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Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2)
Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2)
Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2)
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Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2)

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About this ebook

¿Has leído Biblia y sentido que tienes dificultades para comprender lo que dice?

¿Las enseñanzas de la Biblia parecen demasiado alejadas de la vida cotidiana?

Pocas cosas son probadamente eficaces para expander nuestros corazones y mentes, acercándonos Dios de la manera que lo hacen la reflexión tranquila y el estudio de la Biblia. Él nos dio esta revelación de sí mismo en senenta y seis libros. Los libros de esta serie abrirán la Biblia entera en una forma prática y fácil de entender. Más que una ayuda al estudio, los libros de esta serie están diseñados para ayudar a los lectores a ver lo que Dios revela sobre sí mismo en la Biblia.

Ud puede utilazar este libro en el culto personal y el tiempo de estudio. Las cuestiones a considerar y puntos para la oración al final de cada capítulo hacen que cada libro sea pertinente para la vide diaria y buenos iniciadores del debate en grupos de esudio bíblico. Al meditar sobre el mensaje de cada libre, usted encontrará su corazón y l mente concentrados en la adoración a Dios.

LanguageEspañol
Release dateSep 16, 2014
ISBN9781311170804
Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2)
Author

F. Wayne Mac Leod

F. Wayne Mac Leod was born in Sydney Mines, Nova Scotia, Canada and received his education at Ontario Bible College, University of Waterloo and Ontario Theological Seminary. He was ordained at Hespeler Baptist Church, Cambridge, Ontario in 1991. He and his wife, Diane served as missionaries with the Africa Evangelical Fellowship (now merged with SIM) on the islands of Mauritius and Reunion in the Indian Ocean from 1985-1993 where he was involved in church development and leadership training. He is presently involved in a writing ministry and is a member of Action International Ministries.

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    Mateo, Marcos y Lucas (volumen 2) - F. Wayne Mac Leod

    Índice

    Prólogo

    1- El Llamado de Cristo

    2 - Jesús Calma la Tormenta

    3 - El Endemoniado Gadareno

    4 - La Mujer Que Tocó el Manto de Jesús

    5 - La Hija de Jairo

    6 - Los Ciegos y el Endemoniado Mudo

    7 - Rechazado en Nazaret

    8 - El Señor de la Cosecha

    9 - Los Discípulos Enviados

    10 - El Costo del Discipulado

    11 - Más Sobre Discipulado

    12 - La Muerte de Juan Bautista

    13 - El Alimento de los Cinco Mil

    14 - Jesús Camina Sobre el Agua

    15 - Las Manos Sucias

    16 - La Mujer Sirofenicia

    17 - Milagros en Decápolis

    18 - Buscando una Señal

    19 - Le Fe de los Fariseos y de los Discípulos Comparadas

    20 - El Hombre Ciego en Betsaida

    21 - La Confesión de Pedro

    22 - Jesús Predice Su Muerte

    23 - Tomando la Cruz

    24 - La Transfiguración

    25 - Preguntas Sobre Elías

    26 - El Muchacho Endemoniado

    27 - Muerte y Resurrección Predichas

    28 - Jesús Paga Sus Impuestos

    29 - ¿Quién es el Mayor?

