Con los nervios…«a flor de piel»
Para Clara González (hemos cambiado el nombre), de 27 años, los efectos de su dermatilomanía, un trastorno que le produce una ganas irrefrenables de arrancarse o pellizcarse la piel compulsivamente, son devastadores para su salud mental.
La joven tiene eczemas desde que era niña, padeció acné poco después de cumplir 20 años y durante su época universitaria desarrolló dermatilomanía, una rara condición a la que también se conoce como trastorno por excoriación. «Me afectó muchísimo psicológicamente, más de lo que me daba cuenta entonces», nos dice. «Me hacía sentirme muy cohibida porque la gente hacía comentarios. Y también experimenté acoso escolar durante mi adolescencia cuando era mucho peor en mi rostro. Personalmente, no tuve mucho apoyo psicológico y hay mucho estigma hacia aquellos que tienen una enfermedad de la piel, y una idea muy equivocada sobre la dermatilomanía.»
La mayoría de nosotros nos rascamos la piel de vez en cuando, pero si tienes dermatilomanía, lo haces de