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Claroscuro de los gobiernos progresistas: América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?
Claroscuro de los gobiernos progresistas: América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?
Claroscuro de los gobiernos progresistas: América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?
Ebook431 pages5 hours

Claroscuro de los gobiernos progresistas: América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?

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About this ebook

Desde finales del siglo pasado, una buena parte de los países de América del Sur experimentó un cambio político significativo. Surgieron líderes de nuevo estilo a los que les correspondió encabezar gobiernos que se ha convenido en calificar de progresistas. Hugo Chávez en Venezuela, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile, Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, Tabaré Vásquez y Pepe Mújica en Uruguay, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.

Cada uno con características propias cuyas diferencias se reflejan en los gobiernos que encabezaron. Todos tienen en común el haber accedido al poder mediante elecciones limpias y encabezar proyectos que buscaban romper con una larga historia de atraso y exclusión social. Luego de la sucesión de dictaduras de los años 80, la llamada “década perdida”, esta nueva ola de gobernantes representó un cambio gigantesco. América Latina volvía a ser un continente de esperanza. No se trataba del regreso de la utopía revolucionaria. Las fuerzas que sustentaban los nuevos liderazgos habían aprendido la lección: sobrevivientes de violentas confrontaciones transitaban al campo de las reformas. Se imponía la convicción de que la democracia era el único espacio natural para un proyecto de cambio. Este libro obedece a un propósito preciso: contribuir a un balance ecuánime de la obra de los llamados gobiernos progresistas de América del Sur, sus luces y sus sombras, destacando avances y retrocesos, logros y fracasos.

La dinámica ascendente de estos gobiernos comenzó a frenarse hacia finales de la pasada década, muchos se debilitaron y hubo cambios de signo, surgiendo la interrogante a la que este libro y sus connotados autores buscan responder: ¿fin de un ciclo histórico o proceso abierto?
LanguageEspañol
Release dateAug 12, 2017
ISBN9789563245158
Claroscuro de los gobiernos progresistas: América del Sur: ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?

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    Claroscuro de los gobiernos progresistas - Carlos Ominami

    Carlos Ominami 

    Editor

    CLAROSCURO

    DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS

    América del Sur: 

    ¿Fin de un ciclo histórico o proceso abierto?

    Carlos Ominami (Editor) 

    Celso Amorim • Alicia Bárcena • João Brant 

    Marco Aurelio García • Alberto Fernández

    Manuel Antonio Garretón • Horst Grebe • Elisabet Gerber

    Guillermo Mastrini • Constanza Moreira • José Natanson 

    Carlos Quenan • Álvaro Sáenz • Ernesto Samper

    André Singer • Mario Wainfeld

    OMINAMI, CARLOS

    Claroscuro de los gobiernos progresistas / Carlos Ominami (Ed.)

    Santiago de Chile, Catalonia, 2017

    ISBN: 978-956-324-515-8

    ISBN Digital: 978-956-324-520-2

    CIENCIAS POLÍTICAS

    CH. 320

    Diseño y diagramación: Sebastián Valdebenito M.

    Corrección de textos: Cristine Molina

    Dirección editorial: Arturo Infante Reñasco

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo o en parte, ni registrada o transmitida por sistema alguno de recuperación de información, en ninguna forma o medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin permiso previo, por escrito, de la editorial.

    Primera edición Catalonia: agosto 2017

    ISBN: 978-956-324-515-8

    ISBN Digital: 978-956-324-520-2

    © Carlos Ominami, 2017

    © Catalonia Ltda., 2017

    Santa Isabel 1235, Providencia

    Santiago de Chile

    www.catalonia.cl – @catalonialibros

    Índice de contenido

    Portada

    Créditos

    Índice

    CLAROSCURO DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS

    Agradecimientos

    1. INTRODUCCIÓN

    Organización del libro

    2. AMÉRICA DEL SUR Y LOS CAMBIOS DEL SIGLO XXI: ¿FIN DE UN CICLO? / Marco Aurélio García

    Los cambios de este siglo

    ¿El ciclo se cerró?

