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Hechos: un enfoque en el centro del fuego de Dios
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Ebook622 pages12 hours

Hechos: un enfoque en el centro del fuego de Dios

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About this ebook

El Dr. Paul Caram escribe un comentario inspirador acerca del libro de los Hechos, mostrándonos como este es un informe divino de un nuevo mover de Dios. El Señor había venido a dar vida a aquellos que eran odres nuevos y construyó Su iglesia sobre el fundamento de los apóstoles del Cordero. El Dr. Caram también describe cómo nosotros como creyentes somos llamados a formar parte del mover de Dios para establecer Su Reino sobre esta tierra y como es la iglesia de Cristo la que hará “mayores obras” ya que Él ha ido al Padre y nos ha mandado Su Santo Espíritu.
LanguageEspañol
Release dateJun 21, 2018
ISBN9781596656130
Hechos: un enfoque en el centro del fuego de Dios

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Hechos - Dr. Paul G. Caram

HECHOS

Un enfoque en el centro del fuego de Dios

Dr. Paul G. Caram

Título original:

Acts: a focus on the center of God´s fire

Copyright © Paul G. Caram, Ph.D., junio 2002

2014 décima impresión (Versión 1.0)

Título en español:

Hechos: un enfoque en el centro del fuego de Dios

Registrado © por Dr. Paul G. Caram, abril 2004.

Libro de texto de Zion Christian University.

Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Traducción al español: Paula Alejandra De Monte

Edición: Raimundo J. Ericson, Argentina 2002.

Revisión: IBJ-Guatemala, 2007.

Segunda revisión: Luisa Baldwin, ZCP, Waverly 2021 (Versión 3.0)

A menos que se indique lo contrario, todas las citas son tomadas de:

La Santa Biblia, versión Reina-Valera © 1960, propiedad de Sociedades Bíblicas Unidas.

Publicado en formato e-book en febrero 2021

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-476-7

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publications

Box 256 

Ulysses, PA. 16948 USA

www.zionchristianbooks.com

pcaram@verizon.net

(814) 848-9775

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

INTRODUCCIÓN

El comienzo de la Iglesia

Hechos es un relato histórico del comienzo de la Iglesia. Cuando Cristo declaró: Edificaré mi Iglesia (Mt.16:18), comenzó preparando doce piedras fundamentales durante Su ministerio de tres años y medio. Jesús derramó Su vida y Su mensaje en los doce apóstoles. Estos hombres se convertirían en los modelos de conducta y en los autores del Nuevo Testamento. Nuestra fe y nuestras propias vidas están basadas en las Escrituras eternas que ellos y los profetas dejaron registradas. El apóstol Pablo confirmó esta verdad cuando dijo que somos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo (Ef. 2:20).

Remoción de las piedras indignas

Cristo no edifica Su Iglesia sobre nada que sea imperfecto. Sus piedras fundamentales son piedras probadas. En Hechos, antes del nuevo mover del Espíritu, Dios descartó a todos aquellos que tenían un espíritu traicionero. Prácticamente la mitad del capítulo uno trata sobre la sustitución de Judas el traidor. En Hechos 1:15-26 hay un cambio de puestos y cargos. En la actualidad vemos que el mismo proceso continúa en la Iglesia. Dios está a punto de moverse nuevamente. Por lo tanto, está revelando quién es quién. Todos los que son traidores como Judas, usurpadores como Absalón, Coré y Adonías, e impenitentes como Caín están siendo expuestos y removidos del liderazgo. Todos están siendo probados en estos días para ver si serán dignos de ser partícipes del próximo mover de Dios.

Un tiempo de transición

Hechos es un relato divino de un nuevo mover de Dios. Los hermanos nunca habían andado por este camino. No se parecía a nada que hubieran experimentado en el pasado. Por consiguiente, en el día de Pentecostés, todos estaban atónitos y confusos. El énfasis del Espíritu Santo había cambiado. Los vientos de Dios estaban soplando en otra dirección. Para Israel, era un tiempo de transición del Antiguo Pacto al Nuevo. Había un mensaje nuevo y un orden totalmente diferente. En el antiguo sistema, muchas personas se negaron a fluir con el nuevo mover porque eran odres viejos que querían conservar sus antiguas tradiciones. Sobre todo, les molestaba ver que Dios bendecía a los gentiles, a quienes ellos consideraban muy inferiores. Los israelitas estaban llenos de envidia y se convirtieron en los principales opositores de lo que Dios estaba haciendo en su generación.

