
Hacia el 2000 a.C. llegaron a la meseta central de la península de Anatolia o Asia Menor (en la actual Turquía), gentes cuyo origen todavía se desconoce, pero que tal vez procedieran de alguna región próxima al mar de Azov o incluso al Mar Negro, en la actual Ucrania. Por aquel entonces, las pequeñas colonias mercantiles asirias instaladas en Anatolia habían comenzado a disgregarse y los recién llegados hititas se mezclaron con los dos pueblos autóctonos: los hurritas y los hatitas (o hatianos), cuya presencia había bautizado a esta zona como el País de Hatti.
La fragmentaria información que nos ofrecen las tablillas de la época comienzan a relatarnos la “proto-historia” de los hititas hacia el 1700 a.C., cuando se mencionan a Pithana y asu hijo Anitta, autoproclamados caudillos del reino Kussara (ciudad de Anatolia). Desde el sur de la península, estos reyes hititas, centralizaron su poder en la ciudad de Nesa –que los asirios llamaron Kanesh y que se corresponde con el actual yacimiento de Kültepe–, por lo que se autodenominaron nesitas y, desde aquí, habrían comenzado a extenderse hacia el norte arrebatando territorios a los hatitas.
En esta campaña de conquistas, Anitta, mucho más beligerante que su padre, habría llegado hasta las puertas de la misma capital de los hatitas, Hattusa. Es aquí donde cuenta la crónica de la Proclamación de Anitta, que, la resistencia ofrecida por rey de