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Las Almas Gemelas
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Las Almas Gemelas

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Sinopsis: 2023 D.C, nos encontramos en una ciudad tranquila en el medio del valle del Po. Dos familias se preparan para pasar una velada juntas, una como muchas otras. Pero un destino impredecible les esperará a los dos grandes amigos, Alex Brugellis y Angelica Benassi; un encuentro cercano con un OVNI, arrancado de sus familias, serán catapultados a una aventura más allá de la imaginación; se verán obligados a vivir en un lugar surrealista donde se encontrarán cara a cara con misteriosas tecnologías y misterios perturbadores. Desde la búsqueda obsesiva de la verdad hasta la cohabitación forzada, los dos descubrirán una realidad mucho más elusiva de lo que podrían imaginar. Entre el picante transfondo y las complejas consecuencias, Angelica y Alex pasarán parte de sus vidas tratando de ser felices. Pero no estarán solos, una nutrida comunidad de alienígenas compartirá su destino. La vida en Reservythia comienza ...

LanguageEspañol
PublisherBadPress
Release dateNov 28, 2023
ISBN9781547527892
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    Las Almas Gemelas - A.J. Mitar

    Las almas gemelas

    A.J. Mitar

    El terremoto financiero y mis acciones en caída libre, los juicios persistentes de mi mujer acabando con mi existencia y, como si fuera poco, la paranoia de los medios de comunicación anunciando escenarios apocalípticos, con Lucifer en curso de colisión con la Luna.

    Incluso habría aceptado la idea de que  la mítica onda de marea  barrería la llanura a las afueras de Piacenza.

    Tal vez, La llanura de Padania podría convertirse en un lugar mejor, así me burlaba de las catástrofes pronosticadas habitualmente.

    Pero el  jefe no habría hecho tal cosa, no lo habría digerido por un segundo más; él y sus pretensiones exacerbadas.

    ¿El presupuesto reducido a la mitad, pero las mismas especificaciones del proyecto? Me desconcertaba por días.

    Estaba tenso como la piel de un tambor, una semana para olvidar, si no fuera por las primeras palabritas pronunciadas por Maira.

    De uso ordinario para un Sapien del siglo XXI, me repetía.

    Sin embargo, el fin de semana se veía interesante, ese sábado, de hecho, recibimos una agradable sorpresa, se trataba de Angelica y Tommy, para quienes el término amigos no hacía referencia al gran lazo que nos unía desde niños, los consideraba como hermanos. A pesar de que vivían a unos doscientos kilómetros de nosotros, nunca perdían la oportunidad de venir a hacernos visita; siempre eran felices las horas transcurridas en su compañía, nos divertíamos al desempolvar viejas anécdotas de nuestra infancia. Habían traído consigo a Lorenzo su primogénito, nacido hacía apenas un año, un niño grandioso de apenas nueve o diez kilos, repleto de rollos de grasa, con los mismos ojos en forma de almendra de la madre; observé con regocijo mientras él peleaba con nuestra hija Maira, en avanzada edad, de diez años. 

    Saborear una florentina regada con una copa de chianti nos parecía la mejor manera de terminar la jornada, un final feliz en las mesas de un restaurante habría fortalecido nuestra locuacidad y mantenido en alto el buen humor.

    Nos dirigíamos hacia un pueblo de montaña, a unos veinte kilómetros de casa, no muy lejos del pueblo, nos esperaba un acogedor agroturismo que yo frecuentaba en ocasiones especiales; nos habría tomado cerca de veinte minutos en llegar a nuestro destino, subiendo por un cuesta de alrededor de seiscientos metros.

    A bordo de los dos carros, abandonamos rápido el territorio citadino y nos adentramos  en un camino  estrecho, muy apartado, poco iluminado, tallado entre bosques de frondosos castaños  de la primera colina de Reggio; una niebla cayó sobre el valle y redujo  aún más la visibilidad, pero no era un problema, el sistema de guía adaptativo del carro me sería de  ayuda.

    Continuamos tranquilos, acompañado por las constantes vocalizaciones de nuestra nena, bien asegurada en el asiento trasero, y con mi BMW servíamos de guía para el carro de mis amigos, una minivan eléctrica  tan silenciosa como ese oscuro valle. Mi esposa Letizia iba sentada a mi lado y tenía un ojo en la pequeña Maira para cumplir con sus necesidades, mientras que en los momentos de inactividad disfrutaba su pasatiempo favorito jugar un aburrido juego de video en su teléfono inteligente. Pero fue ella misma la que notó un brillo débil, difuso por las partículas de vapor de agua en suspensión.

    Alex, que extraña esa luz..., dijo, pero ¿de dónde viene? Yo no recuerdo que este camino estuviera iluminado así.

    Hasta ese momento no había notado nada anormal, había atribuido la luz difusa a un carro proveniente del canal contrario.

    No había alerta en el radar para vehículos cercanos, en este camino nos encontramos solo Tommy y yo," me aseguraba la pantalla de Realidad Aumentada.

    Me acerque  al parabrisas y extrañamente no descubrí ningún sistema de iluminación, pero  la luz aumentó su intensidad, llegando a ser casi cegadora.

    Tommy, que seguía la ruta, tratando de mantener una distancia constante entre su vehículo y el mío, empezó a señalarme algo con las luces altas.

