Freddie Mercury afirmaba que «la peor enfermedad es el aburrimiento». Sin embargo, como la fiebre que hace crecer a los niños, el tedio puede ser fuente de estímulo. Para Miguel de Unamuno «hay algo de dulce y sosegador, y sobre todo de sabio, en eso que los hombres del mundo llaman aburrirse». Y es que los momentos de inactividad pueden resultar santuarios de reflexión, de generación de nuevas ideas y propósitos. El aburrimiento, en definitva, puede ser un motor de cambio.
Para Marina Fernández Barragán, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, «el aburrimiento es un estado normal en la vida, no es algo malo, es una emoción que, como todas, es útil a pesar de que nos genera sensaciones desagradables. Es importante aprender a convivir con el aburrimiento y crecer a través de él. Es una emoción útil que, al vivirla, si se sabe aprovechar bien, va a provocar que nos pongamos en acción para buscar alternativas para entretenernos».
El estado de aburrimiento es natural en el ser humano y puede ser útil si se sabe aprovechar, siempre que no se cronifique
EL INDIVIDUO Y EL ENTORNO. Para Erasmo de Rotterdam «el que conoce el arte de vivir consigo mismo no conoce el aburrimiento». Y es que el ser humano, como explica el libro La enfermedad del, de Josefa Ros Velasco, (Alianza Editorial) «es el único ser sobre la Tierra que mantiene un diálogo activo consigo mismo y que, al decir del poeta latino Lucrecio (99-55 a. C.) debe coexistir con las oscuras profundidades que lo habitan». El hombre debe aprender a aguantarse en soledad, sin la distracción de múltiples actividades que entretengan el pensamiento. El filósofo alemán Schopenhauer dio con la clave: de ser algo, el ser humano es deseo: «Continuo e insidioso deseo de ser, de tener, de representar ante los demás… Saber qué somos es el comienzo para tolerarnos, para soportarnos a nosotros mismos y para vivir una "sociable insociabilidad" con los demás». Y como la naturaleza del deseo nunca descansa, el aburrimiento está agazapado para saltar en cuanto no encontramos un estímulo que nos interese.