Durante la transición, los doce apóstoles también sufrieron en carne propia los impedimentos. Aún los líderes principales del avivamiento seguían siendo prejuiciosos e intolerantes en sus corazones. Aunque habían pasado diez años desde Pentecostés, habían predicado a Cristo únicamente a sus compatriotas israelitas y a los prosélitos gentiles que concurrían a sus sinagogas. Debido a los prejuicios, la evangelización del mundo gentil se había visto obstaculizada en gran medida. Después de recibir una admirable visión de los cielos (Hch. 10:1-11:18), Pedro y los apóstoles comprendieron claramente que Dios había aceptado en Su reino a todos los gentiles, sin reservas. Más adelante, en el capítulo 15, se hizo una declaración pública en el Concilio de Jerusalén, que definió claramente las leyes que los gentiles debían cumplir y las que eran innecesarias. Esto sucedió después de una discusión no pequeña. Podemos ver, entonces, que la Iglesia recién nacida era imperfecta en su etapa de infancia, debido a que estaba aprendiendo a transitar por los caminos desconocidos del Nuevo Pacto.

Un enfoque en el centro del fuego

Hechos se concentra en el centro del fuego, en el centro de lo que Dios estaba haciendo. Cuando los bomberos intentan determinar la causa de un incendio, buscan el lugar más caliente. En Hechos, el fuego comenzó en el Aposento Alto con los 120, especialmente con Pedro y los once apóstoles. En los capítulos 1–12, Pedro y los once fueron el centro del fuego. En los capítulos 13–28, el fuego se extendió a Pablo y a la iglesia de Antioquía. Muchos fueron añadidos al centro de lo que Dios estaba haciendo, mientras que otros se fueron.

Cuando Bernabé se ofendió y se separó de Pablo, desapareció por completo del relato de Hechos. Había dejado el centro del mover de Dios para trabajar en la parte perimetral de Su viña. Silas, al igual que Timoteo y Lucas, ingresó al centro del fuego. Debemos vigilar cuidadosamente que nuestros corazones permanezcan al centro de lo que Dios está haciendo. Todos seremos probados por ofensas. ¿Nos iremos también cuando nos sintamos ofendidos? Recordemos que siempre hay una piedra de tropiezo y una roca de ofensa en Sion. Sion es el lugar más caliente (Is. 4:4; 33:14). Es el Lugar del Santo Fuego Devorador, la habitación de la presencia de Dios (Sal. 132:13, 14). ¿Quién es capaz de habitar en medio de las llamas eternas?

Los dos líderes principales

En los capítulos 1 al 12, Pedro estuvo en la primera línea del nuevo mover de Dios. Ministró principalmente a los judíos (la circuncisión). En los capítulos 13 al 28, Pablo surgió como líder principal. Llevó el Evangelio a los gentiles (la incircuncisión). Es interesante observar que los dos líderes del nuevo mover de Dios tuvieron grandes fracasos en su pasado. Esto debe servirnos de consuelo.

Anteriormente, Pablo había perseguido a la Iglesia. Durante ese tiempo él se había considerado irreprensible con respecto a la ley [ceremonial] (Fil. 3:6). Pablo se creía intachable debido a su perfecto cumplimiento de la letra de la ley. Nunca profanó un día de reposo ni se perdió un día festivo. No obstante, su corazón estaba lleno de dureza y controversia. Pablo había confiado en su propia justicia, pero había fracasado por completo. Pedro también confiaba en la carne. Se jactó: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. En realidad, Dios solamente protege de la tentación a los hombres y mujeres dependientes de Él. Las declaraciones soberbias y jactanciosas no hacen más que rechazar la protección de Dios. Pedro no fue protegido debido a sus afirmaciones altaneras y se convirtió en un objetivo expuesto para el enemigo. ¿Cuál fue el resultado de su soberbia? Además de negar al Señor, el temor se apoderó de él y terminó insultando y maldiciendo. Sin embargo, Dios extendió Su gracia a estos dos hombres y los rescató de sus fracasos. Ambos se convirtieron en los líderes principales del avivamiento.

