Dios Todavía Habla

RELIGIOSO

EL ÍNDICE DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN

CON LA REVELACIÓN NO ALCANZA

LA VOZ QUE HABLA

LA AMENAZA DEL CINE RELIGIOSO

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INTRODUCCIÓN

Tozer es tan reconocido hoy en día como lo era cuando aún estaba con vida. Es respetado en todos los ámbitos del cristianismo, inclusive en grupos con una posición doctrinal muy diferente a la suya ¿Por qué sucede esto?

A. W. Tozer fue un hombre que conocía la voz de Dios. Compartió esta experiencia con todos los verdaderos hijos de Dios, con todos aquellos que son llamados por la gracia del Señor a participar de la unión con Dios a la que se puede llegar por medio de Su Hijo Jesús.

Tozer batalló contra gran parte de la frialdad y el formalismo de su época. Considerado un poderoso hombre de Dios por la mayoría de los evangélicos de la actualidad, Tozer no era convencional en su abordaje en cuanto a lo espiritual y no tenía ningún reparo en consultar a quien sea, desde santos católicos hasta místicos alemanes protestantes, en busca de inspiración para experimentar a Dios de una manera más plena.

Al igual que Su Maestro, no encaja a la perfección en nuestras estructuras teológicas. Se trataba de una persona que quería llegar al mismo corazón de Dios y no le importaba romper las reglas (las que fueron impuestas por el hombre) para lograrlo.

Les presentamos dos escritos de Tozer que llegan al centro de este objetivo. Con la revelación no alcanza y La voz elocuente. También incluimos un capítulo extra llamado La amenaza del cine religioso.

Este es un banquete espiritual para que le hinques los dientes. Los escritos de Tozer te mostrarán el camino para satisfacer tu hambre espiritual.

Dave Kinsella

CON LA REVELACIÓN NO ALCANZA

«El siguiente mensaje del fallecido Dr. A. W. Tozer, que será incluido en la publicación de una serie de disertaciones, coincide, a nuestro entender en gran medida, con el ministerio de A witness and a testimony («Un testigo y un testimonio»). Queremos compartirlo con nuestros lectores con la certeza de que su lectura les será de gran agrado. Hace poco tiempo apareció en The Alliance witness, revista de la Alianza Cristiana y Misionera. Al mencionar esto debo decir qué le debo mucho al Dr. A. B. Simpson, fundador de aquella Alianza, sobre todo en mis primeros años de ministerio y trabajo en la obra del Señor».

T. Austin-sparks

«Más a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba.  Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta» (Juan 7:14 al 17). El punto central de todo este asunto está en el versículo diecisiete: el que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá.

La gente se maravillaba ante las enseñanzas de nuestro Señor. Se preguntaban: «¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?». En otras palabras, ¿cómo puede haber aprendido si nunca asistió a las escuelas normales? En aquellas épocas no existían las escuelas como las conocemos ahora. Un rabino enseñaba a un grupo pequeño de alumnos. Evidentemente nuestro Señor nunca estudió en una escuela rabínica, por lo que se preguntaban cómo podía ser que hubiera adquirido Su maravillosa doctrina si nunca había estudiado con los rabinos.

Ahora, este cuestionamiento nos dice mucho sobre esta gente. Nos muestra que consideraban que la verdad era una cuestión meramente intelectual que se podía reducir a un código. Si uno quería conocer la verdad, lo único que debía hacer era aprender el código.

La mayoría de ellos no tenía libros propios, sino que los aprendían por medio de la memorización. Ese era su concepto de la verdad. No llego a esta conclusión solo por versículo diecisiete, sino por todo el evangelio de Juan. Para esta gente la verdad era algo intelectual que se podía aprender al igual que llegamos a saber que dos más dos es cuatro.

Esto es verdad, pero sólo una verdad intelectual. Reducían la verdad divina a este nivel. Conocían la ley: «No tendrán otros dioses delante de mí», «Acuérdate