Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Envejecimiento y vejez: Categorías y conceptos
Envejecimiento y vejez: Categorías y conceptos
Envejecimiento y vejez: Categorías y conceptos
Ebook794 pages8 hours

Envejecimiento y vejez: Categorías y conceptos

Rating: 3.5 out of 5 stars

3.5/5

()

Read preview

About this ebook

Este libro busca ser un aporte al estudio del envejecimiento como proceso que abarca la vida entera y en el que se conjugan múltiples y disímiles influencias. Desde un enfoque contextual dialéctico, centrado en las ciencias sociales, sus 26 categorías y 285 conceptos invitan al debate, a la deconstrucción y construcción de nuevos conocimientos orientadores de prácticas y políticas para lograr sociedades inclusivas: para todas las edades.
LanguageEspañol
Release dateMar 16, 2016
ISBN9789589894125
Envejecimiento y vejez: Categorías y conceptos

Related to Envejecimiento y vejez

Titles in the series (1)

View More

Related ebooks

Social Science For You

View More

Related articles

Reviews for Envejecimiento y vejez

Rating: 3.4 out of 5 stars
3.5/5

5 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Envejecimiento y vejez - Elisa Dulcey

    conocimientos.

    Aspectos filosóficos

    Una vida sin examen no merece ser vivida.

    Sócrates

    (469 a.C. - 399 a.C.)

    ¿Dónde está la sabiduría que se ha perdido en el conocimiento?

    Thomas Stearns Eliot

    (1888-1965).

    Esta categoría se refiere a términos, textos e interrogantes relacionados con la búsqueda de explicaciones fundamentales sobre la vida, el envejecimiento y la vejez. ¿Por qué vivimos envejeciendo y por qué morimos? ¿Qué intereses y juicios de valor estarían implícitos en el estudio de estos temas? ¿Qué tipo de barreras interfieren en la búsqueda del conocimiento acerca del envejecimiento y la vejez? Se incluyen, entre otros, conceptos relacionados con ética y bioética; revisión de la vida, trascendencia, espiritualidad y religiosidad; estudios sobre el futuro y desafíos de un mundo que envejece y es cada vez más cambiante.

    Epistemología del envejecimiento

    La Epistemología del envejecimiento averigua por las condiciones (históricas, culturales, políticas, socio-económicas, biográficas) que han hecho y hacen posible conocer y estudiar el envejecimiento y la vejez, así como establecer sus propósitos. Se pregunta si tal conocimiento es progresivo (a lo largo de la vida) o si, como pensaba Platón, solo se superan visiones ilusorias de la existencia cuando se ha avanzado en la adultez. Desde la epistemología del envejecimiento surgen diversos interrogantes: ¿qué condiciones relacionadas con el acceso al conocimiento han hecho posible que surja el campo del saber llamado ‘gerontología’, así como múltiples debates y cuestionamientos, al respecto?, ¿cuáles son y han sido intereses y juicios de valor implícitos de quienes han estudiado y estudian el envejecimiento y la vejez?

    Obstáculo epistemológico

    El filósofo francés Gastón Bachelard acuñó el término obstáculo epistemológico para referirse a una limitación psicológica –subjetivo-perceptiva– que interfiere en el avance del conocimiento. Tal interferencia se relaciona con creencias, generalizaciones, estereotipos, prejuicios y confusiones que llevarían a cierto estado de inercia y a generar resistencias ante nuevas formas de explicación. Entre tales obstáculos estarían el aferrarse al siempre ha sido, se ha dicho, o se ha hecho así. Otro ejemplo sería quedarse con lo anecdótico y generalizar a partir de ello sin mayor análisis crítico.

    En relación con el transcurso de la vida, un obstáculo epistemológico sería el resistirse a considerar el envejecimiento como un proceso continuo del nacer al morir, así como considerar la vejez como desligada del vivir-envejecer.

    Ética

    La ética se refiere a la reflexión filosófica sobre el fenómeno moral, articulada en dos preguntas fundamentales: ¿cuál es la mejor forma de vivir? (autorrealización o felicidad), con el supuesto de que hay plurales versiones de vida buena; y ¿cómo dirimir los conflictos entre tales versiones, en clave de justicia? (Calvo de Saavedra, 2013).

    Al respecto afirma Habermas (1991):

    Morales voy a llamar a todas las intuiciones que nos informan acerca del mejor comportamiento para contrarrestar, mediante la consideración y el respeto, la extrema vulnerabilidad de las personas [...] Vulnerables y, por tanto, moralmente necesitados de atención y consideración son los seres que solo pueden individuarse por vía de socialización [...] Como las morales están cortadas al talle de la posibilidad de quebranto de seres que se individúan por socialización, han de cumplir siempre dos tareas a la par: hacer valer la intangibilidad de los individuos exigiendo igual respeto por la dignidad de cada uno; pero en la misma medida proteger también las relaciones intersubjetivas de reconocimiento recíproco por las que los individuos se mantienen como miembros de una comunidad. A estos dos aspectos complementarios responden los principios de justicia y solidaridad (Habermas, 1991, pp. 105-108).

    Así que la razón de ser de la ética, como reflexión filosófica sobre el fenómeno moral es que los seres humanos sean justos y felices en la convivencia y en la diferencia, asumiéndolas, sin hacer daño y sin dañarse. Más que con códigos, la ética tiene que ver con principios de justicia¹ y valores, así como con modos de actuar coherentes con los mismos. Se construye en procesos comunicativos, educativos y de argumentación moral, e implica compromiso en el ejercicio de los derechos y deberes humanos. En el caso del proceso de envejecimiento y de la condición de la vejez, desde América Latina, cabe preguntarse: ¿cómo se ha venido construyendo la ética con relación al hecho de envejecer y de llegar a ser persona vieja?

