que aprovechar el momento. Una asociación era ciertamente algo inusitado en nuestro seminario, pero ofrecía la oportunidad de profundizar el ideal de la comunidad nueva, de fomentar una relación más personal entre los jóvenes y despertar la responsabilidad por una meta común. La asociación se fundó en enero de 1913, no por una disposición u orden, sino por el movimiento espontáneo que surgió de la gente misma mediante la decisión y el voto personal e independiente.

    El ideal de comunidad no nos abandonó nunca más. Por intermedio de un seminarista, cuyo hermano estudiaba con los jesuitas en Mariaschein, tomamos conocimiento de la congregación de estudiantes que funcionaba allí. Ésta fue una nueva señal de la divina Providencia, que por entonces nos llamaba la atención sobre una forma de comunidad que estableciera y entrelazara los vínculos comunitarios y los sobrenaturales; que también ofreciera una oportunidad segura para la iniciativa personal, a fin de desarrollar la autonomía de la persona; que cultivara el sentido apostólico y colocara a la Santísima Virgen en primer plano. Luego, la asociación se transformó en congregación, y ello nuevamente producto de un movimiento espontáneo surgido de las personas, si bien esta vez después de enconados debates. El acto solemne se realizó en abril de 1914. De ese modo se abrió una puerta que jamás volvió a cerrarse, que nos permitió acceder a una habitación en la cual pronto nos sentimos en casa, y a la cual con el paso del tiempo fuimos dando forma de acuerdo con el deseo y las señales de Dios. Y así, al cabo de años, la habitación se convirtió en una gran casa: el Movimiento Apostólico de Schoenstatt.

    1.3. Proceso de vida formas nuevas de comunidad

    De: Glosas 1962, 8 – 9

    En el siguiente texto encontramos descrito uno de los procesos fundamentales en la metodología del P. Kentenich. El texto es expresión de su punto de partida fundamental. Éste tiene en cuenta, con especial claridad, el aspecto de la forma, tanto crítica como plásticamente.

    Cf. Los textos breves del TOMO 1, 178 s. y

    Herbert King: V. Geist (Leben) und Form [der Gemeinschaft] (Del espíritu (vida) y de la forma [de la comunidad]). En: Gerwing/King (ed.): Gruppe und Gemeinschaft (Grupo y comunidad), 166-182. Aquí se puede encontrar muchas citas breves del P. Kentenich.

    En la obra del P. Kentenich encontramos muy a menudo el método que aquí se expone. En el punto 4 hay material similar y complementario relativo al método para reconocer el orden de ser. Quizás el siguiente texto de las Glosas, 1962, sea el que describa este procedimiento de la manera más detallada, si bien referido al tema comunidad.

    He articulado el texto y destacado con asteriscos cada una de las ideas, a fin de señalar adecuadamente la densidad del mismo. Igualmente, he puesto de relieve algunos términos recurriendo a la letra cursiva.

    Cuando se trató de la idea de la comunidad nueva, cuyo perfil aparecía claramente en el firmamento del futuro²⁵, el espíritu, el corazón y las manos trabajaron sin cesar. El método puede observarse con mayor exactitud en las jornadas aludidas.²⁶ Es un método que tiene gran fluidez y que se ha aplicado cuidadosamente.

    * Con audacia desprendimos la idea metafísica de comunidad de sus realizaciones concretas, tanto en el caso de la comunidad de nuestra juventud en los años de adolescencia en el seminario, como en el de la comunidad de nuestras Hermanas o de cualquier otra comunidad, distinguiendo la comunidad oficial de la comunidad libre. ²⁷

    * Vimos ilustrada la idea fundamental de comunidad

    * en la imagen de la Trinidad,

    * en la imagen de la Sagrada Familia de Nazaret

    * y, análogamente, en la vida familiar católica ideal.

    * Ésta nos hablaba con claridad de un estar espiritualmente lo más posible en el otro, con el otro y para el otro.

