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A un paso de la Muerte
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A un paso de la Muerte

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About this ebook

Año 2025: Moscú y Washington luchan por la supremacía, el mundo está al borde de la III Guerra Mundial. En medio de esta tensión una líder surge en Rusia, Natalia Zaitsev, que quiere acabar con esta rivalidad que pone en peligro el futuro de la especie humana.
Pero, ocultos entre las sombras, una oscura trama pretende lo contrario. Sus tentáculos se extienden por los gobiernos del mundo evitando cualquier intento de conciliación entre EEUU y Rusia, las dos superpotencias. La chispa que detone el conflicto está a punto de estallar, un movimiento en falso y la guerra nuclear destruirá al ser humano de la faz de la tierra.
¿Hay esperanza? ¿Podrá Natalia Zaitsev esta espiral de destrucción que pretende devorarnos a todos?. ¿La III Guerra Mundial acabará con la especie humana?.

LanguageEspañol
Release dateAug 23, 2017
ISBN9781370689965
A un paso de la Muerte
Author

Argelio García

(Gran Canaria, 1988). Soy Argelio García, licenciado en Historia y especialista en Política y Defensa de Rusia. Desde pequeño he sentido siempre una profunda fascinación por Rusia, sus paisajes nevados, su lejanía e historia me enamoraron rápidamente. Mi pasión se convirtió rápidamente en carrera y actualmente, soy un referente internacional en asuntos de Política y Defensa de Rusia, siendo el primero del TOP 5 de mejores blogueros de la agencia de noticias Sputnik, una de las más prestigiosas del país. También escribo en el portal russianlover.net, dedicado a la cultura, sociedad y naturaleza de este inmenso país. Tras publicar la biografía de Natalia Poklónskaya: La Forja de una Heroína me he animado a asaltar el mundo de la novela con: A un paso de la muerte. Espero que disfrutes de mis obras y sobre todo, ¡ayudarte a descubrir el mundo ruso juntos!!.

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    A un paso de la Muerte - Argelio García

    El primer golpe es la mitad de la batalla.

    Oliver Goldsmith

    Una fina lluvia caía sobre el rostro de Natalia Alexandrovna Zaitsev mientras caminaba, junto a su fiel guardaespaldas Serguei Nikolaiovich Ivanov, en dirección al Kremlin que, alumbrado por la radiante luz del amanecer, mostraba un perfil majestuoso.

    El Kremlin es un espacio fortificado donde tiene su sede el gobierno de Rusia, en Moscú. Está protegido por una inmensa muralla roja flanqueada por 18 torres de guardia. Al igual que la Casa Blanca es el símbolo de EEUU de su forma de ver el mundo y sus valores, el Kremlin significa lo mismo para Rusia. Fuerte, resistente pero de una hermosura única, es el mensaje que quiere transmitir a los amigos y enemigos de Rusia.

    Natalia Zaitsev, con apenas 36 años, se había convertido en presidenta de la Federación Rusa, el segundo país más poderoso de la tierra tras Estados Unidos. Nadie apostaba por ella, hasta los propios miembros de su partido Fuerza Rusa, no creían en su triunfo. No es que dudaran de su capacidad pero pensaban que en la situación en la que se encontraba Rusia, en un estado de Guerra Fría con EEUU, no era la líder indicada. Pero, su carisma arrollador y su patriotismo le habían dado la victoria. También su indudable belleza física, con sus hermosos ojos azules y su cabello castaño claro, que caía en suaves ondas por su 1.70 metros de estatura, había influido según sus celosos rivales.

    A Natalia Zaitsev le tenía sin cuidado la opinión de sus adversarios políticos, el único pensamiento en su mente en este momento era evitar la III Guerra Mundial, que los analistas consideraban inminente y mejorar el bienestar de su pueblo.

    A su lado Serguei Ivanov permanecía alerta y en guardia como un tigre a punto de lanzarse sobre su presa. Antiguo miembro del Grupo Alfa, una de las fuerzas contraterroristas más eficientes del mundo, oteaba el horizonte y las calles en busca de peligros, amenazas y posibles vías de escape. Era un hombre corpulento de 1.85 metros de altura, rubio de ojos verdes y uno de los mejores soldados que habían tenido las fuerzas especiales rusas en toda su historia.

    Ya faltaba poco para alcanzar su destino cuando Serguei, atisbó un ligero movimiento que hizo despertar sus instintos. Rápidamente alertó al resto del escuadrón que, vestidos de paisano, escoltaban a la presidenta. Todos ellos eran miembros del Grupo Alfa al igual que él y sabía lo que tenían que hacer. Disimuladamente formaron un perímetro de protección custodiando a su protegida.

    Detrás de una columna había percibido una sombra con una forma parecida a la de una persona, tal vez había sido un ligero juego de luces ya que, el amanecer estaba disipando la oscuridad de la noche. De todos modos desenfundó disimuladamente su pistola Tokarev TT-33, un arma antigua pero precisa y fiable.

