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A primera vista quizá podrían parecer madre e hija, porque se llevan 20 años, pero son amigas y comparten, además de su origen corso, su pasión por la artesanía y el trabajo hecho a mano, y la comunicación. Su primer encuentro, promovido hace unos años por un amigo común, fue un flechazo profesional. Se aliaron al instante, incluso sin saber qué clase de actividad harían juntas. Pero para ponerse manos a la obra –o mejor, para meter las manos en la masa (de arcilla)–, lo primero era formarse: en paralelo a su actividad profesional, France Bocognani logró un certificado de aptitud profesional de cerámica en Aubagne; Caroline Bartoli hizo lo propio en el taller de la artista Maggy Champsaur. Pronto llegó el primer encargo para el dúo: una vajilla de 70 piezas para el restaurante Maison Bohème, en Marsella.