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El Pequeño Cuarto Oscuro del Alma
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El Pequeño Cuarto Oscuro del Alma

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No puede haber luz sin oscuridad.
El sol no puede levantarse sin la noche que le precede, y el sol poniente del día debe inevitablemente desvanecerse en oscuridad. Si la vida todo fuera rayos de sol y rosas, no habría contraste. La luz perpetua seria ambos cegadora y devastadora. Necesitamos la oscuridad. Es una parte integral del todo.
Parte de nosotros.
Las historias de terror son un reflejo de nuestro lado oscuro. En una era de verdaderos terrores como el SIDA, cáncer, y terrorismo, las historias que nos asustan pueden desarrollar una función útil dejándonos a los lectores vivir y experimentar el miedo en una moda controlada y lidiar con horrores en sus propios términos. Si llega a ser demasiado, siempre pueden cerrar el libro y ponerlo aparte. Experimentar el horro de esta manera funciona como una liberación de ansiedad porque es una forma tangible de lidiar con el escape de terrores en la vida moderna.
La emoción de horror nos mantiene en contacto con los aspectos más oscuros de nuestro ser mientras nos permite confrontar nuestra vulnerabilidad y muerte inevitable. Leer horror es una válvula que nos permite desfogar para escapar cuando el muro es demasiado grande, aun la funcionalidad de esto nos da un escape de una confrontación que podría sobre abrumarnos. Provee una liberación catártica sin oprimiéndonos con no más de lo que podemos soportar.
Demasiado seguido rehuimos nuestro lado oscuro, en la esperanza de que si no lo vemos, no existe. Aun nos da un Ed Gein, Charlie Manson, Ted Bundy, Hannibal Lecter, Jeffrey Dahmer, a cualquier otro ejemplo macabro del lado oscuro de naturaleza humana, y expresamos una mórbida fascinación que es el borde del frenesí.
No podemos evitar más que desacelerar en la autopista a papar moscas en la carnicería de la prematura, desordenada muerte de otro o espiar ele culpable vistazo de la deformidad o des fortuna de otro.
Solo tenemos que mirar.

LanguageEspañol
Release dateSep 9, 2016
ISBN9781507153048
El Pequeño Cuarto Oscuro del Alma

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    El Pequeño Cuarto Oscuro del Alma - Matthew Pallamary

    Este libro es dedicado a la adorable memoria de M.A.

    tabla de CONTEnidos

    ––––––––

    INTRODUCCIÓN        9

    BAILE DE LUNA        11

    COCINA DE ALTA ALTITUD      13

    FE CEIGA          21

    PRESTO CHANGO          29

    PARTES           41

    SIN OPCIÓN          45

    EL PEQUEÑO CUARTO DEL ALMA        50

    PERRO DESAPARECIDO        59

    JUEGOS MENTALES        69

    JESSIE            82

    ATRACCIÓN ANIMAL        86

    TRUCO O TRATO        92

    EXCURSIÓN EN COCHE        94

    MURIENDO POR VIVIR          100

    INTRODUCCIÓN

    No puede haber luz sin oscuridad.

    El sol no puede levantarse sin la noche que le precede, y el sol poniente del día debe inevitablemente desvanecerse en oscuridad. Si la vida toda fuera rayos de sol y rosas, no habría contraste. La luz perpetua seria ambos cegadora y devastadora. Necesitamos la oscuridad. Es una parte integral del todo.

    Parte de nosotros.

    Las historias de terror son un reflejo de nuestro lado oscuro. En una era de verdaderos terrores como el SIDA, cáncer, y terrorismo, las historias que nos asustan pueden desarrollar una función útil dejándonos a los lectores vivir y experimentar el miedo en una moda controlada y lidiar con horrores en sus propios términos. Si llega a ser demasiado, siempre pueden cerrar el libro y ponerlo aparte. Experimentar el horror de esta manera funciona como una liberación de ansiedad porque es una forma tangible de lidiar con el escape de terrores en la vida moderna.

    La emoción de horror nos mantiene en contacto con los aspectos más oscuros de nuestro ser mientras nos permite confrontar nuestra vulnerabilidad y muerte inevitable. Leer horror es una válvula que nos permite desfogar para escapar cuando el muro es demasiado grande, aun la funcionalidad de esto nos da un escape de una confrontación que podría sobre abrumarnos. Provee una liberación catártica sin oprimiéndonos con no más de lo que podemos soportar.

    Demasiado seguido rehuimos nuestro lado oscuro, en la esperanza de que, si no lo vemos, no existe. Aun nos da un Ed Gein, Charlie Manson, Ted Bundy, Hannibal Lecter, Jeffrey Dahmer, a cualquier otro ejemplo macabro del lado oscuro de naturaleza humana, y expresamos una mórbida fascinación que es el borde del frenesí.

