El cocodrilo
3/5
()
About this ebook
Read more from Fiódor Dostoievski
Crimen y Castigo: Clásicos de la literatura Rating: 5 out of 5 stars5/5El idiota: Clásicos de la literatura Rating: 4 out of 5 stars4/5Los hermanos Karamazov: Clásicos de la literatura Rating: 4 out of 5 stars4/5El jugador Rating: 5 out of 5 stars5/5LOS DEMONIOS Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos hermanos Karamazov: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 4 out of 5 stars4/5MEMÓRIAS DEL SUBSUELO Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCrimen y Castigo: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 5 out of 5 stars5/5Un corazón débil / El señor Projarchin Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsNovelas y cuentos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl diario de Raskolnikov Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl adolescente Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl eterno marido Rating: 5 out of 5 stars5/5Una historia desagradable Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl Idiota Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl idiota: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 4 out of 5 stars4/5El pequeño héroe Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl doble Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCrimen y Castigo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl Sueño del Príncipe Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos hermanos Karamazov Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Related to El cocodrilo
Related ebooks
Obras - Coleccion de Nicolai Gogol Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl sueño del principe Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl idiota: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 4 out of 5 stars4/5El doble Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLas Obras de Oscar Wilde: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 5 out of 5 stars5/5El adolescente Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAlmas muertas: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 4 out of 5 stars4/5Novelas y cuentos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEl diario de Raskolnikov Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsNoches blancas: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 5 out of 5 stars5/5El corazón de las tinieblas Rating: 2 out of 5 stars2/5Almas Muertas Rating: 4 out of 5 stars4/5Noches blancas Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsObras de Robert Louis Stevenson: Biblioteca de Grandes Escritores Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMemorias del subsuelo Rating: 5 out of 5 stars5/5Una vida Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsIván el tonto y otros cuentos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMemorias de la casa muerta Rating: 5 out of 5 stars5/5El americano Rating: 2 out of 5 stars2/5Los hermanos Karamazov Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCuentos de León Tolstoi: Clásicos de la literatura Rating: 0 out of 5 stars0 ratings7 mejores cuentos de Franz Kafka Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos demonios Rating: 5 out of 5 stars5/5Obras Coleccion de F. Scott Fitzgerald Rating: 5 out of 5 stars5/5Crimen y Castigo Rating: 4 out of 5 stars4/5Obras completas Rating: 5 out of 5 stars5/5El eterno marido Rating: 5 out of 5 stars5/5Cuentos Rating: 4 out of 5 stars4/5Diario de un escritor Rating: 4 out of 5 stars4/5Un corazón débil / El señor Projarchin Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Classics For You
Introducción al psicoanálisis Rating: 5 out of 5 stars5/5El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Rating: 5 out of 5 stars5/5Meditaciones Rating: 4 out of 5 stars4/5El Arte de la Guerra Rating: 4 out of 5 stars4/5Cuentos completos Rating: 4 out of 5 stars4/5La interpretación de los sueños Rating: 4 out of 5 stars4/5Apología de Sócrates Rating: 5 out of 5 stars5/5El lobo estepario Rating: 4 out of 5 stars4/5La Divina Comedia Rating: 5 out of 5 stars5/5Poemas de amor Rating: 5 out of 5 stars5/5Don Quijote de la Mancha Rating: 5 out of 5 stars5/5Crítica de la razón pura Rating: 5 out of 5 stars5/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Rating: 4 out of 5 stars4/5Libro del desasosiego Rating: 4 out of 5 stars4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Rating: 4 out of 5 stars4/5Los 120 días de Sodoma Rating: 4 out of 5 stars4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Rating: 4 out of 5 stars4/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Rating: 5 out of 5 stars5/5EL Hombre Mediocre Rating: 5 out of 5 stars5/5Crimen y castigo Rating: 4 out of 5 stars4/5La confianza en si mismo Rating: 4 out of 5 stars4/5Cumbres Borrascosas Rating: 4 out of 5 stars4/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Rating: 4 out of 5 stars4/5El Yo y el Ello Rating: 4 out of 5 stars4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Rating: 4 out of 5 stars4/5Las 95 tesis Rating: 5 out of 5 stars5/5Psicología de las masas y análisis del yo Rating: 4 out of 5 stars4/51000 Poemas Clásicos Que Debes Leer: Vol.1 (Golden Deer Classics) Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsPsicología Elemental Rating: 4 out of 5 stars4/5
Reviews for El cocodrilo
1 rating0 reviews
Book preview
El cocodrilo - Fiódor Dostoievski
COCODRILO
I
¡Hola, Lambert! ¿Dónde está Lambert? ¿Has visto a Lambert?