    30 - Conociendo al Enemigo

    31 - Ofender a un Pequeño

    32 – Sal

    33 - Tratando Con las Ofensas

    34 - La Parábola del Siervo Implacable

    35 - No Mires Atrás

    36 - Los Setenta y dos son Enviados

    37 - Revelado a los Niños

    38 - La Parábola del Buen Samaritano

    39 - Maria y Marta

    40 - Enséñanos a Orar

    41 - Ay de los Fariseos

    42 - La Parábola del Rico Insensato

    43 - La Parábola del Siervo Vigilante

    44 – División

    45 - A Menos Que Se Arrepientan

    46 - La Parábola de la Higuera Estéril

    47 - Una Hija de Abraham Liberada

    48 - La Salvación de Pocos

    49 - Júbilo en Jerusalén

    50 - Vigilado de Cerca

    51 - El Lugar de Honor

    52 - El Banquete

    53 - Considerando el Precio

    54 - Parábolas de la Oveja Perdida y la Moneda Perdida

    55 - La Parábola del Hijo Pródigo

    56 - El Mayordomo Infiel

    57 - El Rico y Lázaro

    58 - El Siervo Obediente

    59 - Los Diez Leprosos

    60 - El Reino que Viene

    61 - El Juez Injusto

    62 - El Fariseo y el Publicano

    63 - El Asunto del Divorcio

    64 - Jesús Bendice a los Niños

    65 - El Joven Rico

    66 - Los Obreros de la Viña

    67 - Jesús Predice Su Crucifixión

    68 – Bartimeo

    69 – Zaqueo

    70 - La Parábola de las Minas

    Índice de Pasajes Biblico

    Distribuidora de Libros Light To My Path

    PRÓLOGO

    Mateo, Marcos y Lucas cuentan la historia de la vida y ministerio del Señor Jesucristo desde su nacimiento hasta su resurrección y ascensión. Hay mucha repetición en lo que estos tres autores narran. Ellos cuentan la misma historia. Con el objetivo de no ser repetitivo, he decidido examinar las narraciones en conjunto. Las historias que Mateo, Marcos y Lucas narran no sólo se complementan unas a las otras, sino que al examinarlas juntas, nos dan una mejor imagen de la vida y ministerio del Señor Jesús.

    He encontrado algunos problemas al armonizar las narraciones de Mateo, Marcos y Lucas. El principal tuvo que ver probablemente con el orden de los hechos. Los escritores del evangelio no siempre cuentan los sucesos de la vida de Cristo en el mismo orden. Esto es de esperarse debido a que cada uno tiene un propósito diferente. Este comentario no es una autoridad en el orden de los sucesos narrados en los Evangelios.

    Otro problema que he encontrado es realmente más para el lector. Debido a que estoy comentando los tres evangelios a la misma vez, el lector se ve forzado a saltar de un pasaje a otro. Me disculpo por esto y me doy cuenta de que esto hace difícil encontrar un pasaje específico. Para simplificar esto he anexado un índice de pasajes y el capítulo donde el lector puede encontrar el comentario. Consulte el índice si usted está buscando un pasaje en particular.

    La gran cantidad de material que se abarca en estos tres Evangelios es un reto más. He decidido hacerlo en tres volúmenes. En este primer volumen examinaremos el nacimiento y los primeros años del ministerio de Jesús. Vea el índice para una lista más detallada de los pasajes incluidos en este primer volumen.

    Es mi oración que este comentario le revele más a Jesús. Que le muestre Su gracia, Su misericordia, Su amor y Su justicia. Que lo rete a usted a seguir Su ejemplo y a abrir su corazón a Él y a la obra que hizo a su favor.

    Este comentario, igual que los demás de esta serie, está diseñado para ser un devocional. Es mi deseo que no sólo transmita conocimiento sino también vida. Es mi deseo que cada lector entienda el pasaje y sea cambiado por su verdad. Confío en que usted será una persona diferente después de estudiar estos importantes libros de la Biblia. Que Dios le bendiga ricamente al comenzar este estudio.

    F. Wayne Mac Leod

    1- EL LLAMADO DE CRISTO

    Lea Mateo 8:18-22

    En esta ocasión particular las multitudes se habían reunido alrededor de Jesús. Nosotros podemos seguramente asumir que algunos habían venido con sus enfermos y afligidos para ser sanados. Otros quisieron oír lo que Jesús tenía que decir. La oportunidad para que Jesús ministrara estaba presente. No sólo estaba allí la oportunidad sino que había también una necesidad. Las personas estaban perdidas en su pecado. Ellos vinieron heridos y quebrantados.

