SALTILLO, COAH – Han pasado más de 22 horas del descarrilamiento del tren. Es la noche del viernes 6 de octubre de 1972. Los miembros de la tripulación de la máquina con matrícula 8402-5, propiedad de Ferrocarriles Nacionales de México, son trasladados a la penitenciaría de Saltillo, Coahuila, acusados de los delitos de daño en propiedad ajena, “homicidio colectivo” y violación a las vías de comunicación, con lo que pueden alcanzar penas de 30 años en prisión.
Los exámenes médicos muestran que –supuestamente– estaban en “estado de ebriedad”, además de que testigos refieren que cuando ocurrió la tragedia los acompañaban mujeres “de la vida galante”.
Un reporte de inteligencia del gobierno mexicano, emitido a las 22:00 horas, detalia que había mil 11 pasajeros heridos que eran atendidos en hospitales de Saltillo, Coahuila y Monterrey, y que sólo 152 cadáveres habían sido recuperados entre los hierros retorcidos de los vagones volcados, algunos de éstos incendiados. Se trataba de cuerpos de “niños, mujeres y hombres, la mayoría son personas de clase humilde”.
Estos datos fueron obtenidos de los primeros reportes que se generaron a nivel federal respecto del peor accidente ferroviario de México, ocurrido a las 23:00 horas del 5 de octubre de 1972, a la altura de Puente Moreno, a unos kilómetros de Saltillo, y que dejó oficialmente 234 muertos –casi todos sin que se reconociera su identidad– y mil 200 heridos. Era un tren en el