    -¿Que está ocurriendo Serguei? -preguntó Natalia-. Sus ojos azules expresaban sorpresa pero no había ningún rastro de miedo en ellos y su tono de voz era calmado. Era una cualidad que Serguei, como guerrero, admiraba.

    -Mi presidenta, he detectado un movimiento sospechoso a unos 50 metros alrededor de nuestra posición y todo está demasiado calmado, como la tormenta que precede a la tempestad, temo que haya un enemigo oculto que pretenda atentar contra vos -dijo Serguei-. Sois muy querida por el pueblo y los enemigos de nuestra Santa Rusia os temen.

    -¡¿Qué cosas dices Serguei? -exclamó divertida Natalia- contigo y tus hombres a mi lado, ningún terrorista ni agente extranjero se atreverá a tocarme ni un pelo.

    -Con todo el respeto no comparto esa idea presidenta Zaitsev, ya sabemos lo mucho que le odian en EEUU por su lucha por la paz -expresó Serguei-. Ahora por favor, haga lo que digo y diríjase con Kandisky y Petrov por el área reservada, mientras yo inspecciono el perímetro.

    Aunque el Kremlin de Moscú, donde estaba situada la Duma, estaba vetado el acceso al público y era considerado una de los lugares más seguros del mundo, Serguei Ivanov no se confiaba. Sabía que cuando uno se sentía extremadamente seguro era cuando venía la perdición.

    Con un mohín divertido en su mentón y con su sempiterna sonrisa, Natalia obedeció las órdenes de su jefe de seguridad. ¡Que desconfiado es!, pero es un servidor leal y un valiente, es el tipo de personas que necesito para cambiar nuestra nación. Quiero crear algo nuevo, forjar un estado en donde no exista la corrupción, donde hombres y mujeres podamos vivir en paz, donde no haya desigualdad y donde las naciones pueden coexistir sin luchar. Ese siempre había sido el deseo de la mayor parte de la humanidad pero Natalia Zaitsev quería hacerlo realidad.

    Muchos se reían por sus ideas, de pequeña sus compañeros de clase la ridiculizaban y se mofaban de ella. Por añadidura, su familia era humilde y no tenía ni contactos ni dinero para poder cumplir sus sueños. Pero, a base de fuerza de voluntad, con sólo 19 años creó el partido Fuerza Rusia y 17 años más tarde alcanzó el poder, tras vencer en las elecciones del 18 de Marzo del 2025, con un 70% de los votos a su favor. Tras atravesar los muros del Kremlin de Moscú, donde están situadas la Duma y la Asamblea Federal que conforman el Parlamento Ruso, Natalia Zaitsev escuchó un ruido extraño, como el movimiento de un martín pescador saltando entre las aguas, una bala se dirigió con precisión mortal a la cabeza de la presidenta.

    ¡Nooooo!!, ¡¡Kandisky, Petrov protejan a la presidenta!! -gritó Serguei- desde el otro lado de la calle. Petrov, uno de los guardaespaldas, se lanzó en un raudo movimiento apartando a Natalia de la trayectoria de la bala.

    ¡¡¡Ahhhg!! -se lamentó la presidenta con un gemido de dolor- la bala destinada a su cabeza había impactado en hombro de forma limpia, atravesándolo y cayendo al suelo de forma inmediata.

    El resto de guardaespaldas desenfundaron sus AK-74 y empezaron a disparar desde la zona donde creían que había partido el tiro, rompiendo el despertar de la mañana con el repiquetear de sus rifles de asalto.

    Oculto entre las sombras el asaltante se dio a la fuga, de lejos parecía que llevaba un fusil de francotirador Dragunov, uno de los más temibles del mundo.

    -¡¡Establezcan una formación defensiva en torno a la presidenta, llamen a la policía y al servicio secreto para que investiguen el accidente!!! -exclamó Serguei-. ¡¡Yo cogeré al resto de muchachos y perseguiré al asaltante, no podrá escapar del Kremlin!!!.

    Como una manada de leones cazando a su presa, así se movían los miembros del grupo Alfa a la caza del terrorista, que había osado herir a la esperanza de la patria rusa. Disparando mientras avanzaban, observaron que el asaltante había quedado acorralado en una de las torres de vigilancia, que custodiaban los muros del Kremlin.

    ¡¡Por fin lo tenemos!! -exclamó exultante Serguei- este miserable va a pagar caro lo que ha hecho. Una hora con los miembros del servicio de interrogatorio del FSB le hará abrir la boca, y descubriremos cual es el enemigo oculto que ha intentado asesinar a Natalia Zaitsev.

    El FSB es el sucesor del antiguo KGB y se dedica a las labores de contraterrorismo, espionaje y la seguridad interna. También tienen unos desagradables pero efectivos métodos de interrogatorio, que hacen que la muerte sea una opción agradable.

    -¡Igor, Gorky!, ¡disparadle a la piernas para que no huya!! ¡¡rápido!!!! -gritó Serguei-. Con una rapidez encomiable los dos spetsnaz dispararon al unísono contra el terrorista con sus rifles de asalto AK-74 de 5.56 milímetros.