    La oportunidad y la necesidad necesariamente no son razones para ministrar. Jesús tenía la oportunidad y vio la necesidad, pero él escogió apartarse de ello. Cuando yo primeramente sentí el llamado del Señor al campo misionero, las personas alrededor de mí me decían: ¿Por qué usted va al campo misionero?, ¿no hay necesidades suficientes aquí en su propio país? No había manera que yo pudiera negar la realidad de las necesidades en mi propio país, pero había algo mayor que la necesidad y era el llamado de Dios. Yo no fui al campo misionero porque había una necesidad. Yo fui porque el Señor me envió. Si usted basa su ministerio en la necesidad, usted se agobiará rápidamente y se distraerá. ¿A cuántos siervos el enemigo ha destruido porque ellos no pudieron decir, no a una oportunidad de ministerio? Siempre habrá necesidad. Es importante para nosotros seguir la guía y dirección del Padre. En esta ocasión, Jesús no tenía ningún sentido de dirección del Padre para ministrar a la multitud que se había reunido ante Él, así que Él partió con sus discípulos al otro lado del lago. El Padre tenía otro plan para ese día.

    Cuando Jesús estaba en la orilla antes de cruzar el lago, dos cosas significativas ocurrieron. Lo primero fue que un maestro de la ley se le acercó y le dijo que él lo seguiría dondequiera que Él fuera. No había muchos maestros de la ley que estuvieran dispuestos a hacer esta afirmación. El hecho que él se acercara a Jesús y dijera esto no habría estado bien con sus compañeros maestros de la ley. No muchas personas estaban dispuestas a dejar todo y seguir a Jesús por esos días.

    La respuesta que Jesús le da a este hombre es un tanto sorprendente. Él le recordó que seguirlo a Él no sería fácil. Él le dijo que las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero que el Hijo del Hombre no tenía dónde recostar su cabeza. Jesús estaba diciéndole a este hombre que él realmente necesitaba concientizar el costo antes que él lo siguiera. Seguir al Señor no era algo que una persona podría tomar a la ligera. Jesús estaba buscando a hombres y mujeres que dejaran todo y no tuvieran temor a sufrir y soportar dificultades por causa de su reino.

    ¿Cuántas veces hemos hecho declaraciones intrépidas de este modo sin medir el costo? Le prometemos al Señor que le daremos todo a Él. Le prometemos servirle y amarle. Le hacemos todo tipo de promesas, pero no las llevamos a cabo. Como siervos de Dios, estamos tan deseosos de guiar a tantos como podamos al reino de los cielos que no siempre los desafiamos a medir el costo de ser un discípulo. El resultado ha sido que tenemos iglesias llenas de personas que no están listas para cargar su cruz. Ellos quieren estar con Jesús y escucharlo enseñar. Ellos quieren ver sus milagros y tener la seguridad de su salvación, pero no están listos para cargar su cruz. Ellos no están dispuestos a sufrir y morir por su nombre. Jesús desafió a este hombre a medir el costo antes de hacer tal declaración.

    El otro incidente que ocurrió antes que Jesús cruzara al otro lado del lago fue que uno de sus discípulos vino a Él y le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. (Mateo 8:21). No se nos dice quién fue ese discípulo pero él estaba pidiendo permiso a Jesús para enterrar a su padre antes que él lo siguiera. El Señor le dijo que lo siguiera y que dejara a los muertos enterrar a sus propios muertos. Necesitamos considerar lo que Jesús estaba diciendo aquí.

    No hay ninguna indicación en este versículo que el padre de ese discípulo realmente había muerto. Cuando el discípulo le pidió permiso al Señor para enterrar a su padre, es probable que él tuviera un padre que estaba viejo y enfermo y él quiso pasar tiempo con él hasta que él muriera. Él seguiría a Jesús entonces. Ésta podría ser una cuestión de días, meses o años. Cuando Jesús le dijo al discípulo que dejara a los muertos enterrar a sus muertos él no estaba condenándolo por querer arreglar las cosas para el funeral sino por aplazar el seguir al Señor.

