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Comunicaciones ( Edición Ilustrada )
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Ebook148 pages2 hours

Comunicaciones ( Edición Ilustrada )

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About this ebook

En esta obra de Branden Neeson llamada “ Comunicaciones “, nos encontraremos diversas alucinantes y trepidantes historias. Formando un total de cinco, veremos como nos cautivan desde sus principios, nos adentraremos en sus diversas tramas y atmósferas. En la lectura de “ Repliegues en el voltaico ”, nos aventuraremos en un thriller oscuro donde según empieza seremos cómplices de una maraña de sobresalto y suspense.

LanguageEspañol
Release dateSep 23, 2017
ISBN9780463354261
Comunicaciones ( Edición Ilustrada )
Author

Branden Neeson

Branden Neeson; tiene presentado ante el público numerosos thrillers caracterizados por interesantes entramados con un estilo de suspense en las secuencias que los forman. Cuidadoso en la definición de los ambientes de sus lugares, no van involucrando en los sucesos que en estos acaecen, permaneciendo atentos a las acciones que se van fraguando a medida que transcurren. No falta en estos relatos momentos de miedo y delirio, de sorpresa que lleva al sopesar en su ciencia ficción, y increíble momentos que se van sucediendo en sus variadas historias. Acostumbra a dar a sus lectores, desde relatos de género de puro y estiloso suspense, hasta de miedo y asombro, de alucinación, incluso de elaborados párrafos donde se vierten en ellos, partes de interesante reflexión de investigación en algunos de sus relatos.

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    Comunicaciones ( Edición Ilustrada ) - Branden Neeson

    Chapter 1. Repliegues en el voltaico

    Desde el avión voy contemplando toda la ciudad al nivel de las nubes surcando el cielo, en un vuelo tranquilo donde apenas hay turbulencias ni otros problemas similares, nos acercamos a nuestro aeropuerto de llegada tras la órdenes de las azafatas para el aterrizaje, el comportamiento de todo el servicio es muy agradable y atento, se sentaron adelante, y esperaron a que se desarrollara la acción. El avión se inclina, va tomando posición, mientras vemos como la escala de la vista se reduce observando que ya estamos a una altura baja, y va tomando pie con las ruedas. Sigue el trazado de la pista recorriendo unas cuantas decenas de metros, y se frena de manera controlada logrando así nuestro aterrizaje.

    Abandonamos el avión despidiéndonos y bajando a los asfaltos, nos acercamos a un pequeño autobús y vamos entrando para que nos acercase a las instalaciones del aeropuerto. Nos deja por los accesos, y bajamos dando en la instalaciones para caminar por unos largos pasillos acristalados.

    A un paso relajado, vamos caminando todos los que hemos montado en el avión desplazándonos por los interiores de las instalaciones. Caminamos por las distintas áreas, y pasamos a la recogida de maletas. Cojo un par de maletas que traígo, y ando entre una alta densidad de personas que se encuentran en las instalaciones del aeropuerto. Doy a la salida, y me pido un taxi, le digo que me lleve a la casa de los Gudson, en la ciudad. Pone en marcha el vehículo, y vamos dando para la morada.

    Mi visita a la casa, se debe a una llamada que me realiza el mayor de sus miembros, el señor Luke Gudson, en ella me pide que fuera a su casa lo antes posible, no me cuenta de que se trata, me dijo que es asunto del que él quiere que me encargue. Conocí al señor Gudson cuando trabajé de jardinero para él, me dediqué a cuidar de su jardín, pero era incuestionable que para él representaba algo más que eso, a menudo hablábamos y manteníamos una buena relación. El señor Gudson era el mayor de la familia Gudson, esta era una familia de notable estado económico, no tenía grandes sumas, pero poseía unas cuantas medianas empresas. Él, a pesar de su edad, tomaba todas las decisiones en esa familia. No sabía para que me había hecho ir, pero haciéndose cargo del coste de mi billete, me pidió que iría a su casa.

    Llegamos a las inmediaciones de los terrenos de los Gudson, la amplia finca se abre ante nosotros, según mis indicaciones el taxista se va adentrando en el decoroso camino de dentro de la extensión rodeado de árboles y jardines que había cuidado durante unos años.

