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La tecnosfera
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La tecnosfera

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Fiel a las intuiciones críticas de su primera obra (El desarrollo. Entre el simple crecimiento y el buen vivir, LOM, 2011), Raúl Claro nos relata el proceso de concatenación de las esferas terrestres, la Geosfera, la Biosfera y la Tecnosfera, estableciendo sus hitos fundamentales y evidenciando el giro altamente nocivo que supone esta última. A partir de ello, plantea como desafío ecológico, ético y político una nueva frontera alternativa: la Antroposfera.
LanguageEspañol
PublisherLOM Ediciones
Release dateJul 1, 2017
ISBN9789560009319
La tecnosfera

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    La tecnosfera - Raúl Claro H.

    Raúl Claro H.

    La tecnosfera

    LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    © LOM Ediciones

    Primera Edición, 2017

    ISBN impreso: 978-956-00-0931-9

    ISBN digital: 978-956-00-0958-6

    Todas las publicaciones del área de

    Ciencias Sociales y Humanas de LOM ediciones

    han sido sometidas a referato externo.

    Diseño, Composición y Diagramación

    LOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Fono: (56-2) 2 860 68 00

    www.lom.cl

    lom@lom.cl

    «No hubo una generación espontánea, sino tres: el surgimiento del ser a partir de la nada, el despertar del ser a la vida y el nacimiento del hombre».

    Thomas Mann, Confesiones del estafador Félix Krull

    «Lo que no se comprende, tampoco se posee».

    Goethe, Epigramas en prosa

    Introducción

    Si observamos lo que nos rodea veremos una historia agitada, ya sea en la economía con sus períodos de bonanza y sus crisis, en la política llena de altibajos o en el marco de nuestra vida diaria¹. Pero hay un fenómeno que parece tener un desarrollo constante, con muy pocas alteraciones en su ritmo creciente, prácticamente en continuo progreso, sin interrupción, sin retrocesos. Es el desarrollo científico-técnico. Bajo la forma de objetos técnicos, inventa nuevas posibilidades y las va realizando sobre la Tierra².

    El desarrollo es rápido, acelerado, creciente, acumulativo. Debido a estas características, va cambiando la faz del globo. Es mayor la materia técnica que se produce que la que se deshace por desgaste, envejecimiento u otros factores naturales o artificiales. La red de objetos técnicos presente en un momento sirve de punto de partida para que se abran otras posibilidades. Los nuevos objetos técnicos aparecen montados sobre los anteriores, los suponen y los superan.

    Hemos llegado al punto en que casi todo parece posible si se está dispuesto a hacer los esfuerzos y gastos necesarios.

    El resultado es una nueva realidad sobre la Tierra. Se extiende sobre la Biosfera y las capas geológicas anteriores como algo nuevo: una red interconectada de objetos técnicos interdependientes, mundial, armada de un dinamismo provisto de leyes propias para su funcionamiento y desarrollo. Se la puede considerar como una nueva capa geológica que cubre la Tierra, la envuelve, rodea a las capas previas, a la litosfera, hidrosfera, atmósfera y Biosfera³.

    Por eso ya se habla de una nueva época geológica, el Antropoceno. Pero se puede también ir algo más allá. La Tecnosfera no inicia simplemente una nueva época como continuación del Holoceno⁴. Podría tener para la evolución de la Tierra y de la vida sobre ella una importancia comparable a la Gran Oxidación, que comenzó hace 2.500 millones de años. En aquella fase, una nueva forma de vida se esparció en el planeta sobre una base bioquímica diferente, cambiando las cosas en forma radical. El oxígeno atmosférico se hizo abundante y el nuevo medio ambiente se convirtió en oxidante, hostil para los organismos predominantes hasta entonces, abriéndoles posibilidades a otras nuevas formas de vida.

    La especie humana está hoy también cambiando la composición de gases en la atmósfera. Pero eso es sólo una pequeña parte de la novedad que la Tecnosfera significa. La perspectiva futura es mala para nuestra especie y para muchas otras, y con razón hay preocupación y esfuerzos por contener el daño. Como veremos, la esperanza de varios pensadores del siglo XX de que la máquina, tomando una forma orgánica, se pondría al servicio de la vida se ve desmentida. Al revés, la vida se ve progresivamente pensada como máquina, convertida en máquina.