    No podemos evitar más que desacelerar en la autopista a papar moscas en la carnicería de la prematura, desordenada muerte de otro o espiar ele culpable vistazo de la deformidad o des fortuna de otro.

    Solo tenemos que mirar.

    A cuantos chistes de Jeffrey Dahmer nos hemos reído, luego en la misma respiración decimos lo desagradable que es.

    Criaturas extrañas, los seres humanos.

    Un hecho es, nuestro lado oscuro es una parte inescapable de nuestra estructura. Hay una pequeña parte de Hannibal y Jeffrey en todos nosotros, el problema es que la mayoría de nosotros no queremos reconocerlo.

    A través de los años, incontables disciplinas espirituales nos han incitado a ver dentro de nosotros mismos y buscar la verdad. Parte de esa verdad reside en un pequeño, oscuro cuarto – uno al que tenemos miedo de entrar. SI solo pudiéramos hacer a un lado la oscura puerta del miedo que nos mantiene acorralados y recata la parte de nuestra alama se encoje en la oscuridad, podemos llegar a un mejor entendimiento de lo que nos hace funcionar.

    Tenemos que poner esta parte in mencionable de nosotros a la luz de la verdad para que podamos saber su naturaleza, porque si vamos a acomodarnos en la incómoda verdad, debemos mirar en la cara del demonio y admitir que está en nosotros. Cuando terminemos, podemos dejar al monstruo arrastrarse de regreso al abismo oscuro hasta el próximo momento de juego.

    Si usted es tímido de espíritu y tiene miedo a la oscuridad, es hora de mirar a lo que yace detrás de su propia puerta de miedo para que pueda vislumbrar la retorcida maldad que yace en todos nosotros. Ya sea que estas páginas puedan jugar con él, picarlo, y probarlo en la esperanza de que podamos comprender mejor la totalidad que hace nuestro ser.

    ¿Quién dice que no podemos divertirnos haciéndolo? Después de todo, el pequeño monstruo es parte de nosotros.

    Marzo 1994  M.P.

    BAILE DE LUNA

    ––––––––

    Collete deslizo su apretada minifalda de cuero negro sobre sus caderas. La favorita de Frank, la que siempre insistía para que ella usara. Subió el zipper y abotono su blusa, dejando los dos botones superiores abiertos, exponiendo su escote. Volteándose de lado a lado, corrió sus manos por sus muslos y estudio su delgada figura en el espejo. Al menos en esta ocasión el negro era apropiado. Con una pequeña sonrisa, retoco su rubor, luego reviso su sombra de ojos y sacudió sus cabellos oscuros hacia atrás.

    Frank, querido, te encantaría poner tus manos en este pequeño paquete, ¿no es así?

    Se puso sus tacones, colocando Tatiana detrás de sus orejas, seguido de un dedo perfumado entre sus pechos – algo más de lo que Frank insistió. ¿Y por qué no? Este era su aniversario, ¿o no?

    Tomando su bolso y sus llaves, salió a la noche y miro hacia la luna llena. Frank tenía algo por la luna llena. Decía que sacaba el animal en el – y Dios si alguna vez. Miro a la cicatriz en el dorso de su mano mientras deslizaba la llave en la puerta del carro, luego deseo, ansiosa estar a tiempo para su cita. Frank insistía en la puntualidad.

    Salió de su cochera y manejo pasando las librerías alineadas en su calle. Mientras manejaba, recordó la primera vez que vio a Frank. Cabello rubio, ojos azules y perfectos dientes blancos. Irresistible. Como si sus hermosas facciones no fueran suficiente, tenía hombros sensuales, lindos pectorales y abdomen marcado. El cuidado que se ponía en sí mismo y sus posesiones caían en ser fastidiosos. Como las casas en la calle, con Frank, todo tenía que ser perfecto, especialmente su Porsche rojo con motor de fuego. Su bebe.

    Frank lo tenía todo. Era guapo, tenía dinero y encanto. Atento y protector, Expedia fuerza y madurez. Cuando caminaba en un cuarto, todos los ojos se posaban en él. Todos decían que maravilloso partido seria para la chica suertuda. Colette había sido la suertuda. Sonrió para sí misma. Las chicas del trabajo habían estado todas celosas.

    Se incorporó a la vía rápida y corrió el carro a setenta. A penas podía creer la manera en la que Frank la había cortejado. Vino caro, restaurantes elegantes y cenas a la luz de las velas. Súper romántico y todo simplemente correcto. No podía esperar para que el hiciera la pregunta.