    Alex... Alex,  arriba, en el cielo, viene hacia nosotros ", gritó mi esposa.

    Ella parecía aterrorizada, pero al conocerla desde hace quince años, sabía que se impresionaba con facilidad; yo ya había desarrollado algún tipo de resistencia a su facilidad para alarmarse.

    Pero cuando yo fui capaz de enfocar mejor la fuente de luz fluctuante en el cielo, en correspondencia con nuestro carro, mi sangre se congeló, un escalofrío me recorrió la espalda y me quedé petrificado. Desde pequeño, siempre había mostrado un fuerte interés en los misterios, sobre todo en las noticias referentes al avistamiento de objetos voladores no identificados.

    Oh, wow ... que me está pasando ... no es posible, qué suerte! ¡Un avistamiento del primer tipo! me emocionaba, sin dejarlo ver.

    Frené de golpe, tenía que salir del coche para ver mejor, para evitar cualquier malentendido, quería descartar  que se tratara de un helicóptero, pero esta maniobra resultó ser desafortunada.

    Sentimos el fuerte contragolpe y con el rabillo del ojo me di cuenta que Letizia se lanzó hacia atrás, contra el asiento. Luego, sus gritos y las lágrimas de Maira, seguidos por la preocupación por su seguridad.

    Mi carro fue sacado  de la carretera y la parte delantera del lado del conductor se atascó dentro de una cuneta, quedó peligrosamente inclinado hacia un lado. Salí del carro de inmediato, me desinteresé de la fuente de luz y corrí a la puerta de atrás donde estaba sentada mi hija.

    Tommy también estará demasiado distraído por la luz, ¿por eso me habrá  chocado? Me preguntaba a mí mismo maldición... ¿y el sistema de frenos de emergencia?

    Carajo él y su hábito de desactivar el sistema de auxilio automático de navegación, aquí están las consecuencias.

    Dada la velocidad moderada, yo era consciente del hecho de que la colisión no pudo haber causado graves daños, y me tranquilicé cuando vi que Maira estaba viva y radiante.

    Después de confiar mi hija a los amorosos brazos de Letizia, las dirigí a las dos a un lugar seguro detrás de un gran castaño a unos diez metros de la carretera, mi esposa se agachó detrás del fuerte árbol, mientras se aferraba a la nena.

    Después de atender a  mi familia, tuve que cerciorarme de las condiciones de Tommy, Angelica y Lorenzo. Pensé de pronto que el golpe recibido por la defensa podía haber sido más fuerte, la desaceleración abrupta y la posterior hiperfexión hacia adelante habrían podido causar lesiones a los ocupantes, imaginé una escena dramática, sus cráneos contra el parabrisas, la bolsa de aire descargando toda su fuerza explosiva contra la dulce carita de Lorenzo, mi bella amiga Angelica con su rostro desgarrado.

    No... El gran Tommy es indestructible, no podría perecer con un choque a cuarenta kilómetros, me repetía. Con respecto a Lorenzo y Angelica, espero que estén bien.

    La minivan de color plata era claramente visible a diez metros, se encontraba en el centro de la calzada; me di cuenta inmediatamente de que Tommy también se había salido de la cabina para cerciorarse de las condiciones del pequeño Lorenzo, sentado en el asiento trasero; mi amigo estaba herido, me di cuenta de que cojeaba, pero no podía  ver a Angelica.

    Mientras tanto, el resplandor se cernía sobre nuestras cabezas, estimaba que se encontrara a unos trescientos metros por encima del suelo, pero no podía estar seguro, habría tenido que conocer su tamaño; aquella luz parecía estar en una posición fija, como a la espera del desenlace, tenía una forma globular no bien definida, pero era demasiado incandescente para observar con detenimiento.

    Quédate aquí, no te preocupes que estás a salvo, tengo que ayudar a los demás, le dije a mi esposa.

    Letizia era por naturaleza una mujer no muy valiente y de hecho el saber que me habría alejado de ella la habría hecho estallar en lágrimas, sin embargo no me detuvo, comprendió mi noble gesto para con mis queridos amigos.

    Ten cuidado, dijo, ¡te ruego que vuelvas rápido con nosotros!

    Corrí hacia su minivan, el asfalto oscuro y mojado me impedía mantener el equilibrio, corría el riesgo de resbalar y mientras me acercaba al carro sentía los gritos de Tommy hacia Lorenzo. Cuando llegué al coche comprobé que las bolsas de aire se habían accionado, Lorenzo estaba tumbado sin vida en los brazos de su padre; Tommy me miró con los ojos desorbitados, empapados por el terror.

    Como si no fuera suficiente, un  fuerte silbido procedente del misterioso objeto, nos obligó a cubrir nuestros oídos, pero para nuestra gran alegría aquel sonido ensordecedor de alta frecuencia hizo revivir a  Lorenzo.

    Angelica yacía atontada en la cabina, el estallido de las bolsas de aire debió haberla dejado inconsciente, pero mostraba signos de recuperación y el silbido probablemente la  había incomodado muchísimo, dada la mueca de terror impresa en su rostro.

    - Tommy. Tranquilo... piensa en Lorenzo, yo me ocupo de Angelica, llévalo lejos de aquí, a salvo entre los árboles... le grité a todo pulmón mientras  que con diferentes gestos le indicaba la dirección.

    Estaba cargando a mi amiga, todavía en estado de

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