    * El estudio del cuerpo místico de Cristo profundizó los conocimientos adquiridos. Con íntima satisfacción y alegría repetimos la doxología de la santa misa: per ipsum et cum ipso et in ipso²⁸

    * Entonces proclamamos con entusiasmo y fervor esa gran idea,

    * y a la vez dimos poca importancia a las formas concretas habituales de comunidad.

    * Pero tomamos de ellas los elementos que volvieron a imponerse más adelante, y los agregamos a las formas nuevas,

    * que se desarrollaron de manera espontánea, si bien, naturalmente, siempre con el control de arriba.²⁹

    * De esa manera surgió la comunidad de las Hermanas de María, por la cual las demás Ramas de Schoenstatt se orientaron por analogía. ³⁰

    * Suele decirse: Saber cómo se ha gestado algo, es saber también qué es.

    *Cabe agregar: Saber cómo está construida una comunidad es procurar no intervenir en ella perturbando sus leyes de ser y de vida.³¹ Trato de preservar y estimular muy cuidadosamente su desarrollo, sin influencias extrañas. Les reitero que quien quiera reformar una comunidad ha de ir a la escuela de la historia de esa comunidad y aprobar allí los cursos superiores.³²

    De: Jornada de Navidad 1967, 50, 59

    He dicho que el ser, en cuanto fuente de conocimiento, se refiere asimismo al ser de cada uno de los procesos de vida.³³ ¡Cuánta ebullición en nuestros días! Pienso en el debate que tiene lugar entre los sacerdotes: por un lado, los mayores; por otro, la generación joven. ¿Cuál es el tema del debate? En primer lugar, las formas viejas y las nuevas. No olviden el serio trabajo que realizamos a raíz de haber tomado conciencia de que el cristianismo en el cual crecimos era un cristianismo deformado. Entonces nos interesamos en el hombre nuevo, el hombre animado por el amor.

    No es que no conozcamos ni reconozcamos ninguna forma. Recuerden cómo llegamos a nuestras formas de comunidad. Fue un proceso de vida sencillo: estudiamos y exploramos la esencia de la comunidad, y durante un tiempo dejamos libertad en las formas. Cuando se abordaban formas antiguas partiendo de la esencia de la comunidad, se les infundía alma.³⁴

    Por lo común, por esa vía llegábamos a formas nuevas. Una de las formas nuevas más fundamentales y fecundas entre nosotros es la comunidad libre.

    Examinemos qué significa todo esto en nuestros días, cuando en la confrontación entre la generación sacerdotal joven y la antigua se debate principalmente sobre las formas viejas y las nuevas. Las formas antiguas se descartan por ser antiguas, porque la generación joven quiere formas nuevas. ¿Cómo son esas formas?³⁵

    b. La comunidad nueva desde el punto de vista de lo espiritual y vital

    El primer punto de vista desde el cual se enfoca la comunidad nueva es (a) el punto de vista de la comunión espiritual entre sus miembros. La comunidad nueva es un estar, desde el alma, en el otro, con el otro y por el otro. Obsérvese la frecuencia con la cual el P. Kentenich utiliza la palabra alma.

    Un segundo punto de vista (b) es el de la responsabilidad de las personas autónomas. Este punto de vista se sustenta más en el entendimiento y la voluntad. De este modo queda caracterizada la metafísica de toda comunidad. Véase más arriba, texto 1.3.

    En primer lugar nos abocaremos a los textos sobre la comunión espiritual entre los miembros de la comunidad nueva.

    1.4. Estar desde el alma en el otro, con el otro y para el otro

    De: Llave para entender Schoenstatt (1951)

    En: Textos para entender Schoenstatt, 149.