    Pero no contaron con los reflejos de su adversario, que en un movimiento súbito, se parapeto en la torre de guardia y devolvió el fuego a los guardaespaldas gritando: -¡¡La muerte caerá sobre vosotros, soy un elegido de Belial!!.¡Morid escoria rusa!!!.

    El disparo del Dragunov del terrorista alcanzó a Gorky en la cabeza, estallando su cerebro en un mar de sangre. Serguei enfurecido por la muerte de su compañero, pero con en el ánimo templado, apuntó con su Tokarev y disparó.

    Cuando uno está inmerso en el campo de batalla, la adrenalina hace que los sucesos vayan a cámara lenta. Mientras el francotirador estaba cargando su Dragunov, sintió el ruido del disparo de Serguei y pudo percibir por unos instantes el salir del proyectil de la pistola, antes de que impactara en su torso hiriéndolo gravemente. Aturdido por la pérdida de sangre y la herida cayó al suelo agitándose en espasmos.

    Manténgalo vivo lo suficiente para que pueda ser interrogado -ordenó Serguei a sus hombres.-. Maldita escoria, ¿cómo pudo haberse infiltrado en el Kremlin?. Era una cuestión que, más tarde junto con los miembros de su equipo, tenía que investigar porque había cuestiones más acuciantes como el estado de salud de la presidenta, ¿habría muerto? pensó desesperado.

    -¿¡Como esta Natalia, Kandinsky!!? -preguntó Serguei preocupado.

    -Se encuentra estable, le he inyectado morfina para calmar el dolor y le he hecho un vendaje apresurado, por suerte la bala no se quedó incrustada en su cuerpo, siguió una trayectoria limpia -afirmó Kandisky-. Había sido enfermero antes de entrar en el Grupo Alfa y sabía lo que decía. Tenemos que llevarla urgentemente al hospital, por si ha sufrido daños en sus órganos internos.

    Mientras Serguei y Kandinsky conversaban Natalia Zaitsev se hallaba tumbada en el empedrado de la calle con su hermosa tez como el alabastro más pálida aún por la pérdida de sangre. ¡Que desgracia! reflexionaba en su estado de inconsciencia Natalia. No temía por su vida, realmente le importaba poco en comparación con el bienestar de su pueblo y si su muerte fuera un beneficio para el país, ella la aceptaría gustosa con una sonrisa en sus rosáceos labios.

    Pero ella sabía que si fallecía ahora, todas las reformas que pretendía implantar, los maravillosos proyectos que mejorarían las condiciones de vida de sus compatriotas y que haría que su nombre quedará registrado para siempre en la historia, nunca se cumplirían.

    Por tanto tenía que vivir, al menos lo suficiente para poder derrotar a los enemigos de su país. Una negra sospecha cruzo la mente de Natalia.

    Desde hacía tiempo en los círculos políticos de más alto nivel, se susurraba el nombre de una organización secreta conocida como, la Cábala, que extendía su influencia entre los gobiernos de todo el mundo. En un principio cuando el famoso empresario, Ivan Victorovich Dostoievski, propietario de la empresa de gas Ryazon se lo comentó, la incredulidad asomó a su rostro y no pudo tomarlo en serio, a pesar de la gravedad que emanaba del rostro de Ivan.

    Natalia en ese momento le contestó a Dostoievski que no creía en clubs secretos y organizaciones mundiales que controlaran a los gobiernos, como el archinombrado Club Bilderbeg. -Más bien -dijo Natalia- creo que son los servicios secretos como la CIA y el Mossad israelí que infiltrados en los gobiernos influyen en ellos.

    -¡Que joven eres Natalia!!, no sabes cómo funciona el mundo -le contestó Ivan-, amo tu idealismo pero verás que en la lucha por el poder hay fuerzas oscuras que sobrepasan cualquier cosa que puedas imaginar. Poderes que ignoran las barreras de los estados y las naciones, cuya fuerza es tan terrible que su existencia está vedada al conocimiento de la mayor parte de los mortales. Este poder es conocido como la Cábala -finalizó Ivan.

    -Si algún día quieres saber más mi querida Natalia Zaitsev no dudes en contactar conmigo -le aseguró- puede que en un futuro me creas y necesites mi conocimiento.

    ¿Podía ser la Cábala, la que orquesto su intento de asesinato?. El modus operandi concordaba con su protocolo de actuación, ¿tendría que hablar con Ivan? se preguntó Natalia antes de desmayarse por la pérdida de sangre.

    En ese mismo instante, un equipo médico atravesó los ciclópeos muros del Kremlin en dirección a la Duma. Serguei suspiró aliviado, se había asustado con el desmayo de Natalia, pero las palabras de su subordinado Kandinsky y la llegada de los sanitarios despejó el temor al fallecimiento de su querida presidenta.

    Ahora tenía otras cuestiones más acuciantes, la primera de ellas salvar al

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