2 SOÑANDO, EN PARTICULAR, CON DIOR
L HÔTEL PARTICULIERE SE UBICABA EN ESA DIRECCIÓN y Dior decidió que allí sería la casa Dior desde diciembre de 1946. Sobrio, neoclásico y de elegante sencillez, este lugar vio el nacimiento del New Look y del perfume . También fue sede de la primera boutique (adornos), como la bautizó el mismo Christian, donde de . Dos años de renovación transformaron los más de 10,000 m2 bajo la supervisión y visión de Peter Marino. La boutique se despliega en una especie de teatro o escenografía donde la obra de cada estación o de cada colección se exhibe: zapatos, el prêt-à-porter, accesorios, marroquinería, bolsas… Todo se presenta allí en un marco de parquet, vigas expuestas, molduras de madera, textiles y rosas en relieve. Tres pisos de experiencia que contienen obras de arte, muebles y textiles todo seleccionado con una curaduría excepcional para enmarcar la historia de una casa que ha desafiado tiempo y espacio en prendas, accesorios, maquillaje y hoy se presenta en exclusivas e inolvidables experiencias. En esta dirección también encontrarás un SPA y ediciones especiales y numeradas de y , la primera limitada a 100 piezas y la segunda a 1,000. Allí también se concentran los salones de alta costura y la galería que muestra la visión del fundador Christian Dior y de quienes perpetuaron la marca: Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano, Raf Simons y Maria Grazia Chiuri, la primera mujer al frente de la maison. Hay tres espacios que reflejan el gusto de Dior por la comida: Le Café Dior, Le Restaurant Monsieur Dior y la Pâtisserie Dior. Los tres con menús hechos a medida e inspirados en los valores de la marca y en la cocina francesa, un poco como los nombres deliciosos de los vestidos de alta costura con los que bautizaba sus creaciones: Caramel, Chantilly y Bonbon, por mencionar algunos. La Pâtisserie tiene vistas al jardín de rosas, pues las flores no podían faltar, ya que entre sus múltiples gustos, Dior tenía uno especial por las flores. Esta reinterpretación de la pastelería francesa es única, además de un barista que seleccionará cafés poco comunes para acompañar estas delicias. Los jardines, parte esencial del discurso de la marca, están listos para que los visites, aunque en la planta baja te sorprenderás al encontrar árboles tropicales cuyas copas deleitan el paisaje del restaurant, un jardín de invierno y manzanos y rosas —los favoritos de monsieur— todos floreciendo caprichosos en el centro de París. La Suite Dior permite al huésped guardar las llaves del 30 Montaigne tan solo por una noche. Privilegio del que pocos gozarán rodeados de mezclas extravagantes de materiales como la madera de sicómoro, mica, ónix, cuero y plumas en una paleta suave que abarca grises y beige. Hospedarte allí te abre las puertas a tener un coctel íntimo en el Salón Historique o un tour exclusivo por los talleres de alta joyería, un shopping nocturno en la boutique… tus deseos serán órdenes y la realidad será una encantadora y fascinante, una extremadamente Dior.