    Es posible que el futuro signifique un retiro parcial de la Biosfera como la conocimos hasta hace poco. Se la ve empobrecida, controlada, domesticada. Parecería que intentamos remplazarla por una Tecnosfera como nuevo medio ambiente para la humanidad

    Quizá sea posible dar con un rumbo positivo. Eso haría posible lo que más adelante llamaré la «Antroposfera», una esfera en que los seres humanos se orientan hacia la meta de un bien común general, en el que todos tienen lugar y lo persiguen con una política global. Si la Tecnosfera parece prolongar en la capa técnica la lógica biosférica predominante de competencia y supervivencia a costa del resto, la Antroposfera iría más allá y alcanzaría una lógica propia, humana, de integración y colaboración como características dominantes.

    Aunque este ensayo toca, evidentemente, muchos puntos que afectan profundamente la vida de muchos seres humanos, no son su tema los problemas sociales. No me referiré, por eso, a las divisiones, desigualdades y conflictos de nuestra compleja sociedad humana mundial, aunque son, desde luego, graves e importantes. Tampoco entraré en el tema de las responsabilidades que tienen diversas naciones, clases y grupos humanos. Hay mucha literatura al respecto. El tema de este libro es limitado y debe dejar esos aspectos a otros.

    En cierto sentido puede afirmarse que la perspectiva de este ensayo está descentrada respecto a la visión predominante. Esta pone su preocupación por la sociedad humana, con sus posibilidades y condiciones de supervivencia y bienestar en el centro. A la Naturaleza se la considera «medio ambiente». En cambio, acá intento mirar las cosas desde el punto de vista de la Tierra sometida al fenómeno de una nueva esfera en rápido crecimiento. La sociedad humana tiene allí un papel decisivo, desde luego. Crea y sufre la Tecnosfera, la produce y la recibe como su nuevo entorno. Pero el libro intenta centrarse en el fenómeno mismo y su máxima significación y darle su lugar en la historia de la vida.

    Las primeras secciones pretenden, en pocas páginas, ubicar todo este tema en su más amplio contexto. Por eso resumo allí algunos puntos básicos de cosmología y de geología (capítulo primero).

    A continuación abordo el tema de la vida y la formación de la Biosfera (capítulo segundo). Luego entra en escena un concepto central para este trabajo, el modelo interno (capítulos tercero y cuarto). Este permite concebir la ciencia de un modo más activo que el usual y poner de relieve la discontinuidad con las etapas históricas anteriores que significó su aparición (capítulos quinto y sexto). Lo uso como instrumento para darle a la Tecnosfera una definición y determinar su lugar en el desarrollo histórico. Representa un camino para distinguirla de la Biosfera y pensarla en forma útil para su comprensión y manejo (capítulo séptimo).

    Prosigo con un análisis del objeto técnico y de las características generales de la Tecnosfera. Luego describo los puntos principales de la forma como la Tecnosfera afecta a las otras esferas y el curso probable que seguirá la historia hasta mediados del siglo actual (capítulos octavo a duodécimo) y termino el ensayo, en los capítulos decimotercero y decimocuarto, con un análisis de las características principales que se desprenden de lo arriba dicho para la mencionada Antroposfera, y con la descripción de varios movimientos en el terreno de la teoría y de la práctica que pueden proporcionar impulsos y elementos para una salida positiva y humana a los dilemas actuales.

    1 En este libro habrá pocas notas, pero a partir de la sección Ampliaciones (ver índice) se encuentran las «anotaciones» con datos bibliográficos y algunas explicaciones al texto. Y en la bibliografía general están las referencias bibliográficas completas.

    Las citas textuales de libros en otros idiomas corresponden en general a una traducción mía.

    2 El término «objeto técnico» tendrá a lo largo de este ensayo un sentido amplio. Significará un producto de la inventiva e industria humanas, de la técnica cuando esta se vale de las ciencias exactas. No requiere, en este sentido general, ser material o mecánico, o estar compuesto de partes móviles. Una sustancia química nueva, un nuevo medicamento y una onda electromagnética emitida por una estación transmisora son objetos técnicos, de igual modo que un automóvil, un celular o un organismo modificado creado por la ciencia y la técnica genéticas.