    La comunidad nueva se aparta (conservando una forma) de todo formalismo sin alma, de toda yuxtaposición mecánica y meramente externa. Y se esfuerza, en cambio, por lograr una unión honda y espiritual: un estar, desde el alma, en el otro, con el otro y por el otro; por una responsabilidad por el otro anclada en Dios y siempre activa. Dicha responsabilidad impulsa al individuo y a la comunidad a emprender el camino del apostolado universal, y los hace fecundos en esa labor.³⁶

    De: Ejercicios espirituales para sacerdotes de Federación (1967), 90

    El hombre lleno de alma. Recuerden que desde el principio hemos luchado encarnizadamente contra el formalismo. El formalismo y el fariseísmo son la muerte del espíritu. Por eso apuntamos al ideal del hombre pleno de alma en una comunidad plena de alma: en una comunidad nueva. Este es, en primer lugar, el sentido general. Una comunidad llena de alma, una comunidad en la cual los miembros estén, desde el alma, uno en el otro, con el otro y para el otro.³⁷

    De: Conferencias 1963, 2, 196-197

    La meta de toda la Familia: constituir y formar al hombre nuevo en la comunidad nueva. Volvemos a referirnos a conceptos antiguos, gastados, pero que revitalizaremos. El hombre nuevo es el hombre pleno de alma, de espíritu, unido a los demás en una comunidad verdadera. Es decir, un hombre que cultiva un estar desde el alma en el otro, con el otro y para el otro.

    Naturalmente, cabe plantearse una vez más esa pregunta tan concreta: ¿qué lograremos en estos días? Quizás aquí estemos tocando el punto que más insatisfacción nos genera. ¿Qué se necesita? Un hombre lleno de alma, lleno de espíritu.

    Habíamos dicho antes que buscábamos soledad respecto de todas las cosas que no sean Dios ni se orienten a Dios; pero también soledad con Dios, estar a solas con Dios. El hombre pleno de alma, de espíritu, todo lo hace en unión con Dios.

    El formalismo exterior quiebra, fragmenta. Lo que nosotros hacemos asume formas, pero estas formas no son esclavizantes. Si bien todo lo que hacemos brota de una íntima soledad con Dios, también debiera surgir de una comunión fraterna más profunda. Ése es el ideal de la comunidad nueva. Pongamos mucho énfasis en ese estar desde el alma en el otro, con el otro y para el otro. Es decir, no estar sólo físicamente junto al otro según las normas habituales de la convivencia.

    Más tarde me detendré en este tema, porque quizás radique en esta área la razón de nuestra insatisfacción, de nuestro sentimiento de haber crecido muy poco en una profunda comunión fraterna.

    De: Conferencias 1963, 8, 130 – 131.

    Todos conocemos el término angustia de contacto. Se trata de la angustia que se experimenta a la hora de entablar una relación profunda con otras personas. El fenómeno se da en todas partes, incluso entre cónyuges; con mayor razón habrá de resultarnos difícil a nosotros³⁸. Procuramos aliviarlo, mitigarlo, cultivando un espíritu familiar, vale decir, estableciendo un contacto espiritual profundo entre nosotros. Todo esto es verdad y nos ayudará a sortear muchos, muchísimos escollos en el transcurso de nuestra vida.

    Ese contacto, ese lazo espiritual con otros puede asumir diferentes formas. Puede ser un estar espiritualmente en el otro como hermano, como amigo, como padre o hijo. Sea como fuere, el cultivar un estar desde el alma en el otro de una manera verdaderamente querida por Dios, nos aliviará siempre la gran ley de la soledad, la cual habrá de determinar, en último término, nuestra vida.

    Hace alguna semanas puse de relieve con gran énfasis el que Dios es infinitamente bueno porque nos permite crecer arraigándonos en un organismo de amor como el que acabo de bosquejarles. Pero no olviden que a todos nosotros nos llegará la hora (si Dios nos ha llamado a guiar a muchos hombres hacia lo alto) en que nos sintamos solos, cuando la conciencia de soledad se funde, en último término, en una conciencia de estar a solas con Dios.

