Con el rostro visiblemente cansado, en su primer mensaje en Sao Paulo como presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva inició con clara invocación religiosa:
“Quiero empezar agradeciendo a Dios. En mi vida entera siempre pensé que Dios ha sido muy generoso conmigo, permitiéndome que saliera de donde salí para llegar a donde he llegado… Me considero un ciudadano que ha vivido un proceso de resurrección porque intentaron enterrarme vivo y aquí estoy.”
Lula ganó las elecciones presidenciales del Brasil con 50.9% de los votos válidos en la segunda vuelta, frente a 49.1% del mandatario Jair Bolsonaro, según datos y una constante utilización política del discurso religioso.