    3 Llamaré «Naturaleza» a las dos esferas, la Geosfera y la Biosfera, consideradas en conjunto como anteriores al influjo de la técnica moderna.

    4 En este ensayo seguiré en punto lenguaje a la Real Academia, para la que «Biosfera», «estratosfera», etc. llevan el acento en la penúltima sílaba. Sólo «atmósfera» es indiscutiblemente palabra esdrújula

    Primera parte

    El contexto amplio

    Capítulo primero

    El comienzo

    Este primer capítulo resume en pocas páginas los primeros pasos del desarrollo cósmico hasta la formación de la Geosfera: el Big Bang, la formación de estrellas y del sistema solar, la Tierra y la Geosfera. Su finalidad es darle un contexto amplio al tema principal, todo lo cual debe servir para comprender y apreciar mejor lo que significa la Tecnosfera.

    La Tierra, la Geosfera, es producto de un largo desarrollo desde los comienzos del universo. La teoría más aceptada hoy en día sobre el origen de este último es la conocida como Big Bang.

    Hace cerca de 14.000 millones de años se inicia un proceso cuyo punto de partida no puede ser descrito por las ciencias físicas. Durante un muy corto tiempo, la dimensión del universo es tan pequeña y la cantidad de energía (temperatura) tan grande, que la ciencia actual sólo puede hacer suposiciones y constatar que no hay una teoría capaz de abordar coherentemente ese momento.

    Según la teoría de la inflación, el universo se expande luego a una velocidad superior a la de la luz. Surgen las fuerzas fundamentales de gravitación: la interacción nuclear fuerte, la fuerza electromagnética y la interacción débil.

    ¿Qué hay de material en este punto? Sólo una cantidad de partículas. Los quarks son atraídos por la interacción nuclear fuerte y se forman los protones y neutrones, inestables estos, de cuya desintegración nacen los electrones. Transcurridos 370.000 años después del Big Bang, la densidad energética ha disminuido y la fuerza fundamental electromagnética entre protones y electrones puede actuar para formar los primeros átomos. El resultado es todavía algo muy distinto del universo en que vivimos. Es un gas difuso de átomos de hidrógeno, helio, litio, etc., repartidos en forma más o menos equitativa por el espacio.

    Estrellas

    El paso siguiente es la formación de estrellas. Esto sucede a partir de pequeñas fluctuaciones en la distribución inicialmente homogénea de la materia. Donde hay una densidad algo mayor, la gravitación aumenta y la materia circundante se ve atraída hacia allí. Eso hace crecer a su vez la densidad y la gravitación. Así, el proceso es retroalimentado y conduce a cuerpos densos rodeados por un espacio inmediato casi vacío: las estrellas. Estas se agrupan en galaxias de cientos de miles de millones de ellas, y las galaxias en supergalaxias.

    [Para más información, véase en la sección Ampliaciones, 1.1: La realimentación positiva].

    Sistemas planetarios. El sistema solar

    El Sol es una de las mil millones de billones de estrellas que pueblan el lugar del espacio que habitamos. Nuestro sistema comenzó a formarse bastante tarde luego del Big Bang, hace 4.600 millones de años, en un Universo ya del doble de esa edad. La gran cantidad de elementos pesados, relativamente hablando, que existen tanto en el Sol como en sus planetas hace pensar que el proceso fue iniciado por una o más novas y supernovas vecinas.

    Una nube estelar de gas compuesta sobre todo de hidrógeno (70%) y helio, además de un polvo de elementos más pesados, empieza a concentrarse por efecto de la gravedad. Así se forma el Sol, incluyendo un disco de doscientas a trescientas unidades astronómicas de diámetro. Y en un proceso de sesenta millones de años se forman, a partir del disco cuya masa concentran, los planetas.

    El Sol, como estrella de tamaño mediano, quema el hidrógeno de su núcleo convirtiéndolo en helio a una tasa que le permite mantener la fusión durante miles de millones de años. En este momento se encuentra en la mitad de su vida estelar, que durará otros cinco mil millones de años. A partir de ese momento el Sol crecerá en volumen y se convertirá en una gigante roja. Dentro de ocho mil millones de años el Sol habrá absorbido Mercurio y Venus y quizá la órbita de la Tierra.

