Hay vida después de ‘El anillo’
Hay hombres como Felix Baumgartner que se calzan un traje de astronauta, se suben en un globo estratosférico a 38.969,3 metros y se lanzan al vacío para establecer el récord mundial de caída libre. Otros, como el Kami Rita, que wagneriano. Cuatro óperas, 16 horas de música de profundidad abisal en cuatro entregas cada cual más exigente. Pocos directores en la historia pueden jactarse de haber escalado este ‘Everest’ escrito en partitura. Ninguno puede decir que lo ha hecho con una pandemia mundial entre medias. Sin la certeza de si habría público al que mirar a los ojos, o músicos que acompasar. Sin saber bien cómo hay que situar las arpas para que la orquesta mantenga la distancia de seguridad sin que el sonido se desplome como un gigantesco castillo de naipes.
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