Las dos bases misioneras principales

Jerusalén fue la sede principal de la Iglesia judía. Jacobo el hermano del Señor fue el anciano principal de la iglesia de Jerusalén. Cuando era joven, Jacobo mismo había dudado de su fe y era de doble ánimo (Jn. 7:5: Stg. 1:6-8). Solo creyó que su hermano mayor era el Mesías después de la resurrección. Jesús se le apareció en persona para que se convirtiera (1 Co.15:7).

Antioquía de Siria fue la sede de la Iglesia gentil. En ese entonces, había quince lugares que respondían al nombre de Antioquía en el mundo. Fue aquí, en Antioquía de Siria, donde por primera vez se llamó cristianos a los creyentes (Hch. 11:26). Antes de eso se los llamaba discípulos. Antioquía se convirtió en el lugar de residencia de Pablo, quien fue enviado a todos sus viajes misioneros desde Antioquía y siempre regresó a Antioquía.

Resumen del libro de Hechos:

• En Hechos se registra los comienzos de la Iglesia (su nacimiento e infancia).

• Jesús comenzó a edificar Su Iglesia al preparar las piedras fundamentales durante Su ministerio.

• Las piedras fundamentales fueron Sus doce apóstoles. Cristo mismo es la principal piedra del ángulo.

• Los apóstoles nos dejaron el Nuevo Testamento, sobre el cual basamos nuestras vidas y nuestra fe.

• Dios quitó las piedras fundamentales indignas como Judas, antes de edificar Su Iglesia.

• El Señor no iba a permitir que hombres traicioneros participaran del nuevo mover. Lo mismo ocurre en nuestros días.

• Hechos es el relato de un mover nuevo y fresco de Dios. Fue distinto de cualquier otra cosa que sucedió en el pasado.

• Cada nuevo mover de Dios es imprevisible. Deja a todos atónitos… como en el día de Pentecostés.

• Muchas personas no fluyeron con el nuevo mover debido a su amor a las tradiciones.

• Lo relatado en Hechos fue un tiempo de transición desde el Antiguo Pacto hasta el Nuevo Pacto Fueron necesarios muchos ajustes.

• Muchos israelitas odiaban el nuevo mensaje y les molestaba ver que Dios bendecía a los que lo recibían.

• La envidia es la maldición que contamina a los que rechazan a Dios y a lo que Él dice.

• Los principales opositores de todo nuevo mover son los que estuvieron en el centro de un mover anterior.

• Los doce apóstoles seguían siendo prejuiciosos e intolerantes en sus corazones.

• El evangelismo a los gentiles se vio obstaculizado por los prejuicios.

• La visión que tuvo Pedro (Hech.10:1–11:19) convenció a los judíos de que Dios había aceptado a los gentiles.

• Los judíos tuvieron varias disputas acerca de cuáles eran las normas con las que los gentiles tenían que cumplir.

• A medida que comenzaba a transitar por el Nuevo Pacto, la Iglesia necesitaba aprender en su etapa de infancia.

• Pasaron varios años desde Pentecostés para entender bien los verdaderos principios de la fe.

• Hechos se concentra en el centro del fuego; los apóstoles estaban en el centro, en el lugar caliente.

• Algunos permanecieron en el centro del fuego, mientras que otros (como por ejemplo Bernabé) se alejaron.

• Otros fueron traídos al centro del fuego (como por ejemplo Silas, Timoteo y Lucas).

• Sion es el centro del fuego devorador. Hubo muchas piedras de tropiezo en Sion.

• Cuando estamos cerca o en el centro del fuego, somos tentados por todo para que nos ofendamos y nos vayamos.

• En los capítulos 1–12 Pedro fue el líder principal del nuevo mover de Dios para los judíos.

• En los capítulos 13–28 Pablo fue el líder principal del nuevo mover de Dios para los gentiles.