    Bioética o ética de la vida

    Este campo interdisciplinario se ocupa de comprender con mayor profundidad las relaciones entre la ética y cuanto se refiere a la vida en todas sus manifestaciones, así como de orientarlas a la aplicación práctica. La bioética busca conocer cada vez mejor las relaciones entre los seres humanos y el planeta, para lograr su sostenibilidad en condiciones de respeto y calidad de vida. En tal sentido se propone responder a desafíos tales como la defensa del medioambiente, el desarrollo de la ecología, la biotecnología y avances en la investigación biológica, psicológica, médica y social.

    Sin duda, la bioética tiene orígenes milenarios, sobre todo en el mundo considerado culturalmente no occidental, pese a que la utilización del término sea relativamente reciente.

    De hecho el surgimiento del concepto bioética parece remontarse a comienzos del siglo XX, cuando el teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr (1895-1953), considerado Padre europeo de la Bioética, introdujo el término en un artículo titulado Ciencias de la vida y la moral, publicado en 1927; y proclamó el imperativo bioético: Respeta, por principio, a cada ser viviente como un fin en sí mismo y trátalo, de ser posible, como a un igual (Sass, 2011).

    La bioética como disciplina se desarrolló sobre todo a partir de la década de 1970, cuando el bioquímico estadounidense Van Rensselaer Potter (1911- 2001) publicó el artículo Bioética: la ciencia de la supervivencia y más tarde el libro La bioética: un puente hacia el futuro (1971). Potter aludió, entre otras cosas, a la solidaridad planetaria y a la ética ecológica.

    A la ética ecológica se ha referido también el filósofo de la ciencia y defensor de la biodiversidad, Holmes Rolston III (1975, 1997), quien enfatiza que somos parte de una comunidad biótica y que cuidar el entorno implica cuidarnos a nosotros mismos. Recordando la célebre sentencia socrática una vida sin examinar no merece vivirse, Rolston III la aplica al entorno, aunando su voz a la de otros filósofos ambientalistas: la vida en un mundo sin examinar no vale la pena de vivirse (Rolston III, 1997, p. 63).

    Otra área de la bioética, la bioética médica, surge en la década de 1970, aunque sus antecedentes pueden remontarse al Juramento hipocrático, el cual ya se refería a los principios de no maleficencia y de beneficencia, así como a la confidencialidad y a la no explotación de los seres humanos.

    Pese a ello, la explotación de las personas tiene una larga historia, en la cual es necesario reconocer los experimentos médicos con prisioneros en la Alemania nazi o nacionalsocialista (1933-1945). Tales experimentos se fundamentaron en una ideología racista aria, o creencia en la superioridad de la llamada ‘raza aria’.

    El Estudio Tuskegee sobre sífilis no tratada en varones negros, realizado entre 1932 y 1972 en Tuskegee, Alabama (Estados Unidos), e investigaciones similares, coordinadas por profesionales de la salud de Estados Unidos, con población guatemalteca, a mediados de la década de 1940, ilustran una vez más la explotación de seres humanos en nombre de la ciencia.

    Precisamente tales casos contribuyeron a dar lugar a la elaboración del Informe Belmont (1979), acerca de Principios éticos y pautas para la protección de los seres humanos en la investigación. Estos incluyen el principio de beneficencia: promover siempre el bien; el de no-maleficencia: no hacer daño; el de justicia: trato igualitario; como también el de autonomía: respeto a la capacidad de autodeterminación de las personas.

    Asuntos que merecen análisis desde la bioética serían, entre otros, la medicalización de la vejez y los anhelos de inmortalidad. Acerca de estos últimos afirmaba Carlos López-Otín, profesor de Biología Molecular en la Universidad de Oviedo (España): "Hay retos más importantes que los sueños de inmortalidad, por ejemplo: que la vida sea mejor y más justa".

    Igualmente merecen analizarse y cuestionarse estudios que desde otras disciplinas científicas han llevado a la marginación de seres humanos en nombre de la ciencia. Tal es el caso de los estudios sobre inteligencia realizados por el psicólogo inglés Cyril Burt (1983-1971) a comienzos del siglo XX, orientados según el supuesto de la superioridad intelectual hereditaria de los ingleses y sobre todo de los ingleses de una determinada clase social.

    La bioética se relaciona, entonces, con muy diversas disciplinas conexas con la vida en todas sus manifestaciones: con la ecología y en general con las ciencias naturales, sociales y culturales. Asimismo tiene en cuenta múltiples aspectos, como el género, la edad, las condiciones y los estilos de vida y, por supuesto, el poder.

    A propósito del poder, Michel Foucault (2000; 2004 / 2007; 2007) se refirió a la biopolítica y al biopoder. Estos se relacionan con la población y su duración, como tema biológico, científico y político; asimismo, con el cuerpo y los rasgos biológicos fundamentales de los seres humanos, los cuales hacen parte de estrategias de poder, incluyendo la comercialización de órganos y de material genético, la manipulación de cuerpos y mucho más.

    Filosofía del envejecimiento y de la vejez

    Si la filosofía busca explicaciones racionales acerca de aspectos fundamentales de la vida, la filosofía del envejecimiento y de la vejez se refiere a interrogantes tales como ¿por qué envejecemos y por qué morimos?, ¿por qué vivimos envejeciendo?, ¿qué significa la vejez?, ¿cuál es el sentido de la vida y del envejecer?, ¿cuáles son los fundamentos científicos del estudio del envejecimiento? Y, como se preguntara Cicerón en su Diálogo sobre la vejez (De senectute): ¿cómo vivir mejor la vejez?

    Gerotrascendencia

    Se refiere a un cambio en la perspectiva de las metas de la vida, desde una visión más centrada en lo material y racional del mundo, hacia una más universal y trascendente. La gerotrascendencia podría implicar un aumento en la satisfacción con la vida.

