Historias Desde El Espejo

HISTORIAS DESDE EL ESPEJO

ESTEBAN GIL TREJOS

TEL: (33) 3647 0552

esteban_pro@hotmail.com

Copyright © 2014 por Esteban Gil.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2013921479

ISBN:                                    Tapa Dura                                 978-1-4633-7409-9

                                              Tapa Blanda                              978-1-4633-7408-2

                                              Libro Electrónico                     978-1-4633-7407-5

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 14/03/2014

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Índice

Prólogo

La Libertad De Mi Locura

Doble O Nada

El Periódico De Lucía

En El Borde

La Reliquia

El Despertar De Una Conquista

Azumi

La Cena

Vórtices

La Herida

Cuestión De Gustos

Don Amatista

Suicidio

Por Honor

El Tiro De Gracia

La Carta

Los Ojos Del Pavo Real

La Celda

El Tesoro Del Conde

Apocalipsis

Eutanasia

Primavera

12.01

Memorias

La Vendedora De Antigüedades

Diálogo Con La Muerte

El Deseo

Ava

Prólogo

Historias Desde El Espejo nació como un experimento de red social, un reto creativo que atrapara al impaciente internauta, aquel para quien el instante es su prioridad.

Fue así como quise redactar cuentos cortos que sirvieran como un fast food literario que engordara la necesidad de querer más letras fantásticas, de ciencia ficción y suspenso; que impulsaran la imaginación a mayores alturas que las que el mismo cuento describe.

Los relatos por lo tanto se pueden leer incluso en cinco minutos o menos la primera vez, pero invita a volverlos a leer de una forma más pausada una segunda vez.

Si leen con cuidado notarán que muchos de ellos están ligados de alguna forma o siguen con la historia en otro tiempo.

Soy un enamorado de la música, y en como el experimento nació en una red social, en este caso Facebook, cuando los compartí también comenté la música existente que me ayudó en la inspiración, o que completa la escena como si fuera un soundtrack; y así al escucharla poder revisitar la historia contada y ampliarla en la mente.

Si quieres saber cuáles fueron las melodías, visita la página del libro: www.facebook.com/HistoriasDesdeElEspejo y podrás internarte en este mundo de realidades alternas y personajes fantásticos. Espero que disfrutes este viaje.

La Libertad De Mi Locura

¿Será un viaje en ácido? No recuerdo ser adicto a ninguna droga… ¿Es un sueño? Eso sería lo más lógico. ¿En dónde más levitaría y cruzaría el espacio? La profusa oscuridad pintada con chispas blancas de estrellas distantes me conforta.

Pero estoy en movimiento, olas de gases cósmicos de colores vienen hacia mí, múltiples tonalidades en constante cambio, de los azules a los rojos, a los naranjas, al amarillo, al púrpura, al… Siento que soy el Sargento Pimienta y que los Beatles me están inventando, dibujándome en sus más maravillosos viajes, de hecho, ahí están los primeros acordes, los escucho ir en aumento… sí… estoy soñando con los Beatles.

Pero estoy en movimiento, las nubes de colores pasan a mí alrededor, me envuelven, tocan mi rostro, siento la brisa que las impulsa, y en un instante de nuevo estoy en la oscuridad. Ahora viene hacia mí una grabadora, recuerdo tener una así, plateada con las bocinas negras… Esto me confirma que estoy en un sueño que se rige por mis reglas. Quiero escucharla, detona memorias… Summer of 69 de Bryan Adams, claro, es lógico y congruente una melodía que exalta la nostalgia, un sueño melancólico. El sonido se desvanece, pero viene otro, el DJ de mis sueños me bombardea con canciones trilladas porque, vamos, ¿Start me up de los Rolling Stones? Recuerdo una escena así en alguna película, es un cliché muy barato el que me juega mi subconsciente.

¿Estoy dormido? De alguna forma lo siento diferente… ¿Fumé mota? ¿Estoy descansando una borrachera? ¿Me inyecté algo sospechoso que alimenta mi alucinación? No recuerdo qué hacía antes de esto. La grabadora se va y vuelve el silencio. Se acerca una puerta, pero esta vez no quiero abrirla, algo me hace sentir mal acerca de ella, esconde algo maligno, lo puedo sentir.

Pero estoy en movimiento y ya no controlo mi sueño, alguien cambia las reglas y me obliga a ir a ella. No, no quiero entrar, no la quiero abrir, pero mis extremidades no obedecen los gritos de mi cerebro. Mis manos toman la perilla y la giran, la puerta se abre y una gran luz me encandila.

Cuando mis pupilas se ajustan empiezo a distinguir una sombra humana. Ya no levito, estoy sentado en una silla incómoda y dura, veo el rostro de una mujer, a todas luces es una doctora.

¿Cómo se siente señor? ¿Me escucha?

Claro que la escucho, pero… ¿Dónde estoy? Esa pregunta no sale de mis labios, por inercia pregunto más bien por ella.

Sí… ¿Quién es usted?

