DIABETES
LA GLUCOSA Y LA INSULINA
La acción de la insulina es fundamental, tanto para obtener la energía necesaria en cada momento como para almacenar la que deba ser necesaria para el futuro.
La principal fuente de energía del cuerpo es la glucosa, un azúcar simple procedente de la digestión y posterior absorción de los alimentos, pero para que ésta pueda ser utilizada, debe poder entrar en el interior de las células y es en este paso donde la insulina resulta imprescindible. Si el páncreas deja de producir insulina, la cantidad de glucosa en la sangre aumenta porque no puede penetrar en las células, como si se hubiera perdido la llave que permite atravesar la membrana celular.
Pero no sólo para esto sirve la insulina, sino que una vez en el interior de la célula también favorece las reacciones químicas en las cuales se produce la combustión de la glucosa, lo que comporta la obtención de energía y las reacciones químicas que la transforman en sustancias grasas y glucógeno, los dos depósitos de energía de nues tro cuerpo a los que recurrimos en caso de un aporte insuficiente de alimentos.
Pero la falta de insulina no es la única causa de aparición de una diabetes. Puede ser que exista insulina, pero que su acción por diversas circunstancias sea ineficaz; por tanto se deduce que existen varios mecanismos por los cuales se produce una elevación de la glucemia, es decir, hay varios tipos de diabetes mellitus, especialmente dos: la diabetes mellitus tipo I (diabetes «juvenil», con dependencia de la insulina), y la diabetes mellitus tipo II o diabetes del adulto (no insulinodependiente).
DIABETES MELLITUS TIPO I
Suele iniciarse de forma precoz en la infancia y la juventud, principalmente durante la pubertad entre los doce y los dieciséis años, y siempre antes de los veinticinco. Este tipo de diabetes es conocida también como diabetes insulinodependiente, ya que el páncreas de las personas afectadas no
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