    De acuerdo con el sociólogo sueco Lars Tornstam, autor de la Teoría de la gerotrascendencia, esta involucraría una progresión hacia la madurez y la sabiduría, con cambios tales como la redefinición de la propia identidad (self), de las relaciones interpersonales y nuevas formas de entender asuntos existenciales. Sería una especie de comunión con el universo, aunada a formas diferentes de interpretar el tiempo, el espacio y la finitud de la vida. Eso significa que la persona se ocuparía menos de sí misma, sería más selectiva en sus actividades y relaciones, tendría mayor afinidad con las generaciones pasadas, una mayor necesidad de soledad, e interés por la meditación. Diversos aspectos culturales y experiencias personales podrían facilitar o interferir el proceso de orientación hacia la gerotrascendencia.

    Espiritualidad

    Relacionado con el concepto de trascendencia está el de espiritualidad, considerada como:

    aquello que posibilita a las personas experimentar que la vida no se limita al presente y a satisfacer las necesidades materiales. Es algo profundo que se manifiesta en las preguntas que los seres humanos hacemos sobre el sentido de la vida, en la búsqueda de alguna fuerza en la cual encontrar refugio, en el deseo de belleza, de amor al prójimo, en el cuidado con el medioambiente (Terezinha Tortelli, 2008, p. 319).

    La espiritualidad está estrechamente vinculada con la construcción de significados, con la búsqueda de sentido de la vida, como algo que experimentamos y gracias a lo cual construimos una perspectiva cada vez más comprehensiva de la propia existencia. Tal construcción implica ir más allá de lo personal, analizando la propia historia, buscando profundizarla, reinterpretarla, trascenderla y también narrarla. Porque la espiritualidad es también un proceso narrativo que se relaciona con el propio sentido del yo y en este proceso somos –al mismo tiempo– autores, narradores, personajes y lectores.

    Vivimos en las historias y estas viven en nosotros; somos dichas historias, las cuales abarcan las circunstancias siempre cambiantes y los horizontes cada vez más amplios de nuestras relaciones, de nuestros compromisos, de nuestro mundo. Con todo este proceso de trascendencia de nuestras historias y, sobre todo, de la propia historia personal, tiene que ver la espiritualidad (Randall, 2008).

    Espiritualidad y religiosidad

    Se trata de dos conceptos diferentes, aunque relacionados. La espiritualidad, entendida como una condición humana de apertura hacia la trascendencia, es más comprehensiva y universal. La religiosidad es ante todo una construcción humana relacionada con institucionalidad, con algo establecido, o fundamentado en la historia y en las tradiciones. Entendida como expresión cultural y manifestación de la creencia en un ser espiritual o en un valor trascendente, la religiosidad puede referirse a una divinidad, o a diversas divinidades; a ancestros, a seres o a fuerzas sobrenaturales. Implica la posibilidad de comprometerse, o de adherirse a un credo específico, o a una religión determinada.

    Autores como Allport y Ross (1967) diferencian entre religiosidad intrínseca y extrínseca. La religiosidad intrínseca considera las creencias como marco de referencia a la luz del cual se interpreta la propia vida y se trata de actuar en consecuencia.

    La religiosidad extrínseca, en cambio, se refiere a un enfoque instrumental de la religión (cualquiera que ella sea), conforme con las convenciones sociales, aunque sin mayor convicción. El credo aceptado guarda poca coherencia con la propia vida.

    Allport y Ross (1967) lo plantean así: "las personas extrínsecamente motivadas usan su religión, mientras que las intrínsecamente motivadas viven su religión". Difícil, sin embargo, resulta en la práctica identificar cuándo se trataría de una u otra modalidad de religiosidad.

    En todo caso, resulta evidente que los estudios acerca de las religiones, así como de las religiosidades, han sido y siguen siendo un tema de interés para profesionales e investigadores de diversas áreas. Por ejemplo, Sobre las variedades de la experiencia religiosa, en términos de sentimientos, acciones y experiencias individuales escribió, a comienzos del siglo XX, el filósofo y psicólogo estadounidense William James (1842-1910). Y acerca de Sociología de la religión, entendida como producto de un determinado tipo de acción comunitaria escribió el sociólogo alemán Max Weber (1864-1920), quien se interesó en recuperar la historia de distintas religiones.

    A la vez que se incrementa la longevidad en el mundo, también aumentan los estudios que indagan por las relaciones entre religiosidad y vejez.

    En América Latina existen cada día más estudios al respecto. Trujillo (2009) se refiere a investigaciones realizadas en Colombia, en las cuales ha encontrado tensiones entre religiosidad vivida de manera sumisa y religiosidad vivida como motivo de liberación. En Chile, Ramírez Pérez y Lee Maturana (2012) investigaron la relación entre diversas variables, incluyendo la importancia atribuida a la religión y su relación con la satisfacción con la vida en mayores de 60 años. En sus conclusiones coinciden con el estudioso de la psicología positiva Martin Seligman (2003) cuando afirma que no existe una relación clara entre religión y un mayor grado de felicidad.

    México es, tal vez, uno de los países latinoamericanos donde se puede encontrar una mayor cantidad de estudios sobre religiosidad y vejez. Acevedo Alemán y González Tovar (2014) estudiaron relaciones entre religiosidad, vejez y género en el nordeste de México, con base en lo cual concluyeron que la religiosidad, sobre todo en términos de asistencia a servicios religiosos, era importante en la vida cotidiana de las personas viejas y particularmente de las mujeres mayores estudiadas por ellos. A similares conclusiones han llegado otros autores (Maldonado y Ornelas, 2006), en tanto que los resultados de otros estudios (Rivera-Ledesma y Montero, 2005) contrastan con los anteriores.