    La contrarreforma

    Los retos del progresismo

    3. PERFORMANCES ECONÓMICO-SOCIALES DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS / Carlos Quenan

    La evolución reciente de la región: algunos rasgos comunes

    Comparación de las performances de los siete países considerados

    Reducción de la vulnerabilidad financiera y calidad de la gestión macroeconómica

    Conclusión

    4. INTEGRACIÓN Y DESINTEGRACIÓN EN AMÉRICA DEL SUR / Alicia Bárcena

    Un poco de historia

    La dinámica reciente de la integración en América del Sur

    Conclusiones

    Referencias

    5. CORRUPCIÓN, MEDIOS Y JUSTICIA: EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS DE LA POLÍTICA LATINOAMERICANA / José Natanson

    Corrupción

    Medios

    Justicia

    Conclusión

    6. LOS DILEMAS ÉTICOS DEL PROGRESISMO LATINOAMERICANO / Alberto Fernández

    Del cambio en los discursos a la continuidad de los hechos

    El flagelo de la corrupción en tiempos progresistas

    Argentina: el dilema entre callar o ser funcional al enemigo

    Brasil: si no puedes con ellos, únete a ellos

    Chile y Uruguay: la corrupción en instituciones más sólidas

    7. EL PROGRESISMO EN SU LABERINTO: GRANDES MEDIOS Y POLÍTICAS DE COMUNICACIÓN EN EL CONO SUR / Elisabet Gerber, Guillermo Mastrini y João Brant

    Argentina en su propio péndulo

    Cambia, todo cambia

    Brasil, tensión permanente y agendas conflictivas

    Una cuestión de fondo: el poder y la política

    ¿Cómo ha tratado el Gobierno a los medios de comunicación?