    La formación de la Tierra

    La historia de la Geosfera empieza con la formación del sistema solar, brevemente esbozada más arriba. Hoy se le asigna una edad de aproximadamente 4.560 millones de años, esto es cerca de 9.000 millones de años después de aquel comienzo absoluto del universo, del tiempo y del espacio: el Big Bang.

    No hay todavía una teoría aceptada universalmente sobre el origen del sistema solar. La insinuada más arriba, según la cual los planetas se formaron a partir de un disco de polvo que rodeó al Sol por un proceso de acreción de cuerpos vecinos (teoría de la nebulosa solar, teoría monista), atraídos por la gravedad, es sólo una de ellas, si bien la más favorecida.

    ¿Qué se puede decir, en general, de la Tierra en el sistema solar? De los cuatro planetas telúricos o rocosos, los llamados «planetas interiores», es el de mayor tamaño y el tercero en proximidad al Sol. Se forma a partir de elementos pesados y de elevado punto de fusión, repartidos en el espacio, provenientes de explosiones de supernovas. Debido a su temperatura relativamente alta, toma al comienzo la forma de una bola líquida.

    En su formación intervienen diversas fuerzas:

    -La gravedad, que le da su forma esférica y que atrae los cuerpos vecinos. Durante un tiempo hace aumentar la masa y limpia su órbita, hasta que la Tierra queda como cuerpo dominante en la vecindad. Además, la gravedad mantiene una capa gaseosa, la atmósfera, que la envuelve.

    -El campo magnético, que se forma una vez que se diferencian el núcleo, el manto y la corteza. El magnetismo repele al viento solar e impide que la atmósfera sea arrastrada al espacio.

    -El calor. A 2000° C el hierro y la mayor parte de los minerales están en estado líquido. Mientras la Tierra es fluida, se distribuyen los elementos de tal modo que los más pesados bajan al centro (hierro) y los más livianos (silicio) suben hacia la superficie.

    -Por otra parte, el calor se escapa hacia el espacio y la corteza se va enfriando, se contrae, se arruga y aparecen procesos como el vulcanismo y el choque tectónico.

    Junto con estas fuerzas internas, las hay externas. Enumero las principales:

    -Bombardeo de cuerpos menores o planetesimales. Estos elevan la temperatura de la superficie de la Tierra en el período primero de formación. Y según la teoría más aceptada actualmente, la formación de la Luna se debió al impacto de un gran cuerpo (Theia), comparable a Marte, alrededor de 50 millones de años después de formado el sistema solar. Su masa quedó incorporada a la Tierra, pero una gran cantidad de materia proveniente de ambos cuerpos fue lanzada a una órbita: nuestra Luna.

    -Irradiación solar y cósmica. Esta energía proveniente del Sol y del fondo galáctico es la decisiva para la Biosfera y la gran mayoría de los procesos que nos interesan.

    Abandona la superficie solar en forma de luz visible, irradiación infrarroja e irradiación ultravioleta y rayos X. Después de 8,3 minutos llega a la Tierra con una intensidad de 1.362 vatios por metro cuadrado de superficie en el límite de la atmósfera y el espacio.

    La irradiación de mayor energía, los rayos X y buena parte de la luz ultravioleta son filtrados por la atmósfera. A la superficie de la Tierra llegan la gama de luz visible y las ondas de longitud algo mayor (infrarroja) y algo menor (ultravioleta de baja intensidad). Durante las primeras edades de la Tierra, la luz ultravioleta de alta intensidad llegaba hasta el suelo y hacía imposible la vida en los continentes. Pero diversos procesos llevaron a la formación de la capa de ozono en la estratosfera, que sirve, especialmente a partir del período Cámbrico hace 500 mil años, de escudo protector.

    El calor proveniente de la radiación solar durante el día y su escape al espacio es en gran parte responsable de los fenómenos climáticos (viento, lluvia, nieve, glaciares, diferencias de temperatura, fenómenos eléctricos como rayos...) que producen el desgaste de la corteza y parte del transporte de materia sobre la superficie. El espectro visible, la luz solar, es de especial importancia para la Biosfera y es la causa remota de los cambios que esta produce en la Geosfera, como los procesos de sedimentación de restos de organismos, o de formación de carbón, petróleo y gas en correspondientes zonas de la corteza, la liberación de oxígeno molecular, etc. La radiación de alta energía, por último, promueve procesos químicos en la atmósfera, producción de ozono y de compuestos orgánicos abiogénicos.