    El epidemiólogo y especialista en estudios religiosos Jeffrey S. Levin (1994) editó el libro: Religion in aging and health: theoretical foundations and methodological frontiers, en el cual diversos investigadores buscan responder a la pregunta por las relaciones entre religiosidad y salud física, psico-social y mental. Fundamentos teóricos relacionados con posibles efectos epidemiológicos de la experiencia religiosa, incluyendo aspectos como la esperanza, el perdón, la fe y las creencias, constituyen la primera parte de este libro; en tanto que la segunda parte se ocupa de prospectivas y limitaciones metodológicas.

    Prospectiva o estudios sobre el futuro

    Le compete también a la filosofía –junto con otras disciplinas– la pregunta por el futuro y por los desafíos implicados en un mundo cada vez más envejeciente y cambiante, en el cual se mantiene vigente la perentoria necesidad de pensar una sociedad para todas las edades, con el ánimo de transformarla en realidad (Zolotow, 2012). Se trata, en principio, de un cuestionamiento filosófico con implicaciones multi e interdisciplinarias, que va más allá, convirtiéndose en una cuestión transdisciplinaria.

    El filósofo, biólogo y miembro del Club de Roma² Conrad Hal Waddington (Reino Unido, 1905-1975) consideraba que los estudios futuros deberían ser una disciplina académica que se enseñe en las universidades (Waddington, 1975).

    The Namesake: Futures; futures studies; futurology; futuristic; foresight—What’s in a name? ³ es el título que da a uno de sus artículos el escritor estudioso del futuro, Ziauddin Sardar (Pakistán, 1951). Sardar (2010) se refiere, entre otras cosas, a cuatro ‘leyes’ acerca de los estudios futuros:

    Constituyen un problema de planeación social difícil o imposible de resolver, por incompleto, contradictorio y con requerimientos cambiantes (‘wicked problem’).

    Deben considerar que la diversidad –como esencia de lo que nos hace plenamente humanos– esté asegurada, es decir, que el futuro ha de permanecer continuamente abierto a posibilidades y diversidades. De modo que la epistemología de los estudios futuros es una construcción social que involucra a todos los que serán actores en el futuro y que han de vivir con sus consecuencias.

    Rechazan la idea de que el futuro puede ser conocido con certeza. Debe prevalecer el escepticismo con respecto a las soluciones simples y unidimensionales a problemas complejos, así como en relación con las ideas dominantes, de las proyecciones, predicciones, los pronósticos y las nociones de verdad, para asegurar que el futuro no esté cerrado y colonizado por una sola cultura. La duda es una herramienta para evitar que los estudios acerca del futuro lleguen a convertirse en un instrumento de opresión.

    Todas las actividades que implican estudios futuros, como el Proyecto del Milenio⁴, tienen un impacto directo sobre el presente: se puede influir en cambiar las percepciones de la gente, contribuir a que las personas sean conscientes de los peligros y las oportunidades que tienen delante, motivarles a hacer cosas específicas, a inventar o innovar; animarles a dinamizar la acción social colectiva; también, paralizarles con temores, o empoderarles; marginarles, o hablarles de la importancia de ellos mismos, de su cultura y de sus creencias. Así, lo que realmente importa es el impacto que los estudios futuros tienen hoy para impulsar a la acción y a la previsión.

    En resumen y, como lo planteara el "Proyecto Milenio" (Millenium Project), el propósito de pensar en el futuro no es predecir lo que va a suceder, sino más bien considerar alternativas y prever un mejor futuro. Al respecto, afirmaba la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena (2012, p. xi), en la presentación del libro sobre el Proyecto Milenio y su desarrollo en América Latina, que este constituye una oportuna reflexión acerca del futuro de nuestra región de cara al 2030 […], un interesante ejercicio de identificación y definiciones de posibles trayectorias de futuro.

    Justamente se introduce aquí, como reflexión filosófica orientada a la práctica, el tema de la prospectiva o de los estudios futuros en relación con el vivir-envejecer y con la vejez, por considerarlo fundamental en el establecimiento de políticas públicas, las cuales impactan –por acción u omisión, para bien o para mal– el transcurso total de la vida, tanto de las generaciones presentes, como de las generaciones futuras.

    Revisión de la vida

    Es un proceso consistente en mirar la vida hacia atrás, como también en el presente y en perspectiva, evaluarla y reconsiderar decisiones y proyectos. Puede darse en cualquier momento de la vida, aunque con mayor frecuencia se le relaciona con situaciones importantes de cambio: con la vejez, con la conciencia de la finitud de la vida y la cercanía de la muerte. Revisar la vida puede ser un proceso espontáneo o guiado, individual o compartido, incluso, a modo de terapia. Puede darse como memoria autobiográfica que implica no solo recordar, sino evaluar lo vivido, así como reflexionar sobre el presente y el futuro. La revisión de la vida puede contribuir a comprender mejor el propio transcurso vital, a valorar la riqueza de la propia vida, a identificar aciertos y desaciertos, como también posibilidades de replanteamiento y cierre de situaciones que han quedado pendientes.

    Sabiduría

    Se considera una habilidad que integra inteligencia, creatividad, sensibilidad emocional y social. Implica conocer y tener en cuenta aspectos fundamentales de la vida. La sabiduría se relaciona con el conocimiento, pero no con la cantidad de conocimientos, sino con la calidad, la relación y la utilización de los mismos. En especial, la sabiduría se relaciona con el autoconocimiento. Con razón preguntaba el poeta y Nobel de Literatura [1948] Thomas S. Eliot (1888-1965): ¿Dónde está la sabiduría que se ha perdido en el conocimiento?