• La base misionera principal para la Iglesia judía fue Jerusalén.

• La base misionera principal para la Iglesia gentil fue Antioquía.

• Hechos es un libro de lluvia: el derramamiento del Espíritu.

• En Hechos vemos la lluvia temprana: una lluvia liviana para ablandar el suelo y plantar. (La Iglesia fue plantada y germinó en el siglo primero.)

• En los últimos días llegará la lluvia tardía: una lluvia intensa para llevar a la Iglesia de Dios a la madurez.

• Los milagros que vemos en Hechos se harán mucho más intensos en nuestros días.

• Como en Hechos 13:1-2, los ministerios apostólicos, profético y de enseñanza serán muy destacados.

• El juicio comenzará en la casa del Señor, como sucedió con Ananías y Safira.

• Habrá personas que serán transportadas de la misma manera en que lo fue Felipe. Serán llevados físicamente de un lugar a otro.

• La mayor oposición para el nuevo mover vendrá de creyentes conocedores de la Biblia que no han avanzado con Dios. Los celos serán el mayor problema, así como lo fueron en el siglo primero.

Lucas: el autor de Hechos

Lucas fue compañero de viajes del apóstol Pablo, quien se refirió a él como el médico amado, lo cual indica la dulzura de su carácter (Col. 4:14). Fue un amigo fiel hasta el fin (2 Ti. 4:11). Lucas tenía una gran capacidad para la investigación. Era un historiador preciso y capaz y poseía un habla refinada que ningún autor del Nuevo Testamento pudo superar. Además de sus conocimientos médicos, le interesaban los barcos y tenía experiencia en el mar. Esto se demuestra en sus relatos en el libro de Hechos. En Hechos 16:10, Lucas se unió a Pablo en sus viajes misioneros y siguió en contacto cercano con él hasta que Pablo falleció. En ningún momento revela su nombre en el relato de Hechos, pero se incluye discretamente al hablar en plural (16:10-17; 20:5; 21:18; 27:1-28:16). Esto expresa su humildad.

Hechos: la continuación del Evangelio de Lucas

Las dos obras maestras literarias de Lucas (el Evangelio de Lucas y el libro de Hechos) podrían ser consideradas el primer y el segundo volumen de una misma obra. El libro de Hechos continúa en donde terminó el Evangelio (comparar Lc. 24:47-53 y Hch.1:1-14). Es probable que Hechos haya sido escrito poco tiempo después del Evangelio. (El Evangelio quizás en el año 62 d.C. y Hechos en el año 63.) Ambos libros fueron escritos para un noble griego de alto rango llamado Teófilo y para aquellos que lo rodeaban. Lucas lo llama Oh Excelentísimo Teófilo (Lc.1:3; Hch.1:1). Lucas escribió para una sociedad griega culta. Su presentación del Evangelio era para los educados, para los pensadores y para los que apreciaban el bello discurso y los detalles complejos. El libro de Hechos parece seguir un orden cronológico de principio a fin.

Fecha

El libro de Hechos comienza con la resurrección y la ascensión de Cristo (abril / mayo, 30 d.C.). La resurrección se produjo en abril, la ascensión a fines de mayo y el día de Pentecostés fue diez días después, a principios de junio. El último capítulo concluye con la liberación de Pablo de la cárcel de Roma en la primera parte del año 63 d.C. Pablo había estado bajo arresto domiciliario durante dos años enteros (61-63). Compareció ante el emperador Nerón a principios del año 63 d.C. y fue absuelto. El libro de Hechos abarca un total de 33 años (desde la resurrección en abril, año 30 d.C. hasta la liberación de Pablo a principios de la primavera del año 63 d.C.).

Es evidente que el médico amado no podría haber terminado de escribir el libro de Hechos antes de la primavera del año 63. Nuestras fechas parecen ser correctas, pues el Evangelio de Lucas y Hechos fueron escritos consecutivamente y probablemente con poco tiempo de diferencia, (el Evangelio de Lucas en el año 62 y Hechos en el año 63). Mientras Pablo estaba en la cárcel, es probable que su fiel compañero de viajes haya tenido tiempo para recopilar su material y terminar con su Evangelio, y también para tener bien encaminados los materiales necesarios para su relato de Hechos.