    Vamos adentrándonos en los céspedes floreados, y damos hasta la puerta de la casa. En la grande y cuidada vivienda, no tarda en salir una de las hijas de Luke Gudson, no me tenía gran simpatía, estaba algo recelosa de la relación que su padre mostraba por mí, al verla salir a la puerta, y bajar las escaleras para acercarse al parado coche, apenas casi me saluda y se dirige al taxista a pagarle. Me despido de este, y cogiendo mis maletas, espero a que ella abra camino para entrar. Por lo que

    veo, en aquella casa todo seguía parecido, varios cuadros y ornamentos se muestran por las estancias, no es una casa demasiado ostentosa, pero se observa cierto nivel.

    —Te espera arriba, en su despacho, no os entreténgais demasiado, dentro de un rato tendrá que comer - me dice caminando por delante mío.

    —Bien - le digo.

    Se va para unos de los pasillos andando con unos tacones que retumban. Con mis maletas encima, me voy caminando para las escaleras centrales, y subo. Me encamino por el pasillo, y andando por la larga alfombra, voy desplazándome hasta el lugar de la puerta de su despacho. Toco a la puerta, y el señor Gudson me contesta invitándome a pasar. Tras abrir la puerta, puedo ver a unos de sus hijos sentados en una de las butacas de alrededor de la mesa del despacho, mientras el mayor de los Gudson se sienta en la silla principal. Este es uno de los cuatro hijos de Gudson, no tenía demasiada mala relación con él, sin más, él iba por su cuenta, y yo por la mía. No mantenía una relación muy buena con ninguno, solo me trataba con el padre, y si era así, era porque era un hombre que siempre se había ocupado de dar buenas pagas a sus trabajadores cuando las cosas iban bien, siempre funcionó así, aunque había llegado a mí, que al compartir algo de los negocios con sus hijos, esto había debido de cambiar, ahora las cosas estaban siendo diferentes.

    —¿Qué tal? - dice alzando la voz acercándose a mí al verme agarrándome con sus brazos sobre mis hombros.

    —¿Qué tal estas? - me saluda.

    —Buenos días, bien, bien, … Aquí, volviendo a ver el jardín - le saludo.

    —Buen día - me saluda su hijo.

    —Buenos días - le saludo mirándole.

    —Ven, pasa, siéntate - me dice estirando el brazo hasta una silla de delante de la mesa.

    —¿Te has fijado en el jardín? - me pregunta yéndose a la butaca principal.

    —Sí, ya lo he visto, está bien cuidado, además veo que habéis incorporado nuevos recorridos - le comento.

    —Sí, tengo contratado a un hombre que también hace buenas labores de jardín, tiene muy buena dedicación - me comenta echándose para adelante detrás de la la mesa.

    —Sí, está haciendo un buen trabajo, se ve muy bien - le comento asintiendo.

    —Bueno,... ¿Te preguntarás para qué te he hecho venir? - me formula.

    —Sí,... - le respondo mirándole.

    —Pues, … Es un tema,... Cuando sucedió pensé en tí sabiendo que harías un buen desempeño,... - me comenta costándole decirme haciendo varios movimientos en su asiento.

    —¿Qué ha sucedido? - le pregunto permaneciendo al tanto.

    —Bueno,... Se trata de Ellis,... Te he hecho llamar por Ellis - me dice mostrándose algo apesadumbrado.

    —¿Por Ellis? - le pregunto sorprendido.

    —Sí, … - me dice.

    —¿Y qué ha sucedido? - indago.

    —Pues, … No tenemos claro donde se encuentra, … Hace más de dos semanas que no sabemos donde se halla,... Le han estado buscando por todos lados, … Pero no se sabe nada de él - me dice mostrándose bastante preocupado.

    —¿Y cómo ha podido ser? - le pregunto.

    —No lo sabemos, lo que conocemos, es que se había ido a vivir a Swicth zone, una zona de la ciudad ¿La conoces?- me pregunta.

    —Sí - le respondo.

    —Había debido de alquilar una vivienda allí, ya de hace unos cuantos meses,... - me dice.

    —Sí,... - le comento.

    Es una zona que aún estando en la ciudad, debe ser un mundo aparte, deben de funcionar un poco por su cuenta, en principio, no son más que unos barrios de viviendas, pero deben de vivir algo desconectados de la ciudad - me comenta.