    -Finalmente, la atracción de la Luna y la del Sol producen las mareas e indirectamente sus consecuencias sobre las costas de los océanos.

    La Tierra adulta

    Cerca de 100 millones de años después de formado el sistema solar, la Tierra ha alcanzado su tamaño actual y se han diferenciado su núcleo y su manto. Ya no hay acreción, el espacio en su órbita está limpio de cuerpos sólidos. Continúa el enfriamiento por convección e irradiación, pero por otra parte se sigue produciendo calor al interior por la desintegración radiactiva de elementos (Stevenson).

    Posiblemente hace 3.800 millones de años el enfriamiento de la corteza había avanzado lo suficiente como para permitir la existencia de agua en estado líquido en la superficie, una condición básica para la vida. Así se forma la hidrosfera con un dinámico ciclo de agua.

    La atmósfera primera puede haber sido formada por los gases livianos, particularmente hidrógeno y helio. Pero la atmósfera que ha evolucionado hasta nuestros días se forma más tarde a base de los gases volcánicos, especialmente monóxido y dióxido de carbono (CO²), vapor de agua, hidrógeno y nitrógeno molecular (N²), producidos en el manto de la Tierra. Es en un comienzo una atmósfera sin oxígeno, hasta más o menos 2.500 millones de años atrás.

    Especialmente desde el inicio del Cámbrico, hace 550 millones de años, hay oxígeno.

    La corteza sólida forma con la parte superior del manto la litosfera, una capa dividida en placas que se desplazan unas en relación con otras.

    Los lentos movimientos tectónicos (entre dos y seis centímetros anuales, comparables a la velocidad a que crecen las uñas) dan por resultado la formación de supercontinentes y mares. Igualmente, el levantamiento de cadenas montañosas en las líneas de choque de dos placas (los Andes, el Himalaya, los Alpes), la aparición de volcanes y nuevas islas en el océano, los sacudones que conocemos como temblores y terremotos.

    Por otra parte, la corteza sólida sufre, ahora desde arriba, un proceso de desgaste por el viento y las aguas y de transformación por organismos vivos, de modo que la corteza cambia continuamente.

    Algunas de estas alteraciones tienen carácter cíclico, como el ciclo del agua, o uno más lento, como el de las rocas. Otros son unidireccionales. Hay un enfriamiento progresivo de la Geosfera. Y hay una evolución de organismos, que no está destinada a volver al punto de partida y recomenzar indefinidamente.

    La Geosfera y el comienzo de la vida

    ¿Qué entendemos por Geosfera? Es aquella parte del planeta Tierra distinta de la Biosfera y Tecnosfera; la que existió con sus diversos procesos antes de estas esferas y que hoy existe junto a ellas. Es el sustrato no viviente de la Tierra, la capa básica, de la que extraen sus materiales las capas superiores. Es la única capa que existe durante los primeros mil millones de años, hasta la aparición de la vida, 3.600 millones de años atrás.

    En las primeras fases del sistema solar joven, los planetas sufrían todavía frecuentes choques esterilizantes (Schopf) con cuerpos de considerable masa, cuyos efectos habrían sido fatales para un comienzo de vida. Pero hace 3.800 millones de años el bombardeo había cesado, había ya océanos de agua líquida, masas continentales y una atmósfera de CO², vapor de agua, hidrógeno, nitrógeno y otros gases de origen volcánico. La temperatura en la superficie era mayor que la actual, pero compatible con la vida.

    Origen de la vida

    En esos tiempos había una atmósfera sin oxígeno y carente de una capa de ozono capaz de detener el poder ionizante de la luz ultravioleta. Por consiguiente, el desarrollo de la vida tenía que producirse en aguas a cierta profundidad. No se conoce la naturaleza exacta de su origen. No se sabe si llegó en algún meteorito desde el espacio (teoría de la panspermia) –es decir, si tuvo su origen en algún otro cuerpo celeste lejano. O si apareció porque en algún momento de la Geosfera esa molécula o grupo de moléculas se hizo muy probable y, por eso, su aparición inevitable (teoría de la evolución química). O por el contrario, puede haber sido un hecho singular, improbable, irrepetible, un salto hacia esa capacidad de reproducción y adaptación que pone en marcha todo el proceso biosférico. En todo caso, hay indicios fuertes de que la vida ha tenido un origen único, desde el cual se han ramificado todas las formas que conocemos. Ha habido entonces un «último antepasado común».