    Chile: tan lejos, tan cerca

    La omisión del progresismo

    Palabras finales

    Bibliografía

    8. DOCE AÑOS DE KIRCHNERISMO. DE LOS AÑOS FELICES A LA DERROTA ELECTORAL / Mario Wainfeld

    El mandato de Kirchner, a puro gobierno

    La hora de las instituciones

    Jubilaciones y Asignación Universal por Hijo

    Del 54 por ciento hasta hoy. Los años difíciles

    9. EL GOBIERNO DE EVO MORALES EN BOLIVIA: UNA MIRADA CRÍTICA / Horst Grebe López

    Introducción

    Las principales reformas

    El modelo económico

    La inclusión social

    La política exterior

    El estilo de gobernar de Evo Morales

    La relación con los movimientos sociales

    El trato a la oposición

    Los errores, inconsistencias y extravagancias

    Los temas críticos

    Perspectivas

    10. DEL ENSAYO DESARROLLISTA AL IMPEACHMENT / André Singer

    Resumen de la ópera

    Preguntas y premisas

    Rápido avance, largo retiro: la cronología de la nueva matriz

    Cuatro factores explicativos

    Epílogo: el impeachment

    11. EL IMPEACHMENT: UN RADICAL CAMBIO DE PROYECTO / Celso Amorim

    El retroceso de la integración

    Perspectivas

    12. CHILE: EL ENTRAMPAMIENTO DEL PROYECTO REFUNDACIONAL Y LOS DESAFÍOS DEL PROGRESISMO / Manuel Antonio Garretón M.

    El contexto latinoamericano

    La particularidad del caso chileno

    La constitución clásica del sujeto político-social

    El surgimiento de un proyecto refundacional

    Las contradicciones del proyecto del Gobierno de Bachelet

    La ruptura entre institucionalidad política y sociedad

    Las falsas interpretaciones de la ruptura

    La encrucijada de la izquierda en Chile

    Conclusión: los desafíos del progresismo

    13. LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE SOCIEDAD Y ESTADO EN ECUADOR / Álvaro Sáenz Andrade

    Indicadores de logros de la Revolución Ciudadana 2007-2014

    Trabajos citados

    14. LA PAZ DE COLOMBIA ES PAZ EN EL HEMISFERIO / Ernesto Samper Pizano

    La agenda de La Habana

    Del conflicto al posconflicto

    La paz de Colombia es la paz para toda América Latina

    Las verdaderas amenazas

    15. LA DÉCADA LARGA DEL PROGRESISMO Y EL AVANCE CONSERVADOR EN AMÉRICA DEL SUR / Constanza Moreira

    Repasando los logros de la década ganada

    ¿Y entonces qué? Desempates por derecha

    Uruguay: una izquierda que resiste

    ¿Añorando el viejo sistema de partidos? Las consecuencias de la fragmentación

    Cuando el límite no es el cielo: tensiones entre el Gobierno y el Poder Judicial

    El movimiento sindical y la unidad de la izquierda frente al activismo del Gobierno

    Epílogo: la gran ilusión y el principio de realidad

    Referencias bibliográficas

    16. DATOS BIOGRÁFICOS DE LOS AUTORES

    Notas

    Agradecimientos

    Muchas buenas voluntades de personas e instituciones han convergido para sacar adelante este libro. Entre las personas a Marco Aurelio García, amigo, compañero y en los hechos hermano, recientemente fallecido, que nos legó para este libro uno de sus últimos escritos. Entre las instituciones un reconocimiento muy especial merece la Fundación Friedrich Ebert, aliado estratégico por décadas en los tiempos buenos, pero también en las épocas difíciles. Su decidido apoyo al Foro Anual del Progresismo, organizado por la Fundación Chile 21, ha sido decisivo para facilitar el encuentro y el debate entre intelectuales y dirigentes comprometidos con las grandes luchas de la región. Varios de los trabajos incluidos en este libro fueron inicialmente presentados en la última versión del Foro que tuvo lugar en Santiago de Chile en noviembre del 2016.

    1

    INTRODUCCIÓN

    Este libro obedece a un propósito preciso: contribuir a un balance ecuánime de la obra de los llamados Gobiernos progresistas de América del Sur. No busca hacer apología. No es un texto publicitario. Pero no queremos tampoco sumarnos a una ofensiva conservadora empeñada en una crítica demoledora. Tratamos de poner a disposición del lector argumentos que permitan un juicio razonablemente objetivo de estas experiencias. Queremos aportar a una contabilidad lo más fiel posible de activos y pasivos, destacando avances y retrocesos, logros y fracasos. Esta es la única manera de enfrentar tiempos políticos tan difíciles y turbulentos. 

    Desde finales del siglo pasado, uno tras otro, la mayoría de los países de América del Sur experimentaron un cambio político de proporciones. Sus principales protagonistas eran líderes de nuevo tipo que encabezaron Gobiernos que se ha convenido en calificar de progresistas. La definición no es, por cierto, rigurosa. Cada uno de los líderes que llegaron al poder en esos años tienen características específicas que los distinguen y esas diferencias se extienden a los Gobiernos que encabezaron.

    El elenco es conocido: Hugo Chávez en Venezuela, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile, Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, Tabaré Vásquez y Pepe Mujica en Uruguay, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. Todos tienen en común haber encabezado proyectos de cambio que buscaban romper con una larga historia de atraso y exclusión social. Luego de la sucesión de dictaduras que marcó durante los años ochenta la llamada década perdida, esta nueva ola de gobernantes representó un cambio gigantesco. 

    América Latina volvía a ser un continente de esperanza. No se trataba del regreso de la utopía revolucionaria. Las fuerzas que sustentaban los nuevos liderazgos habían aprendido la lección. Muchas de ellas, sobrevivientes de las violentas confrontaciones de décadas anteriores, habían transitado hacia el campo de la reforma. Podían ser más o menos radicales en sus planteamientos, pero tenían todas la convicción de que la democracia era el único espacio natural para el desarrollo de un proyecto de cambio. Asumían, en consecuencia, que la única posibilidad de consolidar transformaciones mayores pasaba necesariamente por la generación de mayorías sólidas capaces de expresarse en las instancias electorales propias de la democracia.