    Aunque con frecuencia se asocia la sabiduría con la vejez, no necesariamente el vivir la vejez implica sabiduría. Como dijera el filósofo Baruch Spinoza (1632-1677): todas las cosas excelentes son tan difíciles como raras⁵, y la sabiduría sería una de tales cosas. Así lo plantean Baltes y Staudinger (2000) al referirse a la sabiduría como a un nivel de excelencia difícil de alcanzar, el cual implica un sistema de

    conocimiento experiencial acerca de asuntos fundamentales en la vida, como el conocimiento y el juicio sobre el significado y la orientación de la misma, a la vez que la ‘orquestación’ del desarrollo humano hacia la excelencia, teniendo en cuenta el bienestar individual y el colectivo.

    Podría, entonces, evidenciarse sabiduría en diferentes épocas y momentos del transcurso de la vida. En coherencia con lo planteado por Baltes y Staudinger, sería más acertado considerar la sabiduría como una construcción a través de la existencia, en la que juegan un papel importante la planificación y la gestión, junto con la revisión de la propia vida.

    FUENTES DE CONSULTA

    Acevedo Alemán, Jesús y González Tovar, José (2014). No envejecemos igual: la religiosidad y el género en adultos mayores del noroeste de México. Reflexiones. Revista Facultad de Ciencias sociales. Universidad de Costa Rica, 93 (1): 133-144. Consultado en: http://revistas.ucr.ac.cr (8.12.2014).

    Acosta, Cilia Inés (2011). El sentido de la vida humana en adultos mayores. Enfoque socioeducativo. Tesis doctoral. Madrid, España: Universidad Nacional de Educación a Distancia – UNED, Facultad de Educación, Departamento de teoría de la educación y pedagogía social.

    Allport, Gordon W. & Ross, J. Michael (1967). Personal religious orientation and prejudice. Journal of personality and social psychology, 5, 432-443.

    Aristizábal, Silvio (2014). Conversación personal (Bogotá, diciembre 10).

    Association of Religion data archives. Sitio web: http://www.thearda.com

    Bachelard, Gastón. (1987). La formación del espíritu científico. México: Siglo XXI.

    Baltes, Paul B. & Staudinger, Ursula M. (2000). Wisdom: A metaheuristic (pragmatic) to orchestrate mind and virtue toward excellence. American Psychologist, 55, pp. 122-136. Consultado en: http://www.mpib-berlin.mpg.de (23.09.2014).

    Bárcena, Alicia (2012). Presentación. En José Luis Cordeiro (Ed. y Coord. general), 2030 Latinoamérica. Estudio Delphi y escenarios. Caracas: The Millenium Project.

    Beit-Hallahmi, Benjamin (2014). Psychological perspectives on religion and religiosity. London: Routledge - Taylor & Francis Group.

    Calvo de Saavedra, Ángela (2013). Comunicación virtual (abril 2 y 3).

    Chappell, Timothy (2009). Ethics and experience: life beyond moral theory. Durham: Acumen Publishing.

    Cicerón, Marco Tulio (siglo I antes de Cristo / 1943). Diálogo sobre la vejez. Barcelona: Ediciones Ramón Sopena.

    Comisión presidencial para el esclarecimiento de los experimentos en humanos en Guatemala 1946-48. Comisión técnica (2011). Experimentos en seres humanos. El caso Guatemala 1946- 48. Consultado en: http://www.cityprojectca.org (9.12.2014).

    Cordeiro, José Luis (Ed. y Coord. general) (2012a). 2030 Latinoamérica. Estudio Delphi y escenarios. Caracas: The Millenium Project.

    Cordeiro, José Luis (2012b). Comunicación virtual (noviembre 24).

    Cortina, Adela (2013). ¿Para qué sirve realmente la ética? Barcelona: Paidós.

    Eysenck, Hans Jurgen (1995). Burt as hero and anti-hero: a Greek tragedy. En: Nicholals J. Mackintosh (Ed.) Cyril Burt: fraud or framed? 1st. Ed. London: Oxford University Press.

    Eysenck, Hans Jurgen;  Kamin, Leon J. y Sánchez, López, María Pilar (1983). La confrontación sobre la inteligencia: ¿herencia-ambiente? Madrid: Pirámide.

    Eliot, Thomas S. (1940). The waste land and other poems. London: Faber and Faber.

    Foucault, Michel (1997/2000). Defender la sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.

    Foucault, Michel (2004/2006). Seguridad, territorio, población. México: Fondo de Cultura Económica.

    Foucault, Michel (2004/2007). Nacimiento de la biopolítica. México: Fondo de Cultura Económica.

    Habermas, Jürgen (1991). Escritos sobre moralidad y eticidad. Barcelona: Paidós, pp. 105-108.

    Hoyos Vásquez, Guillermo (1995). Derechos humanos, ética y moral. Bogotá: Viva la ciudadanía.

    Informe Belmont. Principios y guías éticos para la protección de los sujetos humanos de investigación (1979). Consultado en: http://www.unav.es (22.09.2013)

    International institute for reminiscence and life review (Instituto internacional para la reminiscencia y la revisión de la vida (creado en la Universidad de Wisconsin, en 1995). Sitio web: http://www.reminiscenceandlifereview.org

    James, William (1902 / 1994). Las variedades de la experiencia religiosa. Estudios de la naturaleza humana. 2ª. Ed. Barcelona: Península.

    Levin, Jeffrey S. (Ed.) (1994). Religion in aging and health: theoretical foundations and methodological frontiers. Thousand Oaks, California: Sage Publications.

    Maldonado Saucedo, Margarita y Ornelas Tavares, Patricia Eugenia (2006). Religiosidad, fuerza personal y sintomatología depresiva en ancianos que viven en condiciones de pobreza extrema. En V. Nelly Salgado de Snyder y Rebeca Wong (Eds.) (2006). Envejecimiento, pobreza y salud en población urbana. Un estudio en cuatro ciudades de México (pp. 111-120). Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública. Consultado en: http://seminarioenvejecimiento.unam (8.12.2014).

