Sísifo, La Infancia Evolutiva De La Humanidad
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Este ensayo filosfico es un esfuerzo de exploracin de una de esas grandes preguntas: Por qu continuamos repitiendo los mismos comportamientos una y otra vez (muchas veces expresados como errores, o como comportamientos negativos) como si no hubisemos aprendido nada de aquellos que nos precedieron?
Ensayar responder a esta pregunta que se repite en cada ciclo de pensadores tratando de hallar una respuesta ms satisfactoria que las que he recibido de mis maestros. Creo firmemente que lo que importa no es lo que los dems han dicho, ni cmo lo han dicho, sino el esfuerzo individual de reflexionar sobre las mismas preguntas buscando respuestas ms aceptables que las recibidas. Este esfuerzo es lo que construye la visin personal de la vida, su sentido y la bsqueda ltima de las respuestas inacabadas sobre las preguntas que nunca terminan.
Reynaldo Pareja
Reynaldo Pareja, PhD en Comunicación y Sociología del École des Études en Sciences Sociales, Paris. Maestría en Comunicación por la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Todos los libros en español del autor se pueden ver y adquirir en: amazonbooks.com
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Book preview
Sísifo, La Infancia Evolutiva De La Humanidad - Reynaldo Pareja
Contents
Prefacio
El Mito
Introducción
La Historia Se Repite
Una Explicación Evolutiva
De Realismo Craso
La Infancia Evolutiva
De La Humanidad
La Direccionalidad
De La Evolución
Sentido Del Mito
Epílogo Para El Creyente
Referencias Adicionales
Apendice 1
Bibliográfia
Dedicado a Rose K. Goldsen,
Quien me enseñó a pensar…
PREFACIO
Los grandes interrogantes existenciales que han perseguido al hombre a lo largo de toda su historia codificada son, al final de cuentas, un puñado. Sin embargo son de una durabilidad que trascienden el tiempo de cualquier momento histórico, la cultura donde se forjan esos interrogantes, el país donde se alberga esa cultura, la tradición que la alimenta, los pensadores que vuelven a retomar los mismos interrogantes e intentan darles respuestas frescas, re-pensadas desde otro ángulo, desde otra perspectiva, con otros elementos de juicio.
La presente reflexión filosófica (no sé si llamarla así, pues no pretendo competir con pensadores de la envergadura de los que han hecho de esta palabra una disciplina y una profesión) intenta hacerle frente a uno de los anteriores interrogantes eternos. Con Sísifo intento arrojar luz a la pregunta angustiosa del por qué, aparentemente, repetimos la historia. Por qué repetimos incesantemente los mismos comportamientos que son tantas veces errores como si no hubiéramos aprendido gran cosa de todas las generaciones que nos precedieron. Lo vivido por ellos debería ser suficiente respuesta para superar colectivamente los determinantes que hemos heredado.
He acá el esfuerzo de un lego en el campo del reflexionar filosófico. Lo único que pretendo es darme a mí mismo una respuesta más satisfactoria de las que he leído y compartido, bebiendo de los grandes. Si alguno de los que me han precedido ha expresado lo mismo en otros términos, con otras formas de expresión, con similares marcos de referencia, no pretendo quitarle el mérito de haberme precedido. Creo que lo más importante no es lo que otro dijo, cuándo lo dijo, ni cómo lo dijo, sino el esfuerzo y el provecho ganados al hacer el esfuerzo de reflexión personal. Este esfuerzo es el que construye la óptica que se tenga de la vida, y el que da el sentido último a las respuestas nunca terminadas sobre las preguntas eternas.
El Mito
image.jpgEn la mitología griega, Sísifo, hijo de Aeolus y el rey de Corinto, fue tan astuto que logró burlarse de la Muerte. Cuando vino por él, Sísifo la maniató con cadenas de manera que nadie podía morir hasta que Zeus lo liberara. Antes de que Sísifo fuese enviado al mundo de los muertos, el Hades, éste convenció a su mujer que le diera un entierro sin seguir las normas establecidas para disponer de los muertos. En virtud de esta omisión, se le otorgó a Sísifo el permiso de volver a la Tierra para re-hacer la ceremonia. Pero, una vez liberado del Hades, Sísifo rehusó volver al mismo.