    Más allá de sus diferencias, estos Gobiernos tienen en común dos características fundamentales. La primera es que accedieron al poder mediante elecciones libres y limpias. La segunda característica es que todos hicieron de la inclusión social el eje de su acción política. Para un continente de democracia precaria e intermitente y extremadamente desigual se trata de un hecho político muy trascendente.

    Las nuevas experiencias no generaron el interés mundial ni tampoco el temor que en su momento suscitó la Revolución cubana y la posibilidad de su extensión al conjunto del continente a través de la guerra de guerrillas. Sin embargo, frente al colapso del comunismo soviético y la crisis que ya evidenciaba la social democracia europea, la ola de Gobiernos progresistas en América del Sur aparecía como la nueva esperanza de la izquierda y el progresismo en el escenario global.

    La dinámica ascendente de estos Gobiernos comenzó a frenarse hacia finales de la pasada década. Sebastián Piñera, a la cabeza de una coalición de derecha, puso término en el 2010 a 20 años de Gobiernos de la Concertación. En junio del 2012 tuvo lugar la destitución del presidente Lugo a través de un golpe parlamentario. En noviembre del 2015, se impone de manera sorpresiva para muchos Mauricio Macri en Argentina, derrotando a Daniel Scioli, el candidato apoyado por el kirchnerismo. En noviembre de ese mismo año la oposición venezolana obtiene un abrumador triunfo en las elecciones para la Asamblea Nacional. En febrero del 2016 Evo Morales pierde el referéndum mediante el cual buscaba la habilitación constitucional para reelegirse por otras dos veces de manera continua. Y, sin lugar a dudas, la derrota más grave de todas tiene lugar en agosto del 2016, con la aprobación de la destitución de la presidenta Rousseff.

    Claves para el análisis

    Son muchos los temas tratados en los diversos textos. No es del caso intentar una conclusión. Interesa simplemente proponer algunas claves para la identificación de los principales activos y pasivos. Es mérito de estos Gobiernos haber conducido sus países durante la que en rigor puede considerarse la década de oro de América del Sur. Para una región acostumbrada a las dictaduras y a un estancamiento económico casi crónico, lo que se vivió durante la década pasada fue algo realmente inédito. Como nunca antes en la historia se produjo una convergencia virtuosa entre democracia, crecimiento económico, estabilidad macroeconómica y disminución de la pobreza. En varios casos, se produjeron también procesos de desendeudamiento externo, toda una novedad en una región ampliamente conocida por la recurrencia de las crisis de deuda externa. En este cuadro se alcanza un éxito histórico en materia de lucha en contra de la pobreza: alrededor de 60 millones de sudamericanos dejan atrás esa condición.

    En otros periodos históricos, la democracia había conseguido asentarse. Sin embargo, se trataba de manera general de democracias poco dinámicas en materia de crecimiento. En los casos más bien excepcionales en los que se combinaron democracia con alto crecimiento, la inflación o las crisis de deuda habían aparecido, rápidamente poniéndole límites a este último. En sentido inverso, históricamente se han registrado en algunos países periodos de alto crecimiento, por ejemplo, en Brasil y Chile, pero bajo condiciones de dictaduras militares que aplicaban severas políticas de represión.

    Es cierto, estos Gobiernos se beneficiaron de un precio excepcional de las materias primas exportadas. Pero fue la voluntad política de avanzar en el plano de la inclusión social la que hizo posible los grandes avances sociales registrados en materia de lucha en contra de la pobreza. Se argumenta frecuentemente que estos Gobiernos fueron populistas porque distribuyeron la renta de modo clientelar entre los sectores pobres. Hay que hacerse cargo de esta crítica sobre el uso de la renta. Sin embargo, no se puede pasar por alto el hecho de que en otros periodos históricos de auge en los precios de materias primas las oligarquías dominantes no fueron capaces de abrir paso a ningún tipo de redistribución y dilapidaron esos recursos. 

