¿CONSPIRACIÓN ÓMICRON?
Los antivacunas se presentan como herejes enfrentados a una ciencia inquisidora, de la que denuncian su connivencia con la empresa farmacéutica, que supuestamente pretende hacer negocio comercializando fármacos que son ineficaces contra enfermedades que no existen. Lo que no cuentan los antivacunas es la historia oculta que hay detrás de su movimiento…
El movimiento antivacunas surgió en Estados Unidos en el último cuarto del siglo XIX, como respuesta a las leyes que se promulgaron a favor de la vacunación obligatoria. Aunque sus orígenes se remontan al mismo tiempo en que comienzan a desarrollarse los primeros sistemas de vacunación contra la viruela. Se tiene constancia de que, desde el siglo XV, en China –algunos indicios remontan esta práctica al siglo X– se combatía la viruela inoculando cepas debilitadas de este virus a través de la insuflación de pústulas (secas y molidas) extraídas de pacientes leves. Fue de Turquía de donde la viajera y escritora británica lady Mary Montagu (1689-1762) importó hacia 1718 esta técnica a Reino Unido: tan segura estaba de su eficacia que no dudó en aplicarla en sus propios hijos.
A finales del siglo XVIII, el trabajo pionero de lady Montagu habría servido de inspiración al médico rural (1749-1823) para el desarrollo de las primeras vacunas, después de comprobar que la viruela bovina era mucho menos mortífera que la viruela humana. Jenner observó que personas que se dedicaban a ordeñar vacas contraían esta enfermedad de los animales,
You’re reading a preview, subscribe to read more.
Start your free 30 days