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Arte cerámico en Argentina: Un panorama del siglo XX
Arte cerámico en Argentina: Un panorama del siglo XX
Arte cerámico en Argentina: Un panorama del siglo XX
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Arte cerámico en Argentina: Un panorama del siglo XX

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About this ebook

La autora resume vida y obra de 25 ceramistas de notoria influencia en nuestro suelo en el pasado siglo. En cálidas entrevistas, va rescatando cada ser humano, sus luchas, sus congojas, y el espíritu que vuelca en sus obras sin desmerecer el esfuerzo agotador del aprendizaje, la ardua experimentación y el imprescindible conocimiento teórico; se apoya en la recreación continua que extiende los límites de la acotada ciencia hasta el infinito de las artes en connubio con la totalidad.
LanguageEspañol
Release dateAug 27, 2017
ISBN9789874413048
Arte cerámico en Argentina: Un panorama del siglo XX
Author

Vilma Villaverde

Vilma Villaverde nació en 1942 en Buenos Aires, Argentina y egresó en 1961 de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón como profesora de Pintura. Desde 2004 es Magíster en Educación por el Arte en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Misiones y cursa el Doctorado en Artes. Docente de esa Facultad (1978-2008) y docente de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova (1985-1989). Estudió Cerámica con Mireya Baglietto, escultura con Leo Tavella y talla en piedra con Ramón Castejón. Miembro de la Academia Internacional de la Cerámica con sede en Ginebra, Suiza. Presidente de ACIA Asociación Cerámica Internacional en Argentina; Miembro de la Comisión de ATAC Asociación Técnica Argentina de Cerámica; Miembro del Concejo Consultivo de la Korea Ceramic Foundation, Gyeonggi International Ceramix Biennale, Korea; Miembro del Concejo organizador de la Asociación Internacional de Ceramistas, Forum Li Ziyuan Collection, Zibo, China; Miembro del Concejo organizador del Simposio Macsabal, China y Corea; Miembro Consultivo Contemporary Arts&Crafts International Studio of Jilin College of the Arts, Changchung, China. Ha recibido numerosos premios y realizado exposiciones en importantes museos de Argentina y el exterior (entre otros el Gran Premio Adquisición en el Salón Nacional de Cerámica en 1993 y el Gran Premio Adquisición en el Salón Nacional de Artes Visuales, en escultura en 2003).

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    Arte cerámico en Argentina - Vilma Villaverde

    ARTE CERÁMICO EN ARGENTINA

    Un panorama del siglo XX

    Vilma Villaverde

    Arte cerámico en Argentina. Un panorama del siglo XX

    Vilma Villaverde

    1ª edición, 2014

    ©2014 Editorial Maipue

    Zufriategui 1153,1714 Ituzaingó, provincia de Buenos Aires

    Tel. Fax: 54 011 4458 0259

    Contacto: promocion@maipue.com.ar / ventas@maipue.com.ar

    www.maipue.com.ar

    Fotografía de tapa: Juan Augusto Girón

    Diseño de tapa: Disegnobrass

    Diseño y diagramación de interiores: Paihuen

    Edición: Teresa Eggers-Brass

    Asistente de edición: Mariana Gabor

    Asistente de redacción: Martín Perelman

    Fotografías: Carlos Alemann, Tomás Cabrera Cañas, César Caldarella, Horacio Coppola, José Cristelli, Cyntia Dazzi, Alejandra Jones, Adrián Gilardoni, Jorge Mensegue, Ibis Mistorni, Luis Rosendo, Anatole Saderman, Aldo Sessa, Julieta Corrales Cano, Matyas Palavecino, Vilma Villaverde, Stella Maris Fusé, Emilia Giri, Teresa Eggers-Brass, Mariana Gabor

    ISBN: 978-987-4413-04-8

    Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.

    Libro de edición argentina.