    En varios países, especialmente en aquellos en que se produjeron las rupturas más radicales con el orden anterior, como en Bolivia, Ecuador y Venezuela, se generó también una importante renovación en la composición de la élite gobernante. De esta forma, se democratiza el ejercicio del poder, generándose al mismo tiempo grandes desafíos en materia de eficiencia en la gestión y probidad, los que no encuentran siempre una respuesta adecuada y desgastan fuertemente la imagen y prestigio de estos Gobiernos.

    El cambio más trascendental tuvo lugar en la estructura social de nuestros países. Las políticas de inclusión social sacaron de la pobreza y la marginalidad a amplios sectores sociales. No se trata de nuevas capas medias en el sentido clásico del término. Son sectores que siguen siendo vulnerables, pero que logran acceder a nuevas formas de consumo y sobre todo modifican su sistema de aspiraciones. Ya no se satisfacen con el acceso simple a la educación o a la salud. Demandan, por el contrario, educación de calidad, salud de calidad, transporte de calidad. Y en este plano los Gobiernos muestran grandes dificultades para responder a estas nuevas demandas. Aquí se encuentra el corazón del descontento social que de manera creciente han debido enfrentar. Ideológicamente estos sectores están fuertemente influidos por el discurso neoliberal: todo lo bueno que han podido conseguir se lo deben a su propio esfuerzo. Lo malo es responsabilidad de los Gobiernos y de la política. 

    Estos Gobiernos realizaron cambios fundamentales. Pero, de manera general, estos cambios resultaron de una acción gubernamental desde arriba más que de una presión desde la sociedad. Esto explica la relación de tipo clientelar que han establecido con la sociedad. El Gobierno actúa como un proveedor que se relaciona con consumidores que actúan en un gran mercado. El consumo no genera adhesiones sólidas.

    Se dio además la paradoja de que los Gobiernos progresistas accedieron al poder luego de las crisis de las políticas neoliberales, pero han debido liderar con los valores individualistas y antipolítica que ellas difundieron.

    Sería largo enumerar todas las insuficiencias que han ido debilitando a estos Gobiernos. Estas se sitúan en varios planos. En primer lugar, en la política y más precisamente en las carencias de la construcción de fuerza propia. Esto ha conducido a una dependencia malsana de liderazgos que aparecen casi como insustituibles. Las situaciones nacionales son diversas. El ejemplo más dramático es el de Hugo Chávez, cuya sustitución por Nicolás Maduro ha terminado en una muy profunda crisis. Cristina Fernández mostró capacidad para suceder a Néstor Kirchner, pero no para elegir a su propio sucesor, precipitando la derrota de su sector. En Bolivia, Evo Morales no genera tampoco un continuador natural y se ve obligado a buscar su reelección a través de recursos constitucionales polémicos. En Brasil, el liderazgo de Dilma estuvo muy por debajo del que ejercía Lula, con los resultados que se conocen. En Chile, un injusto ataque a la honorabilidad de la presidenta Bachelet golpeó fuertemente su popularidad, al punto de dejarla herida a lo largo de todo su periodo sin que las fuerzas políticas que la apoyan pudieran revertir el deterioro. Es mérito del presidente Correa haber hecho posible su sucesión a través de Lenin Moreno. En este cuadro, sobresale el caso de Uruguay, en donde Tabaré Vásquez consigue que Pepe Mujica lo suceda y que a su vez este haga posible la vuelta del primero. Claramente, el factor que diferencia al caso uruguayo es la existencia del Frente Amplio, una fuerza política sólida, ampliamente arraigada en los sectores populares y las capas medias. Uruguay es en este, como en muchos otros planos, la excepción. La tónica en la región ha sido más bien la debilidad de la construcción de una fuerza política propia capaz de asegurar la continuidad de estos procesos más allá de los liderazgos que las originaron. 

