Filosofía fuera y dentro de la red
By Luis Barrio
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Primero, en las redes sociales se debaten temas sobre justicia, honestidad o valores éticos. Paulatinamente, los personajes aprenden los unos de los otros sin querer llegar a ningún punto de acuerdo, simplemente se interrogan como en un partido de tenis. La pelota representa la idea a expresar. La raqueta serían los argumentos que imprimen fuerza a las ideas y la red serían las dificultades de expresión a superar. Un set detrás de otro los jugadores intercambian bolas con mejor o peor acierto. Algunos argumentos dan fuera de las líneas o por exceso de énfasis otros quedan flojos y son fáciles de contestar por el oponente.
Durante todo el juego las noticias de la realidad van surgiendo en escena como una bandada de palomas se instala en una plaza: planeando en un instante para picotear el suelo que pisamos. En ocasiones, los personajes las espantan escapando a cuestiones filosóficas, pero ellas siempre vuelven volando con el gorjeo emblemático que las caracteriza.
El lector que se enfrenta al libro puede perder la batalla de dos formas distintas. En una de ellas sería buscando un tema o conclusión final, así como buscando un fin en la vida humana, en la humanidad o en la sociedad. Cualquiera sabe que sólo encontramos respuestas de contentamiento para tales preguntas. Decimos que la sociedad trata de conseguir el bien común a base de oponernos y complementarnos entre nosotros, decimos que la vida humana busca reproducirse como cualquier otra especie olvidándonos de nuestra condición extraordinaria. Por el contrario, definimos una humanidad que aspira a tener derechos universales a modo de idealización utópica, la cual, genera frustraciones continuas al no reflejarse en nuestro día a día.
También, la batalla se puede perder abandonándose a la secuencia de palabras y frases sin más. Sin buscar un hilo conductor o extrapolación a lo cotidiano. De seguro hay fotografías panorámicas del entorno en el que respiramos que aparecen por sí solas al dejarnos leer por la palabra escrita. Pienso que un libro nos lee porque es la perspectiva de alguien que ha descrito lo que veía de un mundo en el que todos estamos. Así, leer se convierte en una relación dual de intercambio mutuo. Leer es ser leído.
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Filosofía fuera y dentro de la red - Luis Barrio
Filosofia fuera y dentro de la Red
Luis Barrio
© Luis Barrio
© Filosofia fuera y dentro de la Red
ISBN ePub: 978-84-685-4353-6
Editado por Bubok Publishing S.L.
equipo@bubok.com
Tel: 912904490
C/Vizcaya, 6
28045 Madrid
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Índice
Prólogo
Capítulo primero
Capítulo segundo
Capítulo tercero
Capítulo cuarto
Prólogo
Diálogo interior entre la dualidad consciente de Alejandro:
ALEJANDRO. No sé por qué tengo que escribir un libro.
ALEJANDRO. Yo tampoco, solo soy una manera tuya de hacer salir las ideas. No te puedo contestar.
ALEJANDRO. Sin embargo, he pasado mucho tiempo pensando en la importancia de poner por escrito mis pensamientos y mis sentimientos sobre el mundo.
ALEJANDRO. Tal vez, pero eso tampoco acaba de justificar el que escribas un libro sobre filosofía y basado en las redes sociales.
ALEJANDRO. Ya lo sé. Supongo que es importante escribir sobre lo que nos rodea. Las redes sociales forman parte de nuestra vida cotidiana y la filosofía es un buen prisma por el que mirar la realidad.
ALEJANDRO. ¡Ah! Ya veo, te gusta utilizar la imaginación.
ALEJANDRO. No te pienses, hace falta imaginación para ver el mundo en el que vivimos.
ALEJANDRO. ¿Ah, sí?
ALEJANDRO. En efecto, de hecho, el mundo del que formamos parte se encuentra por descubrir y las interpretaciones, que requieren de mucha imaginación, nos acercan a él. Pensar que explicamos «la realidad» es tan poco acertado como pensar que se puede decir cualquier cosa sobre ella.
ALEJANDRO. Pero en el libro has puesto también tus paranoias, tus opiniones sobre temas dispares y sobre algunos otros completamente absurdos. ¿Todo eso era necesario?
ALEJANDRO. Supongo que hay muy pocas cosas necesarias en esta vida, que gran parte de lo que hacemos viene condicionado por nuestra voluntad o sentimientos, es decir, ¡porque nos da la gana!
ALEJANDRO. Muchas veces he observado que centrarse en un tema no viene mal, que permite obtener resultados claros y contundentes.
ALEJANDRO. Sí, en efecto, pero te aseguro que después de pasar mis vacaciones dando rienda suelta a mis conversaciones más inverosímiles, he quedado satisfecho de una manera clara y contundente.
ALEJANDRO. ¿Quieres decir que esperas que alguien lea una sola línea de este conjunto indeterminado de absurdos?