Fuentes utilizadas por Lucas

Durante muchos años, Lucas estuvo en contacto cercano con Pablo y con varios líderes cristianos como Felipe, Timoteo, Silas, Marcos, Bernabé, Jacobo el hermano del Señor, los doce apóstoles y muchos de los quinientos hermanos que habían sido testigos de la resurrección de Cristo (1 Co.15:6). Al haber estado en Jerusalén (Hch. 21:17), Cesarea y otros lugares en los que Cristo y Sus apóstoles ministraron, Lucas tuvo oportunidades magníficas para obtener conocimiento de primera mano con respecto a nuestro Señor, Sus enseñanzas, Sus milagros y los comienzos de la Iglesia.

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LOS DIEZ DÍAS

El primer tratado: el Evangelio de Lucas

1:1-3 - "En el primer tratado [o relato], oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido [muerto], se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios."

El primer tratado se refiere al Evangelio de Lucas. Poco tiempo antes, Lucas había escrito un relato detallado para Teófilo acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba. Hechos continúa donde terminó el Evangelio de Lucas. Lucas 24:49-53 concluyó con la ascensión de Cristo de vuelta al cielo después de la solemne recomendación: Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Muchas pruebas indubitables: numerosas apariciones después de Su resurrección

A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables. Cristo hizo numerosas apariciones después de Su resurrección. En una ocasión se apareció a más de quinientos hermanos a la vez (1 Co.15:6). En la Biblia se registran diez o más apariciones:

• A María Magdalena (Jn. 20:14-18; Mr.16:9-11).

• A las otras mujeres (Mt. 28:8-10).

• A Pedro (Lc. 24:34; 1 Co.15:5).

• A los dos discípulos de Emaús (Lc. 24:13-33; Mr.16:12-13).

• A los apóstoles, con la ausencia de Tomás (Mr.16:14; Lc. 24:34-43; Jn. 20:19-25).

• A los apóstoles, con la presencia de Tomás (Jn. 20:26-31).

• A siete discípulos junto al Mar de Tiberias (Jn. 21:1-23). Aquí, Pedro fue comisionado nuevamente.

• A más de quinientos hermanos y a los apóstoles (1 Co.15:6).

• A Jacobo el hermano del Señor (1 Co.15:7). Después de esto, Jacobo nunca dudó.

• A los discípulos para que comprendieran las Escrituras (Lc. 24:44-49).

• Para hacer Su última aparición y Su ascensión (Hechos 1:9-12; Mr.16:19-20; Lc. 24:50-53).

Apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. El Cristo resucitado se mostró vivo durante cuarenta días, en los cuales hizo comprender las Escrituras a los apóstoles (Lc. 24:44-45) y les explicó Sus propósitos para la Iglesia. Ya estaba edificando Su Iglesia, pero se estaba concentrando en las piedras fundamentales: los apóstoles.

La promesa del Padre: el bautismo en el Espíritu Santo

1:4 - Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre. ¿Cuál era esta promesa del Padre que se mandó a los discípulos que esperaran en Jerusalén? Era y es el bautismo en el Espíritu Santo, una experiencia que recibieron diez días más tarde, en el día de Pentecostés. Esto es algo totalmente aparte del nuevo nacimiento. Varias semanas antes, los discípulos ya habían recibido el nuevo nacimiento de Cristo cuando Él "sopló" sobre ellos, (Jn. 20:22). El bautismo en el Espíritu Santo es diferente. Es otra experiencia y es totalmente fundamental para nuestro crecimiento y perfección espiritual. Es una parte integral de nuestra redención. Consideremos lo siguiente.

El bautismo en el Espíritu Santo:

• Da mayor fortaleza al hombre interior para ayudarnos a soportar las presiones.

• Otorga poder adicional para superar los pecados, hábitos y otras ataduras.

• Ayuda a conquistar la autocompasión y los complejos de persecución, gracias al gozo y la fortaleza.

• Agudiza nuestra visión de lo que Dios está haciendo en nuestros días.

• Nos hace más sensibles a las cosas espirituales y a la esfera espiritual.