    Entiéndanlo bien. Esto no quiere decir que todos los intentos por unir los corazones de los hombres sean pamplinas, porque en definitiva estamos orientados hacia lo fundamental, hacia Dios. Sí; en nuestra alma hay un centro, un núcleo a cuyo sentido se responde entregándonos indivisa y exclusivamente a Dios. Pero, atención, hagamos todo lo posible para que opere en nosotros y en nuestro entorno el organismo de vinculaciones que siempre enseñamos. Por otra parte, no olvidemos que la vida nos deparará desengaños. Elevémonos por sobre ellos. Recuerden aquellos términos sencillos, simples, citados tan a menudo: función de atracción, función de desengaño, función de traspaso. Tómenlos muy en serio y en toda la línea. ³⁹

    De: Carta del 15 de febrero de 1949, 1 – 2

    La conciencia de responsabilidad por el otro es el núcleo de la comunidad nueva, es su alma. Nos referimos a una responsabilidad no sólo ante Dios o la Santísima Virgen sino también respecto de los demás.

    (…)

    Deberá transcurrir un tiempo antes de que se comprendan cabalmente los procesos de vida y las ideas fundamentales concernientes a este punto. Para lograr esa comprensión es necesario haber superado totalmente todo intelectualismo extremo. Se exige no sólo un pensar expresamente orgánico sino también la valentía necesaria para vivir en la práctica dicho pensamiento (…).

    Evidentemente, en Tréveris entienden la idea del hombre nuevo. ⁴⁰También quieren avanzar en el examen de las ideas relativas a la comunidad nueva, pero en este punto por ahora se ha topado con enigmas que uno quisiera explicar con gusto, no sólo para bien de Schoenstatt sino también de la propia práctica. Desde hace años cuento con esto. Es importante para ustedes que desde este punto central trace líneas que recorran toda la historia de nuestra Familia, comenzando por la Asociación Misionera, pasando por el 20 de enero de 1942 y llegando hasta el día de hoy. Así como el hombre nuevo aparece en todas partes como la idea directriz, junto a él aparece también este empeño por alcanzar un profundo entrelazamiento de destinos, que llegó a su cumbre el 20 de enero de 1942.⁴¹ Ese empeño representa el núcleo, lo supratemporal, lo central, lo absoluto de toda comunidad sana. Mientras no se haga un sano esfuerzo, y en círculos cada vez más amplios, por reconquistar exitosamente ese profundo estar desde el alma en el otro y con el otro, todo discurso sobre la comunidad será un juego superficial y una preocupante maniobra de autoengaño.

    Es obvio que a toda cercanía espiritual profunda se asocian determinados peligros. Pero lo mismo vale también (y quizás en mayor medida) para la lejanía espiritual. El cuerpo social de hoy nos muestra hacia dónde conduce esta última.

    1.5. Surgimiento espontáneo y estructuras

    ya existentes

    De: Conferencias 1963, 11, 23 – 24

    Adviertan en qué medida toda nuestra espiritualidad es una espiritualidad original. Nuestro ser y nuestra teoría son eslabones de enlace que jamás desecharon los fundamentos últimos. Por eso somos conservadores; pero no en el sentido (reitero) de querer conservar momificadas las formas tradicionales. No; nosotros estamos abiertos a lo nuevo.

    En este contexto vuelvo a recordarles cómo se han gestado las cosas entre nosotros. Así tendrán un ejemplo claro y concreto de cuán fuerte es ese rasgo nuestro y cuán originalmente se lo fue configurando y modelando.

    Por ejemplo, cuando se trataba de la comunidad, desde el principio yo tenía una intuición que no admitía réplica y que me decía: Está claro que detrás de lo que se gestó hay una fuerza creadora. Ahora bien, las formas que hoy perduran, ¿son sólidas? En lugar de trabajar para mantener las formas a toda costa, siempre sugerí hacerse la siguiente pregunta: ¿Cuál es realmente la esencia de la comunidad?: Es un estar desde el alma en el otro, con el otro y para el otro. Es decir, la esencia de la

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