    Mantilla, Graciela (2011). Conversación personal (Bogotá, diciembre 26).

    Markides, Kyriakos S. (1983). Aging, religiosity, and adjustment: A Longitudinal Analysis. Journal of gerontology. 38 (5), 621-.625.

    McCallum, Jan M.; Arekere, Dhananjaya M.; Green, B. Lee; Katz, Ralph V., and Rivers, Brian M. (2006). Awareness and Knowledge of the U.S. Public Health Service Syphilis Study at Tuskegee: Implications for Biomedical Research. Journal of health care for the poor and underserved, 17 (4) 716-733. Consultado en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov (12.10.2014).

    Meluk, Sonia (2014). Comunicación virtual (marzo 9).

    Moros Peña, Manuel (2014). Los médicos de Hitler. Madrid: Ediciones Nowtilus.

    Múnera, Alberto (2014). Conversación personal (Bogotá, octubre 15).

    Nozick, Robert (1989). The examined life. New York: Simon and Schuster.

    Ocampo, María Cristina (2014). Conversación personal (Bogotá diciembre 11).

    Osorio García, Sergio Néstor (Coord.) (2008). Bioética y pensamiento complejo. Estrategias para enfrentar el desafío planetario. Bogotá: Universidad Militar Nueva Granada.

    Outomuro, Delia (2003). Algunos dilemas bioéticos en torno a la vejez. Ars Médica: Revista de estudios médicos humanísticos, 8 (8) 63-74. Pontificia Universidad Católica de Chile. Consultado en: http://escuela.med.puc.cl (24.09.2014).

    Piña Morán, Marcelo (2009). Intervención social gerontológica: articulando las dimensiones epistemológicas – teóricas y metodológicas. En María Gladys Olivo Viana y Marcelo Piña Morán (Comps.) Envejecimiento y cultura en América Latina y el Caribe (pp. 33-50). Santiago de Chile: Universidad Central de Chile, Facultad de Ciencias Sociales. Consultado en: http://www.ts.ucr.ac.cr (24.09.2014).

    Presidential Apology - USPHS Syphilis Study at Tuskegee. Ceremony in recognition of survivors of the Study at Tuskegee. White House – East Room (May 16, 1997). Video en línea: http://goo.gl/22fSGh (12.10.2014).

    Quintana, Constantino (2012). Fritz Jahr: padre europeo de la bioética. Bioética desde Asturias. Recursos y utilidades. Consultado en: http://www.bioeticadesdeasturias.com (9.12.2014).

    Ramírez Pérez, Mauricio y Lee Maturana, Sau-Lyn (2012). Factores asociados a la satisfacción vital en adultos mayores de 60 años. Polis. Revista Latinoamericana. Consultado en: http://polis.revues.org (8.12.2014).

    Randall, William L. (2008). Letting our stories go: a narrative perspective on spirituality in later life. Consultado en: www.stu.ca (24.09.2014).

    Red Latinoamericana de Gerontología (2007). Hay retos más importantes que los sueños de inmortalidad. (Entrevista realizada por Pablo Álvarez a Carlos López-Otín). Consultado en: http://www.gerontología.org (24.09.2014).

    Rivera Ledesma, Armando y Montero, María (2005). Espiritualidad y religiosidad en adultos mayores mexicanos. Salud Mental, 28 (6), 51-58.

    Rolston III, Holmes (1975). Is there an Ecological Ethic? Ethics: an international journal of social, political, and legal philosophy, 18 (2), pp. 93-109.

    Rolston III, Holmes (1997). Nature for real: is nature a social construct? En Timothy D. J. Chappell (Ed.) The philosophy of the environment. Edinburgh: University of Edinburgh Press. Consultado en: http://lamar.colostate.edu(17.12.2014).

    Sardar, Ziauddin (2010). The Namesake: futures; futures studies; futurology; futuristic; foresight – What’s in a name? Futures, 42, pp. 177-184.

    Sass, Hans Martin (2011). El pensamiento bioético de Fritz Jahr 1927-1934. Aesthethika. Revista internacional sobre subjetividad, política y arte, 6, pp. 20-33. Consultado en: http://www.aesthethika.org (12.10.2014).

    Seligman, Martin (2003). La auténtica felicidad.  Barcelona: Vergara.

    Spinoza, Baruch [Baruch de Espinosa] (1677/1980). Ética demostrada según el orden geométrico. Madrid: Editora Nacional y Ediciones Orbis, S.A.

    Sternberg, Robert J. (Ed.) (1990/1994). La sabiduría: su naturaleza, orígenes y desarrollo. Bilbao, España: Editorial Desclée de Brouwe, S.A.

    The Club of Rome (1968 / 2012). About the CLUB OF ROME. Consultado en: http://www.clubofrome.org/?p=324 (24.09.2014).

    The Millennium Project (1996/2011). Consultado en: www.millennium-project.org (24.09.2014).

    Tornstam, Lars (2005). Gerotranscendence: a developmental theory of positive aging. New York: Springer Publishing.

    Tortelli, Ir. Terezinha (2008). A importância da espiritualidade e da religiosidade na pessoa idosa. En Tomiko Born (Org.) Cuidar melhor e evitar a violência. Manual do cuidador da pessoa idosa (pp. 319-322). Brasilia: Secretaria Especial dos Direitos Humanos. Subsecretaria de Promoção e Defesa dos Direitos Humanos. Consultado en: http://www.observatorionacionaldoidoso.fiocruz.br (24.09.2014).

