
La aviación ya habitaba el imaginario popular incluso antes de los primeros vuelos de los llamados “más pesados que el aire”, a principios del siglo 20. Pasados casi 120 años desde el hecho de los hermanos Wrigth con el Flyer, las máquinas voladoras siguen encantando, exhalando magia por donde pasan. No por casualidad son inspiración para artistas de diferentes vertientes. Entre ellos están los caricaturistas que, desde siempre, eternizan pilotos y aeronaves en electrizantes cómics, con historias que acompañan el desarrollo de las tecnologías aeroespaciales.
Lanzado en 1923, uno de los primeros títulos en ganar las gráficas fue Tailspin Tommy, de Glen Chaffin, con ilustraciones de Hal Forrest. En los años siguientes, surgieron varios otros cómics, como Ace Drummont, creado por Eddie Rickenbacker e ilustrado por Clayton Knight, de 1933, cuando los aviones se convertían en poderosas máquinas tanto de transporte como de guerra. Durante varios años, la aviación se ha mantenido como un tema relativamente común en el mercado de comic books, llegando hasta el espacio, como en la saga , de Jack Kirby y Wallace Wood.