
BUENAS Y MALAS NOTICIAS
La nueva Ley de la Atmósfera, una norma del máximo rango para frenar la contaminación del aire que provocan coches, fábricas, calderas y demás es la buena noticia. La mala es que, si bien la atmósfera de las ciudades no está hoy más sucia que hace 20 o 30 años, cada vez se sabe más del coste en salud de los óxidos de nitrógeno, partículas y compañía.
Un estudio de la Comisión Europea concluye que la contaminación del aire provoca en España alrededor de 45.000 muertes en 2021 (en 2006 las muertes eran 16.000), el triple que los accidentes de tráfico y 10 veces más que los accidentes laborales. Según un primer estudio de Ecologistas en Acción, entre 12 y 18 millones de personas en España respiramos un aire sucio.
UN INFORME RECIENTE
La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha publicado el informe anual «La calidad del aire en Europa. Informe 2020 sobre la calidad del aire» que revela que, en conjunto, en Europa la calidad del aire en las ciudades y la mortalidad vinculada a la contaminación atmosférica han mejorado en una década, aunque sigue teniendo un importante margen de mejora, ya que todavía se registran más de 400.000 muertes prematuras al año en este terreno.
El mencionado informe indica que seis estados miembros superaron el valor límite de la Unión Europea (UE) para las partículas finas (PM2,5) en 2018: Bulgaria, Croacia, República Checa, Italia, Polonia y Rumanía. Solo cuatro países de Europa –Estonia, Finlandia, Irlanda e Islandia-registraron concentraciones de partículas finas por debajo de los valores guía más estrictos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, sigue habiendo divergencias entre los límites legales de calidad del aire de la UE y los valores guía de la OMS, una cuestión que la Comisión Europea pretende abordar con una revisión de las normas de