Cuando finalmente la Muerte logró darle alcance fue condenado eternamente a subir una enorme piedra hasta la cima de una colina, pero tan pronto la colocaba sobre esta, la piedra se rodaba hasta la base de la colina. Sísifo tenía que bajar y volver a subirla, para verla rodar de nuevo hacia abajo, tan pronto la lograba colocar en la cima. El castigo era cruel y exasperante, pues la enorme piedra siempre se rodaba a la base de la colina tan pronto la colocaba arriba sin que Sísifo pudiera hacer algo para detenerla.
Conclusión del autor:
Aparentemente Sísifo no aprendía nada para detener la caída de la piedra por más veces que repitiera la acción.
INTRODUCCIÓN
Cuando se estudia cualquier periodo histórico, se pueden identificar los mismos comportamientos genéricos humanos repetidos una y otra vez tales como la injusticia, el engaño, la violencia sexual domestica, la violencia en el lugar de trabajo, en el prostíbulo, la esclavitud enmascarada, la explotación inmisericorde de los indefensos, los prejuicios raciales, la tortura, la violencia callejera, las masacres irracionales, la opresión militar, las guerras.
Volvamos a la pregunta inicial. Por qué repetimos el mismo comportamiento una y otra vez (muchas veces como errores o comportamientos negativos) como si no hubiésemos aprendido nada de los que nos precedieron? Cuál parece ser la base de esta realidad recurrente?
Mi hipótesis es que una respuesta satisfactoria se puede encontrar en la realidad evolutiva de la humanidad. El tiempo promedio de un humano sobre la Tierra es apenas el comienzo de su Evolución Existencial. El tiempo-Tierra es apenas su primera fase, la Infancia de su Evolución. Como la Infancia de cualquier otra criatura, la infancia del hombre está condicionada a su más limitante realidad: que es el comienzo, la iniciación de un proceso.
Por lo tanto cualquiera que entra en la etapa de Infancia, él/ella (usaré el termino indiferenciadamente para enfatizar que el análisis se aplica a los dos géneros) entra en una etapa dentro de la cual ella comienza virtualmente sin ningún conocimiento consciente. La Infancia es la fase en la cual toda creatura aprende las habilidades y destrezas rudimentarias que se convertirán en la base para el crecimiento de su siguiente fase de evolución terrestre: la de convertirse en infante, en un pre-joven, en un adolescente, un joven, un adulto y finalmente una persona mayor. Todos debemos evolucionar siguiendo ese orden. Esta es la realidad progresiva que funciona como la ley de evolución terrestre.
El tiempo terrestre del hombre es, sin embargo, la Infancia de su proceso evolutivo total. Tendrá que repetir el mismo proceso de aprendizaje que todos los individuos han tenido que hacerlo en las generaciones previas. Es el proceso de aprendizaje inevitable que todos los individuos y todos los grupos humanos tienen que realizar. Por esto es que él repetirá muchos de los mismos comportamientos y errores de sus predecesores, puesto que la Infancia Evolutiva es la primera fase en la cual todo infante aprende a caminar cayéndose, volviéndose a levantar, volviéndose a caer hasta que un día puede sostenerse en sus dos piernas y puede comenzar a caminar sin caerse más al menos que pierda la facultad de mantener el balance mientras camina.
Una evolución similar ocurre cuando por primera vez dice Papá, Mamá, cuando aprende el lenguaje rudimentario que le permite pedir lo que necesita hasta el momento de poder formular las primeras preguntas. Es en esta etapa ella aprende a comer por sí sola, a usar el baño, a reconocer los nombres de los adultos, aprender a relacionarse con otros niños y niñas, a usar los juguetes para entretenerse y a compartirlos con los otros niños; es cuando comienza a aprender a colorear y armar objetos con los mecanos. Este aprendizaje se convertirá en la base de la evolución de la niñez y continuará lentamente hasta alcanzar la madurez que le permitirá comprender su posición en el consorcio del universo para convertirse en un participante pleno y consciente asumiendo la responsabilidad de su evolución como una nota magnifica en la sinfonía del Banquete de la Existencia y la Vida.