    En el plano macroeconómico, estos Gobiernos tuvieron en su mayoría un desempeño más que aceptable y muy superior al de pasadas experiencias de cambio, como la protagonizada en Chile por el Gobierno del presidente Allende o en Argentina por el Gobierno del presidente Alfonsín. La importancia de los equilibrios macroeconómicos ha sido asumida por las fuerzas progresistas. No ha ocurrido lo mismo en el plano de la estrategia de desarrollo. A pesar de la amplia evidencia existente en cuanto a la necesidad de una transformación productiva en dirección a bienes de mayor valor agregado, poco o nada se ha avanzado. Incluso, se ha producido una involución. En vez de una mayor diversificación de la estructura productiva se ha producido una reprimarización que ha reforzado la dependencia de un número muy reducido de recursos naturales. Esta tendencia se constata incluso en un país como Brasil, con una importante tradición industrial.

    Otro ámbito crucial en el que el balance de estos Gobiernos está muy por debajo de sus discursos es el de la integración regional. Es un hecho que se han registrado avances importantes en el plano de la concertación y la integración política. Sin embargo, en el plano comercial y productivo más bien ha tenido lugar un proceso de desintegración. A partir del auge de las materias primas y la ausencia de esfuerzos de transformación productiva se ha ido profundizando una integración directa con los grandes centros mundiales, comenzando por China. Pero es una integración subordinada que reproduce los viejos esquemas, en virtud del cual los países desarrollados se especializan en productos de alto contenido tecnológico y los nuestros continúan dependiendo de las exportaciones de recursos naturales con bajos niveles de elaboración.

    Las insuficiencias y las derrotas no pueden conducir a borrar o a tergiversar la historia. 

    Estos Gobiernos no han sido simples paréntesis. Si bien sus realizaciones aparecen modestas frente a las necesidades y a sus propios compromisos, lo cierto es que abrieron un espacio que no existía a la demanda por inclusión social. Generaron conciencia sobre la gravedad de las desigualdades que nos afectan y abrieron cauce a un protagonismo ciudadano que tampoco existía. En ese sentido, hicieron una contribución mayor que marca un antes y un después. Es eso lo que no se les perdona.

    La ofensiva conservadora

    Se trata de una ofensiva de gran envergadura que busca por todos los medios desacreditar de manera irreversible la acción de esos Gobiernos y las fuerzas sociales y políticas que los apoyaron. Es mucho más que una maniobra electoral. No persigue propinar derrotas puntuales en favor de una fuerza política específica. Es más que una simple campaña. Su objetivo es mucho más ambicioso: derrotar la idea misma de cambio estructural, de reforma profunda. No se satisface con un triunfo electoral; busca una victoria cultural, estratégica, que garantice pasividad social y política por un periodo largo.

    Los sectores dominantes que vieron amenazadas sus posiciones no quieren correr nuevos riesgos. Buscan garantías de largo plazo. Pero no disponen para ello de las armas de ayer: las dictaduras y los golpes militares. Deben, por el contrario, entrar a la disputa ideológica por las conciencias. Despliegan para ello diversos tipos de argumentos que al final terminan siempre en lo mismo: las reformas son inconducentes o insostenibles.

    La ofensiva conservadora se despliega de acuerdo con un libreto conocido. Se trata de demoler la obra de estos Gobiernos bajo la triple acusación de ser populistas, corruptos e incompetentes.

    Los actores de esta ofensiva conservadora son múltiples. Grandes medios de prensa, centros de pensamiento conservadores o gremios empresariales acompañan con gran insistencia y perseverancia la acción de las fuerzas políticas tradicionalmente conservadoras. Es un comportamiento normal. Lo que es más difícil de comprender es la actitud de sectores de la intelectualidad progresista que han terminado plegándose a las críticas de la oposición en muchos de estos países. En el fragor de los conflictos sociales olvidan que las disputas de poder traen siempre consigo asperezas y desbordes. 

    Los acontecimientos que tratamos de analizar están todavía en pleno desarrollo. Las luchas sociales y políticas se acomodan mal a esquemas rígidos. La idea de que estaríamos viviendo el fin del ciclo de los Gobiernos progresistas es una típica idea propia de un academicismo mecánico. No sin dificultades, la economía ha logrado demostrar que determinadas evoluciones —por ejemplo, de naturaleza tecnológica— dan lugar a ciclos que pueden ser de corta o larga duración. La analogía no es aplicable a la política. Los factores que intervienen en esta escena responden a factores especialmente diversos y no se reducen a comportamientos regulares.