• Abre nuestro entendimiento de la Palabra de Dios.

• Nos ayuda a orar de manera más eficaz.

• Nos da mayor poder sobre Satanás.

• Realza el fruto del Espíritu en nuestras vidas.

• Nos confiere los nueve dones del Espíritu.

• Trae muchas otras bendiciones.

Personas del Antiguo Testamento como Elías, y del Nuevo, como Juan el Bautista, sucumbieron a las presiones porque no tuvieron fortaleza en el hombre interior. Otros, como David y Sansón, no pudieron dominar sus pasiones debido a la falta de fortaleza interior. En nuestros días, este poder de fortaleza interior está a nuestro alcance. Muchas personas no pueden vencer el poder del alcohol o las drogas sin ser bautizados en el Espíritu Santo. Es muy raro que alguien tenga una visión del avivamiento aplicada a los últimos tiempos sin ser bautizado en el Espíritu Santo. Para muchos, la amplitud de su visión es solamente que el mundo empeorará cada vez más hasta el arrebatamiento de la iglesia. En realidad, es trágico rechazar el bautismo en el Espíritu Santo, porque al hacerlo se retrasa el crecimiento espiritual de la persona en todos los aspectos. Resulta verdaderamente trágico ignorar o rechazar el medio que Dios ha provisto para la victoria.

El Espíritu Santo fue prometido:

• Al Hijo por el Padre: Mi Espíritu derramaré sobre tu generación (Is. 44:3).

• Por Joel: …derramaré mi Espíritu sobre toda carne (Jl. 2:28; Hch. 2:16-17).

• Por Isaías: "En lengua de tartamudos, y en extraña lengua [...] mas no quisieron oír" (Is. 28:11-12).

• Por Juan el Bautista: Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego (Mt. 3:11-12).

• Por Cristo en repetidas ocasiones: Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador (Jn. 14:16).

Mora con vosotros, y estará en vosotros (Jn. 14:17).

Yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros (Lc. 24:49) (Jn.14:26; 15:26; 16:7; 16:12-15).

Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días (Hechos 1:4, 5, 8).

• Cuando la promesa finalmente llegó, en el día de Pentecostés, todos hablaron en lenguas.

1:5 - Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Cristo no les dijo exactamente cuántos días tendrían que esperar, sino que solamente les dijo que sería dentro de no muchos días. Por lo tanto, era una prueba. Si esta orden de permanecer en Jerusalén se hizo extensiva a los 500 hermanos (1 Co.15:6), entonces sólo 120 obedecieron por completo. Únicamente uno de cada cuatro esperó hasta que llegara el Espíritu. La promesa llegó diez días más tarde, en el día de Pentecostés. Diez días significa un período de prueba (cf. Dn.1:12; Ap. 2:10; Jer. 42:7). Todos estaban siendo probados. Los que esperaron hasta el final recibieron bautismos más poderosos. En la actualidad, Dios también está probando nuestros corazones. ¿Estamos preparando nuestros corazones para un nuevo derramamiento? Muchos creen que en este momento nos encontramos en ese período de espera de diez días.

Diez días

¿Cómo podemos saber con certeza si los discípulos esperaron diez días? En ningún lugar lo dice explícitamente. La única manera en que podemos determinar la cantidad de días es por las fiestas. Consideremos el siguiente gráfico:

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• La fiesta de Pascua: Cristo fue crucificado. Él es el Cordero perfecto de Dios.

• La fiesta de las Primicias: Cristo se levantó de entre los muertos. Él es la primicia de los que duermen.

• La fiesta de Pentecostés: Cristo envió al Espíritu Santo prometido. Otro fue enviado en Su lugar.

Sabemos que Cristo ascendió a los cielos 40 días después de Su resurrección y que la fiesta de Pentecostés fue 50 días después de la fiesta de las primicias. Restando ambas fechas. entendemos que los discípulos permanecieron en Jerusalén durante diez días hasta que les fue dado el Espíritu Santo prometido.

¿Cuándo, Señor?