    Aunque no es muy claro lo que Jesús estaba diciendo cuando él le dijo que dejara los muertos enterrar a sus muertos, necesitamos entender aquí que físicamente esto era imposible. Las personas muertas no pueden enterrar a los muertos. Debemos entender la palabra muerto aquí en el sentido espiritual. Este discípulo estaba espiritualmente vivo porque a él se le había dado gracia para ver a Cristo y entender su enseñanza. Su familia, sin embargo, no había sido espiritualmente vivificada. Los miembros de su familia pueden haber sido incrédulos y muertos en sus pecados. Podría ser que el Señor Jesús estaba diciéndole a este hombre que dejara a su familia incrédula al cuidado de su padre en sus últimos años. Jesús no estaba siendo insensible. El padre sería cuidado por los miembros de la familia del discípulo. En cuanto a este discípulo en particular, Dios tenía un llamado superior para su vida. Él debía dejar el cuidado de su padre a cargo de su familia incrédula y seguir a Jesús.

    Hay veces cuando Dios nos llamará a dejar lo que en verdad valoramos. Este discípulo tenía una preocupación profunda por su padre y su salud quebrantada. El llamado de Jesús en su vida, sin embargo, era un llamado superior. Nosotros no debemos asumir por esto que todos debemos dejar a nuestras familias como este discípulo, pero sí necesitamos estar listos para seguir el llamado de Dios sin importar el costo. Dios llamará a algunos a permanecer en casa y cuidar a sus padres agonizantes. Él llamará a otros a salir. Es importante conocer la guía y el llamado de Dios y obedecerlo.

    Es muy importante que nosotros sigamos el llamado y la guía del Señor en nuestro ministerio. Es fácil ser movido por las necesidades a nuestro alrededor. Nuestros corazones pueden quebrantarse por lo que vemos, pero ¿es este el llamado de Dios para nosotros? Jesús fue conmovido por la gran multitud que estaba ante Él. El maestro fue movido en su corazón a seguir al Señor a donde Él fuere. El discípulo sentía una carga en su corazón por su padre agonizante. Todos estos individuos fueron movidos por las necesidades alrededor de ellos. Ellos también tuvieron oportunidad y disposición para hacer algo en cuanto a esas necesidades. Todos ellos eran llamados, sin embargo, a otra cosa. Aunque ellos deben ser elogiados por su compasión e interés, ellos necesitaban aprender a mirar más a la guía del Espíritu de Dios y luego a las necesidades que veían alrededor de ellos.

    Para Considerar:

    ¿Alguna vez se encontrado agobiado por las necesidades alrededor de usted? ¿Cuál es la tentación en este momento?

    ¿Por qué el Señor nos muestra la necesidad y no nos llama a hacer algo al respecto?

    ¿Qué ocurriría si todos sólo respondieran a las necesidades que ven alrededor de ellos y no escuchan la dirección del Espíritu de Dios?

    ¿Has medido el costo de servir al Señor Jesús? ¿Está usted dispuesto a rendirlo todo para Él y su servicio?

    Para Orar:

    Pídale al Señor que le dé una sensibilidad más profunda a la dirección y guía de Su Espíritu.

    Agradezca al Señor porque Él puede cuidar de esas cosas por las que tenemos una carga profunda pero que no nos ha llamado a hacer.

    Pídale al Señor que le muestre el papel que Él tiene para usted en particular.

    2 - JESÚS CALMA LA TORMENTA

    Lea Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25

    En la última meditación vimos que la multitud se había reunido alrededor del Señor Jesús y sus discípulos. Jesús decidió dejar a la multitud e ir al otro lado del lago. Él entró en uno de los botes y sus discípulos lo siguieron.