El 13 de enero del año 1865, a las doce y media en punto, Elena Ivanovna, esposa de Iván Matvieyich, mi sabio amigo y, ¿por qué no decirlo?, también compadre y primo segundo, sintió la comezón súbita de ver el cocodrilo que exhibían en el Pasaje.
Iván Matvieyich no tenía nada que hacer precisamente ese día, pues acababa de obtener una licencia. Hasta tenía ya en el bolsillo su billete del ferrocarril para un viaje al extranjero que se proponía emprender, más bien por ganas de ver cosas nuevas que por razones de salud. No se opuso a la ardiente curiosidad de su esposa, porque la compartía.
—¡Excelente idea! —dijo muy orondo—, vamos a ver el cocodrilo. En vísperas de emprender un viaje por Europa no está mal trabar conocimiento con los indígenas de nuestro país.
Y en el acto ofreció el brazo a su cónyuge, y ambos se encaminaron al Pasaje. Yo les acompañé, a fuer de amigo de la casa y siguiendo inveterada costumbre.
Nunca vi a Iván Matvieyich de tan buen humor como aquella inolvidable tarde. ¡Ah! ¡No sabemos leer en el porvenir!
No bien hubo entrado en el Pasaje, se quedó embobado ante la magnificencia del establecimiento, y, llegado al sitio en que se exhibía el monstruo, manifestó su intención de pagarme las veinticinco copecas que costaba el billete, cosa inaudita en él.
Introducidos en una salita, notamos que, a más del cocodrilo, había allí loros de la especie de las cacatúas y algunos monos encerrados en una jaula, colocada en el fondo. Junto a la entrada, a lo largo de la pared de la izquierda, vimos una gran tina de cinc, especie de bañera cubierta de un enrejado de alambre y con muy poca agua. Aquella tina servía de morada a un cocodrilo enorme que estaba allí muy tranquilo, sin dar mas señales de vida que un tablón, como si hubiese perdido todas sus facultades naturales al contacto de nuestro húmedo clima, tan inclemente para los extranjeros. Aquel primer vistazo que dimos al monstruo nos dejó completamente helados.
—¡Y eso es un cocodrilo!… —dijo Elena Ivanovna con tono de desencanto—, yo me lo había figurado de otro modo.
Sin duda se lo imaginaba engarzado en brillantes. El dueño del cocodrilo, un alemán, se acercó a nosotros y se nos quedó mirando con arrogancia.
—Razón tiene —díjome al oído Iván Matvieyich—, razón tiene para estar tan orgulloso, pues le consta que no hay más cocodrilo en Rusia que el suyo.
Yo cargué aquella trivial observación en la cuenta del extraordinario buen humor de mi amigo y pariente, pues, por lo general, era un poquito envidioso.
—No parece estar vivo su cocodrilo —observó Elena Ivanovna, que, intimidada por el descaro del dueño del monstruo, le dirigió su más graciosa sonrisa, con la esperanza de bajarle los humos, según el procedimiento que suelen seguir las damas.
—Perdón, señora —respondió el alemán, desollando cruelmente el ruso.
Y, acto seguido, levantó la rejilla de alambre y se puso a hostigar al cocodrilo con una varilla. Para dar señales de vida, el pérfido monstruo movió ligeramente las patas y la cola, levantó el hocico y lanzó una suerte de prolongado resuello.
—¡Bueno, bueno; no te enfades, Karlchen[1]—dijo suavemente el alemán con muestras de amor propio halagado.
—¡Qué feo es este cocodrilo!… ¡Me da miedo! —murmuró, coquetona, Elena Ivanovna—. Estoy segura de que voy a soñar con él.
—En sueños no habría de hincarle el diente, señora —observó el alemán con galantería.
Luego se puso a reír del chiste; pero sus risas no hallaron eco.
—Vamos a ver los monos, Semión Semionich —dijo Elena Ivanovna, dirigiéndose exclusivamente a mí—. ¡Me perezco por los monos; los hay tan bonitos…, mientras que ese cocodrilo es horrible…!
—No temas nada, mujercita —exclamó Iván Matvieyich, pavoneándose y echándoselas de valiente—, este tránsfuga del reino de los Faraones no nos hará ningún daño.
Y se quedó junto a la bañera. A poco, se puso a hacerle cosquillas al cocodrilo en las narices con el guante, con