    No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por otro cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el consentimiento previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446

    Índice

    Prólogo
    La gran cerámica artística de Argentina
    Introducción
    Pintores ceramistas en el mundo
    Panorama de la cerámica artística en Buenos Aires desde los comienzos del siglo XX
    La cerámica artística en Buenos Aires a partir de la década de 1950
    La cerámica como actividad
    Un breve recorrido por la historia del Centro Argentino de Arte Cerámico
    La cerámica como arte visual
    Arte cerámico y memoria oral
    Fernando Arranz
    La experiencia de la fábrica de porcelanas de Magdalena
    Lucio Fontana
    Ana Mercedes Burnichón
    El gran aporte de Roberto Obarrio
    Aída Carballo
    Pablo Edelstein
    Perla Bardin
    Nélida Luciani
    Entrevista con Nélida Luciani
    Leo Tavella
    Colette Boccara
    María Juana Heras Velasco
    Juan Antonio Vázquez
    Mariano Pagés
    Carlos Carlé
    Antonio Pujía
    Rodolfo Curcio
    Ernesto de Carli
    Martha Kearns
    Antonio Molina
    Teodolina García Cabo
    Rafael Martin
    Mireya Baglietto
    Carlota Petrolini
    Vilma Villaverde
    Entrevista por Loretta Brass
    Susana Cattáneo
    Amigos y colaboradores
    Ana María Donato
    Esther Cristian
    Loretta Brass
    Nina Kislo de Kairiyama
    Alejandrina Cappadoro
    Daniel Sosa
    Jacinto Muñoz
    Vanesa Amendolara
    Palabras finales
    Bibliografía

    AGRADECIMIENTOS:

    En primer lugar, a la colaboración inestimable de Loretta Brass, a quien dedico este libro y merecido homenaje, ya que sin su contribución me hubiera sido imposible su realización. Cuento con ella desde los comienzos de mis estudios superiores en la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Misiones, durante la maestría y el doctorado. Crecí a su lado, me aportó sus conocimientos como historiadora de arte y juntas realizamos entrevistas, resúmenes y todo lo que implica llegar a elaborar los textos que conforman un libro. Dedicarle este libro es un mínimo reconocimiento a su labor.

    A Alicia Romero y Marcelo Jiménez, por su apoyo incondicional desde los comienzos de este trabajo.

    A mis profesores Juan Carlos Arañó Gisbert y Darko Sustercik, por los consejos y por el aliento en tan largo recorrido.

    A Teresa Eggers-Brass, quien me brindó sus conocimientos como historiadora.

    A mi familia y amigos, por el constante impulso hasta lograr llegar a esta instancia.

    Quiero reconocer también la colaboración de quienes aportaron datos, fotos, experiencias personales, anécdotas y comentarios que me permitieron reconstruir la historia de muchos de los artistas y enriquecer las entrevistas que tuve la oportunidad de realizar. Así, agradezco a Kitty Balbi, Julio Gómez, Jorge Antuña, Gabriela Vicente Irrazábal (de Espacio de Arte, Fundación OSDE), Gabriela Heras, Fernanda Heras, Paula Carlé, Julio Cando, Lucia Basile Dazzi, Verónica Edelstein, Norberto Szerman, Ana Donato, Alejandrina Cappadoro, Alicia Rolfo, Belén Alonso, Graciela González Maymi, Mauro Baracco, Javier Gutiérrez, Emilio Villafañe, Lily Wicnudel, Eduardo Andaluz, Susana Pajarola, María Elisa Kuperman, María José Vázquez, Pradial Gutiérrez, Alfredo Rattinof y a la Escuela de Cerámica Nº 1 de Bulnes de la ciudad de Buenos Aires. Sin estos aportes hubiera sido muy difícil armar esta historia, que como sabemos es parcial e incompleta como todas las historias, pero que significa iniciar un camino que permite visualizar mejor todo lo que falta. El desafío será seguir andando, como dijo el poeta, seguir haciendo camino...

    A Antonio Vivas Zamorano (director y editor de la Revista CERÁMICA, editada en España), por el prólogo de este libro, y por su reconocimiento constante a los ceramistas de Argentina, que puede verse en los artículos publicados a través de los años.

    A Arnoldo Alonso Ibáñez, director y editor de la Revista CERÁMICA Y CRISTAL, órgano de ATAC (Asociación Técnica Argentina de Cerámica), por su apoyo constante a la cerámica artística, que nos dedica su comentario en la contratapa.