1:6 - Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?. Todo Israel anhelaba la restauración de un reino físico. Aun en las mentes de los discípulos había todavía una restauración para Israel que debía llevarse a cabo. El Señor no reprendió a los discípulos por preguntar. Simplemente dijo que el tiempo de la restauración de Israel era conocido solo por el Padre (sucederá en el Milenio, en la Segunda Venida de Cristo).

1:7 - Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad. Dios no quería que supieran cuándo sucedería. El aspecto del cuándo es un problema para muchos cristianos. Las fechas y los detalles son información que muchas veces Dios no quiere divulgar. Es algo muy humano desear saber todo de antemano. Sin embargo, Dios es sumamente sabio cuando no nos revela las fechas futuras. Nuestra fe no podría desarrollarse si supiéramos el resultado de todo. Si supiéramos la fecha exacta de la venida de Cristo, nuestras vidas podrían verse totalmente perturbadas e inmovilizadas. ¿Qué efecto habría tenido sobre los discípulos si Cristo les hubiera dicho que la restauración de Israel sería dos mil años más tarde? Ellos pensaban en que Israel volvería a ser una gran potencia mundial. En vez de eso, por el momento, Cristo pensaba en un reino espiritual e interior. El versículo 8 dice: Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos....

1:8 - Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Esta promesa de poder fue hecha a los hombres y mujeres devotos. Algunos bautismos de nuestros días son muy superficiales y contienen muy poco poder. Si nuestra vasija está llena en un noventa por ciento con cosas triviales, solo el diez por ciento de su capacidad puede recibir una impartición de Dios. A veces Dios espera hasta que las personas se despojen de mucha carnalidad antes de llenarlas. Solo entonces pueden recibir más.

Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. El avivamiento comenzaría en Jerusalén. Se extendería por toda Judea, luego por Samaria y hasta las partes más lejanas del mundo. El versículo 8 nos ayuda a examinar detenidamente el libro.

• Capítulos 1–7: Jerusalén / Judea (este era el centro, la base de operaciones).

• Capítulos 8–10: Samaria (la parte cercana a Samaria era una mezcla de devoción y paganismo).

• Capítulos 11–28: Lo último de la tierra (los paganos que no conocían a Dios).

1:9 - Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Después de Sus palabras de despedida, Cristo volvió a ascender a los cielos desde el monte de los Olivos (1:12). Este hecho es importante porque Cristo no solo ascendió a los cielos desde el monte de los Olivos, sino que también regresará a ese lugar (Zac.14:4). Esto se confirma en los versículos 10,11. Descenderá sobre el monte de los Olivos en la misma manera en que ascendió a los cielos.

1:10-11 - Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Dos hombres vestidos de blanco se aparecieron a los discípulos cuando Cristo volvió a ascender a los cielos. Por la descripción de sus vestiduras, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que eran mensajeros celestiales. Es posible que se tratara de Moisés y de Elías, los dos que acompañaron a Cristo en el Monte de la Transfiguración. Debido a que son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra (Zac. 4:14; Ap.11:4), parecería creíble que lo acompañaran en ocasiones como esta. También podrían haber sido los mismos mensajeros que aparecieron en la tumba vacía de Cristo (Lc. 24:4-7).

Varones galileos. Los discípulos de Cristo no eran de Judea, sino de Galilea (2:7). Estaban a unos 130 kilómetros (80 millas) de su casa. Galilea estaba al norte, mientras que Judea estaba al sur (ver mapa pág. 11). Dios dejó de lado a muchas personas nacidas y criadas en Judea, probablemente porque estaban demasiado afianzadas en la tradición. Cristo venía a proclamar un nuevo mensaje y un nuevo orden. Únicamente elegiría a hombres dóciles para representarlo. Por consiguiente, escogió a galileos, que eran conocidos por ser innovadores. Los galileos eran muy abiertos de espíritu, una cualidad que es siempre necesaria para un nuevo mover de Dios. Es lamentable que Dios tenga que dejar de lado a tantas personas en nuestros días, porque prefieren permanecer en sus tradiciones. Seamos odres nuevos.