LA HISTORIA SE REPITE
Al realizar una mirada retrospectiva en la historia para buscar qué es lo que define la esencia del hombre, cuál es el nivel de desarrollo que ha alcanzado durante este cortísimo tiempo de existencia que lleva en el planeta (unos 6.000 años de historia ampliamente documentada y registrada), no se puede menos que experimentar una ambivalencia de sentimientos encontrados. Por un lado se ve un desarrollo tecnológico espectacular y por el otro una aparente incapacidad para evolucionar en su esencia interior que lo deja a uno perplejo, mudo, sin entender la razón de por qué se da esa limitante.
Qué ámbito del conocimiento técnico no ha sido explorado por el hombre? Ha inventado prácticamente un artefacto para todas las necesidades sentidas, las no-tan-sentidas y aquellas que son puramente superficialidad. Tenemos hoy aparatos para cualquier necesidad: aparatos para cocinar que van desde la estufa de leña que se remonta hasta las recónditas civilizaciones ya idas, pasando por la cocina de carbón, de gas, las de electricidad hasta la cocina de micro-ondas con su energía invisible capaz de penetrar en las mismas entrañas del alimento agitando su composición molecular y disminuyendo el tiempo de cocción a unos minutos. Maquinas extractoras capaces de hacer jugo fresco de cualquier fruta o vegetal; cortadores de cebolla, manzanas, papas; batidoras que hacen la mezcla perfecta. Aparatos para la limpieza del hogar que van desde la simple escoba de ramas hasta las sofisticadas aspiradoras capaces de succionar el polvo a las alfombras, al piso, debajo de las camas, detrás de los estantes; lavadoras de ropa y planchas industriales que dejan los vestidos perfectamente presentados. Hay hornos automáticos, prendedores automáticos de luces, detectores de humo para prevenir los incendios, alarmas contra ladrones, rociadores automáticos de jardín, barreras electrónicas invisibles para mantener los perros dentro del patio de la casa, y abridores automáticos de la puerta del garaje. Hasta tenemos chimeneas artificiales que dan una imagen perfecta de madera ardiendo en ellas. Existen máquinas para limpiar el metal forrado de óxido, como máquinas para diseñar sobre un prendedor de oro, del tamaño de una moneda de diez centavos, un espectáculo de filigrana que rivaliza con los más finos bordados de una paciente hiladora.
Tenemos aparatos para medir temperaturas, densidades de las cosas, fotografiar las nubes, y capturar el desarrollo de las tormentas y de los huracanes. Aparatos para hacer mapas a color que develan los yacimientos de minerales de todo tipo y clase, escondidos debajo de la capa terrestre. Aparatos para perforar, horadar, desentrañar, desflorar la tierra en búsqueda de sus piedras preciosas, del combustible sólido; del oro negro, el petróleo.
Aparatos para desplazarse por la superficie de la tierra, el agua, el aire. Aparatos de ruedas, de alas, con motores de combustión que devoran las millas, los kilómetros a velocidades más rápidas que el sonido, tan rápidas que son capaces de aplastar, estirar, jalar y deformar las mejillas, y los labios del conductor mientras que siente que cabalga sobre la misma velocidad.
Aparatos electrónicos que traspasan la piel y dejan ver lo que hay dentro de los órganos. Aparatos que usan elementos radioactivos para descubrir tumores, malas formaciones. Aparatos para analizar los fluidos producidos por el cuerpo, y aparatos para mirar los órganos internos y hacer diagnósticos, otrora imposibles, de la presencia de micro partículas u organismos causantes de las enfermedades crónicas o mortales.
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