    En más de una ocasión se nos vino la idea de que este libro debería esperar, puesto que los acontecimientos estaban demasiado frescos como para permitir un análisis objetivo. Es cierto que el balance que finalmente se haga de estos procesos estará muy determinado por el desenlace que tengan algunos de los conflictos en curso. En este plano, muy especialmente la evolución de la contingencia brasileña marcará de manera determinante el juicio global sobre los Gobiernos progresistas. El expresidente Lula llegó a ser la figura progresista más respetada a nivel mundial. Desaparecido Nelson Mandela, Lula ocupaba un lugar privilegiado que resultaba de la confluencia de su condición de obrero, dirigente sindical, sin estudios y con un dedo menos con la condición de presidente, buen conocedor de los dossiers nacionales e internacionales más delicados y capaz de codearse sin complejos con todos los grandes de este mundo.

    Si el expresidente Lula consigue enfrentar con éxito las acusaciones que hoy día pesan sobre él y alcanza un nuevo triunfo electoral en las elecciones presidenciales de octubre del 2018, produciría un cambio radical. Este tendría, por cierto, efectos enormes en Brasil, pero su influencia alcanzaría al conjunto del continente e incluso más allá de él. Se trata por cierto de una especulación, aunque no desprovista de fundamento. A pesar de todos los ataques y acusaciones Lula sigue siendo el personaje político más apreciado por los brasileños. Pero de momento lo que existe en Brasil es la ofensiva judicial que busca inhabilitarlo e imponer una regresión social de enormes alcances. Hay ahí una batalla en pleno desarrollo que tiene al presidente Michel Temer colgando de un hilo.

    En sentido inverso, la agudización de la crisis venezolana y una eventual ruptura del orden constitucional tendrían efectos muy negativos para las fuerzas progresistas de la región. De una u otra manera se le endosarán responsabilidades por el fracaso de esta experiencia. 

    La historia está abierta. En contra de muchos pronósticos, Lenin Moreno triunfó en la pasada elección presidencial en Ecuador. La agitación social se profundiza en Argentina y desafía al Gobierno del presidente Macri. Evo Morales trata de recuperar fuerzas en Bolivia. La elección presidencial chilena se anuncia difícil para la centroizquierda, pero todo está todavía por verse. El Frente Amplio en Uruguay parece tener las energías necesarias para resistir y abrir nuevos horizontes. 

    El ciclo no está cerrado. Todo dependerá del mayor o menor impulso que logren las luchas sociales actualmente en curso. 

    Organización del libro

    Los textos incluidos en este libro aportan antecedentes útiles para entender la emergencia y los logros, pero también las enormes insuficiencias demostradas por estos Gobiernos.

    Los autores aquí reunidos asumen diversas miradas. Los énfasis difieren y es posible encontrar opiniones distintas y valoraciones divergentes sobre determinados acontecimientos y procesos. Cada autor responde solo por su texto. Es solo mía la responsabilidad de incorporar en un libro esta diversidad de miradas. La organización del texto no es, en todo caso, arbitraria. Está dividida en dos partes fácilmente distinguibles. La primera está constituida básicamente por textos que aluden a cuestiones que atraviesan de manera transversal la realidad de los países considerados. El texto de Marco Aurelio García aporta un buen cuadro para entender la naturaleza de los procesos protagonizados por estos Gobiernos. Aparte de su valor académico, su visión tiene el mérito enorme de corresponder a la de un intelectual y un dirigente político que acompañó desde el inicio de su gestión la política internacional del presidente Lula en su condición de asesor especial de la Presidencia, cargo que mantuvo hasta el momento de la destitución de la presidenta Rousseff. Marco Aurelio es quizás el mayor conocedor de los avatares del progresismo en la región. Su intervención en este libro es sintética, pero destaca bien los límites de estas experiencias, así como los retos futuros del progresismo.

