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Iglesia en la diversidad: Esbozo para una eclesiología multicultural
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Libro electrónico276 páginas4 horas

Iglesia en la diversidad: Esbozo para una eclesiología multicultural

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El papa Francisco habla de una “Iglesia en salida”: “La salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia”. Ella “siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá”. Un descentrarse, en oposición a todo ensimismamiento, para centrarse más bien en la Palabra viva de Dios, en Jesucristo, que constituye la motivación central de una evangelización puesta al servicio de una nueva manera de ser Iglesia.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 nov 2019
ISBN9789569320880
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    Iglesia en la diversidad - Margit Eckholt

    2014

    I

    UNA IGLESIA MUNDIAL EN EL VATICANO II

    EN CAMINO HACIA UNA NUEVA CATOLICIDAD

    Basta con echar una mirada rápida a libros y revistas para darse cuenta que en los últimos veinte años se ha realizado una serie de estudios e investigaciones sobre el Vaticano II. Giuseppe Alberigo (Bologna, Istituto per le scienze religiose) publicó una obra en varios volúmenes, acerca del Concilio, que ya ha sido traducida a siete idiomas¹. Van apareciendo tesis de doctorado acerca de los diversos documentos, como por ejemplo la de Thomas Gertler sobre la cristología de Gaudium et spes². Aparecen estudios acerca de la hermenéutica o la recepción del Concilio en cada una de las Iglesias locales³. Tras la muerte de participantes o peritos del Concilio se instalan archivos, o se abren al público; se publican diarios acerca del Concilio, como el de Marie-Dominique Chenu o el de Yves Congar⁴. Los estudios e investigaciones dejan en claro que hemos traspasado el umbral de la inmediatez de las primeras vivencias y que las grandes fases de la recepción del Concilio quedaron concluidas, ya sea en sentido positivo por la recepción de los impulsos suscitados, como también en el negativo de un distanciarse críticamente de él. Muchos de los testigos del Concilio ya no viven. En la Iglesia va creciendo una nueva generación para la cual el Concilio es cosa del pasado. El Concilio, ¿queda reducido a mera letra muerta?

    Si nos disponemos a investigar el devenir una Iglesia mundial (Weltkirche) en el Vaticano II desde la perspectiva de la teología sistemática no lo hacemos por interés histórico. El Concilio fue un acontecimiento que como tal influenció y sigue influenciando el futuro. Eso lo muestran estudios hermenéuticos, como los realizados por Giuseppe Alberigo o Peter Hünermann⁵. En los distintos desarrollos actuales de la Iglesia, incluidos los contradictorios, repercuten impulsos, interrogantes y contradicciones de los textos conciliares. Cualquier aproximación al Concilio y su vitalidad, toda captación del sentido, está unida a nuestra comprensión del mundo en que vivimos. Tal captación del sentido del Concilio —en el derrotero de las reflexiones hermenéuticas de Paul Ricoeur— puede conducirnos a una inteligencia renovada del ser Iglesia y de la experiencia de fe en el presente.

    Cualquier comprensión de sentido del Concilio queda, por tanto, unida al momento histórico actual, en la actual inclusión en una sociedad global, como consecuencia del proceso de globalización, que lleva a desarrollos perceptibles en los más variados niveles de nuestra experiencia de la realidad; desarrollos cuya ambivalencia se hace notar en la creciente marginalización y exclusión de los muchos pobres de nuestro mundo. Vuelve a hacerse necesario en nuestros días luchar por aquel humanismo del que hablaba Bernhard Welte refiriéndose a sus experiencias acerca de la aplicación del Concilio en cada uno de los países latinoamericanos a fines de los años sesenta.

    Justamente, desde este punto de vista, el devenir una Iglesia mundial en el Concilio recibe nueva fuerza y demuestra la amplitud de miras de los padres y teólogos conciliares, que aun después de 50 años, sorprende al contrastarla sobre el telón de fondo de los procesos de cambio en los que las sociedades y las iglesias se encuentran inmersas. Al embarcarnos en el análisis del devenir una Iglesia mundial en el Concilio no pretendemos enfocar alguna de las temáticas nuevas del Concilio —como por ejemplo, la de la libertad religiosa— sino que nuestras reflexiones apuntan a la dimensión profunda del Concilio: El Concilio fue esencialmente —y en esto concuerdan todos los intérpretes— un Concilio de la Iglesia sobre la Iglesia⁶.

    En el camino emprendido por la Iglesia en su deseo de orientarse, descubre por primera vez la presencia del otro —mundo y cultura— en su valor propio. Marie-Dominique Chenu afirma que de acuerdo a la extraña lógica de un examen de conciencia, la Iglesia buscándose a sí misma, pregunta por el mundo, para así poder ser ella misma⁷. Hablar de Iglesia mundial, equivale a que los diversos campos en los que el ser humano va configurando el mundo, los problemas relacionados con ello y las diversas cuestiones que se les plantean a los seres humanos al concretar esta tarea, se convierten en constitutivas para la Iglesia cuando esta vuelve a interrogarse acerca de sí misma. Con el Concilio irrumpe una nueva conciencia de ser Iglesia mundial que oficia de fundamento teológico y eclesiológico en el cambio epocal ocurrido en la Iglesia católica a través del Concilio, lo cual abre caminos nuevos y aun inexplorados para la Iglesia y la teología, como lo muestra la historia del influjo del Concilio, especialmente en las iglesias de América Latina, África y Asia.

    El devenir una Iglesia mundial —tanto en el Concilio como en la posterior historia de su influjo y repercusiones— se realiza a través de un doble movimiento interdependiente: la Iglesia empieza a considerarse cual Iglesia mundial, en el mismo momento en el que se hace consciente de sus raíces y su impronta occidental. Simultáneamente, empieza a abrirse al mundo en la multiplicidad y variedad de culturas, y esto se hace posible, porque se autodescubre a partir del otro como Iglesia mundial, en el sentido puntualizado por Chenu.

    Desarrollaremos brevemente esta tesis mediante una introducción en el devenir una Iglesia mundial desarrollado en el Concilio. Esta nueva dimensión fundamental de la teología queda caracterizada a la luz de la nueva eclesiología conciliar: la Iglesia es entendida, entonces, como signo del Reino de Dios, como sacramento de los pueblos. Presentaremos momentos particulares del devenir de una Iglesia mundial, iluminándolos con la rica y tensa historia del texto de la Constitución pastoral Gaudium et spes. Dicha Constitución tiene una importancia eclesiológica decisiva, como lo señalara ya en 1965 Lukas Vischer, entonces secretario general del Consejo Mundial de Iglesias⁸. En el estudio de la eclesiología del Concilio muchas veces no fue suficientemente tenida en cuenta la relación esencial entre Lumen gentium y Gaudium et spes⁹. El devenir Iglesia mundial en el Concilio es comprendido como un camino conducente a una nueva catolicidad. La catolicidad como una de las cuatro notas esenciales de la Iglesia puede ser deletreada nuevamente a la luz de la nueva autodefinición de la Iglesia a partir de, y desde el mundo. La integración de la hu