    Por ahora, simplemente, no hay una respuesta científica segura a la pregunta por el origen de la vida. Sin embargo, una vez que se da y existe un organismo hay varios procesos que garantizan que se mantenga y desarrolle. Los llamo niveles de robustez. De ellos hablaré más adelante.

    Capítulo segundo

    La Biosfera

    Presento las características principales de la Biosfera, dentro de la cual brotará la Tecnosfera. El acento está en la adaptación y fuerza expansiva de la vida. Estas propiedades conducen a prestar atención al modelo interno (conocimiento), concepto clave desarrollado en los siguientes capítulos.

    El comienzo de la vida en la Geosfera es muy probablemente pequeño, pero está dotada de una propiedad expansiva que la lleva a crecer hasta formar una nueva esfera sobre la Tierra. La condiciones y formas, la lógica de expansión y crecimiento de la Biosfera son profundamente distintas de las que existieron y en parte todavía están activas en la Geosfera.

    Dirijamos nuestra atención por unas pocas páginas al fenómeno de la vida.

    ¿Qué es la vida?

    A pesar de que todos creemos saber la respuesta, no es fácil determinar y expresar en palabras exactamente en qué consiste la vida, cuáles son sus límites y cómo se distingue de algunos seres que la imitan. El cristal pareciera tener la capacidad de multiplicarse. El virus, que no es una célula, parece tener características de ser viviente y lo tratamos como tal, ya que es capaz de reproducirse en ciertas circunstancias y participa en la evolución. En laboratorios científicos o industriales se construyen robots que reaccionan ante estímulos como si estuvieran vivos. Incluso el pensamiento es imitado en máquinas; o la creación artística.

    ¿Qué hacer? En lugar de intentar determinar sólo un rasgo decisivo y distintivo para los organismos vivos, las definiciones usuales recalcan un conjunto de aspectos. Los principales son la autoorganización del ser viviente; su composición a base de los elementos químicos carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre y fósforo (CHONSP) y otras moléculas «orgánicas»; la presencia y función indispensables del agua; la capacidad de reproducción, evolución y adaptación al medio; la tendencia a resistir a la entropía en sus procesos, de modo de mantener e incrementar el orden de su estructura en el tiempo; el intenso intercambio de energía y materia con el ambiente.

    Podemos agrupar estos aspectos en tres campos:

    la construcción y comportamiento del ser vivo, funciones tales como crecimiento, reproducción, regeneración, autoorganización, adaptación, intercambio de energía y materia con el medio y, en algunos organismos, incluso conciencia subjetiva; en una palabra, la adaptación;

    su composición material, física a partir de los seis elementos químicos básicos de los organismos naturales arriba enumerados (CHONSP), y por último

    su derivación histórica a partir de otros seres vivos. Esto es lo que lo inserta en el proceso de evolución de la Biosfera.

    La técnica moderna interviene en ambos extremos de la gama de seres vivientes. Imita los procesos superiores humanos de cálculo, pensamiento y decisiones con robots y aparatos electromecánicos, pero también manipula los procesos del genoma para producir organismos modificados artificialmente.

    Detengámonos acá en dos características reconocidamente centrales a la vida: la multiplicación y la adaptación.

    Autocatálisis. La multiplicación

    La característica decisiva de la vida es aquella propiedad que tiene de reforzarse a sí misma. Una vez que se presenta en la Geosfera un ser capaz de replicarse y, más que eso, de multiplicarse por su propia iniciativa, estamos ante lo que en el lenguaje de la teoría de los sistemas se llama autocatálisis. Algo es autocatalítico, en el sentido general que tiene la palabra acá, si su existencia en la realidad aumenta la probabilidad de que vuelva a hacerse presente. Un ejemplo conocido por todos es la combustión. Mientras no haya una llama, la madera o el papel,

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