Aleister Crowley (1875-1947) es una figura compleja, ciertamente turbadora. Como mago gustaba de ser conocido con distintos apelativos como Frater Perdurabo, siendo algunos de ellos tan significativos como, La Bestia 666 o Baphomet. En este último caso, haría referencia al ídolo, en ocasiones representado como un andrógino macho cabrío, al que, supuestamente, los Templarios rendían culto y por el que, entre otros discutibles motivos, fueron acusados de herejía.
Crowley estuvo integrado en varias sociedades secretas, perteneciendo a la Golden Dawn (conocida en castellano como Amanecer o Alba Dorada). Tras distintos enfrentamientos en su seno, decidió abandonarla para fundar la Astrum Argentum. Igualmente, acabaría liderando la rama británica de la O.T.O. (la Orden del Templo Oriental), de origen germánico.
Aunque su concepción mágico-filosófica (Thelema) aparece principalmente desarrollada en su obra más conocida, El Libro de la Ley (1904), será precisamente en El Libro de Thoth (1944) en la que exponga la inquietante relación de un elemento tradicionalmente considerado sagrado, como es el Grial, con algo mucho más oscuro como es el luciferismo. Pero, ¿cuál es el origen de esta conexión?
¿EL CÁLIZ DE LUCIFER?
El caballero y poeta medieval alemán (1170-1220), realizó en su poema (siglo XIII), una críptica descripción de lo que es el Grial. En el Libro quinto de esta obra nos habla peregrinamente del Grial como una “cosa” que calificaba como la mayor gloria del mundo. Posteriormente, en el Libro noveno, el pagano Flegetanis volvió a referirse a él como “cosa”, apuntando que una cohorte de ángeles lo dejó sobre la tierra. Es un poco más tarde, en el mismo Libro noveno, cuando otro personaje, el ermitaño Trevizent, transmitió los secretos de Grial a Parzival, y se refirió a él como una “piedra” de la que se alimentan los caballeros de Munsalwäsche, cuyo nombre es lapis exillis, describiendo, a continuación, las conocidas propiedades que, asociadas al mismo, se relacionan con la energía vital que transmite. En una nueva alusión a los ángeles nos dice que aquellos que no tomaron partido por ninguno de los dos bandos cuando lucharon Lucifer y la Trinidad, es decir, los ángeles