    Mientras ellos navegaban por el lago, Jesús se durmió. Una tormenta se levantó de momento. Mientras la tormenta rugía las olas golpeaban contra la barca. Los discípulos luchaban para impedir que la barca se hundiera. Jesús continuó durmiendo.

    El hecho que el Señor Jesús durmió durante esta tormenta es una indicación de cuán cansado Él debe haber estado. Las multitudes le agotaron su energía. Parte de la razón por la cual Él dejó a la multitud ese día tuvo que ver con su necesidad de descanso. El Señor Jesús sentía el cansancio y el agotamiento que nosotros sentimos.

    Los discípulos estaban haciendo todo lo que ellos podían para lidiar con la tormenta pero se le escapaba de las manos. Por temor que la fuera a hundir, ellos decidieron despertar a Jesús.

    Noten la frustración de los discípulos en este momento. Marcos parece expresar su frustración mejor que los otros escritores del Evangelio cuando él cita a los discípulos diciendo, Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Los discípulos parecían estar molestos por el hecho que el Señor no estaba haciendo nada acerca de su situación. Ellos se preguntaban si Él se preocupara por ellos por el peligro que ellos estaban enfrentando. Ellos le rogaron que hiciera algo. Quizás usted se ha encontrado en una situación similar. Usted ve las tormentas, pruebas y tribulaciones que se levantan alrededor de usted y se pregunta por qué el Señor no hace algo al respecto.

    Tenga presente aquí la tensión y la agitación en las mentes de los discípulos. Quizás ellos estaban sacando el agua fuera dela barca tan rápido como podían. Ellos estaban intentando remar la barca pero su fuerza se estaba marchitando rápidamente. Ya no tenían nada para dar. Ellos ya no tenían fuerza. Ellos habían hecho todo lo que podían y estaban resignándose ahora al hecho que iban a morirse si Jesús no intervenía. Es en este momento de impotencia que ellos claman al Señor Jesús. El Señor despertó de su sueño. Él vio la situación y reprendió a los discípulos por su poca fe. Poniéndose de pie en el barco, Jesús reprendió los vientos y las olas y les ordenó que se calmaran. Inmediatamente el viento se detuvo y las olas amainaron. Todo estuvo en calma.

    Este incidente nos muestra nuestra propia debilidad. Las tensiones y problemas de esta vida son muchos. Igual que los discípulos, nosotros nos agobiamos fácilmente. Somos impotentes al cambiar nuestras situaciones. Nuestros recursos y entendimiento son limitados. En un instante el Señor lo cambió todo. Los discípulos estaban asombrados por el poder de Dios ese día. El resto del viaje debió haber sido muy interesante. Ellos habían visto el poder de Dios obrando por ellos. Ellos también estaban intensamente conscientes de su falta de fe.

    ¿Se encuentra usted agobiado por alguna situación en la vida? El Señor Jesús estaba con los discípulos en la barca. Él está con usted, también, si usted lo conoce como su Salvador. Él conoce todo lo que usted está pasando. En un instante, con una palabra simple de su boca, todo puede cambiar. Él abre puertas donde en el presente no existe ninguna. Montañas son movidas. Tormentas son calmadas. Personas son cambiadas. Lo imposible es hecho. Nosotros nos quedamos como los discípulos, con nuestras bocas abiertas en asombro por el poder y maravilla de Dios.

    Es importante que también entendamos que aunque el Señor pudo haber evitado la tormenta, Él no lo hizo. Dios no sólo permite las tormentas, Él también nos permite pasar por estas tormentas durante un tiempo. Él hace esto para mostrarnos Su poder. El Señor les permitió a Sus hijos ser oprimidos en Egipto. Él permitió que el corazón de Faraón se endureciera para revelar Su poder a Israel y al mundo. Hablándole a Moisés en Éxodo 14:4 Dios dice:

    Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová.

