Conversación existencial
DOCTOR, ¿ES POSIBLE HABLAR CON DIOS?
-Apelemos a una metáfora: imaginemos a un glóbulo rojo que tuviera conciencia de su vida individual, y se percibiera único y diferente de todas las demás células. Y que a este glóbulo se le dijera: ¿sabías que además de ti existen millones y millones de glóbulos que cumplen tu misma función, que llevan oxígeno y traen anhídrido carbónico? Y no sólo eso, sino que además están coordinadas con millones y millones de otras células que realizan tareas muy distintas a la tuya, pero que todas en su conjunto forman parte de una misma unidad? Imaginemos la sorpresa de este glóbulo, al percibir semejante contraste entre su tamaño y el de esa unidad de la cual forma parte. Si él solo se percibe a sí mismo en lo que tiene de diferente del resto, en su propio “nombre y apellido”, su sensación de pequeñez sería enorme, casi innombrable…