Sin responder me acerca un espejo. Al ver mi reflejo no lo puedo creer. Soy yo pero, mi rostro es el de un anciano de algunos setenta años, mientras que mi edad es de treinta y cinco. Es mi rostro, pero invadido de surcos irregulares, y una calva reemplaza el cabello del que tanto me ufanaba.

¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó?

Señor, usted está hospitalizado en una Institución para enfermos mentales. Lo ha estado desde hace aproximadamente cuarenta años. Esta mañana lo notamos diferente a los demás días, vimos que se estaba recuperando de su locura, y ahora está aquí, al parecer ya está sano, y no tenemos explicación de cómo sucedió.

He estado loco… ¿Y qué hice para que ustedes pensaran en mi recuperación?

Su rutina cambió. Verá. Esta mañana no pintó, ni escribió, ni esculpió nada.

¡Válgame Dios! ¿De dónde saca que yo hago esas cosas? ¡Soy ingeniero, sin ningún talento para el arte!

Acompáñeme.

Cuando entré al que era mi cuarto, pude ver hermosas obras en óleo en un festín de colores. Me mostraron mis textos y nunca pensé que podría plasmar las escenas allí descritas. Al analizar las esculturas, me asombré de mi entendimiento de la forma humana. Verdaderas obras maestras realizadas a lo largo de cuarenta años.

Pero estoy en movimiento, regresó mi razón, y con ella se fue mi imaginación. De nuevo no podía realizar tales hazañas, para empezar no me explico cómo las hice. La prisión de mi cordura le devolvió los grilletes a la libertad de mi locura.

Doble O Nada

En un tiempo en que las cantinas no eran libres de humo, todos los jueves por la noche se veía a los dos hombres que, entre licor y nicotina, disfrutaban de jugar con extraños convertidos en conocidos después de la primera partida y en amigos al final de la noche. Uno impetuoso, el otro vetusto y estropeado por la vida, los dos provistos de una mente ágil que les recompensaba con dinero extra de las apuestas la mayoría de las veces, y en las que no, su premio era la diversión.

Después de observarse varias noches, por fin se sentaron frente a frente para dilucidar quién era el mejor. El espíritu fantoche del joven desborda una sonrisa confiada en una victoria sin problemas sobre el viejo de mente lenta. El viejo en cambio, con calma fuma su puro Montecristo Open Eagle, sin quitar la mirada del rostro de su contrincante con cierta nostalgia.

¿Qué jugamos? ¿Póker? ¿Black Jack? ¿Dominó? pregunta el joven.

Backgammon responde el viejo.

¡Ah! Es de mis favoritos, a pocos les gusta jugarlo por dinero. Es muy rápido.

Como rápida es la vida

El joven anticipó con hartazgo que esa noche se tendría que fumar no sólo su cigarro y el habano del viejo, sino también una de las trilladas y gastadas alusiones de los juegos con la vida.

Con una sonrisa aceptó que el viejo se explayara, después de todo le ganaría su dinero.

El Backgammon verás, es como la vida, al escuchar estas palabras el joven suspira confirmando su temor. El azar te da la combinación de dados, de esa combinación tienes múltiples opciones de las cuáles jugar, pero sólo decides una a la vez, a veces aplastas a alguien, a veces eres aplastado, pero siempre tienes oportunidad de seguir jugando para acomodar tus fichas lo mejor posible en tu ataúd.

El joven tuvo que admitir que le gustó, incluso hasta lo había pensado alguna vez, pero el viejo le dio la claridad para semejante idea que le daba una justificación a su adicción.

Interesante pensamiento. Se podría decir que es usted todo un filósofo.

Los hombres juegan varias partidas, en muchas el joven se sorprende cómo su juego es parecido al del viejo, conforme pasa la noche su desdén por la decrepitud a sus ojos se transforma en admiración, escucha sus consejos y ríe con el humor que da toda una vida de amores, mujeres y futbol.

¿Y cuándo te casas con Isabel? pregunta el viejo.

El joven se sorprende puesto que no recuerda en toda la noche haber mencionado a su amada, mucho menos su matrimonio, pero quién sabe, ya son varios los tequilas y tal vez sí lo hizo.

Tengo pensado pedirle matrimonio mañana, para casarnos el fin de año, como la mayoría de la gente suele hacer.

No hagas lo que la mayoría suele hacer, pero sobretodo, no te cases con ella.

¿Por qué?

Son muy jóvenes, se romperán el corazón entre sí. En realidad no tienen nada en común.

¿La conoce?

No necesito conocerla para saberlo, analizando tu juego y escuchando tus intereses, creo que necesitas más tiempo para crecer, para ser una mejor pareja.

El joven se torna serio, no le gusta lo que escucha, la mitad de su cerebro rechaza la idea, la otra mitad la abraza, por lo que no hay más espacio para pensar bien su jugada y comete un error fatal. El viejo entonces domina la que sería la última partida, la que definiría al vencedor y aprovecha la desconcentración para una victoria aplastante.

Haz caso a mi consejo, tu vida será como esta partida si no te preparas mejor, estudia, viaja, lee, define lo que quieres hacer con tu vida, y después de eso escoge con quien la compartirás.

El viejo toma su dinero, se levanta lentamente y le estrecha la mano