    El texto de Carlos Quenan, mediante una metodología original, entrega pistas interesantes sobre la evolución de las estructuras productivas, la inclusión social, la vulnerabilidad financiera y la gestión macroeconómica de los países considerados. Globalmente positivos, los resultados son, sin embargo, diversos, destacando entre ellos la grave crisis que experimenta Venezuela.

    La contribución de Alicia Bárcena es un concentrado de muchos estudios entre los cuales se encuentran los realizados por Cepal, institución que Alicia ha dirigido con gran prestancia. En su texto se subrayan los esfuerzos de integración de la región en el plano de la concertación política, pero al mismo tiempo se muestra cómo ha aumentado la dependencia respecto de las materias primas y disminuido la parte del comercio intrarregional. La disociación entre la retórica integracionista y la práctica concreta sigue siendo una constante de nuestro desarrollo.

    En su texto sobre el Triángulo de las Bermudas latinoamericano, José Natanson presenta un agudo análisis sobre los usos del grave flagelo de la corrupción como forma, finalmente, de anular la discusión política. Se trata de una reflexión muy lúcida que muestra cómo indefectiblemente la judicialización de la política está llevando a una peligrosa politización de la justicia.

    Dada la importancia del tema le solicitamos a Alberto Fernández una reflexión sobre los dilemas éticos del progresismo. En su contribución, se pone énfasis en los efectos especialmente nocivos de las denuncias sobre corrupción en las filas el progresismo por la doble deslealtad que representan: en tanto maltrato al erario nacional y erosión de la moral propia.

    Elisabet Gerber, Guillermo Mastrini y João Brant incursionan en un área de gran sensibilidad: el espacio y el papel de los grandes medios de comunicación social. Del análisis no quedan dudas de la enorme influencia política de las grandes cadenas: Globo en Brasil, Clarín en Argentina y El Mercurio en Chile. Su análisis conduce, sin embargo, a rechazar las visiones simplificadoras que les imputan a los medios una responsabilidad decisiva en las dificultades que han conocido los Gobiernos. Y, por otra parte, invitan a las fuerzas progresistas a una reflexión autocrítica acerca de las políticas puestas en práctica para hacer posible la generación de una oferta efectivamente pluralista.

    El texto de Mario Wainfeld sobre los 12 años de kirchnerismo defiende con fuerza el proceso llevado a cabo en los tres sucesivos gobiernos K, pero al mismo tiempo formula una invitación a un ejercicio poco corriente: mirarse en el espejo y responder a la pregunta de qué fue lo que se hizo tan mal como para haber perdido las elecciones. 

    Horst Grebe analiza la experiencia de los gobiernos de Evo Morales desde una perspectiva implacablemente crítica. Lo hace, sin embargo, a partir de un reconocimiento fundamental: la gran profundidad de los cambios experimentados en la composición de la élite gobernante y el inédito dinamismo económico.

    El proceso de destitución de Dilma es uno de los hechos políticos más graves de las últimas décadas. Algo así podría haber ocurrido en un país pequeño sin relevancia política. Pero no en Brasil, el país más grande de América Latina que en los últimos años se había asomado a jugar en las ligas mayores de la política internacional. Dos trabajos entregan antecedentes valiosos para entender cómo Brasil pudo precipitarse hacia una crisis política de tal profundidad. El texto de André Singer propone una explicación de corte estructural: el fracaso del ensayo desarrollista que se puso en práctica bajo los gobiernos de Lula. Con un acabado conocimiento de los detalles de las definiciones en materia económica Singer construye una ópera en tres actos que explica cómo Dilma va perdiendo apoyo entre los empresarios, las clases medias e incluso sectores obreros, creándose las condiciones para la destitución. Como lo señala, por su parte, Celso Amorim, el nuevo Gobierno presidido por Michel Temer no se limita a una rectificación de las malas prácticas que formalmente justificaban la destitución, sino que pone en práctica un radical cambio de proyecto. Este intento y las resistencias que genera en el mundo popular constituyen el centro del conflicto que mantiene en un alto grado de agitación a

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