    Dios nos revela Su poder en la tormenta. Mientras más difícil sea la prueba más nos asombramos de Su poder en la victoria. La tormenta es la manera de Dios para decirle que Él quiere revelarle más de Él.

    Los discípulos en la barca no podían evitar estar humillados cuando ellos ese día comprendieron la pequeñez de su fe. Ellos habían visto al Señor hacer muchos milagros maravillosos. Ellos eran sus discípulos escogidos, pero ellos no habían confiado en Él en esta tormenta particular. Su fe necesitaba crecer. Ésta fue desde el principio la intención de Jesús. Al avanzar por el lago, ellos se adentrarían en una aún más intensa batalla espiritual. El Señor les permitió esta tormenta para prepararlos para lo que les esperaba adelante.

    ¿Está usted enfrentando una tormenta ahora mismo en su vida? Estas tormentas son la manera de Dios para construir su fe. En lugar de refunfuñar y quejarnos necesitamos aprender lo que Dios quiere que aprendamos. Nosotros necesitamos permitirle acercarnos más en estos momentos. Los discípulos ciertamente no serían los mismos después de esa tormenta. Dios usaría la tormenta para lograr Sus propósitos en ellos y prepararlos para lo que se les avecinaba.

    Para Considerar:

    ¿Qué nos enseña este pasaje acerca de cómo el Señor Jesús puede identificarse con nuestras limitaciones físicas?

    ¿Qué prueba está usted enfrentando ahora? ¿Puede usted ver esto como una oportunidad para que el Señor le demuestre Su poder?

    Considere una prueba que usted ha tenido que enfrentar en los últimos tiempos. ¿Qué le enseñó esa prueba acerca de Dios y Su habilidad?

    Para Orar:

    Pídale al Señor que lo perdone por su falta de fe. Pídale que aumente su fe en Él a través de las tormentas que Él envía a su camino.

    Agradézcale al Señor que a pesar de nuestra falta de fe, Él todavía demuestra Su poder y amor por nosotros.

    Pídale al Señor que le dé un corazón apacible y que confía en medio de su presente batalla.

    3 - EL ENDEMONIADO GADARENO

    Lea Mateo 8:28-34; Marcos 5:1-20; Lucas 8:26-39

    Jesús y sus discípulos habían dejado la multitud y habían cruzado el lago. Muchas personas habían venido a Él por sanidad y para oírle hablar. El Padre, sin embargo, tenía otro propósito para Él. Parte de ese propósito era ministrar a los discípulos en la barca en el mar. La otra razón tenía que ver con otro individuo que necesitaba su atención. Conoceremos a esta persona en este capítulo.

    Es importante que veamos cómo el Señor preparó a sus discípulos para lo que estaba a punto de acontecer. En el otro lado del lago, en la región de los Gadarenos, los discípulos serían confrontados con un hombre endemoniado. Mateo nos dice que aunque hubo dos endemoniados que encuentran al Señor ese día (Mateo 8:28) nuestro interés está en uno en particular.

    Los escritores del Evangelio nos describen a este hombre. Ellos nos dicen que las personas de la región tenían tanto miedo de él que ellos no pasarían por el lugar donde él vivía. Él era un hombre muy violento. Él no usaba ropa. Él vivía en las tumbas gritando y clamando día y noche. Él se cortaba con piedras. Habían intentado refrenarlo pero él rompía las cadenas. No podían dominarlo. Su fuerza física era más allá de lo normal. Esa fuerza era demoniaca en origen. Él era un hombre para ser temido. Él también era un hombre para compadecerse. El hecho que él se mantenía cortando y gritando indica que él se estaba hiriendo muy profundamente. Él no podía dormir. Él estaba levantado a todas horas de la noche caminando por medio de las tumbas. Él era un hombre con un dolor y agonía profundos. Él estaba siendo torturado por los demonios que lo poseían.