    Trujillo García, Sergio (2009). ‘Calidad de vida: envejeciendo con sentido vital’. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

    Tuskegee University, Bioethics Center (2014). About the USPHS (U.S. Public Health Service) Syphilis Study. Consultado en: http://www.tuskegee.edu (12.10.2014).

    Valero, Humberto (2014). Conversación personal y comunicación virtual. (Bogotá, septiembre 4).

    Valls, Ramón (2003). Una ética para la bioética. Y a ratos para la política. Barcelona: Gedisa.

    Waddington, Conrad Hal (1975). The future as an academic discipline. Amsterdam: Elsevier.

    Wasiek, Christel (2014). Conversación personal (Bogotá, junio 11 y octubre 23).

    Weber, Max (1922 / 1977). Tipos de comunidad religiosa (Sociología de la religión). En Max Weber, Economía y sociedad (I) (pp. 328-492). México: Fondo de Cultura Económica.

    Wilber, Ken (1983 / 1999). Un dios sociable. Introducción a la sociología trascendental. 2ª. Ed. Barcelona: Kairós.

    Zolotow, David (2012). Comunicación virtual (noviembre 19).

    _________________________

    1 . En los asuntos de justicia es preciso hablar de deberes en perspectiva universalizable que exigen cumplimiento por parte de todos para garantizar una sociedad plural y estable (Calvo de Saavedra, 2013).

    2 . El Club de Roma fue fundado en 1968 como una asociación hombres y mujeres líderes en política, negocios y ciencia, interesados en contribuir de una manera sistémica, interdisciplinaria y holística para lograr un mundo mejor. Los miembros del Club de Roma comparten una preocupación común por el futuro de la humanidad y del planeta (The Club of Rome, 2012).

    3 . La palabra Namesake se refiere a alguien o algo que se denomina o tiene el mismo nombre de otra persona o cosa. Si se tratara de personas equivaldría, en castellano, a ‘tocayo’. Ziauddin Sardar, autor del artículo que comienza con dicha palabra, la utiliza, al parecer para evidenciar un término, entre varios, para aludir a los estudios relacionados con el futuro.

    4 . El Proyecto del Milenio (http://www.millennium-project.org) fue creado en 1996 como un ‘tanque de pensamiento’ global que investiga acerca del futuro. De dicho proyecto hacen parte más de tres mil científicos, intelectuales, artistas, empresarios, académicos, políticos y periodistas. Se dedican al estudio del futuro y a la generación de ideas para mejorar la condición humana a través de más de cuarenta entidades en todos los continentes. Utiliza herramientas, técnicas y metodologías tales como la planificación por escenario, el método Delphi, el análisis ambiental, así como los de otras disciplinas sociales, y se basa en el pensamiento sistémico y las teorías de la posmodernidad y la complejidad.

    5 . Al finalizar la quinta y última parte de su libro Ética demostrada según el orden geométrico, publicada inicialmente en 1677, año de su muerte, afirma el filósofo holandés Baruch Spinoza, en el escolio o nota final, refiriéndose a la sabiduría y al ‘sabio’: arduo ciertamente debe ser lo que tan raramente se encuentra… todo lo excelso es tan difícil como raro.

    Aspectos psicológicos

    Sabios doctores de ética y moral han de ser los pescadores de la costa colombiana que inventaron la palabra ‘sentipensante’ para definir el lenguaje que

    Eduardo Galeano¹

    Celebración de las bodas de la razón y el corazón.

    El Libro de los Abrazos (1989).

    Me hago viejo aprendiendo siempre cosas nuevas.

    Solón de Atenas

    [Uno de los ‘siete sabios de Grecia’ – siglo VII a.C.]

    Esta categoría parte de considerar la Psicología² como el estudio científico del comportamiento individual (observable y no observable), así como de las condiciones, influencias, contextos y procesos que lo hacen posible. Con base en ello y en cuanto aquí nos atañe, se refiere a términos, textos y perspectivas teóricas acerca del comportamiento humano en sus relaciones con el envejecimiento y la vejez. Tiene en cuenta aspectos cognoscitivos, motivacionales, afectivos y emocionales. Considera que todo comportamiento se lleva a cabo en contextos físicos y sociales específicos e implica múltiples y recíprocas influencias.

    Psicología del desarrollo y psicología del envejecimiento

    El psicólogo alemán Klaus F. Riegel (1925-1977) afirmaba que la historia de la psicología del desarrollo hace parte de la historia más amplia de la psicología del envejecimiento, en la medida en que los estudios de tipo longitudinal dan cuenta del proceso total de la vida (Riegel, 1973). Cabe aclarar que Riegel se refería al desarrollo considerándolo como cambio constante en el que interactúan diversas variables y el cual abarca la totalidad de la vida. No pensaba en el desarrollo como sucesión de estadios y mucho menos como etapas predecibles. Tampoco oponía el desarrollo al envejecimiento.

    Al referirse al mayor alcance de la psicología del envejecimiento, Riegel enfatizaba la necesidad de estudiar la totalidad del transcurso de la vida, teniendo en cuenta cambios, rupturas, ganancias y pérdidas a lo largo del mismo y no solo en épocas tempranas. Por ello, consideraba fundamental preguntarse: ¿cómo se organiza y transforma el comportamiento a través del tiempo?, advirtiendo, en todo caso, su enorme variabilidad.

    Para la psicóloga Rebeca Puche-Navarro (2008) la psicología del desarrollo se caracteriza por procesos de cambio o transformación en un período extenso de tiempo. Afirma que el desarrollo se refiere a la transformación estructural de los sistemas psicológicos durante el transcurso de la vida, pero también a la permanencia y a la estabilidad relativa de algunos aspectos. Hace énfasis en la necesidad de desligar el concepto de desarrollo de la idea de progreso, de etapas escalonadas e invariables, como también de determinantes dicotómicos, tales como natura-nurtura, herencia-ambiente, y subraya que, integralmente considerado, el desarrollo implica, tanto ganancias o adquisiciones, como también pérdidas (Puche-Navarro, 2008 y 2014).

