EL SANTO DE LOS CHAVISTAS
El 10 de marzo de 2017, en el caserío Mangas Coveras del municipio San Jerónimo de Guayabal del estado de Guárico (Venezuela) la niña Yaxury Solórzano Ortega, de diez años, acompañaba a su padre en una motocicleta. Fue entonces cuando fueron abordados por un grupo de asaltadores que les dispararon a sangre fría. La pequeña fue alcanzada por una de las balas, que se alojó en su cabeza, dejándola tendida en el suelo en estado crítico. Tardaron cuatro horas en poder trasladar a la menor hasta el hospital más cercano, en San Fernando Apure donde, la ausencia de neurocirujanos, demoró su intervención quirúrgica hasta 48 horas.
La niña había perdido masa encefálica, por lo que el neurocirujano informó a la familia de que las probabilidades de sobrevivir eran escasas. Y en el hipotético caso de que saliera con vida, quedaría con secuelas irreversibles que afectarían gravemente tanto a su motricidad, como su memoria y perjudicando su visión, por lo que podría quedar postrada en estado vegetativo.
Desconsolada, su madre, Carmen Or, se refugió entre sollozos en su plegaria, solicitando la intercesión del santo . Según cuenta, tuvo una visión en la que el santo médico le testimonió: “No te preocupes, que tu hija va a salir bien”. Contra todo pronóstico, y aunque una tomografía confirmaba la lesión cerebral, la niña recibió el alta a los veinte días, y salió del hospital caminando por su propio pie sin ninguna secuela…
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