
n 1915, cuando el hielo hundió la embarcación , el explorador Ernest Henry Shackleton y su tripulación cuando se abría paso a través de las banquisas gruesas de la Antártida. Debido al clima traicionero, asegurar las cámaras a bordo fue todo un reto. “Era tan ventoso que tuve que utilizar todo el peso de mi cuerpo para retener mi tripié”, afirma.