1:12 - Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Cristo ascendió a los cielos desde el monte de los Olivos, frente a Betania (Lc. 24:50). Después de la ascensión, los discípulos regresaron a la cercana Jerusalén, que estaba a lo que podía caminarse en un día de reposo. El camino de un día de reposo era, según la tradición judía, aproximadamente 1 kilómetro (5/8 de milla).

1:13-14 - Y entrados, subieron al Aposento Alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Una vez que Cristo ascendió a los cielos, los discípulos partieron del Olivar, llenos de gran gozo (Lc. 24:51-52), y caminaron una corta distancia hacia Jerusalén. Aquí los once apóstoles entraron en el Aposento Alto. Se cree que el Aposento Alto está en el monte Sion, en el mismo edificio en que Cristo sirvió la última cena. Durante las horas indicadas para la oración (9 de la mañana, 12 del mediodía y 3 de la tarde), los apóstoles y los discípulos adoraban en el templo (Lc. 24:53; Hch. 3:1).

Los once apóstoles vivieron en el Aposento Alto durante esos días. Además, se unieron a ellos en oración María la madre de Jesús, los hermanos de Jesús y ciertas mujeres devotas. Hubo algunas mujeres piadosas, mencionadas en el Aposento Alto, que fueron figuras importantes en el establecimiento de la Iglesia de los primeros tiempos. Entre los hermanos del Señor seguramente se encontraban Jacobo y Judas.

Pedro se levanta nuevamente

1:15 - En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos… y dijo. Desde el principio, Pedro siempre había sido el vocero natural de los doce apóstoles. Luego, Pedro sufrió un serio contratiempo. Había negado al Señor insultando y maldiciendo. Fue un amargo fracaso para Pedro, pero Cristo había orado para que la fe de Su discípulo no decayera (Lc. 22:32). Pedro necesitaba convertirse. Las verdades que había aprendido mientras estaba con Cristo tenían que ser más que conocimiento intelectual e información. Por lo general, requiere mucho llanto y dolor llegar a ser nuestro propio mensaje. Después que Cristo lo restauró públicamente en presencia de sus hermanos (Jn. 21:14-17), Pedro tomó valor y comenzó a recuperarse de la vergüenza de su fracaso. Al decirle tres veces Pastorea mis ovejas, Cristo le estaba dando la tranquilidad de que el llamado de Dios seguramente se cumpliría en su vida. Por lo tanto, Pedro se levantó nuevamente en medio de sus hermanos en el Aposento Alto tan solo siete semanas después de su fracaso y dio instrucciones y consejos proféticos a los 120.

El remplazo de Judas

Prácticamente la mitad del capítulo 1 está dedicado al reemplazo de Judas (1:15-26). Antes de que se produzca un nuevo mover del Espíritu, Dios debe separar a hombres traicioneros como Judas de los grupos que utilizará en el avivamiento. Dios trata de decirnos algo en la introducción al libro de Hechos. Durante los diez días en el Aposento Alto, todos estuvieron puestos a prueba antes de que se produjera un nuevo derramamiento del Espíritu Santo. Era necesario hacer una limpieza. Más de 500 hermanos sabían que el Espíritu Santo prometido estaba a punto de ser enviado desde los cielos. Sin embargo, en la Biblia dice que solamente 120 estuvieron presentes y esperando ansiosamente Su llegada.

Antes de moverse, Dios no solo separa lo mediocre de lo diligente, sino que también separa lo traicionero de lo leal. No puede haber unidad mientras Judas se encuentre en el grupo. Judas causó muchos problemas entre los hermanos. Cuando los discípulos expresaron su indignación en contra de María de Betania por haber derramado un ungüento costoso sobre Jesús, fue Judas el que contagió a los demás (ver Mr. 14:4, 5; Jn. 12:3-6). Se quejó de que el perfume podría haberse vendido por trescientos denarios y dado a los pobres. Entonces los demás también comenzaron a murmurar en contra de esta buena mujer. Judas fue como una célula cancerosa que se extendió por todo el cuerpo. Cristo no predicó sobre la unidad y el amor entre los hermanos hasta que Judas abandonó el grupo. Más tarde, Judas traicionó tanto al Señor como a sus once hermanos (Jn.18:1-8).

Judas fue predicho en las Escrituras

1:15-17 - "En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas,

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