    Prólogo

    La gran cerámica artística de Argentina

    Internet marca los segundos, la televisión los minutos, el periódico las horas y los libros marcan los días y los años de la vida, por tanto es un honor presentar este nuevo libro de Vilma Villaverde, seguro que será un libro que se abre con expectación y se cierra con provecho. Es cierto que nos separa un océano, pero nos convoca el pensamiento que brota de la entrañable amistad que une la cerámica argentina y española. Cuentan que uno a uno todos somos mortales pero todos juntos somos eternos, los ceramistas habitamos esa nave espacial llamada Tierra, esa misma tierra que da nombre a nuestro arte.

    La tierra a este lado de la mar ha visto cómo partían sus hijos camino de un nuevo horizonte de ilusión, basta recordar al madrileño Fernando Arranz (1898-1967), fundando escuelas en Argentina en los años treinta, como Academo fundaba espacios de creatividad en la Antigua Grecia. De ahí las Academias posteriores, donde suponemos Eufronios daría todo el sentido a la palabra griega de keramikos como cerámica o keramos como barro. También contamos con las enseñanzas de cerámica en Argentina de José de Bikandi en los años veinte con una enseñanza más dirigida a la plástica que a la técnica; lo mismo se puede decir de la enseñanza cerámica de Jorge Oteiza (1908-2003) en Argentina en ese periodo. De hecho, cuando al gran escultor vasco le presentaban un ceramista, solía preguntarle por el peso molecular del sílice, poniendo en apuros a los ceramistas más alejados de la técnica. Los avatares históricos de ambos países han sido en ocasiones muy dramáticos, por tanto era normal ir de un país a otro. En esto tenemos el caso de Isaac Díaz Pardo en Argentina como exiliado, y de vuelta a España, fundador de Sargadelos, también Elena Colmeiro que estudió con Arranz pero volvió a España, mientras que Eduardo Andaluz vino a España, destacó poderosamente entre nosotros pero volvió a Argentina, como Ulises quería volver a Ítaca. Ampliando el espacio vital a lo latino tenemos que recordar las diversas conexiones entre Argentina e Italia, empezando por Lucio Fontana, siguiendo con Carlos Carlé y llegando a Silvia Zotta o Ana Cecilia Hillar. En ocasiones se asocia equivocadamente a la cerámica argentina con la escultura cerámica figurativa, lo que no deja de ser curioso cuando la primera cerámica realizada hace 31.000 años era una venus modelada, concretamente la Venus de Dolni Vestonice, siguiendo con las figuras Jomon en Japón, los guerreros de terracota de la tumba del Emperador Qin en China, pasando por la cerámica escultórica precolombina, hasta llegar a Luca della Robbia (1399-1482) en Italia, inclusive en la cerámica de vanguardia encontramos a Viola Frey o Akio Takamori, sin olvidar la colosal obra cerámica de Leo Tavella y Vilma Villaverde, entre otros. La cerámica nunca ha tenido una única realidad, no es una cuestión de fe, no es una ideología excluyente, es sencillamente la suma de lo que hacen los ceramistas dentro y fuera de Argentina, gracias a infinidad de lenguajes y expresiones artísticas más o menos relacionadas con las señas de identidad de la cerámica, pero siempre buscando nuevos horizontes narrativos y artísticos. Por tanto es lógico entender las tendencias de la enseñanza de las escuelas de Arranz, más apegadas a la historia y la técnica. Claro está que la cerámica, como la música, no existiría sin la técnica, pero otros ceramistas aprenden del pasado para partir de él. Y aquí encontramos la cerámica actual argentina, muy enraizada con el acontecer de la cerámica internacional: Arranz se fundió como una vela iluminando el camino a los que vinieron después, pero igual que hizo la Escuela de Alfred en Estados Unidos, una enseñanza cerámica muy rigurosa que no impidió que Peter Voulkos o Paul Soldner avanzaran con las vanguardias de cerámica americanas, en Argentina como en España ocurre lo mismo. Basta ver las obras cerámicas de ceramistas argentinas de las últimas generaciones como Graciela Olio, Beatriz Orozco o Alejandra Jones, entre otros.

    Hay que reconocer el mérito de los pioneros que han abierto nuevas vías a la cerámica argentina, empezando por Leo Tavella y Vilma Villaverde, gracias a una espléndida obra cerámica o bien la enseñanza, la divulgación o la difusión –que en el caso de Vilma es impresionante– otros que permitieron nuevos cauces están presentes en nuestra memoria como Ana Mercedes Burnichón, Mireya Baglietto, Martha Kearns, Perla Bardin, Carlota Petrolini, Marta Farías, Eduardo Garavaglia, Teodolina García Cabo, Ingeborg Ringer, Alejandrina Cappadoro o Antonio Molina, entre otros muchos. También hay que recordar a los que se destacaron afuera como Marisa Rueda o Arturo Sierra.