    Solo podemos imaginar lo que los discípulos sintieron ese día cuando ellos vieron a este endemoniado acercándose a ellos. El miedo y el terror habrían sido naturales. El viaje a lo largo del lago, sin embargo, y haber visto a Jesús calmar la tormenta había sido una real preparación para lo que iba a ocurrir.

    Cuando el endemoniado vio a Jesús, él cayó en tierra clamando, ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? (Mateo 8:29). Lucas nos dice que el hombre lanzó un gran grito rogándole al Señor que no lo atormentara (Lucas 8:28). Hay varias cosas que necesitamos notar aquí.

    Noten primero que la voz que gritó era la voz de los espíritus malignos en el hombre. Ellos tenían el control no sólo de su cuerpo sino también de su voz. Este hombre no tenía dominio de sí mismo. Las palabras que él habló eran las palabras de los demonios dentro de él.

    Segundo, noten que estos espíritus malignos no necesitaron ninguna presentación de parte del Señor Jesús. Ellos sabían quién Él era y lo que Él había venido a hacer. Ellos estaban aterrorizados de Jesús. Ellos habían estado aterrorizando toda la región. Ellos no le temían a nadie en esa región pero cuando vieron al Señor Jesús gritaron en un completo terror. Ellos vieron en Él al que podría destruirlos y podría enviarlos a un lugar de agonía eterna. Estos demonios temieron al Señor. Ellos temieron lo que Él haría con ellos. Ellos temieron ser enviados al infierno. Ellos conocían el terror del infierno y no querían ir allí. ¡Si los mismos demonios temen al infierno cuán grande debe ser su terror!

    Noten, en tercer lugar, que los demonios se postraron ante el Señor. Estaban obligados a postrarse ante Él. Ellos sabían que estaban en la presencia de uno que era mucho mayor que ellos. A pesar de cuanto ellos lo odiaban, ellos aun así se postraron en Su presencia. Toda rodilla un día se doblará ante el Señor Jesús (Filipenses 2:10), incluso los demonios tendrán que caer a Sus pies.

    Finalmente, noten que los demonios sabían que ellos estaban derrotados. Ellos sabían que había un tiempo designado para ser juzgados e ir a ese lugar de tormento. Ellos le preguntaron a Jesús si Él había venido a atormentarlos antes del tiempo designado. Incluso Satanás sabe que su tiempo es limitado (Apocalipsis 12:12). Él sabe que no puede ganar la batalla, pero quiere hacer tanto daño como sea posible.

    Cuando Jesús vio al hombre, les ordenó a los demonios que se marcharan. Los demonios le rogaron a Jesús que no los sacara de esa región. Lucas 8:31 nos dice que le rogaban que no los mandase ir al abismo. Estos demonios temían al infierno. Ellos no querían ir allí. Ellos le rogaron a Jesús que no los enviara allá antes de su tiempo.

    Jesús le preguntó al demonio su nombre. El demonio le dijo a Jesús que su nombre era Legión. Él tenía ese nombre porque había muchos demonios. Los demonios le rogaron a Jesús que los enviara a la manada de cerdos que pacían no muy lejos en los campos.

    Con una palabra, El Señor Jesús les ordenó que fueran a la manada de cerdos. Los cerdos inmediatamente se precipitaron al despeñadero y al lago donde perecieron. Debió haber sido una visión perturbadora. Los demonios actuaron según su naturaleza destructora y mataron el hato entero de cerdos. No se nos dice a dónde ellos fueron de allí.

    Aquéllos que estaban cuidando los cerdos corrieron al pueblo y contaron lo que había pasado a la gente del pueblo. Al escuchar las noticias, ellos vinieron a ver a Jesús. Cuando llegaron, ellos vieron al endemoniado vestido y en su cabal juicio. Lucas 8:37 nos dice que ellos le rogaron a Jesús que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Lo que ellos vieron ese día era un poder mayor que el poder demoniaco que los había aterrorizado durante años. Ellos tuvieron temor de ese poder y lo que podría hacerles a ellos. Ellos no lo quisieron en su medio.