ALEJANDRO. No. Quiero decir lo contrario, que esa no ha de ser la finalidad.
ALEJANDRO. ¿Por qué?
ALEJANDRO. Porque tal cosa nos dejaría ante (según pienso) la estructura básica de cualquier novela o libro de ensayo.
ALEJANDRO. Estate atento, el problema que se nos presenta es el de la finalidad. Todo en esta vida no ha de tener una finalidad.
ALEJANDRO. Claro, y esa es una buena finalidad.
ALEJANDRO. Quiero decir que escribir sin un esquema puede aportar ideas que de ninguna otra manera podrían darse.
ALEJANDRO. ¿Quieres decir quebraderos de cabeza?
ALEJANDRO. No solo eso, sino también ideas con una auténtica finalidad.
ALEJANDRO. ¿Estás de broma?
ALEJANDRO. No lo estoy. Sin embargo, la finalidad sería una consecuencia, solo un resultado entre otros muchos. Dejar de ser el burro que persigue la zanahoria durante algunos momentos nos ayuda a ver todo lo demás.
ALEJANDRO. Sí, pero me quedo sin zanahoria.
ALEJANDRO. ¡No! Únicamente dejas de perseguirla durante un tiempo.
ALEJANDRO. ¿Pero luego me la podré comer?
ALEJANDRO. Eso da lo mismo, porque solo es por un rato y luego ya puedes continuar persiguiéndola.
ALEJANDRO. Ah, vale, ahora ya me quedo más tranquilo.
ALEJANDRO. No tienes arreglo, no vas más allá de tus propias narices.
ALEJANDRO. Sí, pero mis narices van más allá que la mayoría de la gente... Suelo olerme muchos problemas antes de que aparezcan. Todo ello gracias a mi nariz.
ALEJANDRO. ¡Lo entiendes todo al revés! La nariz es para la gente que es lista, pero te estoy hablando de ser inteligente, que es dar un paso más allá.
ALEJANDRO. Todos vamos más allá porque todos andamos. El que anda deprisa no mira por dónde va y al que va despacio le acaban pisando. Está claro que tú llevas el paso cambiado.
ALEJANDRO. Supongo que poner ejemplos es la parte floja de la teoría y te aprovechas para darle la vuelta. Sin embargo, me entiendes sobradamente. Estoy de acuerdo en que todo el mundo tiene inteligencia, pero no todos la aprovechan de la misma manera. La inteligencia hay que ejercitarla igual que cualquier músculo. ¿Podemos hablar ya de la finalidad?
ALEJANDRO. ¡¡Claro!! No hay nada que me guste más que verte obsesionado por tu zanahoria, ja, ja, ja.
ALEJANDRO. ¡¡¡Cómo te odio!!! ¡¡No sé cómo puedes formar parte de mí mismo!!
ALEJANDRO. Ya sabes, es uno de esos problemas sin solución que dentro de poco te obsesionará y tendrás ganas de compartir con los que habitualmente perseguimos zanahorias.
ALEJANDRO. Ya me estás quitando las ganas de presentar el libro. No te soporto.
ALEJANDRO. Supongo que estamos casados desde el nacimiento.
ALEJANDRO. Sí, es curioso que las parejas necesiten dos individuos para dar a luz a un tercero.
ALEJANDRO. No te sigo. ¿Quieres decir que quieres tener un hijo conmigo? Es decir, ¿contigo mismo?
ALEJANDRO. Quiero decir que así como el diálogo interior se forma a partir de propuestas y antipropuestas o afirmaciones y negaciones de la afirmación, también las especies se reproducen.
ALEJANDRO. Vale, ya me has convencido. Volvamos al tema de la finalidad, que estás desvariando.
ALEJANDRO. ¡Qué poca paciencia tienes! En fin, como te iba diciendo, la finalidad entorpece la organización de las ideas. Cuando queremos hacer algo en concreto apartamos todo lo que se nos viene a la cabeza y lo dejamos a un lado para centrarnos en unos pequeños aspectos. ¿Verdad?
ALEJANDRO. No sé, no suelo centrarme. Además, teniendo en cuenta que no he conseguido mucho en mi vida, supongo que tampoco he dejado muchas cosas al margen.
ALEJANDRO. Mira, llevo un mes sin poder andar debido a un esguince y me he dado cuenta de que andar no sirve de nada si solo es para buscar cosas inútiles.
ALEJANDRO. Yo suelo buscar cosas inútiles, pero luego resulta que me acaban sirviendo para algo, aunque sea solo para encontrarlas.
ALEJANDRO. Me he dado cuenta de que hay que andar menos y pensar hacia dónde se va. Me he dado cuenta de que es importante la gente que te rodea y todo eso, sin perseguir ningún fin. Todo eso sin tener que moverme.
ALEJANDRO. El otro día