    Más pronto que tarde la cerámica argentina ocupará el lugar que merece en el concierto de países importantes de la cerámica, puede que los países latinos no sepamos vendernos tan bien como los países anglosajones, gracias a su domino de los medios de comunicación, Internet, la Academia Internacional de Cerámica o el entramado de galerías y museos de cerámica en el ámbito internacional. Ciertamente Argentina será protagonista de la cerámica actual universal gracias a la singularidad de sus ceramistas.

    Antonio Vivas

    Director Revista CERÁMICA

    Miembro de la Academia Internacional de la Cerámica

    Introducción

    Pintores ceramistas en el mundo

    En el siglo XVIII se valoraba el trabajo de los artesanos, aunque no se lo equiparaba con el de los pintores. A estos se los consideraba artistas, mientras que los primeros no necesariamente tenían creatividad y sólo fabricaban objetos utilitarios. Más tarde el trabajo de los artesanos fue suplantado por la industria y los diseños de la cerámica quedaron a cargo de las fábricas. Pronto se notó que el cambio no había favorecido estéticamente al producto, lo que se hizo evidente en las exhibiciones internacionales.

    Surgieron entonces movimientos modernistas como el de John Ruskin y William Morris en Inglaterra, que rescataban la labor artesanal y le daban importancia a los objetos cotidianos. Este movimiento trascendió a Alemania, Austria, Checoslovaquia y Francia, y en 1919 se fundó la Escuela de la Bauhaus en Weimar, Alemania. En Rusia, Vasili Kandinsky, Aleksandr Ródchenko y Kazimir Malevich crearon nuevos modelos para las fábricas de cerámica y participaron de la producción. Con esto se valorizó estéticamente a los artículos funcionales.

    Joan Miró, Mujer y pájaro

    A principios del siglo XX también los pintores buscaron introducir cambios en sus obras, haciendo collages y dándoles un aspecto más táctil a sus cuadros, acercándose a la tercera dimensión. Lucio Fontana creó en 1930 la cerámica abstracta, un experimento que lo llevó luego al Manifiesto Blanco de 1946, en el que une sus ideas estéticas con la naturaleza, en la construcción de formas plásticas, movibles, de una imagen dinámica. La sensación que tiene de la arcilla le da un vínculo con la naturaleza, y usa la palabra plástica porque las formas en la arcilla son fácilmente cambiables, tienen una manera de reconstruir el espacio. También Pablo Picasso y Joan Miró dieron, con la cerámica, tercera dimensión a sus collages.

    Cuando Picasso visitó en Francia la aldea de Vallauris, su asesor en cerámica fue Georges Ramié. Un día Picasso tomó una vasija descartada por un artesano y con unos toques la transformó en paloma. Descubrió que un plato tradicional podía ilustrar una corrida de toros; un cacharro redondo, cambiarse en una cabeza de mujer. Objetos cotidianos podían convertirse en objetos artísticos. Cada idea de Picasso era prueba de las nuevas posibilidades del uso de la arcilla más allá de la artesanía. Extendió el mundo de la cerámica al mundo de la escultura.

    Miró, Muro para la Exposicion de Osaka, 1970

    Joan Miró cuestionó técnicas académicas tradicionales y se interesó en usar distintos materiales. De los collages pasó a trabajar con la arcilla cuando se reunió con su amigo Josep Llorens Artigas, que lo ayudó con su obra cerámica. Hicieron variedad de piezas juntos, y también los grandes murales de la UNESCO en París (1955-1958) y en el aeropuerto de Barcelona (1970). Miró hablaba de los elementos naturales, tierra y fuego, como concurriendo a una batalla, y él actuando como un guerrero que debía controlar el fuego.