    Los profetas de la antigüedad también experimentaron esa poderosa presencia. Isaías cayó ante Dios sintiendo que moriría (Isaías 6:4-5). Juan cayó como muerto en la presencia de Jesús (Apocalipsis 1:17). Hubo un sentido imponente del poder y la presencia de Dios en ese día que causó gran temor en las mentes y corazones de aquéllos presentes. Ellos no estaban preparados para rendirse a ese poder. No estaban preparados para hacer bien las cosas y entonces le pidieron que se marchara. Hay muchas personas que están huyendo de Dios hoy en día porque ellos también tienen temor de Él y de Su poder. Ellos temen rendirse, entonces huyen por sus vidas.

    Jesús no debatió con estos individuos. Él escuchó lo que ellos dijeron y Él y los discípulos entraron en la barca para marcharse. El hombre de quien salieron los demonios rogó a Jesús que le permitiera ir con Él, pero Jesús le dijo que se quedara. Él le dijo que le contara a su familia cuánto Jesús había hecho por él y cómo había mostrado misericordia hacia él. El hombre escuchó lo que Jesús tenía que decir y fue por toda esa región proclamándole a todos los que le escucharían cuánto el Señor había hecho por él. Las personas estaban asombradas por su increíble testimonio.

    Lo asombroso sobre esta historia es que este hombre fue el único que fue conmovido ese día. Jesús cruzó el lago por él. Jesús tocó esta vida y lo envió a su camino. Este hombre poderosamente impactaría a su vez la comunidad en la que él vivía. Jesús no intentó alcanzar a esa región Él mismo. Él simplemente le dio poder a otra persona para hacerlo. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar.

    Para Considerar:

    ¿Qué nos enseña este pasaje sobre el infierno?

    ¿Qué nos dice este pasaje sobre el poder de Jesús sobre las fuerzas del infierno?

    ¿Qué aprendemos sobre la obra de los espíritus malignos?

    ¿Qué ánimo recibe usted por el hecho que el Señor puede cambiar radicalmente una vida como la del endemoniado?

    ¿Qué tarea tiene el Señor Jesús para que usted desempeñe?

    Para Orar:

    Agradézcale al Señor que Él es mayor que las fuerzas del infierno.

    Agradézcale al Señor que Él puede liberarlo de las fortalezas del enemigo.

    Pídale al Señor que le muestre su tarea en el reino de Dios.

    Tome un momento para pedirle al Señor que le revele a aquéllos alrededor de usted la realidad y el terror del infierno.

    4 - LA MUJER QUE TOCÓ EL MANTO DE JESÚS

    Lea Mateo 9:18-22; Marcos 5:21-34; Lucas 8:40-48

    De acuerdo con Marcos 5:21 y Lucas 8:40 cuando Jesús y sus discípulos cruzaron el lago después de sanar al endemoniado Gadareno, ellos fueron otra vez confrontados por una gran multitud. Lucas 8:40 nos dice que esta multitud esperaba a Jesús. Ellos vinieron con sus necesidades y cargas. Ellos querían que Jesús sanara sus enfermedades y resolviera sus problemas pero ellos no estaban dispuestos a dejarlo todo para seguirlo.

    Cuando Jesús estaba por la orilla, un principal de la sinagoga vino a Él y le pidió que viniera a su casa. Él tenía una hija joven de doce años que estaba muriendo. Él le rogó a Jesús que la tocara para que ella viviera. Jesús decidió ir con este hombre a su casa. La multitud siguió a Jesús. Lucas nos dice que la multitud oprimía a Jesús (Lucas 8:42). Ésta es solo una indicación de cuántas personas se agrupaban alrededor de Él. Muchas de estas personas estaban desesperadas. Ellos querían acercarse al Señor. Todos querían que Él sanara sus enfermedades. La única manera de llegar a

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