Situada en el valle de Jackson Hole, bajo las enormes montañas de la cordillera Tetón, parece que Jackson se mantiene intacto al tiempo. Con más de 200 años de historia, este pueblo fue clave para explorar el inhóspito norte del Viejo Oeste durante el siglo xix, cuando los colonizadores luchaban por sobrevivir en un territorio con clima gélido habitado por comunidades nativas. Sin embargo, su aire vaquero y los guiños a las culturas que alguna vez ocuparon la zona recuerdan que este siempre ha sido el hogar de distintas tradiciones, con años de historia grabados en cada edificio y acera de madera, e incluso en las pendientes de la montaña que da nombre al Parque Nacional Grand Tetón.
“Cuando me mudé aquí, de adolescente, no era muy feliz”, dice Laura Krusheski, nuestra guía en un safari de avistamiento silvestre. Proveniente de la urbana Nueva Jersey, en Wyoming pronto