    Colette manejo algunas millas hacia el norte, tomo su salida y se las arreglo en las calles laterales. Su boda había sido sacada de una novela de romance. Frank se veía deslumbrante y guapo en su smoking y Colette se sentía como una princesa en su vestido blanco de encaje. Juntos compartieron un día mágico de regalos, buenos deseos y felicidad. Lo vio en los ojos de su madre.

    -Eres tan suertuda, querida.

    Encontró la calle, entró por las puertas de metal incorrectas y manejo despacio a través de los jardines podados, admirando las flores y el paisaje, preguntándose que había bajo la superficie. 

    No antes de que su matrimonio fuera consumado, cuando él cambió y su verdadero ser salió a la superficie. Todo tenía que ser perfecto para él, incluyéndola.

    Se orilló, apago el motor y salió a la luz de la luna. Ella trataba tan arduamente de complacerlo, pero si las cosas no estaban bien – Ella se encontró a sí misma. No iba a suceder. No esta noche. Nunca más. Ella estudio las cicatrices de las cortadas y quemaduras en sus brazos, estremeciéndose con los recuerdos de las golpizas. Las manos de Frank habían estado en ella demasiado seguido.

    Miro a la arreglada tumba, su lapida de granito brillando a la luz de la luna, perfecta y pulida, justo como Frank.

    Luego se quitó los zapatos, entro a la tumba y bailo.

    COCINA DE ALTA ALTITUD

    ––––––––

    El cielo mañanero de septiembre yacía espeso con nubes de plomo cuando Larry Cook estableció el comienzo. Una brisa del norte soplo por los pinos, enfriándolo con un suave coro de susurros. Miro hacia arriba a las caras de las montañas. Empolvadas de nieve en la cima y afloramientos de roca escarpada lo rodearon.

    -Al frente y hacia arriba. Tomo una respiración profunda y abrazo las correas de la mochila, a continuación, se establecen, la intención de hacer su camino a las tierras altas.

    Un corto viaje por el camino, se detuvo para limpiarse el sudor y recuperar el aliento. Las sesenta libras de peso de la mochila y el aire delgado hacia más difícil la escalada de lo que había anticipado, pero estaba determinado a no dar paso atrás.

    No puedo creerlo. Esta semana estoy aquí. La semana pasada estaba sentado en el bar de Ken.

    -Te apuesto quinientos huesos, a que no la haces. Dijo Ken, rellenando el tarro de Larry.

    -Ya estas, perdedor.

    Larry empujo su cabello hacia atrás de su frente, luego froto su panza de cerveza.

    -A pesar de que no tengo ninguna experiencia en el bosque, estoy en gran forma. Por quinientos estaré listo para cualquier cosa.

    -Pon tu dinero donde está tu boca.

    Ken azoto cinco billetes de cien dólares en la barra.

    -Mi tío lleva su propia tienda Yukin Jack’s. Puedes rentar tu equipo ahí. Habla con él. Él es un experto en cocina y técnicas de sobrevivencia en alta altitud. Quedo atrapado en las montañas con un grupo en los cincuentas. Él fue el único que sobrevivió.

    - ¿Cómo lo hizo?

    Ken sonrió. -Nunca habla mucho de eso.

    -Pero aun escala.

    -Dice que una vez que le agarras el sabor...

    - ¡Patrañas! Yo podría enseñarle a tu tío un par de cosas.

    -Aprenderé en el camino. Yo solo.

    Disparándole a los peces en un barril. Miro hacia arriba del camino. -Puedo hacer esto, dijo entre respiraciones. -Soy el maldito Grizzli Adams.

    Volvió a escalar, luego descansaba, luego escalaba, despacio arreglándoselas para subir por el camino. Para medio día ya había logrado pasar un barranco cubierto de piedras y empujo su camino hacia un pino y un abedul que cubrían la ladera más baja. Paro por un almuerzo en un tenedor en el camino, saco su mapa y el compás, y reviso su progreso. Cerca de dos millas adentro. Estudio los contornos de su mapa, trazando uno con su dedo. Escaló cerca de dos mil pies.

    Aun podía oír la grave voz del tío de Ken.

    -¿Estás seguro que estás listo para esto hijo? El viejo hombre acarreo su barba salpimentada y valoró a Larry, luego el teléfono sonó. Levanto un dedo.

    -Regreso en un minuto.

    Larry miro alrededor para estar seguro de que nadie lo miraba, luego deslizo un cuchillo de supervivencia de ciento veinte dólares bajo su chamarra.

    El viejo hombre regreso unos minutos después con un mapa. Sus ojos se estrecharon. Por un momento Larry pensó que lo habían descubierto, luego los ojos del viejo hombre

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