    —Ya,... - le hablo.

    —Es por lo que te he traído aquí, aún con las negativas de algunos miembros de mi familia,... - me dice al tiempo en que miro al hijo volviendo algo la cabeza al referirse.

    —Es porque te conozco, ya han estado buscándole de todas las maneras, y no han encontrado nada de él, sé de tus maneras, y de tus habilidades, y creo tú sí que puedes ser capaz de encontrarle, confío en tí - me dice.

    —Bueno, … No sé,... Va a ser difícil,... Sabes que nunca he hecho nada de esto,... - le digo.

    —Confío en que le encontrarás. Lo único que te pido es que mires por allí a ver si te enteras de algo, es lo único que te pido,... - me dice.

    —Bien,... - le respondo.

    —Te daré el doble de lo que te daba por los trabajos de jardinería por día, y si le encuentras de daré cincuenta mil, … - me propone levantándose y apoyándose en la mesa para mirarme algo cabizbajo.

    —Bien,... Está bien - le comento.

    —¿Aceptas? - me pregunta.

    —Sí, intentaré a ver si doy con él - le contesto mirándole.

    —Bien, estoy algo más descansado sabiendo que tú estarás por allí - me dice.

    Se acerca a un escritorio de la pared, y acerca un papel, lo pone en la mesa, y escribe.

    —Este es el número y la calle del edificio que tenía alquilado - me cuenta acercándome el papel.

    —Te meteré un adelanto de los primeros días en tu antigua cuenta, y te iré dando lo necesario ¿Te parece bien? - me pregunta.

    —Sí - le respondo.

    Se viene andando para mí.

    —Espero que encuentres algo,... - me dice.

    —De acuerdo - le respondo

    Tras este gesto, se va dando a retirarse para atrás en dirección a otra habitación.

    —Buenos días - me despide saliendo del despacho.

    —Buenos días - se despide de mí el hijo.

    Salgo de la estancia, y camino por el pasillo, observando aquella casa después de todo lo que me había contado, multitud de suposiciones llegan hasta mí. Bajo por la escaleras, y dando hasta la entrada, vuelvo a ver a la hija Gudson, se sitúa junto la puerta, permanecía con los brazos cruzados mirándome.

    —Tienes el coche afuera esperándote - me dice al pasar por donde ella.

    —Gracias - le digo asomándome.

    Salgo por la puerta, y observo uno de los coches de la familia con su chófer. Me monto en él mirando para la casa donde la hija Gudson se asoma a la puerta, y arranca el vehículo. Saliendo por aquel camino de la extensión de los Gudson, el chófer que no conozco, se dirige a mí.

    —Usted me dirá dónde le llevo - me expresa cuando ya nos alejamos de la morada.

    —Sí, … Claro,... Déjeme por las cercanías de Swith zone, … Sin entrar en su lugar,... Por su alrededor, …. - le indico.

    —Muy bien, de acuerdo - me responde saliendo a la carretera torciendo el volante.

    —Salimos circulando por la carretera, ya con el conductor conocedor de la dirección, y nos trasladamos por los asfaltos mientras todavía observaba los terrenos de la amplia finca de los Gudson parándome a contemplar algunos de sus cambios.

    Aparecemos por el entorno contiguo de las calles de Swicth zone. El conductor me habla de un mirador que se encuentra con vista a los recorridos de estos barrios, y comentamos que sería un buen lugar donde dejarme, después solo tendría que coger un ascensor, y me dejaría inmerso en sus calles. Le comento que me dijera donde estaba la calle del piso de alquiler de Ellis, este me dice que estaba cerca del parque Folder, un parque de amplia extensión situado algo al medio de Swicth zone, lo identificaría porque tiene unos enormes estanques, una vez allí tendría que buscar el piso o preguntar. Dimos en unos parques y plazas, y despiéndome del chófer, bajo caminando por el sitio donde se situan unos muretes. Me aproximo a ellos apoyándome, y desde estos contemplo la estampa del entramado de calles y edificios que formaban Switch zone. Había sido una buena idea la del hombre, desde ese punto se observaba todo el área, abarcaba todo el lugar. Miro para todo

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