El próximo 3 de noviembre llega a SYFY la segunda temporada de Chucky, la serie creada por Don Mancini que sirve como secuela y reboot de la saga de películas originales, y que lleva a nuestro muñeco diabólico favorito a un pequeño pueblo donde causar nuevamente el terror, aunque detrás de todo ello se encontrase un terrible plan que podía causar estragos en todo el país. La serie se saldó con un enorme éxito de crítica y público, y la segunda temporada es uno de los proyectos televisivos más esperados de este otoño. En unos días podremos disfrutar de ella.
La pasada temporada una de las mayores sorpresas que nos encontramos fue. Cuando pensábamos que la saga estaba concluida, que no había forma de seguir contando historias relacionadas con ella y que incluso el parecía no haber funcionado por completo, surgió una serie de parte del guionista de casi toda la saga, Don Mancini, quien además llevaba mucho tiempo intentando continuar con la franquicia y que estaba bastante disgustado con el , ya que le había cortado las alas a posibles continuaciones a y , ambas dirigidas y escritas por el propio Mancini en 2013 y 2017. ¿Por qué no dejar descansar al menos la franquicia durante un tiempo? Ponerla en barbecho hasta que apareciese una idea con fuerza o al menos la audiencia mostrase interés por un regreso de los personajes. Lo que Mancini hizo, en su lugar, fue proponer un proyecto televisivo, donde podría tener tanta o más libertad creativa, y atraer a otro tipo de audiencia dentro de las cadenas televisivas. Evidentemente, por el volumen de sangre que necesitaría una serie basada en estos personajes, debía ser televisión por cable, y así se llegó a la colaboración entre la cadena SYFY y el creador, con una serie que iba a ser una revolución en la saga y que renovó el interés por estos personajes, sin dudar nunca en presentar un universo ya creado desde los años ochenta. Es decir, aquí tendremos a personajes desde los que aparecieron en la primera película, como Andy, Tiffany o Nica, que definen tres etapas del personaje.