    Marc Chagall, pintor del color y la poesía, hablaba de la espiritualidad de la naturaleza detrás del arte cerámico. Era la combinación de la tierra y el fuego, y si se lograba, se obtenía algo bueno; de otra manera, se destruía y no quedaba nada. Todas las cosas eran naturaleza, y la naturaleza era sagrada. Estaba fascinado por la posibilidad de entrar en la tercera dimensión a través de la cerámica y por el brillo y los colores que podía conseguir con los esmaltes. Su primer maestro en cerámica fue Georges Ramié en Vallauris. Hay búsquedas paralelas entre su pintura y su cerámica. Alrededor de 1950 se interesó en la fusión de la arquitectura con los murales cerámicos, pero luego se dedicó a preparar vitrales donde el color se hacía translúcido.

    Por último, no todos conocen la obra cerámica de Jean Cocteau. Estimulado por su amigo Picasso, comenzó a trabajar en el estudio de Marie-Madeleine Jolly. Se dedicó sobre todo a decorar platos y vasijas. Le interesó más dejar sus imágenes pintadas que transformarlas, como hacía Picasso.

    Izquierda: Llorens Artigas, Catálogo de obra, 1992

    Al centro: Joan Miró trabajando en mural cerámico

    Derecha: Llorens Artigas y Miró

    Panorama de la cerámica artística en Buenos Aires desde los comienzos del siglo XX

    Cuando inicié este trabajo pensé en partir de la década de 1950. Luego me di cuenta de que en décadas anteriores habían sucedido hechos muy importantes que no se podían obviar, como las obras cerámicas de Lucio Fontana. Nacido en 1899 en Rosario, Santa Fe, Fontana trabajó con este material en diferentes periodos de su vida, en Italia y en Argentina. Había alcanzado fama internacional por incluir la tercera dimensión en el plano bidimensional de la tela pintada, haciendo un tajo que permitió introducir el espacio en la pintura.

    También en la primera mitad del siglo XX se habían hecho murales en las estaciones de los tranvías subterráneos, por los cuales la cerámica había comenzado a ser más popular. En un principio los azulejos y guardas de distintos colores no sólo servían para embellecer las estaciones, sino que además ayudaban a distinguirlas para los analfabetos. Las obras de la Línea C, iniciada en 1933 y proyectada por la Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas SA (Chadopyf), incorporaron murales y frisos decorativos, algunos con textos en escritura árabe. Casi todos los murales eran importados, la mayoría con azulejos franceses o españoles.

    Murales realizados por la fábrica Cattáneo sobre bocetos de 1938 de Léonie Matthis.

    Izquierda: El besamanos de los caciques-Línea D Plaza Italia, Derecha: Visita del Gobernador-Mural en Línea D, Plaza Italia

    Mural en Línea C, Estación Avenida de Mayo. Acueducto Romano de Segovia, Hijos de Daniel Zuloaga, 1934, Segovia, España.

    Los murales que decoraban los subterráneos de Buenos Aires, que mostraban escenas y paisajes de España en los diseños de destacados pintores, se hicieron tradicionales. Con la creación de la Línea D, se decidió encargar la realización de los murales a Cattáneo y Cía. de Buenos Aires, mostrando escenas de la vida criolla en Buenos Aires y en distintas provincias. En ese entonces la fábrica tenía un sector industrial donde se hacían azulejos, cerámicos rojos, cerámica de gres, y uno de cerámica artística donde se hacían imaginería religiosa y réplicas de los patios andaluces. Parte de la cerámica era traída de España y parte realizada en la fábrica misma. Se hacían los moldes para tener los azulejos de aristas y lustres árabes, muy bien confeccionados. Los bocetos para los murales del subterráneo correspondían a diversos artistas y dibujantes argentinos, algunos de ellos empleados de la fábrica.

    Mafalda, Quino, (estación Catedral, cruce entre línea A y D)

    Horacio Altuna (Pasaje Lima Norte)

    Carlos Nine, en homenaje al Bicentenario, en estación Congreso de Línea D

    Fernando Allievi, Las primeras luces, en estación Retiro de Línea C

    Luis Felipe Noé, Introducción histórica, en estación San Martín de Línea C

    Hermenegildo Sábat, en Pasaje Lima Sur

    A lo largo de los años, muchísimos artistas participaron en la elaboración de los murales para el subterráneo. Desde 1998, un equipo de profesores y artistas del IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte), bajo la dirección de Teodolina García Cabo, está encargado de llevar a la cerámica la reproducción de obras o bocetos de artistas plásticos seleccionados para la realización de los murales actuales. Forman parte del equipo de trabajo

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