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Una historia real: El niño obsesionado con las motos y el motocross
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Ebook126 pages1 hour

Una historia real: El niño obsesionado con las motos y el motocross

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About this ebook

Nate es definitivamente un niño obsesionado con las motocicletas y el motocross. Sigue sus aventuras mientras descubre lo intenso y emocionante que puede ser manejar una motocicleta.
Desde muy pequeño, con la llegada de su primera 90cc, queda fascinado de por vida. Luego descubre el motocross, donde lis grandes saltos y las lomas le hacen sentir la adrenalina como jamás la había sentido con ningún otro deporte. Pero los saltos más grandes necesitan motos más ponderosas y es cuando se da cuenta que las Honda y las Yamaha son las motos de sus sueños.  Pero esto tan solo puede llevar a casi chocar en más de una ocasión, tener accidentes e incluso necesitar una ambulancia mientras el chico loco por las motos descúbrelos peligros por los que éste deporte es tan famoso.  Entérate sobre las verdaderas vivencias de Nate mientras aprende a enfrentar sus miedos y encarar los desafíos que solo el manejar una motocicleta puede traer consigo.
LanguageEspañol
Release dateJul 6, 2015
ISBN9781507101001
Una historia real: El niño obsesionado con las motos y el motocross

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    Una historia real - Katrina Kahler

    Idioma

    Dedicatoria

    Este libro está dedicado a mi hijo, así como a todos los demás chicos locos por las motocicletas de todo el mundo, que aman las motocicletas tanto como él.

    Hola, mi nombre es Nate y todo este diario es sobre mis aventuras en motocicleta. Si estás tan obsesionado por las motocicletas como yo, estoy seguro de que disfrutarás mucho leer este libro.

    Así es como todo comenzó...

    ––––––––

    Domingo 25 de Julio

    Mientras encendía el motor y sostenía el manillar, la adrenalina que podía sentir, parecía bombear por todo mi cuerpo. La loma que me proponía saltar se asomaba frente a mí, y al mirar a mi amigo, Jai volar sobre ella y aterrizar en la cuesta descendente, tan solo supe que yo también tenía que hacerlo.

    Jai es un muy buen motociclista, y yo quiero ser capaz de mantenerme a su nivel. ¡Esa es mi meta principal, pero intentar saltos tan largos sí que es bastante extraño! Pero entonces, supe que no podía retractarme. Así que aceleré y partí.

    Jai saltando una loma...

    ¡Esto es de lo que quiero ser capaz!

    Desde que papa compró una vieja trimoto hace años, para que mi Hermana y yo la condujéramos alrededor de nuestra propiedad, me he obsesionado con las motos. Sí que éramos afortunados, pues tenemos 4 hectáreas y hay un montón de espacio para conducir.

    Nos divertimos tanto con esa vieja trimoto, realmente era maravilloso que un niño tuviera una cosa así. ¡Especialmente un niño tan loco por las motos! ¿Bueno, en realidad que niño no lo está?

    Solía ayudar a mis amigos a conducirla, y cuando se acostumbraron a ella, empezaron a hacerlo por sí solos. Papá pensaba que era segura por tener tres ruedas. Eso la hacía fácil de equilibrar. Bueno, al menos eso era lo que creíamos. ¡Hasta que un amigo mío la condujo hasta el arroyo! Se estaba divirtiendo tanto, conduciéndola alrededor de nuestro potrero y le había rogado a su papá que lo dejara conducirla una vez más antes de irse a casa.

    Todo estaba muy bien hasta que de repente, Cam desapareció de nuestras vistas, se fue hasta la cuesta que llevaba al arroyo y no logró girar la rueda. Todo lo que pudimos escuchar fue un grito que nos heló la sangre, y cuando corrimos hacia la cuesta para ver lo que había pasado, lo primero que vimos fue la moto medio sumergida en el arroyo. De repente, Cam apareció empapado. Fue a dar al arroyo con todo y moto, pero de alguna forma logró salir. ¡Estaba temblando, totalmente asustado y llorando! Fue una fortuna que no se haya lastimado seriamente. Pero creo que fue el ver una moto en el arroyo lo que lo asustó. Sabía que eso no se veía nada bien. ¡Igual que yo! Fue un milagro que lográramos echar a andar esa moto otra vez, pero sorprendentemente, aun funciona bien.

    Supongo que esos días fueron el comienzo de mi obsesión por las motocicletas, y tras el incidente con la trimoto, ¡Supe que debía tener una moto de verdad!

    Para cuando tenía diez años, yo ya había ahorrado suficiente para comprar una moto real. Enseñar a los niños a tocar la guitarra deja buen dinero y me da gusto que papá me haya convencido de seguir aprendiendo a tocar. Él es un guitarrista profesional y me compró mi primera guitarra eléctrica de cumpleaños cuando cumplí siete.

    Con su ayuda, aprendí a tocar muy rápido, y cuando mi maestro de tercer año vio lo bien que podía hacerlo, me pidió que le diera lecciones después de clases. Dijo que siempre quiso aprender a tocar la guitarra.

    Entonces, fue así que comenzó mi carrera como profesor de guitarra. Al principio, papa supervisaba las lecciones – pero yo era quien ganaba el dinero.

    ¡Cinco billetes la media hora! Muy buen dinero para un chico de 8 años, al menos en aquel entonces. Y cuando comencé a ganar confianza, le comencé a enseñar yo solo. Poco después, los amigos de mamá y papá se enteraron de lo que estaba haciendo, y me pidieron que les enseñara a sus hijos también. Fue cuando decidí subir mi precio y cobrar a

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