    En sentido análogo, el psicólogo Hans Thomae (2000) se refiere a la psicología del envejecimiento como caracterizada por la interacción de consistencia y cambio. Y su colega Paul Baltes (2000) alude al desarrollo individual y al envejecimiento como al interjuego permanente de ganancias y pérdidas, de posibilidades y limitaciones. Baltes destaca la plasticidad del comportamiento a lo largo de la vida, teniendo en cuenta la importancia de la historia y el contexto.

    En este punto viene al caso una pregunta formulada por Birren y Cunningham (1985): ¿en qué medida los procesos de desarrollo y envejecimiento difieren el uno del otro, ya que ambos se refieren, por igual, a los cambios a lo largo del transcurso de la vida?

    Además: ¿cuál sería el alcance y/o el énfasis, de una y otra, si se asume, como lo propone Riegel, que la psicología del desarrollo hace parte de la psicología del envejecimiento?

    ¿Tendrá algo que ver con esto el que por mucho tiempo e incluso a veces en la actualidad, se considere, o se asocie psicología del desarrollo solamente con psicología de la infancia, la niñez y, eventualmente con ‘adolescencia’?

    Refiriéndose a la psicología del envejecimiento, como ‘contraparte’ de la psicología del desarrollo, sin entenderlas por ello como opuestas, sino más bien como complementarias, James Birren (1960) afirmaba que:

    hay estructuras latentes del comportamiento (emociones, cogniciones, y motivaciones), basadas en experiencias anteriores que interactúan con las situaciones presentes. El envejecimiento podría considerarse como una transformación del desarrollo biológico y comportamental expresado de manera equivalente en contextos ecológicos variables.

    Más adelante, Birren y Schroots (1984) elaboraron un diagrama de la ontogenia humana, en el cual representan el desarrollo y el envejecimiento como dos procesos de cambio paralelos y relacionados, o como dos caras de un mismo proceso durante todo el transcurso de la vida. Afirman que al comienzo de la ontogénesis el desarrollo es más visible, mientras que el envejecimiento lo es al final de la vida.

    Al contrastar estos planteamientos de Birren (1960) y Birren y Schroots (1984) con el mayor alcance que Riegel (1973) atribuía a la psicología del envejecimiento, considerando que esta abarcaba a la psicología del desarrollo, pueden surgir nuevos interrogantes.

    Sin que ello signifique ‘problema resuelto’, sino más bien ‘necesidad de seguir indagando y analizando’, es posible plantear que la psicología del envejecimiento estudia los cambios y las permanencias a lo largo de la vida, haciendo énfasis en las mutuas relaciones entre el comportamiento individual y el proceso de vivir envejeciendo. Es decir, se interesa por averiguar de modo específico: ¿cómo influye el comportamiento de las personas en sus formas de vivir envejeciendo? y, a la vez: ¿cómo influye el hecho de vivir envejeciendo en el comportamiento de las personas?

    Habría que agregar: ¿qué tanta conciencia, o inconsciencia, de la vida como envejecimiento permanente tienen las distintas personas? Y ¿cómo influye esa conciencia, o inconsciencia, de vivir envejeciendo, en lo que hacen con sus vidas, con su ser, incluyendo también con su apariencia?

    Porque vale la pena recordar aquí y convertirlo cada vez más en tema de investigación, el interrogante de Platón acerca de si la conciencia de la vida como envejecimiento es algo progresivo, o si solo se alcanza al avanzar la adultez, si es que se alcanza.

    Y cabe aquí otra cita de Birren:

    Aunque, como individuos podemos desear plasticidad infinita en nuestra capacidad de cambio, una perspectiva realista sugiere que a medida que envejecemos se incrementan las limitaciones. Así pueda verse la muerte como un accidente, es un accidente cada vez más probable con el paso del tiempo (Birren, 1988, p. 154).

    De cuestiones como estas se ocupa también la psicología del envejecimiento, sin dejar de reconocer que hay tantas formas de vivir y envejecer, así como de ser persona vieja, como seres humanos existen y que entre más se vive hay cada vez mayor diferenciación y complejidad del comportamiento, hasta el punto de evidenciar que la población más heterogénea que existe es la población vieja, es decir, la de quienes han vivido más tiempo.

    Psicología del transcurso vital (life span psychology)

    En el sentido antes señalado es correcto afirmar que la psicología del desarrollo, tanto como la psicología del envejecimiento pueden considerarse, al mismo tiempo, como psicología del transcurso de la vida, puesto que se ocupa fundamentalmente del estudio de los cambios a lo largo de la vida, sin que ello implique clasificar la vida en fases o etapas. De hecho, la psicología del transcurso vital considera que desarrollo y envejecimiento son procesos que hacen parte de la totalidad de la vida, del nacimiento hasta la muerte.

    Tiene en cuenta que los seres humanos son individuos cambiantes en contextos cada vez más cambiantes y que los cambios en el comportamiento humano son resultado de múltiples influencias e interacciones relacionadas con condiciones orgánicas o biológicas, pero sobre todo, con condiciones históricas y socio-culturales. Al subrayar la importancia de los entornos en los cuales se vive y envejece, la psicología del transcurso de la vida enfatiza la relatividad del concepto de edad, haciendo énfasis en que más que el tiempo vivido, es lo que se vive en el tiempo lo que estructura el comportamiento y las maneras de ser de las personas a lo largo de sus vidas.

    Psicología de la vejez

    El aumento de la longevidad y el que haya cada día más personas que viven más tiempo, ha llevado a que los profesionales de

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1